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Bibliotecas Comunitarias

El Fruto de los Libros cumple 8 años madurando en la Vega

El 2005, un grupo de jóvenes motivados por las artes y la cultura fundó la BiblioVega. Como toda semilla, fue necesario de abono para  germinar y  asomarse a la luz. Parte de ese abono se tradujo, ese mismo año, en un Fondo de Cultura adjudicado a través del CNCA.  Ese año se pudo implementar  una parteconsiderable de la colección bibliográfica, y el sitio web. Hoy, el abono lo conforman los lectores y el entusiasmo de quienes siguen sacando adelante este proyecto que crece en medio de los pregones de los caseros de la Vega Central.


Un cliente-lector, regateando la mejor lectura
Un cliente-lector, regateando la mejor lectura

Este sábado 30 de Noviembre se cumplen 8 años de crecimiento y desarrollo de la biblioteca  El Fruto de los Libros, iniciativa ubicada en un sector de La Vega, que busca promover el afán por la lectura entre los locatarios de esta feria y entre los clientes. La iniciativa actualmente está a cargo de Sebastián Santander (Bibliotecario Documentalista y Gestor Cultural ), Natalia Barraza ( Coordinadora de Administración y Gestión Cultural, también es  Actriz y estudia un diplomado en Bibliotecas Públicas.),  Aida Farfán (es la encargada de la BiblioVega. Trabaja además como Historiadora y Docente) , Yorka Sepúlveda (realiza trabajo voluntario en apoyo en Atención de Usuarios y en asesoramiento financiero ya que es contadora auditora)  y Cecilia Ramallo ( voluntaria en atención de usuarios. Es Historiadora y Musicóloga.).  De apoco, y durante estos años han pasado varios voluntarios, muchos usuarios y otros tantos interesados en colaborar al descubrir que dentro de la Vega Central, hay un árbol y que de sus ramas penden frutos, libros jugosos y de hojas verdes, sanos para la mente,  y deliciosos para saborear con ávidos ojos de lectores.

A juicio de sus coordinadores, la BiblioVega busca «generar instancias de lectura y valoración del libro en lugares que habitualmente están desprovistos o alejados de centros culturales. Esto se logra manteniendo esta biblioteca comunitaria auto-gestionada»

La BiblioVega entonces, se perfila no solo como un espacio de transito de lecturas, tradición oral y lectores curiosos, sino también como la oportunidad para cubrir una necesidad no satisfecha: la de un público lector incipiente, el mismo que se se asoma para descubrir y descubrirse. Hay que considerar que esta biblioteca comunitaria puede ser, en muchos casos, la única para quienes habitan o trabajan y pasan casi todo el día en el sector de la Vega Central.

Ocho años aportando color con los libros

Afiche publicitario del aniversario
Afiche publicitario del aniversario

Actualmente no sólo cumplen con el servicio de préstamo de libros -tanto por días como por horas para ser leído o revisado en las instalaciones de la BiblioVega– , también han abierto a su comunidad de usuarios otras facilidades tales como alianzas con otras instituciones culturales de la comuna, un fondo bibliográfico actualizado a través de una constante revisión de novedades editoriales y de un minucioso trabajo de descarte de algunos de los libros que han resultado dañados producto del constante ir y venir entre las manos de los muchos lectores, gestionando canje y donación de nuevos libros con instituciones públicas y privadas, realizando actividades de extensión (esta celebración es una buena prueba de ello) así como Clubes de Lectura, Talleres de Alfabetización, Talleres de Escritura, Manualidades. La BiblioVega también se ha estado perfilando como un InfoCentro, ya que la gente que transita se acerca a la biblioteca a hacer variadas consultas que siempre son cordialmente recibidas Natalie Barraza, quien atiende diariamente.

Además de las bondades ya descritas, el Fruto de los Libros cuenta con otras ventajas

  • Un equipo de 5 profesionales,  quienes trabajan en Bibliovega en forma ad-honorem, convencidos del éxito del proyecto, y en especial de la necesidad de tener este espacio de lectura en este sector de Santiago
  • Buena ubicación, ya que se encuentra en un lugar de alto tráfico
  • Más de 800 usuarios inscritos durante el último año, lectores activos quienes constantemente hacen uso del servicio de préstamo de la BiblioVega
  • Cercanía con la comunidad veguina
  • Ocho años de trayectoria y experiencioa
  • Fidelidad y constancia de los lectores inscritos

Respecto a los parroquianos de la BiblioVega, la gran mayoría  son personas que llegan a la Vega en busca de sus víveres de consumo básico. A través de estos ocho años han convertido a la biblioteca en un lugar de encuentro para su consumo básicos de lectura, considerando a los locatarios del Fruto de los Libros como a un casero más.

