Gabriela es joven. Joven y prolífica. Con menos de 30 años, esta diseñadora e ilustradora se ha dedicado a trabajar con técnicas de stop motion y animación. Fue precisamente este tipo de trabajo el que inspiró, el año 2011, a producir el cortometraje “Enco, travesías a vapor”. El mismo que plasmó en un libro homónimo el año 2012. Gabriela creció en Chimbarongo, y luego estudió diseño en la Universidad de Valparaíso. Se ha especializado en lugares ta alejados como Rusia y Australia. Hoy vive en Nueva Zelanda, país que la acogió para seguir profundizando en su trabajo. Desde allí nos brinda esta entrevista:
¿Crees que los adultos podemos beneficiarnos de los llamados “libros infantiles”?, ¿Le recomendarías a personas más adultas que se den un paseo por la sección infantil de las librerías, a ver que libro les interesa para llevárselo a casa?
Gabriela: Más que decir que un adulto podría “beneficiarse”, diría que muchos de ellos han ido olvidando con el tiempo lo enriquecedor que puede ser una lectura alternativa o simplemente realizar algo diferente en sus vidas, muchos están inmersos en la rutina del trabajo y todo lo que el mercado te incentiva a observar y tomar atención, por ejemplo, con la simple pregunta ¿cuándo fue la última vez que dibujaste? Te darías cuenta que muchos te responderían que desde el colegio. Creo que cualquier tipo de lectura ya es algo que aconsejaría realizar, independiente que sea infantil o no. Además, creo que es muy positivoque los adultos que tienen hijos, nietos, etc. vuelvan a leerles cuentos infantiles a los niños que tienen alrededor y lo hagan constantemente, porque es crucial dentro del desarrollo de la imaginación infantil. De todos modos, siento que cada vez son más los adultos-jóvenes, que tienen interés por la ilustración o por saber de tendencias; quienes también visitan constantemente librerías para ver nuevos autores y probablemente son los que tomarán un libro de ilustración infantil por curiosidad.
La historia de Tito es motivada, en parte, por su curiosidad innata y por su imaginación. Tito, juega y recrea todo el glorioso mundo que vivió el vapor Enco, porque es un niño propenso a soñar, a imaginar. ¿Crees que los niños de hoy juegan de esa forma, tan natural y sin grandes sofisticaciones?. ¿Podría haber algunos que imaginen como Tito, o -en general- la imaginación está cediendo ante el alcance de la tecnología y la inmediatez con la que los niños obtienen todo actualmente?
Gabriela: Sí, creo que los niños y en general la infancia puede ser una de las etapas más limpia y pura para crear mundos, desarrollando la creatividad e imaginación. Lo de las “sofisticaciones” está un poco manipulado por la oferta comercial de juguetes y está ligado directamente con lo que los padres utilizan en el desarrollo de sus hijos. Creo que “Tito” como personaje está más ligado a un niño de región, de hecho el desarrollo se hizo en base a la observación en terreno de niños de la zona y en parte a mi propia experiencia personal. Donde los niños no están en la televisión o computador todo el día, sino que tienen un patio donde salir e interactuar con la naturaleza y animales, son niños que miran las estrellas por la noche y desarrollan de algún modo una conexión mucho más fuerte con su ambiente. De todas maneras, creo que hay muchos “Titos” en todo Chile, imaginando cuentos con las cosas más simples que podríamos soñar, historias tan interesantes como para crear un nuevo libro.
Siguiendo con el tema de la publicación de “Enco, travesías a vapor”. Este libro, además de contar una hermosa historia, acude al rescate de la localidad de Neltume y de Panguipulli, bajo la forma de un vapor al que quizás muchos habitantes de la zona están habituados, pero que permite que otras personas en Chile y otras latitudes conozcan. ¿Crees que hace falta agudizar la mirada y realizar un trabajo más concientizado al respecto, recopilando objetos, piezas, flora, fauna, etc. que merecerían salir más a la luz, por parte de quienes trabajamos en cultura, educación, arte, gestión cultural, patrimonio, etc.?
Gabriela: Creo que la inspiración es infinita y cíclica, puede rescatarse de muchas formas, historias, objetos, ideas, etc.. Pero en mi caso la palabra clave para esto es la “experiencia”. Personalmente viví la energía de ese pueblo hablando con el alma acerca de los recuerdos del vapor Enco, fue especial y crucial poder tener un feedback con la gente que vivió en la época. Fue un viaje del cual no participé como una simple “turista”, sino que como una persona realmente interesada de la realidad de Panguipulli, su gente, sus sueños etc. Es importante conocer e informarse acerca de que realmente está pasando dentro de un pueblo o región, entender sus problemas, valorar sus buenos recuerdos. Claramente, de todo ello puede salir una idea, pero lo importante es intentar ser un aporte a los habitantes del lugar, como comunidad.
Creo que el valor de la cultura parte primero por reconocerla, entenderla y luego fortalecerla.
Dada tu formación como diseñadora e ilustradora. ¿Crees en el trabajo manual como una manera de incentivar la lectura?. Me explico: se puede partir por la lectura de un cuento, para luego llevarlo a un dibujo, o quizás a la recreación de los personajes con plasticina. O haciendo todo lo contrario: creando una historia en un mundo plástico que después pueda cobrar otra vida en el papel, si el niño o el joven se anima a escribir la historia.
Gabriela: Depende mucho del ilustrador y estilo que cada uno tenga, conozco diseñadores que sólo con vectores logran concretar muy buenas obras literarias, depende también de la edad a quien se esté dirigiendo la obra. Por lo general, mientras más pequeño es el público objetivo, la textura y variedad de materiales es más valorada. De todos modos en el caso de “Enco, travesías a vapor”, el tratamiento visual se ligó directamente con lo que la animación en Stop motion propone y es casi un 95% de trabajo manual, donde la imaginación de Tito se grafica con la técnica de cut-out para diferenciarla de la realidad. Personalmente considero que la forma más entretenida e interesante para animar es el stop motion, porque uno logra un control total del mundo, puedes manipular la luz mucho más orgánica, los personajes son casi reales con sus proporciones y realmente puedes ver su mundo alrededor. Cuando yo era pequeña, esto fue uno de los recuerdos que me quedó más presente (por lo diferente que era del resto) por ejemplo, quien no se acuerda de “Tata colores” de Vivienne Barry, para mí era un imperdible cada noche.
