Este festival reúne a escritores y artistas de nivel internacional y se realiza en forma simultánea en Buenos Aires, Montevideo y Santiago. En nuestro país, se celebrará del 26 al 29 de septiembre. Todas las actividades están detalladas en el programa diario. El acceso a las actividades es libre y gratuito hasta colmar la capacidad de las salas, pero se requiere una inscripción previa por mail a: [email protected]
En Chile, FILBA lleva tres años convocando a escritores internacionales, y generando un espacio de intercambio interdisciplinario entre literatura, música, cine, pintura, y otras disciplinas.
Este año los invitados internacionales son Alberto Barrera Tyszka (Venezuela), Tao Lin (Estados Unidos), Horacio Cavallo (Uruguay), Catherine Millet (Francia), David Foenkinos (Francia), Cristián Alarcón (Argentina/Chile) y Hernán Ronsino (Argentina). Los representantes nacionales son variados, entre ellos: Claudia Apablaza, Jorge Baradit, Luis Barrales, Soledad Bianchi, Álvaro Bisama, José Benmayor Mansilla, Álvaro Bley, Aníbal Bley Alejandro Cabrera, Soledad Camponovo , Alejandra Costamagna entre muchos otros.
Ciertamente las ferias de libros -además de ser muy entretenidas- concitan mucho de interés de parte de diversos actores: bibliotecarios, escritores, editores, libreros, distribuidores, ilustradores, promotores y mediadores de lectura, organismos culturales y educativos. La lista suma y sigue. Es que son muchos los intereses que hay alrededor de estos eventos: no sólo es mostrar la producción editorial de un país o continente. También se genera un polo de negocios y vínculos comerciales que difícilmente se logra en otras instancias.
En ese sentido, la Feria internacional del libro de Guadalajara (FIL) es uno de los eventos anuales más importantes en Hispanoamérica, la segunda en términos de presencia editorial después de Feria del Libro de Fráncfort y segunda, también, en términos de público después de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Los objetivos de esta feria -que cumple 25 años de trayectoria- van desde lograr que los profesionales del libro y expositores asistentes encuentren un ambiente de negocios óptimo, llegar a un público lector ávido de conocer a autores clásicos y nuevos, adquirir las novedades más recientes del mercado y en general presentar la producción cultural asociada a la industria del libro. Nuestro país hace eco de ello, en parte porque es invitado de honor este año, y también porque el mercado editorial nacional necesita posicionarse en el extranjero. La competencia es ardua, y no sólo considera aspectos como lectura en impreso o en digital. También hay aspectos relacionados con una industria en Chile que está alicaída y que necesita generar más atención para aumentar su margen de ventas, ser más competitiva y, en lo posible, exportar a mercados extranjeros que son más potentes, como es el caso de España, México y Argentina. Es por ello que la Dirección de Promoción de Exportaciones Pro Chile -organismo Gubernamental que apoya la exportación nacional- apoyó fuertemente a la delegación chilena.
Y es que la semana pasada el aeropuerto de Santiago debe haberse visto con una horda de compatriotas viajando a Guadalajara. Partió una delegación oficial de 300 personas con camas y petacas para representar a Chile. A ellos se sumaron otros interesados que quisieron estar presentes. Fue así como editores, ilustradores (La FILtiene un programa especial para ellos) y escritores que no estuvieron en la comitiva oficial decidieron asistir por iniciativa personal con el fin de dar a conocer su trabajo en otras latitudes. Este es el caso de Quilombo Ediciones, Cuatro Propio, la Galería Plop, Pehuén Editores, LOM. También hay editoriales académicas, como es el caso de Ediciones UTM, Ediciones Arq. de la PUC y otras que han querido promocionar la edición técnica y universitaria.
En este contexto, lleno de ansias y expectación por lucir la producción editorial, Chile se presenta con todo una plataforma artística: grupos musicales como Los Bunkers y Los Jaivas -quienes actuaron en la inauguración de la FIL- así como una delegación de actores ya que se contempla la presentación de dos obras chilenas coproducidas por la Fundación Teatro a Mil: Villa+Discurso, aplaudido trabajo del dramaturgo Guillermo Calderón que se estrenó en Santiago a Mil 2011 y Cristo de la Compañía Teatro de Chile.
