Comenté en un post anterior respecto a los jóvenes lectores y las teorías que circundan en torno a sus hábitos de lectura: como por ejemplo el hecho que leen poco y que se dejan llevar por el chat, el celular, internet, los videojuegos y otros distractores que podrían atentar contra su interés por los libros. En Chile existe una revista dedicada exclusivamente al fomento lector juvenil. Por eso, adelanté en aquel post, parte de la entrevista que realicé a Jennifer King, Comunicadora Visual de la University of Minnesota y directora de las revistas Había una Vez y Mini revista Digital JiL. Profesora en la Escuela de diseño de la Universidad Diego Portales desde 1995 y además directora de la pequeña editorial de libros no-ficción Confín Ediciones.
Ahora les presento la entrevista completa para que conocer la forma como se han gestado los proyectos editoriales que se la juegan por el fomento lector desde una tribuna distinta.
Jennifer, si partimos hablando del fomento lector en general. ¿Cuál es el rol que debieran cumplir los mediadores de la lectura en un plan de fomento? ¿Y qué tipo de lectura crees que se debiera promover?
«Los planes de fomento lector no son mi especialidad y no tengo experiencia al respecto. Sin embargo, aplicando mi lógica y el roce constante que tengo con el rubro, me parece que hay que abrirles puertas a los jóvenes y niños. No se debe tratar de seguir insistiendo con los textos clásicos (por el sólo hecho de ser clásicos de alguna forma se llegará a ellos). Yo me salté varios de chica y no los leí, al cambiarme tanto de países. Hoy tengo más curiosidad y he llegado a ellos con más conocimiento quizás, casi como lectura obligada para poder conversar, es cultura general.
Yo confío que la mayoría de las personas quieren ser cultas en alguna etapa de sus vidas. Para abrir esa puerta hay muchos tipos y géneros de libros que sirven. Los debemos conocer. Pero no evitaría ninguno. Es tarea de los profes y bibliotecarios estar al tanto de las novedades, las tendencias, la no-ficción tanto como la ficción, porque ambos abren puertas según el tipo de inteligencia que maneje el lector en cuestión. Creo fehacientemente que cada niño es distinto y necesita un libro distinto. Por eso me indigna que te pregunten la edad del niño en las librerías y no los intereses, o el ultimo libro que le gustó; es un error garrafal. También creo que las revistas, en el segmento juvenil infantil tienen un tremendo potencial y que son desaprovechadas. Hay muchas revistas juveniles y son relativamente baratas (más que un libro), pero son todas –a primera vista– del mismo tema y parecidas, cayendo en un estereotipo tremendo y relacionadas más con las mujeres. Como ves hay mucho trabajo por hacer y muchas oportunidades. ¡Me pone ansiosa sentir que no hay suficiente tiempo para desarrollarlas todas!
Y ahora, cambiando de tema y comentando respecto a las revistas.¿De qué forma se gestó el desarrollo de las revistas «Había Una Vez» y «JIL» (Literatura Infantil y Juvenil, con las siglas al revés)?
«Hay una sinergia clara que conduce al levantamiento de ambas revistas, y un aprendizaje previo que cataliza en su desarrollo. Antes del 2005 Carmen Paz Hernández, Rebeca Domínguez y María Paz Grafulic, las directoras de la Fundación Había una Vez, venían del enorme proyecto de la librería del mismo nombre, gracias a lo cual conocían el mercado, las editoriales, los libros, las posibilidades, lo vasto de ese mundo que no se conocía tanto en Chile, o no se daba a conocer de la mejor forma. Posteriormente, con la Fundación que ellas desarrollaron comenzaron a perfeccionarse y aprender cada vez más, trabajando en terreno, viajando a ferias, recogiendo información desde las comunidades, trabajando con corporaciones educacionales importantes y conociendo todas las novedades de las editoriales para el catálogo bibliográfico. Y es en ese momento, con todo ese acopio de información, cuando deciden jugársela con una revista. Yo había tenido varios acercamientos a las Directoras gestionando y diseñando algunos proyectos editoriales que hicimos en conjunto cuando me pidieron que dirigiera el diseño y producción de la revista trimestral que estaban armando. Hoy, años después, seguimos siendo un equipo pequeño y esforzado, muy satisfecho con los avances y las posibilidades que nos ofrece la nueva plataforma digital -las revistas se ofrecen hoy en línea, para descarga gratuita-para poder llegar a cada vez más personas y beneficiar a muchas más ya que la revista se distribuye en forma gratuita.»