Personalmente quiero recomendar a una profesora de Lenguaje que trabaje con “Enco, travesías a vapor” en un curso de alumnos de primero medio en un liceo técnico en Santiago (el objetivo no sería aplicar una prueba de comprensión de lectura, sino que por el contrario, buscar actividades que lleven a los alumnos a interesarse por la historia de Tito, del ENCO, de Panguipulli, etc. ¿Podrías darnos 3 ideas de actividades que sugerirías desarrollar y 3 ejemplos de cosas que “por nada del mundo” crees que funcionarían?.
Gabriela: Que difícil, creo que les mostraría Enco y les contaría como se desarrolló, pero los incentivaría a encontrar su propio Enco, que ellos tomen un objeto, historia etc. Que crean que debe ser rescatada en su comuna, en su vida o recuerdos. Hay tantas cosas interesantes que sirven de inspiración y sobre todo los jóvenes tienen muy buenas ideas que muchas veces no logran ser escuchadas, quizás esta podría ser una buena instancia.
También junto con hablar de Enco, se podría realizar una pequeña actividad ligada directamente a la “animación stop motion” donde todo el curso puede ser un gran equipo de producción y generar una historia que hasta podría ser enviada a festivales y recorrer el mundo. La última idea que se me ocurre es llevar a los alumnos directamente a terreno, a interactuar con una comunidad donde puedan escuchar e intercambiar historias y guarden la que más les llamó la atención y que de alguna forma la concreten a través de cualquier medio de expresión (poema, video, animación, dibujo, cuento, cómic, obra de arte, performance, etc.) lo que ellos sientan que se liga más con la historia rescatada. Finalmente creo que cualquier actividad que un profesor planifique de algún modo va a funcionar si fue bien pensada.
A continuación, les presentamos el cortometraje «Enco, travesías a vapor»
El lunes 18 de agosto a las nueve de la mañana veintidós alumnos de tercero medio de las especialidades de Atención de párvulos, Secretariado, Geología, Electrónica y Contabilidad del Centro Politécnico Particular de Conchalí partían rumbo a la librería Qué Leo ubicada en Av. Pedro de Valdivia 40 en la comuna de Providencia. En ese lugar nos esperaba Claudia Gilardoni, bibliotecóloga, que contactó a Juan Carlos Fau, dueño de la librería, para que conversara con nosotros acerca del oficio del librero, de cómo nació su negocio, de cómo ordena sus libros, entre otros temas de interés de los alumnos.
La librería está organizada por secciones de acuerdo con los temas que pueden interesar a los clientes. En la entrada se ubican los libros más vendidos, las novedades y los best sellers que están dirigidos a los que no quieren dedicar mucho tiempo a escoger un libro. Más al interior, se encuentran secciones más específicas, tales como, literatura infantil, literatura juvenil, literatura vinculada al deporte y textos escolares. Al fondo, se encuentra el espacio destinado a las novelas gráficas para que sean revisadas con más calma y sin interrupciones. Lo interesante de esta librería es que está pensando para que los libreros puedan orientarte y recomendarte el tipo de libro que andas buscando y no te vayas con las manos vacías. Pero, si sólo quieres hojear un poco también respetan tu espacio sin exigirte que compres algo.
Uno de los aspectos que más llamó la atención de los estudiantes es la ambientación que combina lo clásico con lo moderno transformándolo en un lugar atractivo y acogedor. Queda abierta la posibilidad de que otros lectores conozcan este espacio destinado a la lectura y transiten por donde ellos y los libros sean los protagonistas.
CONVERSACIÓN CON JUAN CARLOS FAU (fragmento)
¿Cómo nace el logo de la librería? (Camila Aravena, III B)
No es nada muy original, está basado en un dibujo de Magritte y en realidad nosotros cambiamos algunos detalles. El más conocido es el que aparece con una manzana, pero aquí encontré este, miren (nos muestra un libro donde aparece la imagen de un hombre con sombrero de espalda).
¿Qué nos puede contar acerca del oficio del librero? (Gabriela Velasco, encargada de biblioteca)
Es la única pega en que mientras más viejo más conocimiento tienes. Al trabajr con libros la mente se amplía creando un mapa de la librería. Nosotros estamos todo el día ordenando libros y en la noche en tu casa, también. Es más, puede que el libro que buscaste todo el día lo encuentres en la noche. Un compañero después de tres días trabajando en esto me contó lo que le pasaba y yo le dije, yo también, uhh, hueón, pensé que me estaba volviendo loco. Soy normal, entonces.
La profesora nos contó algunas cosas suyas y una de ellas era que le gustaba mucho el cinismo, la ironía ¿Por qué le gusta tanto lo irónico? (Carla Cartes, III D)
Sí, el cínico o el irónico me gusta mucho, porque es un tipo que le ha dado tres vueltas a la idea, es decir, primero pensó en algo, luego se puso en el lugar del otro y después volvió a pensarlo antes de decirlo. Lo encuentro inteligente.
Para mí la tranquilidad es sentarme a leer un libro. Para otros, especialmente los jóvenes, es estar en facebook o twitter.
¿Qué opina Ud. del éxito del libro “Bajo la misma estrella”? (Karla Toro, III B)
“Bajo la misma estrella” es lo mismo que Ana Frank, ¿conocen la historia, cierto? Es sólo que cambiamos a los nazi por el cáncer, suena fuerte pero es la misma idea. O sea, los protagonistas se enamoran, luchan contra algo, saben que van a morir pero disfrutan la vida igual.
Ana Frank, ¿tenía pololo? (risas)
Sí (mirada con picardía). Es que ustedes no se imaginan lo que se puede hacer en un clóset o lo que se puede llegar a hacer.
La Biblioteca Pública de Providencia (ubicada en plena Avda. Providencia) probablemente es de las más demandadas en la región Metropolitana. Basta con visitarla a fines de semestre -en plena temporada de exámenes- para darse cuenta cómo los usuarios se aglomeran esperando por un asiento en la escalera del histórico edificio que alguna vez fuera el mercado de abastos de la comuna. Un espacio que se renovó el año 1989, pero que desde siempre ha mantenido estrategias para acercar los libros y la lectura a miles de usuarios, partiendo por los 131.708 habitantes de la comuna. Un ejemplo de ello son sus tradicionales cafés literarios, que desde el año 2011 se complementan con unas pequeñas y originales sucursales: los Cafés Aire Libro. Es tanto el interés y curiosidad la que nos generó este sistema de mini café literario, que decidimos dedicarle la cuarta edición de las ya tradicionales Cápsulas Lectoras.
