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Lectura, educación e IVA al Libro: ¡no basemos la conversación sólo en el precio!

Entrada de una tradicional librería chilena, en pleno centro de Santiago
Entrada de a una  librería chilena, en pleno centro de Santiago

Mucho se ha comentado últimamente respecto a la ley que rebajaría el impuesto de valor agregado (IVA) al libro en Chile, lo cual, en teoría, reduciría su precio. Lo que puedo aportar desde esta columna va en una línea recopilatoria de alguien que trabaja en fomento lector y que propone reforzar la difusión de algunos aspectos. Como por ejemplo que  la ley del IVA al libro no mejoraría los índices de Lectura en Chile, lo cual  resulta más relevante que el gravamen de impuesto.

¿Por qué tanto arrojo al señalar esto? Porque para quienes trabajamos en fomento lector y en bibliotecas el hecho que se haya masificado tanto la preocupación en el IVA a los libros, más que en la lectura, es  sintomático de la forma errónea en que se aborda el tema en nuestro país. Desde todos los frentes: desde la señora que se empina en el mostrador para reclamar al librero que leer en Chile es muy caro,  desde los profesores que creen que en las bibliotecas sólo se celebra el día del libro y se organizan cuenta cuentos, hasta el Gobierno con los últimos veintitantos años de políticas públicas culturales que no han ido en la línea adecuada.

Esta semana un buen amigo me mandó una carta al editor de El Mercurio titulada ” El tema no es la lectura, es el libro” escrita por las Directoras de la  Fundación Había una vez para la Cultura Ciudadana. Además de sentirme reflejada en muchos de los antecedentes que aportaron Receba Domínguez, Carmen Paz Hernández y María Paz Garafulic me puse a pensar que es necesario seguir difundiendo y opinando respecto a la inestable relación entre  precio del libro y la lectura. Veamos porqué:

Cada vez  podemos ver más personas leyendo en el metro
El que quiere, puede: cada vez vemos más personas leyendo en el metro.

1) Toda ley responde a un objetivo. ¿Qué persigue ésta además de lo obvio? ¿Para qué queremos que los libros cuesten más baratos?. Al bajar el IVA, teóricamente uno de los atributos (el precio)  del producto (el libro) hará que éste sea más atractivo a los ojos de los  consumidores (los lectores).  Se supone que nosotros  compramos y/o consumimos aquello que nos resulta necesario, interesante, atractivo, inspirador, etcétera. Pero ¿Qué pasa si los chilenos no leen tanto como para que este cambio sea significativo? ¿Para que tenga un real impacto en la población?. El hecho que baje el precio no implicará que se compren más libros, no hará aparecer lectores enajenados que repleten las librerías para adquirir su lectura añorada. No generará presión de parte de los asiduos a las librerías para que las editoriales editen material de mejor calidad. Eso, en el largo plazo, no pasará ni por asomo. Como botón de muestra cito el estudio de Adimark «Chile y los libros» donde se pregunta en forma muy directa «Si los libros NO tuvieran IVA: ¿Compraría más?» El año 2066 un 60,1% responde afirmativamente, el 2008 la cifra aumentó al 65,3% y el 2010 la cifra cae al 53,7%.

2) El tema de la disponibilidad versus el  uso  -que daría para una columna aparte- se discutió durante el Gobierno de Michele Bachelett cuando se repartieron los maletines  literarios: el simple hecho que una familia haya tenido acceso a estos libros no significó que sus hijos los leyeran. Quizás sucedió… pero no tenemos idea. De hecho, hasta el día de hoy no hay informe que hable del resultado de esa “campaña” e inversión del MINEDUC. Les aseguro que si hubiese tenido los resultados esperados  nos habríamos enterado para generar,  desde ahí, nuevas formas de hacer leer a los chilenos.

