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El geólogo de las enciclopedias

El artista canadiense Guy Laramee se había dedicado toda su vida a construir. Escribía obras de teatro, componía música contemporánea, diseñaba instrumentos musicales y era un enamorado de pintar cuadros, rodar vídeos o montar escenografías. El proceso de elaboración de sus creaciones siempre era por añadidura. «La escultura es distinto, es algo de restar, no de sumar», sugiere. Sus obras geográficas tridimensionales están hechas a base de quitarle trozos a los libros gruesos.

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Imagen 1

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La manera en la que Laramee hace sus esculturas es un proceso de formación que pasa por la necesidad de deformar la obra que utiliza como material de trabajo, es decir, las encuadernaciones. Según afirma, su trabajo en 3D

«se origina con la idea de que el conocimiento último podría muy bien ser una erosión en lugar de una acumulación»

A él no le importa que sea una gran enciclopedia, un novela histórica o un montón de tomos apilados. Cuando interviene un libro, Laramee no está pensando precisamente en su contenido sino en las posibilidades que tiene su grueso para ser transformado, algo a lo que también denomina «aprendizaje». ¿Pueden unas páginas convertirse en la ciudad de Petra, en las Montañas Rocosas o en un valle nipón con edificación incluida?

«El proceso es largo, pero la parte más larga es alcanzar la inspiración», explica. «¿Qué libro?, ¿qué tipo de paisaje?, y sobre todo, ¿cuál será el espíritu de esa nueva pieza?».

Asegura que el hecho de quitarle trozos a los libros no es una tarea que se realice sin más, sino una cuestión de observar lo que esa pila de hojas le está pidiendo que haga.

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Guy Laramee, imagen 2

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pone como ejemplo el día que iba a empezar una nueva serie de paisajes de montaña, cuando una desgracia en un viaje a Ecuador le tuvo postrado en la cama, donde se dedicó a leer La Caverna, de José Saramago. «Cambió toda la agenda. Cada proyecto dicta su medio», dice. «Siempre me había preguntado por qué las personas se sienten especialmente atraídas por mis pequeñas cavernas. Ahora lo sé. Mi trabajo en ese momento tenía que ser tallar una».

Confiesa que en comparación al resto de sus habilidades «la talla es un trabajo pesado». Para cada creación tarda un tiempo que va desde los tres días a los tres meses. Insiste sin embargo en que eso «no es nada en comparación con la gran angustia de saber qué hacer a continuación». Para lograr sacar las geo-formas que saca a los libros, Laramee tiene que utilizar herramientas que van desde cepillos y tenazas a cuchillas de motosierra adaptadas para cada ocasión. «No es fácil adaptar todo eso», asegura.

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Guy Laramee, imagen 3

Aunque para nada ha abandonado las otras artes a las que se dedica, como la de escribir libros, dice que le gusta pasar largos ratos con este estilo de talla. Encontrar en un libro «el enfoque que quiere transmitirnos», según expresa el autor, nunca había sido una tarea intelectual tan físicamente trabajada.

 

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Guy Laramee, imagen 4

Artículo publicado originalmente en De Libros, Artes y Ciencias

Por Claudia Gilardoni

Bibliotecóloga especializada en conductas lectoras y alfabetización académica, ámbito en el cual ha realizado estudios documentales y de campo, así como también investigaciones experimentales para diversas entidades públicas y privadas.
Actualmente se dedica a la gestión de bibliotecas académicas en una universidad privada chilena y dirige la Fundación Leamos Más.

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