La celebración de este sábado 30 de Noviembre

Así luce el  kiosko del Fruto de los Libros en La Vega
Así luce el Fruto de los Libros en La Vega

 

Con esta breve reseña que hemos querido presentar en Leamos Más no quisiéramos alejar la atención del objeto principal de este post: la celebración del octavo aniversario. Esta sábado 30 entre las 11.00 y las 16.00 hrs. se realizarán diversas actividades para conmemorar los ocho años de esta biblioteca comunitaria , desde una exposición de los libros de la colección, concursos literarios, un taller de ilustración, un cuenta cuentos y para la delicia de los más pequeños habrá también un «pinta caritas. Te invitamos a  revisar el  Programa Aniversario BiblioVega.

La celebración de este fin de semana es el anticipo de una serie de  mejoras que los  coordinadores de este proyecto vienen planificando desde hace meses. Por ejemplo, muy pronto -en diciembre- sigue mejorando la infraestructura de la BiblioVega, ya que pintarán la fachada y adquirirán materiales para ordenar la disposición de los libros y  materiales de trabajo. En enero, se viene el diario mural y una intervención artística en la fachada.

 

Con el carrito de lecturas en una mano, y el de las compras en el otro

Pequeños lectores de la BiblioVega
Pequeños lectores de la BiblioVega

Nuestros usuarios-caseros tienen edades variadas, es el caso de Fernando Manríquez que con solo 4 años viene todos los sábados con mamá y papá en busca de sus libros. Todos los sábados, mamá compra, papá y Fernando leen o viceversa lo que hace el venir a La Vega un momento íntimo y de apego entre ellos. Fernando tiene muy claro el tipo de literatura que quiere, nada de dibujo, solo letras y nos ha comunicado que, cuando sea grande quiere tener una biblioteca para que todos  niños vayan a leer con sus papás. Su primera disertación la hizo sobre la Bibliovega.

Agatha también es una de nuestras usuarias más jóvenes. A sus 5 años ya tiene claro lo que le gusta, y en este momento está dedicada a las enciclopedias  infantiles. Además de disfrutar sus lecturas, le lee a su pequeña hermana de tan solo 1 año. Naturalmente la compañía de sus padres completa el cuadro de esta familia asidua a la BiblioVega.

Por otro lado están los usuarios-locatarios de La Vega Central como don Sigifredo Navarrete de 50 años, él atiende su local de papas. Le gusta la literatura rusa, las historias de revolución y también la literatura y poesía, de preferencia Neruda. Muchas veces nos ayuda abrir la BiblioVega. Entre sus costumbres de lectura podemos comentar que  le gusta leer muy temprano en la mañana, ya que disfruta su desayuno acompañado de un buen libro,   ya que llega a la Vega las 07:00 am hrs. aproximadamente.

Los coordinadores de la BiblioVega comentan que en estos años han creado un intercambio entre caseros, locatarios y visitantes, aprendiendo en conjunto los gustos y preferencias de cada uno de ellos, cosechando nuestros frutos.

 

Creemos que ya es momento de comenzar con el fortalecimiento, diseño y aplicación de actividades de extensión, de la mano con el aumento de usuarios y préstamos que realizamos por año.

 

Finalmente, y en palabras de los cinco coordinadores de BiblioVega, ninguna entidad cultural puede fortalecer sus troncos y raíces sin el apoyo de otros espacios de cultura, ya sea -en este caso- de la Administración de la Vega Central, como otras bibliotecas, centros comunitarios o culturales. Desde Leamos Más nos permitimos agregar que ese fortalecimiento también pasa al realizar actividades como esta celebración de aniversario, en el que se produce una apropiación de la BiblioVega, no sólo desde quienes van a leer y esxoger libros, también desde quienes simplemente pasan por allí y curiosean libros como si se tratase de peras, manzanas y lechugas. Son estas actividades las que permiten que todos se apropien de esta biblioteca comunitaria. Es por eso que en Leamos Más queremos colaborar con esta iniciativa dando a conocer este maravilloso espacio de lectura e invitando a que otros se sumen a celebrar un año más de vida del Fruto de los Libros.

¡Larga vida a las Hojas de los Libros de la BiblioVega!