¿Cómo percibes que está el medio en Chile respecto al fomento lector?
«Están sucediendo muchas cosas en torno a la promoción de la lectura y los libros en Chile. Iniciativas tanto en forma independiente como masiva. Me refiero a campañas de fomento lector, lanzamiento de revistas comunitarias, trabajos municipales y en centros lectores. También se han abierto paso los clubes de lectura, blogs de literatura y libros, ferias de libros en colegios, e iniciativas lectoras de diversa índole. A ello se suman la capacitación en talleres literarios, diplomados en temas tales como lectura infantil y juvenil, mediadores de lectura, o en talleres de ilustración, etc. Sin embargo, con todo esto en marcha, no percibo que haya mucha comunicación o que se brinde la instancia para compartir experiencias, recomendar buenas prácticas, compartir metodologías o mostrar iniciativas exitosas. Eso no se observa en el medio. La idea es consolidar el conocimiento en un solo lugar, catalizarlo, lo cual sin duda sería un beneficio enorme para quienes trabajan en este medio. Siento que desde mi experiencia y profesión, lo mejor que puedo hacer para fomentar la lectura es en mi rol como comunicadora y en lo que me he formado más fuertemente: en edición y haciendo revistas. Me apasiona el tema.»
Inicialmente partieron con la revista «Había Una Vez» en formato impreso, a la cual había que suscribirse . Fue un vuelco bastante grande pasar de eso, a un formato digital, y además completamente gratuito. Cuéntame un poco de ese cambio.
«Es que hay una especie de boom en el tema literatura infantil juvenil en el mundo. Está muy organizado el rubro y era un momento que había que aprovechar. Por lo mismo ha sido un buen momento para lanzar una revista de libros y literatura infantil-juvenil. No digo que ha sido fácil. El cambio radical de pasar de formato impreso a digital nos salvó de la extinción. Sin embargo ya logramos financiar por completo el proyecto de las revistas. Eso obedece a que la calidad del contenido es notable. Nuesstras editoras han sido de lujo: primero estuvo María Teresa Ferrer -quien escribe actualmente cuentos para niños, editada por SM- y hoy trabajamos con Bernardita Cruz, quien lleva la batuta y maneja la línea editorial y se ocupa además de tener un buen nivel de colaboradores.»
A pesar que sólo llevan dos números al aire, ¿han podido hacer alguna evaluación de la respuesta del público y de los auspiciadores?
«La revista ha sido exitosa (tuvimos más de 11.000 descargas de edición digital de otoño). Esto revela un vacío en el mercado, y en ese sentido creemos que ha sido una oportunidad para las editoriales el poder impulsar y fomentar ante nuestro vasto público de lectores sus novedades y destacados. Es una plataforma, la única masiva en Chile disponible para –específicamente– difundir libros y lectura en niños y jóvenes.»
¿El fenómeno literario de los adolescentes marca la pauta para la revista JIL?
«Después de una encuesta online que hicimos a nuestros lectores y cercanos (donde nos comentaron reiteradamente que necesitaban material concreto de promoción lectora para adolescentes) decidimos lanzar una revista para este grupo etario que promoviera la lectura de una forma «ondera». La idea era aprovechar las plataformas digitales que están en boga, como Facebook y Twitter, gracias a lo cual hemos logrado una mayor cercanía con nuestro público objetivo . Actualmente tenemos más de 3 mil amigos en Facebook, y el número va en ascenso.
La revista JIL ofrece temas entretenidos, de corte miscelánea, editados especialmente para jóvenes desde 14 en adelante. A través de la revista presentamos una una metodología novedosa de “cajoneras”. Éstas las inventé para que realmente fueran opcionales. La idea es que quien quiera profundizar algún tema tiene una oferta ahí mismo. Es una especie de ideario de libros alternativos y disponibles en el mercado, algunos de no-ficción incluso. El objetivo es ir entusiasmando con los libros y el conocimiento en general de una forma personalizada, al ritmo y gusto de los jóvenes. Se aleja de la propuesta de lectura complementaria que proponen los establecimientos educativos, entregando libros con cuchara de remedio, a la fuerza.»