Los Cafés Aire Libro son módulos ubicados en plazas y parques de la comuna de Providencia, en los que se dispone una selección de libros y revistas para su préstamo, mesas y sillas que invitan a disfrutar leyendo, zona de libre acceso a wi-fi y, claro, humeante café. En total son cinco y se ubican estratégicamente en plazas y parques con alta afluencia de público, como plaza Las Lilas, el Parque de las Esculturas, Plaza Uruguay, Plaza Pedro de Valdivia y Plaza Chile España. Y son parte del sistema de Bibliotecas Públicas de la Municipalidad de Providencia, que incluye a la anteriormente nombrada Biblioteca Central, cuatro cafés literarios con sedes en calle Santa Isabel, Parque Bustamante, Parque Balmaceda y Bellavista, además de los Cafés Aire Libro, verdaderos satélites de lectura. Extender la red de acceso a la lectura y propiciar el encuentro con el libro es, quizá, el principal servicio de los Cafés Aire Libro, los que al tender puentes entre estanterías y vecinos proponen nuevas vías para que más personas se hagan socias de las Bibliotecas. El director del Sistema de Bibliotecas Públicas de Providencia, Waldo Carrasco, destacó a Lemos Más la utilidad de los datos que se obtienen cuando se trabaja en terreno: “Esto nos permite detectar el interés en distintos puntos de la comuna y si bien hay algunos Cafés al Aire Libro que llevan más tiempo y se han consolidado mejor, cada uno entrega señales de adónde hacer más y mejor inversión”, comenta.
El presupuesto anual para la compra de libros se distribuyen proporcionalmente a través de toda la red. La autonomía de cada Biblioteca depende de diversos factores, ya que si bien funcionan como un organismo centralizado, también hay algunas iniciativas que responden a inquietudes de los usuarios locales, lo cual flexibiliza y favorece la gestión. Este sistema no es nuevo, pero suma una serie de iniciativas que hacen de esta red de Bibliotecas Públicas ir un paso adelante en materia de servicios bibliotecarios en el país. El éxito de esta iniciativa ha sido notable. Tanto, que fueron los propios vecinos de la comuna quienes fueron solicitando más Cafés Aire Libro. Esta petición, sumada al hecho de analizar la demanda que estaban teniendo estas instalaciones de lectura, fueron parte del motor que permitió que este circuito lector siguiera creciendo. En la línea cuantitativa, los números hablan por si solos: en la plaza Las Lilas, entre enero y septiembre de 2013 fueron 9.153 los usuarios que se acercaron a pedir un libro, una revista o un café. Puede que el café no sea un servicio comparable con la lectura, pero si analizamos el hecho en detalle, quizás la misma persona que un día se tomó el café, regrese durante la semana a pedir un libro o una revista. En tanto, en la plaza Uruguay llegaron a 7.975 personas que visitaron y usaron el servicio.
Números que se suman significativamente al total de usuarios de la red de bibliotecas de Providencia, ya que en términos generales, más de 330 mil personas van y vienen a los estantes, mesones, cafeterías y utilizan todos los servicios y productos bibliotecarios que ofrece el sistema en la comuna. La idea de la extensión de las bibliotecas no sólo es territorial y eso es relevante, pues la labor de las bibliotecas también crece. Quizás es porque en Providencia éstas dependen del Departamento de Desarrollo Comunitario, y no de Cultura o Educación como sucede en otras comunas. Cuando a fines del año 2013 se inauguró el último Café Literario, llamado Centro Comunitario Bellavista en calle Constitución 85, el emplazamiento integró las necesidades de los vecinos al habilitar espacios útiles para su uso. La idea es que ocupen el lugar para realizar exposiciones, encuentros y también talleres. Todo con cientos de volúmenes disponibles para su consulta. Pero también han realizado cursos de medicina homeopática pensando en la gran cantidad de adultos mayores que habitan la zona. Eso parece ser uno de los principios que está rigiendo el Sistema de Bibliotecas Públicas de Providencia. Un ejemplo de comunicación con los usuarios en el siglo XXI, en que no sólo existe el libro de sugerencias, también que también están presentes en las redes sociales a través de Facebook, Twitter @BiblioProvi e incluso el canal BiblioProvi en Youtube.
¿Cómo funcionan los Cafés Aire Libro?
Existen tres modalidades para acceder a los libros. La primera es dejando el carnet de identidad mientras lees en el parque. La segunda opción permite el préstamo a domicilio. Para ello, debes inscribirte en la Red de Bibliotecas de Providencia, ya sea donando un libro nuevo o pagando la cuota anual, lo cual te da el derecho a aprovechar las distintas bibliotecas y cafés literarios del Sistema. Es importante destacar que estos cafés atienden los días sábado y domingo, e incluso los festivos. Algo inusual para los servicios de bibliotecas públicas o comunitarias. Sin duda un servicio que los habitantes de la comuna deben aprovechar. Si quieres conocer las direcciones, teléfonos y mails de contacto de los Cafés Aire Libro de Plaza Las Lilas, Parque las Esculturas, Plaza Uruguay, Plaza Pedro de Valdivia y Plaza Chile-España, revisa el sitio web con toda esta información. Galería de Imágenes (Sistema de Bibliotecas Públicas de Providencia)
En AjíColor trabajan Pati Aguilera y Fito Holloway, diseñadores e ilustradores que crearon esta agencia el año 2005. Ellos también son socios y fundadores de Plop! Galería , otro lugar especial en el centro de Santiago, dedicado a la ilustración y el diseño que se ganó un espacio en Leamos Más.
El arte de un escritor y el de un ilustrador tiene un vínculo que va mucho más allá del nexo entre el texto y la imagen. Tanto nos ha interesado desentrañar y aprender de este vínculo, que los alumnos del Centro Particular Politécnico de Conchalí (CPPC) – en el cual desarrollo un proyecto con Leamos Más- fueron agasajados con una exposición de libros ilustrados, de la cual aprendimos muchísimo respecto nuevas ediciones de historietas, novelas gráficas, libros álbum, etc. De esta actividad nacieron las ganas de descubrir más respecto a la lectura de imágenes y al rol que los ilustradores tienen en el fomento lector. Es por eso que, junto a un grupo de 12 alumnos de Segundo Medio del CPPC fuimos a la “casa-taller” AjíColor para que Pati Aguilera nos contara sobre su trabajo y contestara algunas de nuestras múltiples dudas sobre el tema.