 

En la variedad está el gusto
En la variedad está el gusto
Datos de contacto:
  • Dirección: Sector Rucaray, Vega Central, Comuna de Recoleta. Santiago, Chile. ¿Cómo llegar?
  • Horario: BiblioVega atiende a sus usuarios de martes a viernes en el horario de 10:00 a 14:00 horas; y los sábados de 11:00 a 15:00 horas. La persona encargada de la atención diaria de los usuarios es Natalie Barraza Toledo.
  • Mail Contacto: [email protected]
  • Sitio web: El Fruto de Los Libros
  • BiblioVega en Facebook
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Cápsulas Lectoras

Cápsula Lectora # 3: El primer Archivo Digital de Artes Visuales en Chile

En el subsuelo del mismo Palacio de la Moneda, el Centro de Documentación de Artes Visuales equilibra accesibilidad con la apertura de espacios para que la investigación de las disciplinas artísticas no sea tema de puros expertos.

Los más de 4 mil ítemes bibliográficos del CEDOC se distribuyen entre libros, revistas,
Los más de 4 mil ítemes bibliográficos del CEDOC se distribuyen entre libros, revistas, separatas, manuscritos, cartas, entre otros materiales.

En el tercer subterráneo del Centro Cultural La Moneda, cada cierto tiempo se pueden ver sendas cajas provenientes de distintas partes del mundo. Dentro de ellas llegan colecciones de arte sumergidas en burbujas de plástico y plumavit, que han viajado kilómetros para ser colocadas por las manos de los encargados del montaje de las exposiciones del lugar. Dos pisos más arriba, en la entrada del edificio subterráneo, los traqueteos y martillazos de la instalación irrumpen en una pequeña biblioteca que podría pasar inadvertida a los ojos de un visitante apurado. Se trata del Centro de Documentación de Artes Visuales–CEDOC- que abrió sus puertas el año 2006. Soledad García es su coordinadora desde el 2009. A ella se debe el silencioso ambiente que hoy requieren los investigadores que llegan para revisar los 4.000 ítems distribuídos  en colecciones audiovisuales y monográficas. Éstas tratan, principalmente, del arte producido en nuestro país desde los años sesenta en adelante. Para Soledad, Licenciada en Teoría e Historia del Arte y MFA en Curatoría, desde la inauguración de este espacio se han dado ciertas particularidades: “Acá hemos funcionado de manera anómala. Se hacen exposiciones y hay documentos, y antes estuvo abierto para que la gente observara y no necesariamente para investigar”, comenta. El lugar en el que se encuentra la colección dedicada a educación artística–que debe tener medidas similares a las de un conteiner- ha servido para trabajar con cerca de 130 profesores de carreras de las pedagogía en artes , diseño y otras ad-hoc al área de niveles básicos y medios; más el Archivo Histórico y el Archivo Digital que nos ocupa en esta Cápsula Lectora.

Así luce la entrada del Centro de Documentación
Así luce la entrada del CEDOC

Es que el CEDOC comparte similitudes con cualquier biblioteca y al mismo tiempo, no. Tiene libros, catálogos, revistas y ensayos, pero también afiches, maquetas de publicaciones, fotografías y material gráfico, además de registros en video y audio. El hecho de trabajar con elementos que hablan de arte o que referencian objetos artísticos es, la  mayoría de las veces, todo un desafío pues no son tan simples de catalogar, clasificar y asignar a un patrón común como puede suceder en una biblioteca más tradicional. Por otro lado, la labor de digitalización  demandó mucho esfuerzo por el material, los derechos de autor, la calidad de la imagen y otros aspectos propios de una obra artística, que difieren mucho de lo que puede ser un texto impreso.

Lograr mayor apertura a las artes visuales y propiciar la investigación

“Existe una brecha comunicacional entre el espacio universitario y el institucional. Nuestro nicho son las ciencias sociales, pero el contacto entre uno y otro no es natural, quizás los alumnos están acostumbrados a ir a exposiciones pero las relaciones más orgánicas entre uno y la institucionalidad no es tan inmediata, ahí hay un problema”, nos comenta la coordinadora del CEDOC.

En Chile, pocos son los investigadores del área de las ciencias sociales que tratan temas sobre el arte chileno en forma exhaustiva. Eso cree Soledad, por ello, al asumir la dirección del CEDOC quiso destacar la investigación por sobre todo y, para ello, comenzó el desarrollo de un Archivo Digital que reuniera todo el material físico del CEDOC, y lo volviera accesible para todo tipo de usuario que quisiera estudiar o investigar. Sin embargo el proceso ha ido más lejos. Ella y su equipo han buscado difundir el tema contactando y creando redes con universidades, para sensibilizar, estar presente y darse a conocer.

