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Literatura Infantil y Juvenil finlandesa

Moomin, uno de los personajes más queridos de la literatura finlandesa
Moomin, uno de los personajes más queridos de la literatura finlandesa

Suele decirse que los protagonistas de los libros infantiles son aquellos personajes con los cuales el lector puede identificarse. La literatura finlandesa no es la excepción: está llena de personajes entrañables, partiendo con el traducidísimo Moomin, creado por Tove Jansson y siguiendo con  el Comisario Nuusku y el detective Vainunen, los perros policías de las novelas de misterio para niños de la escritora Asko Sirkiä. Se podría decir que la diferencia entre la literatura finlandesa y la latinoamericana radica en la base de la cual parten los libros, lo cual se puede observar  especialmente en la literatura juvenil, algo en lo cual profundizaremos más adelante.

Capítulo aparte merecen, claro está, los personajes que reciben además una forma visual gracias al lápiz y al arte de los ilustradores. El libro ‘El Kalevala Canino’ (1992) de Mauri Kunnas, basado en la conocida epopeya nacional finlandesa El Kalevala -vale la pena mencionar que Tolkien se inspiró en dicha epopeya para su conocida saga «El señor de los Anillos» y que la lengua de las hadas surgió de su interés por el finés- es un buen ejemplo de ello. También las hermanas Nopola, con la serie de ‘Sombrero de Paja y Zapatos de Fieltro‘ la cual les ha dado fama a nivel internacional gracias a la traducción a varios idiomas (entre los cuales lamentablemente no se cuenta el español) y la versión cinematográfica de los cuentos.

Ilustraciones de Rudolf Koivu
Ilustraciones de los cuentos de princesas de Rudolf Koivu

En Finlandia los libros infantiles están a menudo llenos de esperanza y optimismo, pero no siempre ya que las contradicciones integran los fuertes contrastes de la naturaleza. Algo siempre atractivo en la literatura infantil es la frontera entre lo natural y lo sobrenatural. Lo imaginario y lo luminoso se unen a lo real y lo cotidiano, e incluso a cuestiones existenciales o a los temas más escabrosos, en lo que respecta a la literatura juvenil.

Literatura infantil y agasajo al paladar

Es bien sabido por los investigadores de la literatura infantil que las escenas de glotonería de los cuentos para niños y las escenas de amor de las novelas, dirigidas a entretener a los adultos son frutos del mismo árbol del placer. Pensemos, por ejemplo en los clásicos británicos: en el libro de Kenneth Grahame ‘El viento en los sauces’, los animales protagonistas disfrutan del contenido de una cesta de merienda que nos recuerda al cuerno de la abundancia. ‘El Osito Pooh’ de Milne se atiborra de miel con tanto afán, que se queda atrancado en la madriguera de su amigo el conejo. ¿Y qué decir de los interminables tés de la novela de Lewis Carrol Alicia en el país de las maravillas?

Los finlandeses comparten esta debilidad. En los relatos más viejos, las fiestas son como una inacabable borrachera de azúcar. En el libro de Tove Jansson ‘El sombrero del mago’ (1948), la cantidad de masa para hacer tortas es tal, que sólo la bañera puede contenerla. Fiestas de este tipo eran la cara diametralmente opuesta a una realidad que en Finlandia estaba dominada por las cartillas de racionamiento. También en el Valle de los Mumin una buena comida es el contrapunto a todo lo negativo. Así, en Las hazañas de Papá Moomin (1950), éste comenta que las razones de su huída del orfanato fueron el triste olor de las papillas de avena y la prohibición de comer panecillos con sirope. Lo contrario sucede en ‘Una noche de San Juan bastante loca’ (1954), donde Mumintrol, Esnorquelina y Fillyjonk celebran una fiesta de tortitas de lo más divertida, pero terminan de cabeza en el calabozo por destrozar una señal de prohibición.

Portada de  La casita de Onneli y Anneli
Portada de La casita de Onneli y Anneli

También en la serie Onneli y Anneli, de Marjatta Kurenniem, una de las escritoras infantiles más premiadas en Finlandia, los manjares son sinónimo de felicidad. Uno de los libros de dicha serie ‘La casita de Onneli y Anneli’ (1966) termina con el relato de una fiesta de cumpleaños en la cual todos comen helado hasta hartarse y donde unos caramelos sorpresa ocasionan una lluvia de golosinas al estallar. Algo totalmente opuesto a lo que sucede en ‘Onneli, Anneli y los huerfanitos’ (1971), donde a los niños del orfanato vecino a la casa de las protagonistas les dan siempre de comer un plato gris y espeso de salvado.