La cita tuvo un lugar un caluroso día de noviembre. Los alumnos y yo estábamos expectantes de conocer a Pati, de quien sólo habíamos leído en algunas entrevistas publicadas en internet. A los saludos de rigor, siguió el descenso por una escalera de caracol para llegar a la oficina principal de AjíColor, donde Pati y Fito trabajan. El aire antiguo del edificio -ubicado en calle Merced, en el centro de Santiago- y las gruesas murallas de la habitación nos hablaron de una época en que las construcciones eran más resistentes y consideraban otros criterios de calidad y distribución espacial en Santiago.
La escalinata nos invitó a la oficina principal, con un hermoso piso de parquet. En la pared principal, destacaba una repisa de muro a muro, parte de la cual servía de bodega para guardar el material de trabajo y los productos terminados de esta agencia. Otra escalera con rieles sujetos a las repisas permitía alcanzar los tres metros de altura de la repisa. Esta escalera fue, precisamente, uno de los objetos que más llamó la atención de los alumnos, ya que tenía unos diseños al estilo del director de cine Tim Burton. En general, todo invitaba a observar e interesarse: pequeños detalles que delataban a los habitantes de AjíColor: postales, afiches, trozos de la pared con ilustraciones hechas por Pati, Fito o por algún otro ilustrador amigo, cuadros y un sinfín de objetos que hablan de una vida dedicada al diseño.
Nos mostraron la caja que diseñaron para “El maletín literario” que entregó el Ministerio de Educación. También apreciamos libros, afiches, autohadesivos, libretas y otros tantos artículos producidos por AjíColor. Naturalmente nos llamaron la atención los libros «Geografía de Máquinas» (Pehuén editores) escrito por María José Ferrada e ilustrado por Fito Holloway y «Para chuparse los dedos. recetario Ilustrado» (Letra Capital Ediciones, 2013) escrito e ilustrado por Pati Aguilera. Además de eso, observamos los computadores y el equipo especialmente adaptado para el trabajo de un diseñador gráfico.
Tanto los alumnos como yo estábamos inquietos y curiosos. No sabíamos por donde empezar , ya que los distractores visuales eran muchos. Pero la primera pregunta y surgió en forma espontánea fue: «¿De dónde sacan tanta creatividad? ¿En qué se inspiran?: «La creatividad puede venir de una conversación con mi hija de tres años, de una caminata por el parque, de los sabores y colores que hay en la cocina, de cualquier lugar» nos contesta Pati en forma sencilla. Y agrega que muchas veces una idea no decanta en forma inmediata, sino que se queda en su cabeza dando vueltas, hasta que en cualquier momento la asalta y la motiva a dibujar o armar algo.
Ser diseñador, ilustrador y además participar de la creación de una agencia y de una galería no deben ser roles tan fáciles de manejar. Por eso, le preguntamos por las dificultades que entraña su trabajo, y nos comenta: «Yo diría que lo más difícil es realizar actividades que no son parte de mi profesión. Dirigir, organizar, administrar… ser jefe es muy complejo. Además, Ilustrar y diseñar no es una pega sencilla ni rápida. Nuestro trabajo requiere tiempo para investigar, reflexionar y luego crear. Lamentablemente muchas veces nos encontramos con clientes que nos hacen encargos de un día para otro en donde la presión y el poco tiempo pueden convertirse en factores negativos que influyen en la calidad y desarrollo de un buen resultado, y eso es justamente lo que no queremos.»
Ya avanzada la charla, le pedimos que nos cuente su relación con la lectura. Nos comenta que mientras estuvo en el colegio no era muy buena lectora. Leía por obligación para los controles de lectura y en general no tenía interés en los libros. Años después, cuando ya salió del colegio, descubrió los libros ilustrados, los libro álbum y las novelas gráficas, los cuales comenzaron a formar parte de sus intereses. Esa relación que nació en forma espontánea, siendo más joven, no la abandonado nunca y la ha llevado a cuestionarse y a expresar su trabajo como ilustradora. Hoy tienen una biblioteca en su casa, con libros ilustrados que provienen de distintos autores, con diversos estilos y que hablan del trabajo de la ilustración en distintos países. Además, fomenta en su pequeña hija de 3 años el gusto por la lectura, pero por aquella que tiene sentido y que se vincula con sus intereses. Porque los niños, aunque sean muy pequeños, tienen sus intereses y saben lo que les gusta.
A Pati, la lectura de imágenes le resulta tan natural como respirar. Algo que encuentro natural dada su profesión, y que me deja con la sensación que nosotros, los profesores de Lenguaje, en general no sabemos como enfrentar la gran riqueza en las fotografías, las imágenes y los dibujos para ayudarnos a acercar la lectura a los estudiantes. Le comento que nuestro sistema educacional lamentablemente no potencia ese aspecto, y que nos prepara más bien para enseñar a comprender y analizar un texto, más que para disfrutarlo y mucho menos para leer sus imágenes. Además de estar de acuerdo, Pati nos comenta que para ella leer imágenes resulta vital para establecer un nexo con lo que se lee. La imagen no sólo acrecienta y enriquece lo que aparece escrito, también lo traduce a una nueva forma. Hay que fijarse en los detalles, en el hilo de las imágenes desde la primera a la última página, en los colores y el lugar donde están dispuestos los objetos y las personas, en sus expresiones e incluso en la ropa que llevan puestas. Todos esos elementos gritan cosas que, a veces, el texto deja a contraluz. Ser capaz de leer una imagen y hacerla conversar con lo que se ha leído requiere adentrarse en la lectura a un nivel muy profundo. Tanto o más que si comprendiésemos al 100% todo lo que está escrito, por que la sutileza de la imagen es muy difícil de reproducir en el texto.
Esta conversación y las reflexiones a las que he llegado me dejan contenta. En especial porque no he sido sólo yo la que ha sucumbido a este ejercicio. Mis alumnos también han escuchado atentamente y han entendido -de primera fuente- que no sólo hay que aprender a darle sentido a las palabras escritas. Ir más allá y acercarse a las cosas que parecen no ser tan obvias son una de las principales conclusiones que han sacado de este encuentro.
Queremos agradecer a Pati Aguilera por recibirnos en AjíColor y por mostrarnos una esquina de su mundo.
Esta semana debuta Cápsulas Lectoras, nueva sección mensual a través de la cual les mostraremos casos concretos de diversos tipos de bibliotecas en las cuales sus coordinadoras y/o bibliotecarios(as) presenten ejemplos, ideas y situaciones que fomenten la lectura. Este mes hemos querido dar a conocer el caso de una Biblio CRA (Centro de Recursos de Aprendizaje) en Quinta Normal.