La relevancia del Archivo Digital -proyecto que se materializó en junio del 2012-  es la accesibilidad al material de investigación. El hecho que los documentos se transformen a un soporte al cual los investigadores de distintos puntos de Chile y el mundo puedan utilizarlos para sus trabajos, concreta el deseo de los bibliotecarios y de Alejandra Serrano, directora del Centro Cultural, pues de esa forma logran dejar de lado las limitaciones geográficas  y multiplicarse en la red. Para ello la difusión del Archivo Digital fue bastante importante, e igualmente estratégica. Desde la coordinación del CEDOC se desarrolló un proceso de inducción en el uso de este recurso, dirigido principalmente a académicos y estudiantes de universidades. También hubo visitas y capacitaciones en el Centro de Documentación, durante las cuales se enseñaba, computador en mano, como sacar provecho de la plataforma de búsqueda del Archivo Digital. Las notas en medios, diarios y revistas especializadas también sirvieron para que este proyecto se diera a conocer.

Efecto Dominó

Esta es la portada del sitio web que da la bienvenida a los usuarios del Archivo Digital del CEDOC
Esta es la portada del sitio web que da la bienvenida a los usuarios del Archivo Digital del CEDOC

Poco a poco la idea de desarrollar el primer Archivo Digital de artes visuales en Chile fue tomando forma en las Autoridades del Centro Cultural y también para Soledad García y su equipo. Poco a poco, también, esta idea pasó a tomar forma y se convirtió en un proyecto como tal. Soledad García nos comentó, en una de las entrevistas que gracias al Archivo Digital el CEDOC tuvo más visibilidad, y fue ganando la confianza de artistas y agentes del arte, quienes donaron material de sus colecciones. Y esa confianza se ganó  porque demostraron que no sólo podían resguardar los documentos y las obras que les hicieron llegar, sino que también podían digitalizarlas y colocarlas a disposición de cualquier persona interesada en el tema, en Chile y en el mundo. Vieron que esta plataforma funcionaba, que se estaba leyendo, que había postulantes al concurso de Ensayos (el cual ya está en su cuarta versión) y que había una mayor divulgación de las artes visuales contemporáneas en Chile.

«El Archivo Digital provocó un efecto muy positivo que significó no solamente la lectura, sino que también la retroalimentación de documentos», concluye Soledad García.

 

Otro de los efectos dominó del Archivo Digital fue el posicionamiento del CEDOC dentro del medio bibliotecario nacional, ya que este Centro de Documentación ganó, para su equipo humano-  un bibliotecólogo que llegó a hacerse cargo de los aspectos técnicos propios del mantenimiento del Archivo, tales como la sistematización y actualización  de los registros, así como también el cuidado por las directrices bibliotecarias ante los nuevos formatos y materiales que se han ido sumando. Porque no hay duda que el Archivo Digital sigue creciendo, y lo que se gestó hace unos años ya no es lo mismo que se está organizando hoy en día.

 

Chile contemporáneo a través de las Artes Visuales

 

Soledad García y Diego González, en medio  de la entrevista
Soledad García y Diego González, en medio de la entrevista

El Archivo Digital cuenta con 4.500 registros, entre los cuales se pueden encontrar materiales de las décadas ´70, ´80 y ´90 tan disímiles como documentos manuscritos, programas de festivales (algunos escritos a máquina) y cartas. También hay libros objetos (los cuales, por su naturaleza, fueron difíciles de digitalizar), catálogos, revistas  (como por ejemplo Pájaro de cuentas, Manuscritos),  separatas, e incluso libros completos disponibles para su descarga. También hay documentos inéditos y maquetas de revistas. Entre éstas se destaca la maqueta de las revistas ‘Daga‘ y ‘En Hola Gay’ (la primera publicación en Chile de 1985 que se refiere a la homosexualidad. Nunca circuló en los medios, pero en el archivo Digital se pueden ver las maquetas)

La historia contemporánea de nuestro país, en cuanto a las artes visuales, puede ser descubierta en este Archivo Digital. Un investigador, por ejemplo, puede seguir la pista a la producción artística de los ´90. En esa época la democracia ya se había instaurado en Chile, por lo tanto la circulación de material era mucho más fácil y las instituciones eran más sólidas que en las décadas anteriores. Ello permitió que se pudiese identificar el trabajo y la producción de los espacios y movimientos artísticos del periodo.  En cambio, durante los ´70 y ´80 el desarrollo artístico ocurría en espacios más aislados y privados. Los catálogos y los programas artísticos de esos años no circularon ni tuvieron distribución ya que muchos se hacían en la privacidad del hogar de alguno de los artistas o agentes del rubro. Las galerías, a veces estaban ubicadas en la parte trasera de otras tiendas de medios cercanos al artístico, aunque con un enfoque completamente comercial. Ese fue el caso de varias galerías de arte, en Santiago, que comenzaron funcionando en la trastienda de fábricas de muebles.