«Proponemos desde literatura, novelas biografías, libros de ciencia con contenidos atractivos, novelas gráficas, etc. Mostramos lo nuevo y lo antiguo, además tenemos las secciones «Dosis Clásicas» y «Dosis Actuales» que son extractos de «Puro Filete» de libros, como reza el nombre de esta sección (por ejemplo en el primer número estuvo «El gato negro» de Edgard Allan Poe). Procuramos elegir la mejor parte de cada libro para realmente dejar «colgados» a los que lo lean, incitándolo a que lo busquen. Suena utópico, pero cada libro tiene momentos clímax o insinuantes, y los que no, quizás no son tan apropiados para los jóvenes de hoy. Los elegimos con pinzas y con la ayuda de las especialistas de la Fundación Había una Vez.»
Me parece una buena forma de llegar al público juvenil. ¿Hay alguna otra apuesta por acercarse a ellos?
«Eso no es todo, La JIL también tiene dos entrevistas a personajes conocidos, adolescentes donde revelan sus lecturas secretas y preferidas -por ejemplo en el último número está la actriz Denise Rosenthal, y en el número anterior la cantante Francisca Valenzuela- reflexionando acerca de sus hábitos lectores personales, entre otras preguntas de sus vidas en general. Y en otras secciones se ofrece tecnología de punta, lo soñado, lo último que podría tentar a un joven. En la sección » ¿Qué me recomiendas?» chicos de diferentes colegios y Centros lectores del país reseñan y recomiendan –de un modo coloquial, en su propio lenguaje– los últimos libros que han leído. Hasta el momento hemos tenido ocho reseñas por número y queremos ir expandiendo el concepto a varias más. Para eso esperamos recibir colaboraciones desde cualquier parte. Vamos a estar sorteando tres libros por edición entre aquellos que sean seleccionados y tengan sus reseñas publicadas en alguno de nuestros números.
No hay otra revista que busque ni ofrezca esto en la web.»
¿Qué opinas de las instancias de fomento lector para los adolescentes en Chile?
Son pocas las iniciativas lectoras para esta edad tan crítica del crecimiento, crítica en tantos sentidos: emocionales y lectores. Yo llevo seis años estudiando a los adolescentes y preadolescentes y trabajando en nichos de relevancia para ellos en mi taller de diseño de la FAAD/UDP, creando y analizando material, promoviendo los libros y la lectura desde la visualidad. Es una edad clave para tantas editoriales también, muchos de nuestros auspiciadores publicitan solo en la revista JIL. Por ejemplo: hace tiempo que hay un boom de sagas, los libros vienen en dos o tres volúmenes, y el fanatismo de los jóvenes por seguir a sus personajes no conoce fronteras. Está lleno de blogs de literatura y libros administrados por adolescentes (en Chile hay más de treinta). Está lleno de fenómenos en la literatura juvenil hoy. La JIL no funcionaría si la posicionáramos como una revista de fomento lector para teens (adolescentes), es una revista digital descargable para teens (gratis). Tan bajo perfil lo quisimos dejar, que no definimos la sigla JIL tampoco (aunque los conocedores sabemos que es Literatura Infantil y Juvenil al revés) e hicimos un concurso que dura hasta final de año para la mejor propuesta del título, ya que queremos que los propios lectores nos ayuden en ello. Ha sido divertido, hemos visto respuestas muy diversas.»
Y los jóvenes, ¿responden?
«Es interesante y muy movido el nicho joven, mueve masas, es un poco vertiginoso lo conectados que están los «lolos». Es muy medible y reaccionario, espero que les sigamos cayendo bien. Cada vez hay más novedades y se me ocurre que con la revista JIL vamos a vernos obligados a circular más frecuentemente en el corto plazo. El segmento no aguanta la periodicidad trimestral parece. Pero hay muchas metas por lograr aún, y la tecnología nos acompañará cada vez más, estamos atentas a eso también.»
¿Y cómo atisbas el corto y mediano plazo para las revistas?
«El desafío ha sido evolutivo y lógico. Con la revista Había una Vez, nació de la necesidad del país y el mercado de reunir toda la información en torno al fomento lector. Antes, lo que veíamos eran iniciativas lectoras»disparando» para todas partes pero que no se daban a conocer (y se entiende, no hay casi presupuesto para hacerlas, menos para difundirlas). Hoy hay un medio consagrado, confiable y serio, dedicado a la Lectura infantil y juvenil con la misión de catalizar y difunidir esas iniciativas y conocimientos. La Revista JIL, la más reciente invención, nace de la necesidad que se detectó desde el feedback de los dos años de la Revista Había una Vez.