3) Pero ya que estoy en esto, me permito ir un poco mas allá y señalar que en Chile hay bajos índices de lectura y no se compran libros porque-entre otras muchas razones-  el promedio los chilenos no entendemos lo que leemos.  Lo curioso y tremendo de esta situación es que en los establecimientos educacionales,  en las bibliotecas escolares, en los CRA -Centros de Recurso al Aprendizaje-  y en las bibliotecas universitarias parece haber una disociación entre: a) el aprendizaje, b) el estudio, c) la lectura, d) la conducta lectora y e) los niveles de comprensión de lectura. Frente a este panorama, permitan que esta bibliotecaria se sienta -aunque sea un poco- desconcertada frente a toda la difusión que genera el tema del IVA en los libros. Creo que hay otras cosas que priorizar. Y con esto no quiero que se entienda que estoy a favor del IVA en los libros. Pero me parece que la situación debe ponderarse y contextualizarse en toda su magnitud: Quién le da vida al libro es el lector. Para que éste exista, y quiera ejercer su derecho debe tener un estímulo, un impulso. Y éste no pasa, necesariamente por pagar  mil  o dos mil pesos menos en la librería más cercana. Muchos de los lectores se consiguen libros entre sus amigos, familiares, conocidos, etc. Compran en “la cuneta” o en la feria usando el comercio informal (no valido este medio, sólo señalo que se utiliza aunque no sea lo adecuado) van a San Diego o a los libreros de textos usados. Etcétera. Esos lectores, a los que de verdad les gusta leer, probablemente no van tan seguido a las librerías, o quizás compran libros de vez en cuando. ¿Sabe por qué?   porque ya tienen sus “book dealer” (amigos o conocidos con los que se recomiendan e intercambian libros)  y su “red de lectura” armada hace rato. Por lo tanto, si bajan el precio del libro quizás compren algunos títulos más al año, pero eso no causará impacto  en los índices de lectura porque son personas que ya  tienen el comportamiento lector arraigado. Los estudios que hablan de este tema aluden a un grupo etario menor de 25 años, pero de todas formas dan luces sobre el hecho que las librerías no son la principal fuente de acceso a la hora de conseguir libros.

En la FILSA dek 2011 hubo ofertas de libros de mil, dos mil y tres mil pesos.
En la FILSA del 2011 hubo ofertas de libros de mil, dos mil y tres mil pesos.

4) Porque hasta ahora no he escuchado la propuesta de desarrollo, optimización y competitividad que las editoriales (pequeñas, independientes, conglomerados, etcétera) tienen que presentar a los Chilenos. ¿Cuál es su planteamiento? ¿Se ha publicado en algún medio? ¿Qué planes tienen para el corto, mediano y largo plazo? ¿De qué forma aprovecharán la ventaja de no contar con el IVA como barrera para la edición? …Mutis por el foro.

5) ¿No les parece típico de nuestra  idiosincrasia eso de arreglar la mesa del restaurant colocando una tapa de botella en una de las “patas” que cojea? . Por que claro, en vez de reemplazarla o llevarla donde un mueblista a que sea reparada, se opta por una solución puntual que no va enfocada a solucionar el problema de cuajo. Pero ¡claro! y volviendo al tema del libro, al final  puede resultar mas amable  decir: “hacemos algo por el tema de la lectura y del libro en Chile: peleamos por el IVA”. Cuando en realidad hay muchas otras cosas que podemos hacer y que implican una labor más constate, potente, compleja, profunda y reflexiva. Es cierto: la labor que hace una madre por fomentar la lectura de sus hijos no se conoce, se basa más en la intuición que en otra cosa,  y  los resultados los atisbará sólo en unos años más. Esta labor no aparece en un video de Youtube y tampoco es masificada en una campaña.

Entiendo que los temas que planteo en esta columna son de otro calibre y van más allá del IVA  al libro. Pero, si vamos a señalar que la disminución del precio de los libros incide en el nivel de lectura de los chilenos, entonces consideremos el tema en todo su esplendor.

Creo que todos los que estamos por  mejorar el acceso al libro y la lectura tenemos un deber para con nuestro entorno mediato: ¿qué hace usted en su casa, con sus amigos y familiares, con sus hijos por fomentar el acceso al libro?  quizás algunas medidas simples que al parecer no tienen gran impacto, si se desarrollan a gran escala podrían redundar en mayores o similares beneficios que los que puede traer una disminución en el IVA a los libros. ¿No es eso lo que trata de propagar la campaña de cuidar el agua y la luz? ¿Que los pequeños actos cotidianos son los que, en el largo plazo, pueden hacer la diferencia?