El trabajo no se detiene

Soledad García lideró el proyecto del Archivo Digital desde su diseño hasta la fecha
Soledad García -coordinadora del CEDOC-  lideró el proyecto del Archivo Digital desde su diseño hasta la fecha

Una de las características de un proyecto como este, es que no hay  no tienen fecha de término, y por ello necesitan seguir desarrollándose en forma permanente. No sólo en términos numéricos, también respecto a la calidad de lo que se ofrece y su alcance. En el caso del Archivo Digital la forma de asegurar que haya un permanente crecimiento es a través de labor de rastreo que realiza la coordinadora del CEDOC. Soledad  se dedica a revisar los catálogos y el trabajo curricular de artistas contemporáneos, buscando en sus exposiciones y obras un hilo cronológico que le permita seguir el rastro productivo del artista.

Gracias a ello, logra contrarrestar aquello que está disponible en el Archivo Digital, y descubrir los vacíos de los artistas. Una verdadera pesquiza digna de un detective.  Tras eso, Soledad les contactaba y les informaba la labor del Archivo Digital, dándoles a conocer sus alcances y las lagunas que hay en la colección en lo que a su trabajo se refiere. La respuesta es, la mayoría de las veces, positiva. Muchos de los artistas responden al llamado prestando sus obras e incluso donándolas.  Pero la labor no termina sólo allí, puesto que el material debe ser revisado y evaluado para saber si es factible digitalizarlo. Y una vez que se aprueba su ingreso al Archivo, comienza todo el proceso productivo que vincula al resto del equipo de trabajo del CEDOC, equipo compuesto por Horacio Valdés, quien se desempeña como referencista y Miguel Hernández, bibliotecólogo a cargo del Archivo Digital.

Otra forma de detectar vacíos en la colección es a través de las consultas de los investigadores del Archivo Digital, después de todo: ¿Quién mejor que los propios usuarios para señalar sus necesidades?.  Es una manera muy precisa para ir detectando las necesidades documentales de uno de los principales grupos de usuarios del CEDOC.  Por ejemplo, Soledad nos comenta que actualmente hay una línea investigativa respecto a la producción artística durante el periodo de dictadura militar, la misma producción que se generó desde instituciones, como por ejemplo la Universidad de Chile y la Universidad Católica. Sin duda nuevos campos para seguir investigando en nuestro país.

Salir, conocer y conversar con los otros

«Lo más importante, al desarrollar un proyecto de esta envergadura -comenta Soledad- es salir  la calle. Salir y mirar que están haciendo los otros. Informarse”. Cuando nosotros partimos con la idea de este proyecto fuimos a la Biblioteca nacional, con los archivos que ya trabajaban con plataformas digitales. Les preguntamos por sus aciertos, por aquello que habrían hecho mejor, etc. Soledad valora mucho la importancia de esta etapa de contexto, la cual no requiere presupuesto.  Sólo el interés de conectarse con los otros: con aquellos que ya tuvieron una idea similar a la tuya y que, de una forma u otra, llegaron a destino por diversa vías. Y en este sentido, concluye: «Hay que sondear que esta pasando alrededor para saber que se puede adaptar a tu espacio. Hay que tener el contexto respecto a lo que puedes hacer en tu medio, con los recursos que tienes.». Y  en ese sentido nos comenta que existe una multiplicidad de fondos concursables a nivel nacional e internacional, a los que vale la pena estar atentos pues son una excelente vía de financiamiento para proyectos como el Archivo Digital u otros similares.

Y es en esa línea que en el Centro Cultural de la Moneda están pasando muchas cosas, y un nuevo ejemplo de ello es el Archivo Digital de la Cineteca, el cual comenzó a funcionar a partir de  junio de este año. Sin duda otra aventura que será interesante de reportear en alguna de nuestras futuras Cápsulas Lectoras.