El stand de Chile
Chile se afanó con arquitectos y diseñadores en montar un pabellón de 914 m² de superficie a la altura de las circunstancias. Fue así como creo una casa de madera, una casa abierta que permitiese mostrar en plenitud toda su riqueza literaria. A este respecto la arquitecta de la agencia que se hizo cargo del proyecto, Magdalena Moreno, señaló que «nuestro stand es un poema porque es una casa abierta. Esta casa demuestra dónde está su cultura de Chile en este momento».
El diseño de su pabellón dentro de la feria, el cual fue planteado como una gran casa abierta en la que el visitante pudiese sentir el calor de hogar y al mismo tiempo como si estuviera en una gran librería moderna y minimalista. Los responsables de este vistoso stand y de su concepto, basado en un enorme deck de madera y mobiliario de paso, son la agencia DAW, Diseño y Arquitectura. La revista Más Deco publicó un reportaje especialmente dedicado a este tema, en el que Macarena Aguilar, directora de la Agencia, comenta «El concepto principal fue el de una gran «casa abierta», un lugar que congregara a los visitantes a conocer el capital cultural de nuestro país. Además, quisimos darles protagonismo a los libros al utilizarlos como una piel transitoria que aporta colorido al interior con los
lomos y blanco al exterior con el papel». Respecto a las razones que los llevaron a escoger este diseño Aguilar especifica: «La apuesta está enfocada en el lector, organizando la muestra por temas y no necesariamente por editoriales. Desde esta concepción, se trabajó el pabellón como una gran librería abierta. Nuestro diseño nace desde las personas, desde cómo el visitante se aproximaría y experimentaría el espacio cultural de Chile.». El diseño incluye un auditorum que funciona como espacio informal de lectura.
Éxito para Chile
Han pasado escasos 4 días de haber abierto su stand, y Chile ya se vislumbraba como uno de los imperdibles del importante evento literario. Y cómo no, si apenas se abrieron las puertas, los asistentes ingresaron en masa al pabellón para conocer los títulos de los autores nacionales. Éste cuenta con 21 mil libros a disposición, en diferentes ramas y pertenecientes a ochenta editoriales que causaron sensación entre el público y la prensa acreditada presente en la jornada inaugural.
Si le interesa seguir paso a paso as actividades de la FIL, le sugerimos su página en Facebook
Mucho se ha comentado últimamente respecto a la ley que rebajaría el impuesto de valor agregado (IVA) al libro en Chile, lo cual, en teoría, reduciría su precio. Lo que puedo aportar desde esta columna va en una línea recopilatoria de alguien que trabaja en fomento lector y que propone reforzar la difusión de algunos aspectos. Como por ejemplo que la ley del IVA al libro no mejoraría los índices de Lectura en Chile, lo cual resulta más relevante que el gravamen de impuesto.
¿Por qué tanto arrojo al señalar esto? Porque para quienes trabajamos en fomento lector y en bibliotecas el hecho que se haya masificado tanto la preocupación en el IVA a los libros, más que en la lectura, es sintomático de la forma errónea en que se aborda el tema en nuestro país. Desde todos los frentes: desde la señora que se empina en el mostrador para reclamar al librero que leer en Chile es muy caro, desde los profesores que creen que en las bibliotecas sólo se celebra el día del libro y se organizan cuenta cuentos, hasta el Gobierno con los últimos veintitantos años de políticas públicas culturales que no han ido en la línea adecuada.