La entrada a la biblioteca de laEscuela Lo Franco (ubicada en la comuna de Quinta Normal) queda en un segundo piso al medio de un largo pasillo que conecta las escaleras con las salas de clases. La puerta tiene una portentosa estructura de fierro forjado y está asegurada con un pesado candado, que María Soledad Álvarez Correa -la encargada- a diario abre para que los estudiantes visiten la biblioteca y tengan la posibilidad de aprender y entretenerse con el material educativo que hay a su disposición.
El ejercicio de abrir y cerrar es simbólico. Hasta el año 2011 esta biblioteca no funcionaba igual, ya que no tenía continuidad en el horario, y sus anaqueles acumulaban el polvo. “Cuando llegué esto era como una bodega, los libros estaban en estanterías cerradas y los niños no tenían acceso a ellos”, recuerda María Soledad. Y mira la sala a la que a diario asisten pequeños de pre kínder a octavo básico provenientes de comunas como Cerro Navia, Renca y Quinta Normal.
El perfil del estudiante es un factor determinante. Aproximadamente un 86% proviene de familias no constituidas, y los estudiantes viven con uno de los padres o con algún abuelo. De acuerdo a la ficha SIMCE, son de estrato socioeconómico medio bajo, y de sectores vulnerables, “en algunos casos los padres de los niños están en la cárcel, algunos por problemas de tráfico de drogas. En otros, hay chicos que incluso inician su despertar sexual a los 11, 12 años”, comenta María Soledad para ilustrar algunas de las situaciones más extremas.
Una situación precaria, que se diferencia de la vivida hace dos años por la misma encargada CRA (Centro de Recursos para el Aprendizaje) en un colegio de Vitacura. Ahí, recuerda, » la biblioteca era diferente: había espacios abiertos y una gran cantidad de textos a disposición”.
Por ello, lo primero que pensó al llegar al nuevo colegio fue abrir la biblioteca y realizar actividades que acercaran a estudiantes, profesores, e incluso a los apoderados. “Estaba todo cerrado, había muchas cosas en cajas. Revisando encontré libros para las encargadas de integración, y se los pasé. Es algo que hago siempre: busco cosas que les puede servir a los profesores y los distribuyo de acuerdo a los intereses de cada cual”, especifica la encargada CRA. Y si bien el entorno social no cambia, hoy en día existe un lugar al que grandes y chicos pueden acudir, pues está permanentemente abierto: la biblioteca.
Abrir la biblioteca
Ese fue el paso que dio María Soledad, entregando a los niños la posibilidad de acercarse directamente a los textos, instalando estanterías abiertas. Algo que logró gracias a su gestión y al apoyo de un apoderado y una profesora interesados en mejorar el colegio. Y aunque el espacio es pequeño, alcanza para que los cursos hagan uso de las horas de biblioteca que reglamentariamente les corresponden por malla curricular.
Otra iniciativa que María Soledad destaca con especial énfasis es “El Legado”. Una idea simple, pero cargada de significado, en que los estudiantes de octavo básico escriben una historia en un libro hecho por ellos mismos. Así, y a mano, van surgiendo las hojas de esta suerte de testimonio, que toma forma gracias a la creatividad de los más grandes y al uso de cartulina, mostacillas, lápices de colores y otros divertidos materiales. La idea es que al momento de abandonar el colegio para continuar sus estudios, una parte de estos ex alumnos quede reflejada en esas hojas, para que los más pequeños de kínder y primero básico puedan leer como si fuera parte de su propia historia.
El vínculo que María Soledad establece con los alumnos, apoderados y profesores va más allá del cuenta cuentos y de distribuir el boletín de novedades de la biblioteca. Pero para que esto suceda es imprescindible que exista un compromiso desde la Dirección del establecimiento, que facilite y valide el proceso. En el caso de la Escuela Lo Franco ese compromiso no se ha generado del modo que cabría esperar.
Y entonces, ¿Cómo funciona la Biblioteca?
La respuesta es sencilla: No lo sabemos, ya que desde marzo de este año María Soledad dejó su puesto en la escuela Lo Franco para irse a trabajar a otra unidad de información, esta vez en una institución de educación superior. Por eso, no sabemos si en la biblioteca de Lo Franco seguirá funcionando “El Legado”, si los profesores tendrán a la mano libros interesantes, o si habrá alguien para abrir la reja de fierro de la biblioteca.
Sólo sabemos que si hay algo bueno, hay que cuidarlo y potenciarlo. Y eso no pasa simplemente por tener libros y estantería abiertas. Eso sucede cuando la biblioteca es de todos, y para todos, incluidas las autoridades escolares.
María Soledad Álvarez Correa es técnico en Atención Social Administrativo. Ha trabajado en Centro Abierto Lo Velázquez de Renca, Colegio Antártica Chilena de la comuna de Vitacura y Escuela Lo Franco de Quinta Normal. La casualidad y las vueltas de la vida la llevaron a trabajar a una biblioteca escolar, donde pudo desempeñarse en el área de cuenta cuentos y animación a la lectura. Actualmente ejerce funciones como Asistente de la biblioteca en el DUOC UC, Sede Plaza Norte. En sus ratos libres suele leer, ir al cine y disfrutar de sus dos sobrinas.
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Si al igual que nosotros, quieres conocer un poco más a María Soledad, te sugerimos leer esta entrevista
1.- Equipo Leamos Más: De todas las actividades de fomento lector que realizabas en Lo Franco. ¿Cuál crees que era más del gusto de los alumnos?
María Soledad: En relación a los alumnos la que más les gusto fue el café literario, donde ellos mismos leían sus propias creaciones con los alumnos de 5 a 8 básico. Y los cuenta cuentos para los más pequeños, aun no se me olvida como los niños después del cuenta cuento cantaban o recitaban lo que aprendíamos juntos.
2.- Equipo Leamos Más: ¿De qué forma crees que la biblioteca le ayudaba a los alumnos (grandes y pequeños) en su vida escolar?. No me refiero sólo al rendimiento, sino que a la vida que hacían al interior del establecimiento.
María Soledad: Creo que la biblioteca es importante para los grandes y chicos ya que es un lugar donde los alumnos pueden soñar, viajar por todo el mundo, les abre su propio horizonte, te extiende tu mundo y compartir sus propias vivencias
3.-Equipo Leamos Más: ¿Qué reflexiones nos puedes compartir ahora, que estás en otro trabajo y puedes analizar la situación en perspectiva?
María Soledad: Bueno la experiencia de trabajar en biblioteca escolar es lo más genial que me ha pasado en la vida, lo disfrute mucho, disfruto ver la alegría de los niños y niñas al tomar un libro, o al escuchar un cuenta cuento. Extraño ese disfrute de entregar un libro a un niños que va en busca de el por solo el hecho de que le gusta la lectura.