 

Soledad García, Licenciada en Teoría e Historia del Arte y coordinadora del CECOD, quien estuvo a cargo del proyecto del Archivo Digital desde su concepción, diseño y puesta en marcha. Actualmente sigue trabajando en la divulgación y acopio de más material para seguir enriqueciendo esta fuente de información en línea:

[youtube=http://youtu.be/lJOI84ZrUD8]

 

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Material de Trabajo

Bibliotecas de Aula #2: Seamos Estratégicos(as)

Se pueden hacer campañas para recolectar libros en cada curso
Se pueden hacer campañas para recolectar libros en cada curso


Hace un mes publicamos la primera parte de este artículo dedicado a las Bibliotecas de Aula. Ahora va la prometida segunda parte -y final- donde profundizo los consejos que señalé anteriormente, especificando qué, cómo, cuándo y por qué en el caso que quieran armar sus Bibliotecas de Aula o deseen mejorar la que ya tengan.

Implementar y mantener Bibliotecas de Aula requiere que cada establecimiento educacional  tenga su biblioteca escolar conformada. De lo contrario será más dificultoso mantener la biblioteca de aula  por mucho tiempo ya que no podrá ir variando  la muestra de libros, y eso podría jugar en contra del entusiasmo de profesores y alumnos.

Respecto a esto, hay dos instancias que pueden ‘revertir’ esta desventaja:

  • Aprovechar los recursos otorgados por las bibliotecas CRA del Mineduc, cuyo material no sólo incluye textos literarios sino también material pedagógico lúdico.
  • Hacer una campaña de recolección de libros entre los mismos alumnos y apoderados. También se puede contar con el recurso de las ferias libres: en ellas, siempre se venden libros usados entonces, se puede pedir a los papás y alumnos que donen libros o hacer alguna actividad como curso para reunir los fondos y designar encargados de comprarlos. Es verdad que los libros se van deteriorando pero es importante reforzar que este deterioro sea por su uso y no por descuido. Aquí también puede apoyar la bibliotecaria, enseñando técnicas de cuidado de libros.

También es fundamental que la sala cuente con un espacio físico determinado para recibir su Biblioteca de Aula. Además, este espacio debe contar con un mural o afiches de colores atractivos que señalen que están esperando por los libros en cuestión. El lugar debe ser visible y alcanzable por los niños del curso.

En esta sala, se ha dejado un espacio en el sector de atrás
En esta sala, se ha dejado un espacio en el sector de atrás

Hay que considerar el tiempo del profesor, lo cual es una inversión que puede rendir muchos frutos si se hace a la par del tiempo que dedica a preparar las clases. Se sugiere distribuir este tiempo en actividades como:

  • Diseñar y aplicar actividades para usar los libros, pero no sólo en actividades aisladas. El objetivo es usarlos en el contexto del programa de su asignatura (lenguaje, biología, química, etc.) conjugando los objetivos de ésta con los contenidos de los textos, logrando que se vayan incorporando en la medida que se avanza y profundiza en la materia.
  • Evaluar semestralmente el uso que se le ha dado a la biblioteca de aula, a los materiales y también al aprendizaje que han tenido los alumnos. Hay muchos criterios en este sentido, y cada profesor puede construir su propia pauta.
  • En función de lo anterior, ir implementando nuevas estrategias que le permitan sacar más partido de este recurso, evaluar nuevos materiales para adquirir a futuro y nuevas habilidades y destrezas que los alumnos deben ir desarrollando respecto a los textos técnicos.
  • Profundizar el nexo con el/la bibliotecóloga de su establecimiento educacional,  ya que  es quien puede colaborar en enriquecer el material de su biblioteca de aula, desarrollar estrategias para infoalfabetizar  (desarrollar estrategias para buscar y usar información) y fomentar la lectura en sus alumnos, a la par de otras actividades que se les puede ir ocurriendo en conjunto.

 

¿Qué otras estrategias puedo usar para motivar a mis alumnos a usar una Biblioteca de Aula?

 

  • Sumado a todo lo anteriormente dicho, es muy importante el incorporar a los niños a esta actividad y que ésta sea incorporada a la rutina de la sala de clases como una actividad más que los involucre. Por esta razón, se recomienda destinar a un par de alumnos para hacerse cargo de la Biblioteca de Aula, revisándola a diario, contando los ejemplares y guiando a sus demás compañeros a cuidar este material. También se puede designar un alumno al día quien, en algún momento libre ya sea al inicio de la jornada o en algún cambio de hora,  le recomiende a sus compañeros algún libro de la misma.
  • Exporar con otros aspectos del libro es una buen aidea. Siempre y cuando éstos hayan sido "dados de baja"
    Explorar con otros aspectos del libro es una buena idea. Siempre y cuando éstos hayan sido «dados de baja». Puede servir para adornar la Biblioteca de aula y coordinar el trabajo con la profesora de artes plásticas

    Respecto a la selección de libros, recomiendo que se prepare un listado variado que comprenda, además de los contenidos curriculares que los niños estén aprendiendo, material literario del gusto de los lectores: mitos, leyendas, cuentos, revistas, cómics, diarios, revistas,  etc.  Esta lista de libros puede ser organizada por el profesor jefe, la bibliotecaria o ambos.