Esta semana un buen amigo me mandó una carta al editor de El Mercurio titulada ” El tema no es la lectura, es el libro” escrita por las Directoras de la Fundación Había una vez para la Cultura Ciudadana. Además de sentirme reflejada en muchos de los antecedentes que aportaron Receba Domínguez, Carmen Paz Hernández y María Paz Garafulic me puse a pensar que es necesario seguir difundiendo y opinando respecto a la inestable relación entre precio del libro y la lectura. Veamos porqué:
1) Toda ley responde a un objetivo. ¿Qué persigue ésta además de lo obvio? ¿Para qué queremos que los libros cuesten más baratos?. Al bajar el IVA, teóricamente uno de los atributos (el precio) del producto (el libro) hará que éste sea más atractivo a los ojos de los consumidores (los lectores). Se supone que nosotros compramos y/o consumimos aquello que nos resulta necesario, interesante, atractivo, inspirador, etcétera. Pero ¿Qué pasa si los chilenos no leen tanto como para que este cambio sea significativo? ¿Para que tenga un real impacto en la población?. El hecho que baje el precio no implicará que se compren más libros, no hará aparecer lectores enajenados que repleten las librerías para adquirir su lectura añorada. No generará presión de parte de los asiduos a las librerías para que las editoriales editen material de mejor calidad. Eso, en el largo plazo, no pasará ni por asomo. Como botón de muestra cito el estudio de Adimark «Chile y los libros» donde se pregunta en forma muy directa «Si los libros NO tuvieran IVA: ¿Compraría más?» El año 2066 un 60,1% responde afirmativamente, el 2008 la cifra aumentó al 65,3% y el 2010 la cifra cae al 53,7%.
2) El tema de la disponibilidad versus el uso -que daría para una columna aparte- se discutió durante el Gobierno de Michele Bachelett cuando se repartieron los maletines literarios: el simple hecho que una familia haya tenido acceso a estos libros no significó que sus hijos los leyeran. Quizás sucedió… pero no tenemos idea. De hecho, hasta el día de hoy no hay informe que hable del resultado de esa “campaña” e inversión del MINEDUC. Les aseguro que si hubiese tenido los resultados esperados nos habríamos enterado para generar, desde ahí, nuevas formas de hacer leer a los chilenos.
3) Pero ya que estoy en esto, me permito ir un poco mas allá y señalar que en Chile hay bajos índices de lectura y no se compran libros porque-entre otras muchas razones- el promedio los chilenos no entendemos lo que leemos. Lo curioso y tremendo de esta situación es que en los establecimientos educacionales, en las bibliotecas escolares, en los CRA -Centros de Recurso al Aprendizaje- y en las bibliotecas universitarias parece haber una disociación entre: a) el aprendizaje, b) el estudio, c) la lectura, d) la conducta lectora y e) los niveles de comprensión de lectura. Frente a este panorama, permitan que esta bibliotecaria se sienta -aunque sea un poco- desconcertada frente a toda la difusión que genera el tema del IVA en los libros. Creo que hay otras cosas que priorizar. Y con esto no quiero que se entienda que estoy a favor del IVA en los libros. Pero me parece que la situación debe ponderarse y contextualizarse en toda su magnitud: Quién le da vida al libro es el lector. Para que éste exista, y quiera ejercer su derecho debe tener un estímulo, un impulso. Y éste no pasa, necesariamente por pagar mil o dos mil pesos menos en la librería más cercana. Muchos de los lectores se consiguen libros entre sus amigos, familiares, conocidos, etc. Compran en “la cuneta” o en la feria usando el comercio informal (no valido este medio, sólo señalo que se utiliza aunque no sea lo adecuado) van a San Diego o a los libreros de textos usados. Etcétera. Esos lectores, a los que de verdad les gusta leer, probablemente no van tan seguido a las librerías, o quizás compran libros de vez en cuando. ¿Sabe por qué? porque ya tienen sus “book dealer” (amigos o conocidos con los que se recomiendan e intercambian libros) y su “red de lectura” armada hace rato. Por lo tanto, si bajan el precio del libro quizás compren algunos títulos más al año, pero eso no causará impacto en los índices de lectura porque son personas que ya tienen el comportamiento lector arraigado. Los estudios que hablan de este tema aluden a un grupo etario menor de 25 años, pero de todas formas dan luces sobre el hecho que las librerías no son la principal fuente de acceso a la hora de conseguir libros.
4) Porque hasta ahora no he escuchado la propuesta de desarrollo, optimización y competitividad que las editoriales (pequeñas, independientes, conglomerados, etcétera) tienen que presentar a los Chilenos. ¿Cuál es su planteamiento? ¿Se ha publicado en algún medio? ¿Qué planes tienen para el corto, mediano y largo plazo? ¿De qué forma aprovecharán la ventaja de no contar con el IVA como barrera para la edición? …Mutis por el foro.