 

Por eso, lo invito a  firmar por el fomento a la lectura, desde todo ámbito y medio. Aunque pensándolo bien…. no firme, mejor lea.

 

¿Le interesó este tema? Sugiero profundizar esta columna con artículos publicados en otros medios

 



Estudios

Canales de acceso a los libros.

  •  Hábito lector y comprensión de lectura en alumnos de Cuarto Medio. Estudio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes

¿Dónde obtienes los libros que lees por interés personal?

  • El Placer de la Lectura. Estudio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes

Lugares en que los/las encuestados tienen acceso a los libros por región

Por Claudia Gilardoni

Bibliotecóloga especializada en conductas lectoras y alfabetización académica, ámbito en el cual ha realizado estudios documentales y de campo, así como también investigaciones experimentales para diversas entidades públicas y privadas.
Actualmente se dedica a la gestión de bibliotecas académicas en una universidad privada chilena y dirige la Fundación Leamos Más.

6 respuestas a «Lectura, educación e IVA al Libro: ¡no basemos la conversación sólo en el precio!»

Hola Claudia,

Leí toda tu interesante y MUY documentada columna, muy clever as usual.

Te encuentro toooooda la razón, el tener libros en la casa o la disminución del IVA, etc no necesariamente implica mayor acercamiento a lectura efectiva ni comprensión de lo escrito. Yo creo que ayuda, sobre todo lo primero y harto, pero, es cierto, una cosa no implica la otra. Me consta.

Por ej. en mi casa siempre ha habido libros, todos leemos muchos -mi mamá, mi papá, mis dos hermanas y yo, también mis cuñados, y mis hermanas ya les leen cuentos y les muestran libros a sus guaguas de 1 año, etc-.

Siempre fue así para mí, me refiero que siempre hubo libros, libros extranjeros inlcuso,suscripción a la NatGeo, El Mercurio, etc. Y tb en (estudié en un colegio donde era MUY habitual ir a trabajar a la biblioteca, y en la UC donde la biblioteca para la mayoría, y tb para mí, es el segundo y muy amado hogar), etc.

Pero, por ejemplo, mi nana, que nos veìa leer, que siempre vio libros encima, que le ofrecí mil veces tomarlos, verlos, prestárselos, no los pescó nunca.

Muchos estudiantes de universitarios, me consta, de universidades caras, tienen accesos a libros por dinero, en sus casas o en las bibliotecas de sus casas de estudio, y no leen… o lo hacen poco y mal… ETC.

Por otro lado, tengo un par de amigos donde en su casa no había muchos libros y ellos sí son adictos a la lectura. Bibliotecas, amigos, libros viejso, etc.

Yo soy MUY lectora y si bien antes compraba mucho, ahora me nutro sobre todo, como bien dices tú, de amigos, bibliotecas, y familia… No de librerías.

PERO como también dices tú, es más fácil mejorar la cojera del restuarant con una tapita de bebida que haciendo las mesas bien desde el ppio (tomando las medidas necesarias para q la cojera no se de, como en la mayoría de los rest del mundo; o en su defecto llevarla al mueblista). Aquí «la tapita» de la mesa del rest es bajar el precio de los libros, y sí, ayuda, obvio, pero no implica mayor lectura.

También sabemos que este es un problema que tiene q ver con muchas otras cosas -la calidad y el acceso a la edu-, la angustia por sobrevivir de mucha gente q está endeudada hasta por el año 3000 por falta de rentas decentes, de trabajos, problemas de saluds, etc.O sea de satisfacer necesidades básicas q explican q aunq baje el precio de los libros, eso sigue siendo una NO prioridad. Pues su preocupación por la lectura es equivalente a si vienen los venusianos…

Y sí, sería ideal que el tema se abordara en serio, en forma global, como en Aussi o Finlandia, pero estamos en Chile, el país de las tapitas en el rest… y al menos poner la tapita, puede solucionar un porblema puntual por un rato… lo que ayudará a evidenciar q esa no era la solución completa ni final, pero sí puede ser un principio para volverse un catalizador y creo que es ahí donde hay que apuntar…

Tú estas a años luz de eso, y vislumbras la insuficiencia, pero bueno, hay que arriar a los menos doctos… y quizá esto puede ser un buen pasto para comenzar…