Evolución hacia lo gastronómico

Pero todo ha cambiado en los últimos tiempos: ya no se busca la compensación de la carencia por medio de la gula, sino que ahora se clama por el espíritu gastrónomico. También los menús de los libros se han internacionalizado. En ‘Sombrero de Paja y Zapato de Fieltro’ (1989), de Sinikka y Tiina Nopola, la menor de las hermanas quisiera llenarse la panza de espaguetis, y no de patatas. En otro de los libros de la serie la madre de las protagonistas se aficiona a una nueva y saludable dieta que consiste en comer exclusivamente alimentos del color de los ojos de uno mismo.

En cambio, en el libro de Elina Karjalainen ‘El Osito Uppo y tío Tontón’ (1981), la niña Reeta visita París en compañía de su amigo el oso. Ambos acaban allí por ponerse morados de helado y dedicarse a buscar trufas con ayuda del cerdito Napoleón. En una escena cómica, el perro de la familia consigue salvar la cena organizada en un lujoso hotel sustituyendo al cocinero, que se enfermó. El cachorro, que naturalmente no tiene ni idea de cocina, prepara una comida muy simple de avena que es alabada por todos los franceses invitados a la fiesta, ya que ninguno se atreve a criticar la extraña comida finlandesa.

 Salla Simukka ganadora del premio
Salla Simukka ganadora del premio Topelius de este año

El premio Topelius: reconocimiento anual a la literatura infantil y juvenil finlandesa 

Este premio, en honor al escritor, periodista, poeta e historiador finés  Zacarías Topelius, se otorga desde 1946. Este 2013 la ganadora fue la escritora, poeta y traductora Salla Simukka por sus libro ‘Sin Rastro’ (2012) y ‘En cualquier lugar’ (2012). Es interesante observar que, al igual que en nuestro país, los jóvenes finlandeses han sido presa de las sagas literarias, y esta joven galardonada es autora de la saga  ‘La nieve blanca’, la cual ha llamado la atención de numerosos lectores en todo el mundo anglo (lamentablemente aún no ha sido traducida al español).  Simukka también es editora de la revista de Literatura infantil y Juvenil Lukufiilis.

Otra instancia de premiación en el país nórdico es el Finlandia Junior Prize, el cual se entrega desde 997, en diciembre. A diferencia del premio anterior, éste se focaliza sólo en literatura infantil. El año pasado el honor fue para la escritora e ilustradora  Christel Rönns por su libro ‘El huevo extraordinario’. 

Los escritores en Finlandia son muy reconocidos y respetados. Prueba de ello es que el Consejo Nacional de Literatura les entrega anualmente fondos y subsidios para que puedan dedicarse a su labor. Adicionalmente existe la Fundación Finlandesa del Libro desde el año 1983, la cual también vela por el patrimonio literario y editorial en el país.

Literatura finlandesa a nuestro alcance

Soffi
Soffi Oskannen es una de las escritoras que se puede encontrar en librerías chilenas

En Chile  todavía no se conoce mucho la exuberante labor literaria finlandesa, en parte porque no hay traducciones de todos los escritores y  en parte, también, porque sus autores no son tan promocionados en las librerías y editoriales nacionales. Sin embargo hay  escritores que ya han dado la vuelta al mundo y que están en nuestras librerías. Una de ellas es Soffi Oskannen, otro ejemplo es Arto Paasilinna aunque éstos últimos no están dedicados a literatura infantil. Por otro lado, Nórdica Libros  (sello Español) tiene la  colección Letras Nórdicas dedicada íntegramente a traducir obras del finés al español.

Y si de escritores infantiles se trata, Tove Jansson y Mauri Kunnas han sido traducidos al español y tienen títulos como ‘La familia Mumim’, ‘Memorias de Papá Mumin’, ‘La llegada del cometa’, ‘El libro del verano’, ‘La niña invisible’, por nombrar algunos traducidos por Alfaguara, Siruela y Noguer Caralt Editores. Por su lado, Editse Editorial se ha encargado de traducir a las novelas y cuentos infantiles de Mauri Kunnas, tales como ‘La magia de Papá Noel’, ‘La vuelta al mundo del señor Kánkel’, ‘Ven a conocer el universo’ y ‘Las traviesas aventuras de Robin Hood’ .