5) ¿No les parece típico de nuestra idiosincrasia eso de arreglar la mesa del restaurant colocando una tapa de botella en una de las “patas” que cojea? . Por que claro, en vez de reemplazarla o llevarla donde un mueblista a que sea reparada, se opta por una solución puntual que no va enfocada a solucionar el problema de cuajo. Pero ¡claro! y volviendo al tema del libro, al final puede resultar mas amable decir: “hacemos algo por el tema de la lectura y del libro en Chile: peleamos por el IVA”. Cuando en realidad hay muchas otras cosas que podemos hacer y que implican una labor más constate, potente, compleja, profunda y reflexiva. Es cierto: la labor que hace una madre por fomentar la lectura de sus hijos no se conoce, se basa más en la intuición que en otra cosa, y los resultados los atisbará sólo en unos años más. Esta labor no aparece en un video de Youtube y tampoco es masificada en una campaña.
Entiendo que los temas que planteo en esta columna son de otro calibre y van más allá del IVA al libro. Pero, si vamos a señalar que la disminución del precio de los libros incide en el nivel de lectura de los chilenos, entonces consideremos el tema en todo su esplendor.
Creo que todos los que estamos por mejorar el acceso al libro y la lectura tenemos un deber para con nuestro entorno mediato: ¿qué hace usted en su casa, con sus amigos y familiares, con sus hijos por fomentar el acceso al libro? quizás algunas medidas simples que al parecer no tienen gran impacto, si se desarrollan a gran escala podrían redundar en mayores o similares beneficios que los que puede traer una disminución en el IVA a los libros. ¿No es eso lo que trata de propagar la campaña de cuidar el agua y la luz? ¿Que los pequeños actos cotidianos son los que, en el largo plazo, pueden hacer la diferencia?
Por eso, lo invito a firmar por el fomento a la lectura, desde todo ámbito y medio. Aunque pensándolo bien…. no firme, mejor lea.
¿Le interesó este tema? Sugiero profundizar esta columna con artículos publicados en otros medios
La polémica frase que brinda título a este artículo es de Christopher Kelty, profesor de la Universidad de California, frente al cierre de la librería virtual «Library.nu». Kelty señala además que el centro de la discusión debería estar entre la idea de criminalizar el acceso a los libros “ilegales” contrapuesto al asunto de compartir conocimiento.
La historia de Library.nu (también conocida como «Gigapedia») y del cierre de su sitio -el cual albergaba miles de libros en línea en forma gratuita- fue el broche de oro que marcó la contienda ganada por la coalición de 17 editoriales que exigieron su clausura. La misma coalición que ya bajó a Megaupload y apretó a The Pirate Bay, entre otros. Sin embargo, ante la ausencia de un reemplazo considerable en relación con la oferta que había logrado Library.nu, instituciones y organizaciones que bregan por los derechos de los lectores, profesores y estudiantes se preguntan si el daño sobre el acceso a la cultura no es mayor que el daño al “derecho de autor”. Es decir, Library.nu era un problema y también una gran solución.
Las diecisiete compañías editoras se unieron desde Estados Unidos, Inglaterra y Alemania para bajar al sitio que tenía una increíble oferta de literatura universal, la cual rondaba los 400 mil ejemplares y algunos dicen que podría haber llegado al millón. Entre las editoriales en contra, están Harper Collins, Oxford University Press y Macmillan.
Lo que cuestiona y plantea Christopher Kelty, quien además de profesor es autor del libro «Two Bits: the cultural significance of the Free Software«, es que el sitio tenía principalmente libros escolares, monografías, análisis biográficos, manuales técnicos, investigaciones en ingeniería, matemática, biología y ciencia, textos con copyright pero fuera de mercado – mal y bien escaneados- en inglés, francés, español o ruso. Kelty va más lejos en su artículo “The Disapearing virtual library” al señalar que esos “bárbaros que pusieron la industria editorial de rodillas no eran otros que estudiantes de cada rincón del planeta deseosos de aprender». Eso es lo que miles de jóvenes y adultos con avidez de aprendizaje hicieron con Library.nu, en apenas unos pocos años “crearon un mundo de lectura y apostaron a compartir contenidos”.