  • Es muy importante es que se conozca el gusto de sus alumnos (después de todos, son ellos y no los adultos los que deben motivarse a leerlos)  y que el resultado final sea variado y atractivo. También pueden participar algunos alumnos en este proceso, como una forma de estímulo.
  • Una vez que el material para la Biblioteca de Aula ha sido seleccionado, se debe hacer un listado  (esto es muy importante ya que esta lista debe ser presentada a los alumnos y quedar en un lugar visible de la sala, diario mural o al lado de la Biblioteca de Aula, para que así todos los alumnos tengan acceso a ella y puedan ayudar a cuidar los libros).
  • Cuando la Biblioteca de Aula sea presentada al curso, éste debe ser un momento importante  en donde cada libro sea presentado de manera individual. Algunas ideas son: la profesora les exhibe los libros encima de su escritorio, mientras le refuerza a sus alumnos la importancia de cuidarlos y disfrutarlos, también puede leer alguno de ellos ha pedido de los mismos niños. Asimismo, resulta muy bien cuando se designan alumnos encargados de la Biblioteca de Aula, quienes deben cuidar que los libros no se caigan al suelo y que, al final del día, estén todos (según el listado ya mencionado).
  • Lo ideal es que sean lo suficientes para que los alumnos los puedan compartir entre ellos pero tampoco demasiados para que genere desorden y desinterés. Dependiendo del espacio físico, alrededor de 15 libros es una cifra buena.
  • Las Biblioteca de Aula evidencian el tipo de alumnos que hay en la sala de clases, y eso podría ser un arma de doble de filo pues nos juega a favor y en contra. Un curso con alumnos poco acostumbrados a estar en contacto  con libros y a cuidarlos, estará expuesta a que los ejemplares sean mal cuidados, se descuadernen o rayen. Esto no es problema de las bibliotecas o de los profesores o bibliotecólogos,  más bien es una demostración de la poca relación que los alumnos han establecido con los libros. Pero también es la oportunidad para trabajar con los niños un aspecto tan importante como el cuidado y la valía del libro como objeto. Hay que estar dispuesto a extraviar y perder -por daños o por exceso de uso-algunos libros.
  • Los indicadores de uso, registros estadísticos u otras mediciones de uso de los libros no son tan fáciles de obtener, ya que cada vez que un alumno saca un libro para leerlo, revisarlo u hojearlo no hay un sistema de préstamo automatizado que contabilice el hecho. Puede que en algunos casos los profesores lleven un registro de los préstamos a domicilio, quizás con un afán de verificar su posterior devolución más que con un espíritu de conteo estadístico. Es verdad que es difícil cuantificar la lectura pero, usando el cuaderno de registro y recogiendo la opinión de los alumnos (mediante encuestas semestrales o anuales, por ejemplo) se puede tener alguna estimación.

La unión hace la fuerza

Sigo reforzando la idea que el fomento lector en toda su dimensión (en este caso aplicado a las Bibliotecas de Aula) debe ser una política de cada establecimiento educacional. Naturalmente un profesor y un(a) bibliotecólogo(a) motivados pueden hacer una gran diferencia, pero si sus acciones no van acompañadas de un clima institucional que evidencie la importancia de la Biblioteca de Aula,  y en general del vínculo de la lectura con la sala de clases, entonces los esfuerzos serán positivos, pero no tendrán la fuerza como para causar un impacto mayor.

Si analizan este punto con detención, se darán cuenta que el uso de las Bibliotecas de aula no  están estandarizadas, ni existe un manual de buenas prácticas o protocolo respecto a su utilización. Más bien éste queda supeditado al criterio del profesor. Por ende, su aprovechamiento es muy dispar entre una asignatura y otra, y entre distintos establecimientos. Esto podría darle el carácter de una herramienta prescindible cuyo resultado queda supeditado al interés de los profesores interesados, y no a las prácticas educativas del establecimiento. Una pésima práctica, si se piensa en resultados a mediano y largo plazo.