El ahora mío es aprender a conocer otro mundo de la biblioteca, el mundo de la biblioteca de instituto es totalmente diferente, pero creo que todos en la vida debemos desafiarnos a conocer otros mundo y esa es mi oportunidad hoy
Humberto Maturana, biólogo y epistemólogo chileno, es el típico científico desgarbado, melenudo y de gruesos lentes que no le despintan la imagen de sesudo e intelectual. Sencillo y quitado de bulla, deambula por doquier con sus eternos chalecones de lana y sus bufandas al viento. Es distraído, como todo científico que se precie de tal, pero siempre amable y dispuesto a atender a quien quiera hacerle una pregunta o simplemente tocarlo, pedirle un autógrafo o expresarle su admiración de cualquier manera, por muy loca que sea.
Como profesor, este Premio Nacional de Ciencias es claro, conciso, se pasea con los brazos en la espalda repitiendo sus grandes verdades –es una eminencia reconocida a nivel internacional y afuera muchos lo veneran- y le encanta que lo interrumpan, le rebatan, lo acosen, etc. No es, entonces, un científico tan típico como acabamos de decir en el comienzo. Sus libros no sólo los devoran los estudiantes de ciencias biológicas, sino todos los que quieren saber algo más de la gran complejidad y simpleza del ser humano.
Y Humberto Maturana es tan típico y atípico, -cosa extraña, pero cierta según cómo lo miremos-, que sus respuestas nos dejarán más que sorprendidos:
¿Cómo fue su acercamiento a la lectura?
Fue difícil, porque era miope. No veía bien y me demoré mucho en aprender a leer. Nunca he sido un buen lector, porque me cuesta leer, pero he aprendido a leer por pedazos. A enterarme de la naturaleza del contenido leyendo un pedazo aquí, un pedazo allá. El resultado es que leo muchas veces el mismo libro en distintas partes.
¿Qué libros lo han remecido o marcado a lo largo de su vida y por qué razones?
El Quijote de la Mancha cuando muchacho, porque lo encontré un libro muy cruel. Me dolía mucho lo que le sucedía a Don Quijote. Por eso me costo mucho leerlo y nunca lo leí completo. No lo encontré un libro gracioso, para reír. Pero sí para llorar, por así decirlo, por la crueldad que se veía en el libro y que tenía su origen en el vivir del propio Don Quijote. También el Libro “Así Hablaba Zaratustra” de Nietzche, por su visión del ser humano en el respeto por sí mismo.
¿Por qué deberíamos leer?
Yo pienso que es bueno leer si uno lee desde la autonomía reflexiva porque le amplía la visión del mundo, de lo que otras personas piensan, o por sus evocaciones distintas del vivir humano en distintas circunstancias o por lo que muestran del cosmos en la medida que son libros de ciencia o de historia natural. O por las posibilidades positivas y negativas de nuestro existir al mirar la historia. Finalmente, porque uno se encuentra en todo lo que lee y puede elegir qué camino seguir.”
¿Qué libros recomendaría como fundamentales para leer y releer?
Recomendaría “El Señor de Los Anillos”, porque es un libro que está guiado por la búsqueda de la identidad, la búsqueda del respeto por sí mismo, la búsqueda de un vivir armonioso en la sabiduría no desde la exigencia, sino desde el hecho que las personas surjan desde ellas en el deseo del bien-estar en la convivencia con otros y con otras.
Entrevista publicada originalmente el año 2007, en Libro Libre Chile
A Isabel Hojas le gusta leer. A Isabel Hojas le gustan los libros. A Isabel Hojas le encantan las librerías y hojear distintos tipos de textos.
Sin embargo Isabel no es bibliotecaria, ni profesora, ni escritora. Isabel estudió Licenciatura en Artes Plásticas en la Universidad Católica de Chile, y a poco andar después de titulada se dedicó a la ilustración. No contenta con eso, Isabel sigue leyendo.
La conocí este año gracias a mi trabajo como bibliotecaria, puesto que nos correspondió trabajar en una tarea tan necesaria como desafiante: dar una charla a los futuros pedagogos comentando la visión de ilustradores y editores respecto al fomento lector en el aula. La intervención de esta ilustradora fue muy importante para la audiencia y sin duda para mí. Dio un giro a muchos de los planteamientos que tengo respecto al amor por la lectura. Y ese giro y nueva mirada tienen que ver con la creatividad y la imaginación. Dos elementos cruciales para el trabajo de Isabel, y que sin duda ha ido desarrollando y enriqueciendo a la par que su evolución como lectora. Fue tal el interés que me provocó lo que escuché en la charla de esta artista, que quise conocer más y le pedí esta entrevista para Leamos Más. Fue así como partí, entonces, entrometiéndome en el mundo de Isabel para saber como parte este vínculo con las imágenes y las palabras. Acá les va el resultado:
Isabel, ¿De qué forma empezaste a desarrollar una afición por los libros, las palabras, la lectura en general?
En mi casa había muchos libros, pero mi familia no era especialmente lectora. Mis papás siempre están y estuvieron bien informados, pero pocas veces –que recuerde- se regalaron el tiempo que requiere la lectura de un libro. Pese a eso, siempre nos incentivaron (a mis hermanos y a mi) el trabajo, el estudio y la lectura. De niña yo tenía un déficit atencional tremendo y por eso quizás -cuando vieron que a mi naturalmente me atraían los libros- fomentaron de manera especial ese gusto.
Con el paso del tiempo, en tu evolución desde estudiante de arte hasta ilustradora, ¿Sientes algún cambio como lectora? Y de ser así, ¿De qué tipo?
Me parece que la evolución como lectora se ha dado más por el tiempo y la madurez que por mi oficio. Eso mismo, el tiempo, ha cambiado también la manera de enfrentar mi trabajo.
¿Cuál de todos los libros que has ilustrado crees que podría ser de interés para un joven desmotivado en la lectura?
Creo que es difícil de saber, porque la desmotivación puede venir por diferentes factores…pero, quizás un libro que podría ser de interés para un niño es «Sabores de América«, que se puede leer sin orden establecido y que tiene información divertida o curiosa sobre alimentos que nos son familiares.
¿Qué importancia crees que tienen los libros ilustrados en el fomento lector de niños y adolescentes?