De acuerdo a lo expuesto en su artículo, Kelty señala que los editores piensan que se trató de una gran victoria en la “guerra contra la piratería”, que va a mejorar las ganancias de la industria y les ofrecerá mayor control. Por el contrario, los mal llamados “piratas” piensan que simplemente el contenido se irá hacia otro sitio. Sin embargo, el meollo del asunto está en comprender que la demanda global por el aprendizaje y la escolarización no está siendo tenida en cuenta por la industria editorial. La gran clase media global está deseosa de compartir conocimiento. Esta vez, el argumento en contra de Library.nu todavía es más difícil de defender, ya que no se trata de entretenimiento sonoro o de jóvenes haciendo travesuras y copiando discos para que los bajen sus amigos, sino de un colosal acceso al conocimiento.
La furia por la interrupción al acceso al conocimiento se apoderó de las redes sociales, los blogs, los posts y miles de universidades de todo el mundo que habían encontrado en Library.nu un espacio para terminar con la escasez de acceso al saber, en un mundo en el que la industria editorial sigue pensando que el saber ocupa lugar y hay que pagar por él. O como dice magistralmente Kelty en un tramo de su artículo, “dentro de poco, leer será tener una copia ilegal de un libro en el cerebro”.
Artículo escrito por Mariano Blejman (@blejma) y extraído de a edición en línea del periódico argentino página 12
Si, algo pasa en las librerías que visito y también en aquellas por las que tú sueles pasar (ya sea vitrineando, enterándote de las novedades o comprando). Y es que desde siempre la lectura, el libro y las librerías dan para mucho.
Es por eso que la CEGAL (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros) decidió instaurar este año -y por primera vez- el Día de las librerías. La idea es hacer una mezcla entre lo festivo y lo comercial que favorezca a los ciudadanos en general, a quienes leen y a quienes no son tan asiduos a esta práctica. Y, para concretar la idea, este viernes 25 de Noviembre las puertas de todas las librerías permanecerán abiertas las 24 hrs. del día, ofreciendo su amplia diversidad en cuanto a formatos, temas, precios, diseños, etc.
Todo ello no sólo fomenta la lectura y regenera el interés en torno al libro -como objeto, bien cultural y repositorio de conocimiento- sino que también invita a más de un transeúnte a que altere su caminata y se entusiasme con la vistosa invitación de una librería. De paso, será agasajado con un 5% de descuento, con lecturas de poesía y narrativa, con actividades callejeras relativas al libro y por supuesto con una estupenda bienvenida a dejarse tentar. ¿La guinda de la torta?: a partir de las 21.20 horas, y hasta el momento de cierre, los libreros leerán en sus respectivas tiendas fragmentos de los libros que les gustan o que deseen recomendar. Entretenido y dinámico, ¿cierto?. Es una buena iniciativa que se puede pensar en adaptar a nuestras actividades culturales locales ¿o no, señores y señoras editores y libreros de Chile?
Cristóbal de la Rosa, director insular de Cultura y Patrimonio Histórico definió a los libreros como mediadores al acceso de la cultura, señalando: «El papel del librero es un papel de introducción a determinados contenidos, de difusión de esos contenidos, de guía de los lectores y creadores de un pequeño hogar que uno se siente cohabitando el espacio de los libros».
Felicidades a todos los libreros en España y en todo el mundo. Y en especial felicidades a los lectores, porque no somos tan pocos como se suele creer.
PES.- La Fundación Germán Sánchez Ruipérez ha puesto en marcha una comunidad 2.0 con orientación global, dedicada a proporcionar instrumentos para el fomento de la lectura a familias, profesores y bibliotecarios. El objetivo de ayudar a la constitución de una comunidad mundial en torno a la lectura y la alfabetización digital es la causa de que se haya lanzado en las dos lenguas principales de comunicación del mundo: el español y el inglés.
Lectura Lab es el nombre de la versión con contenidos en español y Children’s Literacy Lab es la versión en inglés.
Lecturalab.org y childrensliteracylab.org son un reflejo del I+D de la lectura que viene haciendo la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y contienen numerosos consejos prácticos para impulsar el hábito lector de los más jóvenes, ejemplificados con vídeos y otros recursos gratuitos, especialmente preparados para los padres y madres. Asimismo se ofrecen entrevistas con los principales expertos del mundo en el campo de la lectura, la educación y la cultura digital, desarrollo de actividades para la promoción de la lectura, información sobre la selección más grande del mundo de libros en español para niños y jóvenes con propuestas para cada rango de edad y gustos, acceso gratuito a la biblioteca escolar digital, reportajes sobre las ideas más avanzadas de la lectura en nuevos soportes y muchos otros instrumentos de fomento lector.