Finalmente, no hay que olvidar que, para poder motivar es fundamental estar motivados nosotros primeros por lo que la actitud que tengamos ante las Bibliotecas de Aula serán claves en la actitud que tendrán también nuestros alumnos.

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Columnas y artículos

¿La lectura juvenil es una pasarela para la educación literaria?

Imagen extraída del blog El bibliófilo enmascarado
Imagen extraída del blog El bibliófilo enmascarado

He leído en ocasiones que la lectura de relatos destinados a los adolescentes puede ser o es una buena pasarela para formar lectores de literatura. Es decir, para conseguir una educación literaria.

Los artículos que he leído sobre el tema (no he hecho una búsqueda intensiva) se basan sobre todo en apreciaciones, en vivencias personales, en investigaciones cualitativas muy pegadas a los sujetos investigados o con un corpus reducido.

Curiosamente, la mayoría de estas afirmaciones surgen de la experiencia personal, es decir, son docentes entusiastas, preparados, en continua formación y con buenas cualidades para la interacción con sus estudiantes… En otras palabras, estoy convencida de que son profesionales a quienes les irá bien utilicen el texto que utilicen, porque su trabajo estará arropado por la reflexión, por el diseño de secuencias didácticas complejas y en las que no faltará la evaluación. Y no nos referimos a la evaluación del alumno, que siempre está presente, hablamos de evaluar la actuación del profesor, de los materiales, de los tiempos o de los resultados. Una evaluación necesaria porque que les ayudará a perfeccionar y a mejorar el trabajo que realizan.

De hecho, cuando estos docentes afirman que la lectura es un puente para la educación literaria, si analizamos lo que hay detrás de esta afirmación, sentimos la necesidad de ajustar a la realidad la afirmación que realizan. Tal vez, sería más preciso decir que en las secuencias de trabajo que yo programo, desarrollo y evalúo, en algunos sujetos, la lectura juvenil puede ser una pasarela para conseguir una educación literaria.

Porque puestos a hablar de vivencias, compartir creencias o apreciaciones también podríamos afirmar lo contrario, es decir, que la lectura juvenil no puede ser una pasarela a la lectura literaria porque en muchos casos mezclamos conceptos diferentes. Como mucho, comparten papel y letras [vid. «Las lecturas deslocalizadas de la escuela«].  Y eso sin detrimento de una ni de la otra… Simplemente son escrituras y propuestas discursivas diferentes.

También podríamos traer aquí otros ejemplos:

Según las listas de ventas y diferentes estudios de mercado los habitantes de los EUA son grandes lectores de libros de autoayuda pero, desgraciadamente, no ha sido un puente ni una vía para llegar a leer a Cioran o Espinoza o a Ramon Llull.

Pero no me confundan. ¿Quiero decir que la lectura juvenil no es buena?

En absoluto, miren algunos de los post de este mismo blog y verán que afirmo lo contrario. De hecho, cada vez hay más mejores relatos y mundos de ficción [vid. categoría Recomendación lectura].

¿Quiero decir que la lectura juvenil no tiene que entrar en el aula o en la escuela? En absoluto, miren las propuestas que aparecen en La lectura al Centre o en Del oral, audiovisual y digital a la lectura (y la escritura) en secundaria.

¿Quiero decir que no tiene sentido leer estos relatos? En absoluto, la casa, el metro, el autobús, las redes sociales, los clubs de lectura físicos o virtuales, los blogs, los foros, la biblioteca pública o la escolar son espacios en los que ya se habla, se lee, se comparten estos espacios y ayudan a la socialización, a escribir, a compartir, a madurar intelectualmente… Miren si no el tiempo y las publicaciones que he dedicado a unos relatos que me apasionan y que considero valiosos e imprescindibles.

Pero es que no estoy hablando de eso, estoy hablando de educación literaria. De esto: de secuencias didácticas que trabajan el retrato moral del Cid, las églogas de Garcilaso de la Vega o los jaikus.

 

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De esto: de una lectura guiada de Luces de bohemia en Twitter y enTuenti.

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De esto: de la lectura de un clásico como El Quijote

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Y para finalizar, hay una pregunta para la que no tengo respuesta: ¿por qué en vez de «perder el tiempo» en buscar pasarelas no dedicamos más esfuerzo a ver cómo podemos trabajar  la tradición literaria, las obras clásicas o los textos fundacionales de nuestras culturas?

 


Artículo publicado originalmente por Gemma Lluch en su sitio web homónimo en septiembre de este año