Uno de los grandes valores de un libro ilustrado, es que la imagen porta significado, pero lo hace de una manera mucho más sensorial, que apela a la experiencia de quién lo mira. La lectura entonces, puede darse en muchas capas y va evolucionando cada vez que se toma el libro otra vez. No hay una única lectura, por lo que es capaz de generar infinitos diálogos y reflexiones. Puede al fin, ser portador de tantas o más palabras que un libro de texto habitual.
Un niño incapaz de deletrear puede leer y entender el sentido de una imagen. Esa virtud hace que un libro ilustrado no genere ese temor a evaluación que -en general- conlleva la lectura de un texto en el ámbito escolar.
En el último se ha visto en Chile una suerte de resurgimiento en el ámbito cultural, educativo y social respecto al quehacer de los ilustradores.¿Cuáles crees que son las razones para ello?
El resurgimiento de la ilustración es un fenómeno latinoamericano, no sólo nacional. Y creo que se da por varios factores.
La globalización es uno de ellos. La producción de libros álbum –por diversos factores- se demoró casi treinta años en llegar a Latinoamérica y hoy -ya desde hace un tiempo- hay una efervescencia editorial por producirlos. Y esta producción se hace luego de haber digerido lo que ya se ha hecho en Europa y EEUU. Sin duda partimos con más conocimiento ( lo que no le quita mérito a la apuesta latinoamericana, porque son otras realidades a las que tiene que adecuarse).
Internet es un factor muy importante en el fenómeno de la ilustración hoy. Estamos al tanto de lo que se produce casi en cualquier parte del mundo, tanto así, que la producción local –de temáticas locales- se hace bajo un criterio globalizado. Además la web es una plataforma en donde el trabajo de los ilustradores se da a conocer y al mismo tiempo sirve para que se establezcan lazos entre quienes trabajamos en esto, lo que enriquece nuestro quehacer y fortalece al gremio.
Por otro lado, creo que hoy –vuelvo a la tecnología- es mucho más fácil producir un libro y también es más fácil distribuirlo.
La economía en nuestro país a crecido (y en muchos países latinoamericanos también) y eso sin duda a favorecido la producción y la apuesta editorial. Falta harto, pero creo que en muy (muy) poco tiempo, se ha a avanzado mucho.
Lo importante ahora es trabajar para que este “fenómeno” permanezca y se arraigue.
Visualiza por un momento que fuiste llamada a trabajar en un proyecto de biblioteca escolar, pública o universitaria, a cargo de organizar actividades de promoción y fomento lector: ¿Puedes contarnos tres actividades que harías?
-Mucha lectura en voz alta: establecería horas de lectura que marcaran el paso del día -como en los colegios religiosos con oraciones- con la lectura de diferentes textos: cuentos, fragmentos de novelas, poesías….
-Abriría las bibliotecas a los padres (y a todos el personal de los colegios y instituciones educacionales) para que ellos puedan sacar libros. Hacer talleres de lectura para ellos generaría luego, que los niños (a la cola de “los grandes)” leyeran también.
-Dejaría a los niños habitualmente en las bibliotecas, que elijan, vean y lean libremente.
Y siguiendo en la onda imaginativa: ¿Qué te gustaría que pasara en tu medio en 10 años más? ¿Cómo te gustaría que evolucionara?
Hay una concepción muy arraigada entre los adultos en que un libro es vehículo de aprendizaje y eso hace que la idea de los libros les llegue a los niños sesgada. Me encantaría que las editoriales, padres y profesores apostaran por libros en donde los niños primeramente, disfruten de la lectura.
Los libros entonces atraerían a lectores por el goce y para quienes estamos detrás, en la construcción de ellos, el trabajo se nos volvería mucho más desafiante y lejos más entretenido.
Me gustaría también que esta energía que hay hoy con respecto a los libros e ilustración, permaneciera.
¿Te interesaría generar un vínculo con el gremio de profesores, bibliotecarios, editores?
Si, evidentemente si, pero me hace más feliz pensar en generarlo con lectores.
Dicen que cuando uno está metido en el bosque no es capaz de ver la perspectiva completa, por eso te pregunto -como bibliotecaria- ¿que consejo nos darías a los profesores y bibliotecarios para propiciar la lectura en niños, jóvenes y adultos?
Hacer de la lectura un recreo.
Si quiere conocer más del trabajo de Isabel Hojas, le recomiendo visitar su blog Tierra de Hojas y conocer más de las ilustraciones y libros en los que ha participado.
Biblioteca de la Iglesia de San Francisco y sus tesoros reabrirán sus puertas en 2013
Sus gruesas paredes de adobe están tapizadas de estanterías que contienen 17 mil ejemplares, algunos fabricados con papel de algodón hecho a mano y encuadernados con un método ya extinto. Los más antiguos datan del siglo XVI. Después de permanecer cerrada por más de 50 años, la Biblioteca Franciscana abrirá sus puertas en 2013.
El recinto se ubica detrás de la Iglesia de San Francisco, donde también se emplazaba el monasterio y una celda de castigo para los sacerdotes. No sólo de oración y teología vivían los frailes. Entre las colecciones se encuentran libros de botánica, medicina, anatomía, derecho canónico, historia, filosofía y literatura.
En una primera etapa se clasificarán 12 mil valiosos textos. “La idea es que en esta misma fecha de 2013 podamos recibir a especialistas, estudiantes e investigadores que quieran conocer el patrimonio que guarda esta biblioteca”, explica la encargada del Area de Conservación y Restauración del Museo de Arte Colonial de San Francisco, Fanny Canessa.
Un recorrido por la antigua construcción resulta un verdadero viaje al pasado. Su infraestructura de habitaciones y pasillos estrechos se mantiene intacta. El recinto está compuesto por cuatro salones de 24 metros cuadrados cada uno. Entre los libros expuestos destacan “joyas” encuadernadas en delgado y fino cuero de becerro y cordero.
“Son textos que responden a la primera etapa de la historia de la encuadernación, que tenían los hilos en el lomo, y un sistema constructivo que se modificó en el siglo XVIII”, agrega Canessa.
Tesoros franciscanos
La colección siempre estuvo cerrada al público general y sólo ahora los especialistas tendrán acceso a ella. Hasta 1962, los frailes misioneros y evangelizadores se formaban dentro del mismo convento. La biblioteca dejó de usarse tras el Concilio Vaticano II, en el que la Iglesia Católica promovió adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de los nuevos tiempos. Después de esa fecha, los religiosos comenzaron a estudiar en universidades. En ese momento, el recinto se cerró, cuenta el director del museo, Francisco García.