Con el lanzamiento de esta comunidad 2.0 la Fundación pone en marcha la primera iniciativa global de impulso a la lectura, orientada prioritariamente al público americano y coherente con la apertura de su Centro Internacional para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación de la Lectura (Casa del Lector) en Madrid. Lectura Lab y Children’s Literacy Lab son el anticipo de la innovación en el campo de la lectura que quiere desarrollar la Fundación en el centro dirigido por César Antonio Molina.
Lectura Lab y Children’s Literacy Lab se han concebido como una iniciativa impulsada desde España con una vocación de servir de lugar de lugar de encuentro de los interesados en la lectura tanto en las Américas y como en Europa.
Con el fin de dotarle de los instrumentos más potentes se ha trabajado con la empresa de Nueva York Amigot Interactive Agency, lo cual ha permitido a la Fundación acceder a las últimas soluciones tecnológicas en la construcción de plataformas web 2.0, estructuras de TV online, webmarketing y producción de video en HD. Otra de las novedades desarrolladas para esta comunidad es la tecnología que permite ver todas las noticias en tiempo real clasificadas por secciones en cualquier tipo de teléfono móvil.
Entre otros contenidos aparece una serie de noticias e informes con la que se quiere ayudar a los medios de comunicación proporcionando datos y documentación sobre la revolución histórica que se vive hoy en el campo de la lectura, por ejemplo: el avance del programa de investigación Territorio Ebook; el lanzamiento del estudio sobre la percepción de la lectura de los adolescentes sordos; cómo se puede gestionar el préstamo de ebooks en bibliotecas públicas; la descripción de un proyecto para fomentar la lectura utilizando los ordenadores con niños de 5 y 6 años; el informe sobre las buenas prácticas de las bibliotecas escolares más destacadas de toda España o la selección de los mejores libros infantiles y juveniles en español e inglés sobre las minorías, realizada por un equipo conjunto de especialistas de la Fundación y de bibliotecarios de prestigio de los Estados Unidos.
No entiendo muy bien las razones por las cuales el laberinto burocrático del “sistema” puede llegar a entrampar la entrega de libros a los escolares del país. Independiente que sean textos del CONACE o los libros del maletín literario de la DIBAM, el hecho es el mismo: libros que no llegan.
Respecto al maletín literario: el 2007 se informó a la ciudadanía que la DIBAM distribuiría a las familias más necesitadas 350 mil cajas llenas de novelas, diccionarios y cuentos, entre otros recursos bibliográficos. En síntesis: se quería alcanzar la quimera de conformar bibliotecas escolares básicas en las casas de las familias chilenas.
Pero, de acuerdo a lo informado por el diputado Nicolás Monckeberg y por el Consejero Regional Bernardo Vásquez, más de 20 mil de estos maletines quedaron durmiendo el sueño de los justos.La Contraloríaseñala que existen 15 mil 642 cajas sin entregar, y la auditoría del caso detectó una serie de incongruencias entre los inventarios y los maletines.
Esto es más de lo mismo, puesto que en su momento hubo mucha polémica porque la “idea” (no da para proyecto, prefiero llamarla así no más) era mala: entregar libros no significaba que éstos fuesen leídos. Y el tiempo dio la razón, al menos ahora tenemos la certeza del destino de 20 mil de estos maletines… ¿Y las otras 330 mil cajitas? Puede que no estén en bodega alguna. Puede que en su momento hayan figurado en la cuneta de la esquina de tu casa, o puede que, en efecto, hayan sido leídos por cualquiera de los niños y jóvenes de las familias para los cuales estaba destinado el programa. Nunca lo sabremos… lo curioso es que esta idea fue concebida para fomentar la lectura en hogares de bajos ingresos, pero fue una idea que nunca dio cuenta de su nivel de logro, de la que nunca hubo antecedentes respecto a su concreción.
¿Y los libros del Conace?