Cariños,

Katina

Hola Katina, gracias por compartir tus recuerdos y opiniones.Claramente la conducta lectora se forma en el hogar, cuando se es pequeño. Pero muchas personas no han tenido ese entorno, y creo que es ahí donde se necesita más fuerza y ahínco. Si se baja el precio del libro, es una medida que apoya y que da una buena señal, pero una señal sin una guía queda sólo en eso. Y lo que a veces tememos es que las cosas queden sólo en eso, en el tema de moda. Por eso, el llamado es a apoyar todas las iniciativas en pro del fomento lector, pero también a participar: proponer, realizar acciones, conversar de libros ¡incluso prestarlos!. Un ejemplo de buena iniciativa es http://www.librolibrechile.cl
En Leamos Más Queremos armar un banco de ideas de fomento lector, así que bienvenidas aquellas con las que puedas aportar. Saludos

Creer que bajar el precio aumentará el número de lectores es un error, lo que se producirá es que aquellos que leen y que compran sus libros tengan un mayor poder adquisitivo, lo que hará que también regalen más libros, que es UNA de las medidas para fomentar la lectura, pero no es la única.
Además las bibliotecas podrán adquirir más libros con el presupuesto que se les asigna, pero así como bien se comenta en esta nota, no aumentará el número de lectores, sino que aumentarán las visitas de quienes ya acuden a esas bibliotecas habitualmente.
Quiero creer que el quitar el IVA en los libros es la primera de muchas ideas para lograr una buena educación en nuestro país; que por supuesto debe partir en el hogar y ser complementada en el colegio; que va de la mano con que seamos todos buenos lectores y lo más importante, que entendamos lo que leemos.

Leopoldo, que bueno que sacas a colación el tema de las bibliotecas. Creo que es ahí donde más se notaría el beneficio de una rebaja en el IVA del libro. En compras masivas, en el alto volumen, en la posibilidad que un lector tenga una gran variedad de títulos donde elegir sus lecturas, para que regrese frecuentemente.
La comprensión de lectura mejora de la mano con la frecuencia lectora. Es un círculo virtuoso. Así que si eres buen lector -como pareces serlo- sigue leyendo siempre y cuando puedas, porque eso permite ir profundizando en nuevos estadios de comprensión, interpretación y relación de lo leído. Y mientras más se entiende algo, más se aprecia, ¿no?
saludos!

De tanto en tanto renace la trasnochada idea, con pretensiones de campaña, de eliminar el IVA a los libros, porque aseguran sus voceros (sin ningún estudio que lo compruebe) que ese oprobioso gravamen sería el responsable de los bajos índices de lectura. Cuando esto ocurre, son muchos los crédulos que se suman y firman manifiestos en ese sentido. Pronto, afortunadamente, la seudo campaña se desvanece y vuelve a dormir hasta que nuevos «iluminados» la despiertan, covencidos que han descubierto la panacea, la llave que abrirá las puertas de las librerías a los miles de ansiosos nuevos lectores a quienes el Servicio de Impuestos Internos los tenía impedidos de saciar sus ansias de lectura.
Obviamente no pasa de ser una ilusión y, no se puede dejar de agregar que, ante una eventual baja o eliminación del impuesto a los libros,se produciría una inmediata presión por hacer lo mismo con muchos otros productos considerados, a la hora de los quiubos, como más importantes e imprescindibles, como los alimentos, los remedios y una larga lista fácil de imaginar.
El fomento lector, como muy bien lo sabe Claudia, autora de esta certera columna,depende de diversos factores que no se relacionan con la carga impositiva de los libros.
Me parece que estamos mal acostumbrados a creer y asegurar que los problemas se resuelven exclusivamente con la promulgación de leyes, generación de decretos y reglamentos o, como en este caso, por la exención fiscal.
Así, por ejemplo, combatimos los crecientes índices de gordura con la llamada «Ley del Super 8»; la adicción al tabaco, con restricciones en restaurantes y otros sitios; la conducción de vehículos motorizados bajo la influencia del alcohol, con la conocida y temida «Ley de Tolerancia Cero» y así sucesivamente, engrosamos los códigos y tranquilizamos las conciencias, mientras los problemas siguen gozando de «buena salud».

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