A juicio de Leena Haapaniemi, consejera del Fondo local de Cooperación de la Embajada de Finlandia, Jansson -quien empezó a escribir después de la segunda guerra mundial- “había vivido esta época, entendía cuales eran los retos, desafíos y dificultades que los niños tenían que confrontar, miedos, tenían que sobrevivir en condiciones difíciles, a través de sus libros le abrieron un mundo de imaginación, pero enseñando valores como amistad, tolerancia, el respeto a la diversidad, fomentando el sentido común. Estos autores enseñaron a utilizar la imaginación, porque la imaginación es la madre de los inventos, en la cultura finlandesa, tal vez la imaginación e inventos son los que nos han hecho prosperar como nación. Por otro lado, Kunnas es de una generación más joven, ha tratado de abrir otro tipo de puertas para los niños a través de unos personajes creados como perros u otros animales”

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Lectores adoptan actitudes de los personajes que protagonizan su lectura

Lectores desarrollan un gesto empático, sin darse cuenta, de los personajes ficticios que protagonizan su lectura
Los lectores desarrollan un gesto empático, sin darse cuenta, de los personajes ficticios que protagonizan su lectura

La literatura es sin duda uno de los mecanismos de sobrevivencia más empáticos desarrollados por nuestra cultura y nuestra psique, una construcción que se remite a los orígenes mismos de nuestra civilización y nuestra evolución como especie. Recientemente Geoff Kaufman, investigador pos doctoral en el Dartmouth College de New Hampshire, y Lisa Libby, profesora asistente de psicología en la Universidad Estatal de Ohio, llevaron a cabo un estudio en el que encontraron que quienes leen, en un gesto empático sumamente elocuente, adoptan sin darse cuenta del todo las actitudes, pensamientos y creencias de los personajes ficticios que protagonizan su lectura, publicó la revista Medical Daily.

Kaufman y Libby realizaron seis pruebas distintas con 500 voluntarios, llegando a la conclusión de que las historias contadas en primera persona pueden transformar temporalmente la manera en que el lector se ve a sí mismo, al mundo y otros grupos sociales. En uno de los experimentos, por ejemplo, las personas que se identificaron fuertemente con un personaje ficticio que vence varias adversidades para votar, se mostraron mucho más inclinadas a votar también ellas varios días después en una elección real, esto en comparación con otros voluntarios que leyeron una historia diferente.

En cuanto a los factores que se encuentran de fondo en este fenómeno, denominado “toma de experiencia”, parece ser que uno de los más importantes es que aquellos rasgos de personalidad que el lector pudiera encontrar similares entre sí mismo y la ficción, deben aparecer pronto en la historia, de acuerdo con la publicación.

Así, en otro experimento con un grupo de 70 hombres heterosexuales que leyeron la historia de un estudiante homosexual, la aceptación de este comportamiento fue significativamente distinta según la inclinación sexual del protagonista se revelara más temprano o más tarde en la secuencia narrativa. En este caso en particular, los participantes que solo pasadas varias páginas supieron que el personaje era gay, mostraron después actitudes menos favorables hacia la homosexualidad, en contraste con aquellos que lo supieron desde un inicio. Curiosamente este mismo fenómeno se repitió con un personaje ficticio de tez negra.

Otras circunstancias como el ambiente, la constante referencia a uno mismo (que se probó poniendo a leer a los voluntarios frente a un espejo), también influyen en la generación de este tipo especial de empatía.

“Entre más recordatorios recibes de tu propia identidad personal, es menos probable que estés dispuesto a tomar la identidad de un personaje”, explica Kaufmann. “Tienes que ser capaz de llevarte a ti mismo fuera de la fotografía y perderte realmente en el libro para tener esta experiencia auténtica de tomar la identidad de un personaje”.

Por su parte Libby aclara que la “toma de experiencia” es sumamente inmersiva, pues el lector “reemplaza su yo con otro”, en un proceso natural aunque inconsciente que pocos advierten ―lo cual lo hace todavía más intenso y vívido.

Finalmente, uno de los beneficios de este efecto de la lectura sobre una persona es que, a decir de Libby, los horizontes se amplían, llevando a los lectores a relacionarse ―ya desde su pensamiento― con grupos sociales con los que de otra manera nunca entrarían en contacto.

 

Fuente: Sin Embargo, periódico digital mexicano