Sin duda el tema de los libros del CONACE es más grave, porque éstos si tenían un destino claro: profesores y alumnos. Estaba planificado entregarlos a los establecimientos municipalizados y particular subvencionados del país. Era un material esperado, especialmente en comunas con altas tasas de delincuencia y drogadicción, tales como Cerro Navia, Conchalí,La Granja yLa Pintana.
En cifras, hablamos de más de 660 millones de pesos en inversión y de más de 3 y medio millones de estudiantes que necesitaban de los textos. Respecto a su actual destino, se ha dicho que éstos están almacenados en bodegas de Correos de Chile para su distribución. También se aventura que podrían estar en la imprenta a la espera del cambio de logo del Gobierno, o que dos de los cinco textos tenían errores en la licitación y que por esa razón hubo un demora en su entrega.
Independiente de su misterioso paradero, entre estos textos destaca “Yo decido” material que debiese haber llegado a manos de los jóvenes de primero a cuarto medio. Estos textos estaban contemplados en el programa escolar, y la demora en su entrega tiene efectos con nombre y apellido. Veamos un ejemplo: en mayo de este año se firmó un convenio entre el CONACE y el Director del Liceo de Teno. El objetivo era aplicar en el aula, las estrategias educativas de “Yo Decido” considerando a los docentes, asistentes, funcionarios, alumnos, y también a padres y apoderados. No sé en que habrá quedado este convenio, si parte del trabajo se basaba en el apoyo bibliográfico que ofrecían los textos.
Lo que me molesta y preocupa es que seamos tantos los que vociferemos en pro de la lectura, que tantos nos arremanguemos trabajando desde diversos frentes, que tantos pongamos creatividad, imaginación y pasión en lo que hacemos, que tantos sepamos que nunca serán suficientes los recursos, porque lo que falta no es necesariamente plata. Lo que falta es planificación, estudios de factibilidad, análisis y evaluaciones cuali cuantitativas, gestión de calidad, medidas de revisión y seguimiento.. eso es lo que falta.
Insisto: no me interesa el color político, me interesan los resultados… y hasta aquí, señores, no veo resultados. Veo problemas. Escucho opiniones. Leo excusas. Digiero explicaciones. Si estoy ocupada en tanta actividad… ¿en que estarán los niños y profesores del Liceo de Teno?, ¿Qué habrán hecho los escolares de Conchalí y Cerro Navia en el tiempo dedicado a la clase de prevención de drogas?
Casi 10 años de experiencia en el ámbito de la lectura, los libros, bibliotecas, editoriales, planes y acciones de fomento lector, nos permiten afirmar que la visión dada por don Ignacio Paroten relación con los libros y el IVA va en sentido correcto. Pero puede ser complementada.
Para formar una sociedad «lectora» y, por ende, individuos con mayor capacidad de desarrollo humano, social y ciudadano, lo prioritario no es el precio ni el volumen de venta de los libros. El énfasis está en la necesidad de que todos, en especial aquellos que pertenecen a sectores más vulnerables, tengan acceso a la lectura. Estamos todos de acuerdo en ello. El punto es que previo a dicho acceso, debe existir interés y necesidad por parte de los individuos respecto de estos bienes culturales. Hablamos más de un intangible, la necesidad de leer, que del libro en sí mismo.
No perdamos el norte, el tema no es el libro, es el lector… la necesidad no es de un objeto, sino de una experiencia, placentera y desafiante… la lectura. Hablamos de un vínculo entre un objeto y un sujeto, y estamos limitándonos a discutir sobre las características y precio del objeto.
Desde nuestro punto de vista, el hogar, los espacios públicos, las bibliotecas, escuelas, centros culturales, universidades y otros similares son los ambientes en que se debe promover el acercamiento a la belleza de la literatura y de otras manifestaciones culturales. Estas instancias de formación han de superar con mucho la intención de subir los índices lectores en nuestro país, pues han de transformarse en ambientes ciudadanos, que enriquezcan a las comunidades a través de la convivencia y el intercambio, generando seguridad y sentido de pertenencia. Es decir, espacios en que prevalezca el individuo en relación… con otros, con los libros, con la cultura y con el todo del que es parte.
REBECA DOMÍNGUEZ CARMEN PAZ HERNÁNDEZ MARÍA PAZ GARAFULIC
Directoras
Fundación Había una Vez porla Cultura Ciudadana