A la nueva era digital de la revista la hemos bautizado: Había una Vez para todos. Tiene mucho por crecer y dar a conocer en todos los aspectos, pero hay que avanzar dentro de las posibilidades, y lentamente, para que sean pasos firmes.»
¿De qué forma has articulado la edición de estas publicaciones con el desarrollo de tu proyecto VEOLEO y tu labor como editora de Confín Ediciones?
«Mi proyecto VEOLEO -proyecto dirigido a jóvenes entre 10 y 14 años que fomenta la lectura a través de atractivos trailersde libros- se mantiene vigente prácticamente con piloto automático. Cuando lo inventé estaba segura que tenía que ser de esa forma por lo mucho que me absorbe el trabajo en la revista y mis clases en la universidad. Entonces eso no me preocupa mayormente. Ha dado tanto de qué hablar que las visitas se han mantenido relativamente parejas, y después de ganarnos el Fondo del Libro, en fomento a la lectura el año 2011, pudimos aumentar a 50 los trailers. Lo divertido es que hoy, tres años después, los trailers de libros existen, la mayoría de los bestsellers juveniles tienen trailer. Por esto, dada la contingencia, la etapa que vislumbro para VEOLEO ahora, en el mediano plazo, es una especie de recopilación del material más reciente –taquillero– levantado desde youtube y las editoriales directamente, reunido de forma organizada en el catálogo de VEOLEO. Es decir como un youtube de Book Trailers adolescentes; lo nuevo, lo cásico, todo. Eso no cuesta nada hacerlo y las editoriales estarán alucinadas, los colegios también. Lo tengo en mi lista de pendientes!…
Confín ediciones es mi pasión, y por lo mismo es lo que más lento va. Hacer un libro tiene muchísimas aristas y nuestra meta es no sacar más de uno o dos títulos al año. Tampoco queremos dejar de hacer nada de lo otro –tan importante para nosotras–. Con calma, sin saltarnos ninguna etapa, seguiremos editando. Las tres socias, María Paz Garafulic, Rebeca Domínguez y yo, no tenemos ningún apuro. Estamos editando la segunda parte del libro Universo: ciencia y ficción, que esperamos lanzar durante este año, si se «alinean las estrellas»; es una especie de volumen dos con estructura similar pero no exacta. Estamos evaluando una segunda edición de Universo1 ya que quedan muy pocos libros y se sigue vendiendo bastante, empezamos la traducción al inglés y posteriormente queremos empezar la programación de la aplicación interactiva para formato tablet. Tenemos vistas un par de co-ediciones siempre en la línea de no-ficción para jóvenes; además queremos incursionar en la publicación de libros profesionales de promoción de lectura, algunos títulos que están afuera y son «must«, sería bueno editarlos acá. Pero no me estresa. Si no se puede todavía no se puede, no pienso descuerarme y pasarlo mal con el tema.»
Pero ya has estado trabajando en publicaciones de libros…
Este año llevo dos libros álbum de mi edición publicados con Ocholibros, desde el taller en la UDP: «El tío Octavio» de Camila García y «Clandestinos» de Cristina Ortega (que no son de la línea Confín, pero que era importante editarlos). Son vivencias de niños (ficción) durante una dictadura (cualquiera), desde la cotidianeidad. Muy inocentes y simpáticos ambos libros, forman parte de la colección que se levantó para acunarlos, Hablemos de… muy relevante en la revisión de la historia reciente de Chile y muchos otros países de habla hispana. Es una colección que pone temas sobre la mesa. El año pasado asesoré la publicación de los libros infantiles de la colección Transbank, por segunda campaña consecutiva. Siempre hay tiempo para hacer lo que uno ama, en realidad. Esto es solo la punta del iceberg! Hay una lista larga de cosas activadas dando vueltas, se mueve la cosa.
Jennifer, agradezco mucho tu mirada multifacética e inquieta respecto al fomento lector, y que nos contaras la historia que hay tras el desarrollo de estas revistas. Dicen que emprender no es fácil. Creo que al leer tu experiencia sin duda más de algún lector de Leamos Más se motivará y sacará algunas ideas para fomentar la lectura en su entorno.