“Creemos que la biblioteca fue construida después de la iglesia, que terminó su proceso en 1618. Habría sido la biblioteca central del convento ubicado en este mismo lugar”, explica García. Su importancia, según Canessa, reside en que es una colección que no ha sido investigada y explorada. “Se sabe que aquí debe haber textos muy importantes para los investigadores en historia colonial, teología, literatura y filosofía”, señala.
En los volúmenes se han encontrado comentarios, correcciones, frases subrayadas y papeles como marcadores de páginas. “Creo que va a ser un trabajo casi arqueológico. Los libros en sí mismos son una huella de lo que pasó”, explica Canessa. El costo del inventario de los libros es de $ 18 millones, cifra que la administración del museo espera financiar mediante la Ley de Donaciones Culturales.
La apertura del recinto será restringida en una primera etapa, para no alterar la conservación de los textos y las condiciones de humedad y temperatura que existen en el lugar.
La persistencia del adobe
La Iglesia de San Francisco es una de las construcciones más antiguas de Santiago y data de la época colonial. En 1541, Pedro de Valdivia mandó a erigir una ermita en el lugar y, en 1544, la Orden Franciscana solicitó la cesión del sitio, con el compromiso de la construcción de un templo.
Treinta años después se dio inicio a la edificación con mano de obra indígena, pero esta primera construcción de adobe fue destruida tras un temblor en 1583. Desde 1951 es Monumento Nacional.
Artículo originalmente escrito por Lorena Leiva y publicado en La Tercera el martes 28 de agosto
Comenté en un post anterior respecto a los jóvenes lectores y las teorías que circundan en torno a sus hábitos de lectura: como por ejemplo el hecho que leen poco y que se dejan llevar por el chat, el celular, internet, los videojuegos y otros distractores que podrían atentar contra su interés por los libros. En Chile existe una revista dedicada exclusivamente al fomento lector juvenil. Por eso, adelanté en aquel post, parte de la entrevista que realicé a Jennifer King, Comunicadora Visual de la University of Minnesota y directora de las revistas Había una Vez y Mini revista Digital JiL. Profesora en la Escuela de diseño de la Universidad Diego Portales desde 1995 y además directora de la pequeña editorial de libros no-ficción Confín Ediciones.
Ahora les presento la entrevista completa para que conocer la forma como se han gestado los proyectos editoriales que se la juegan por el fomento lector desde una tribuna distinta.
Jennifer, si partimos hablando del fomento lector en general. ¿Cuál es el rol que debieran cumplir los mediadores de la lectura en un plan de fomento? ¿Y qué tipo de lectura crees que se debiera promover?
«Los planes de fomento lector no son mi especialidad y no tengo experiencia al respecto. Sin embargo, aplicando mi lógica y el roce constante que tengo con el rubro, me parece que hay que abrirles puertas a los jóvenes y niños. No se debe tratar de seguir insistiendo con los textos clásicos (por el sólo hecho de ser clásicos de alguna forma se llegará a ellos). Yo me salté varios de chica y no los leí, al cambiarme tanto de países. Hoy tengo más curiosidad y he llegado a ellos con más conocimiento quizás, casi como lectura obligada para poder conversar, es cultura general.
Yo confío que la mayoría de las personas quieren ser cultas en alguna etapa de sus vidas. Para abrir esa puerta hay muchos tipos y géneros de libros que sirven. Los debemos conocer. Pero no evitaría ninguno. Es tarea de los profes y bibliotecarios estar al tanto de las novedades, las tendencias, la no-ficción tanto como la ficción, porque ambos abren puertas según el tipo de inteligencia que maneje el lector en cuestión. Creo fehacientemente que cada niño es distinto y necesita un libro distinto. Por eso me indigna que te pregunten la edad del niño en las librerías y no los intereses, o el ultimo libro que le gustó; es un error garrafal. También creo que las revistas, en el segmento juvenil infantil tienen un tremendo potencial y que son desaprovechadas. Hay muchas revistas juveniles y son relativamente baratas (más que un libro), pero son todas –a primera vista– del mismo tema y parecidas, cayendo en un estereotipo tremendo y relacionadas más con las mujeres. Como ves hay mucho trabajo por hacer y muchas oportunidades. ¡Me pone ansiosa sentir que no hay suficiente tiempo para desarrollarlas todas!
Y ahora, cambiando de tema y comentando respecto a las revistas.¿De qué forma se gestó el desarrollo de las revistas «Había Una Vez» y «JIL» (Literatura Infantil y Juvenil, con las siglas al revés)?
«Hay una sinergia clara que conduce al levantamiento de ambas revistas, y un aprendizaje previo que cataliza en su desarrollo. Antes del 2005 Carmen Paz Hernández, Rebeca Domínguez y María Paz Grafulic, las directoras de la Fundación Había una Vez, venían del enorme proyecto de la librería del mismo nombre, gracias a lo cual conocían el mercado, las editoriales, los libros, las posibilidades, lo vasto de ese mundo que no se conocía tanto en Chile, o no se daba a conocer de la mejor forma. Posteriormente, con la Fundación que ellas desarrollaron comenzaron a perfeccionarse y aprender cada vez más, trabajando en terreno, viajando a ferias, recogiendo información desde las comunidades, trabajando con corporaciones educacionales importantes y conociendo todas las novedades de las editoriales para el catálogo bibliográfico. Y es en ese momento, con todo ese acopio de información, cuando deciden jugársela con una revista. Yo había tenido varios acercamientos a las Directoras gestionando y diseñando algunos proyectos editoriales que hicimos en conjunto cuando me pidieron que dirigiera el diseño y producción de la revista trimestral que estaban armando. Hoy, años después, seguimos siendo un equipo pequeño y esforzado, muy satisfecho con los avances y las posibilidades que nos ofrece la nueva plataforma digital -las revistas se ofrecen hoy en línea, para descarga gratuita-para poder llegar a cada vez más personas y beneficiar a muchas más ya que la revista se distribuye en forma gratuita.»
¿Cómo percibes que está el medio en Chile respecto al fomento lector?
«Están sucediendo muchas cosas en torno a la promoción de la lectura y los libros en Chile. Iniciativas tanto en forma independiente como masiva. Me refiero a campañas de fomento lector, lanzamiento de revistas comunitarias, trabajos municipales y en centros lectores. También se han abierto paso los clubes de lectura, blogs de literatura y libros, ferias de libros en colegios, e iniciativas lectoras de diversa índole. A ello se suman la capacitación en talleres literarios, diplomados en temas tales como lectura infantil y juvenil, mediadores de lectura, o en talleres de ilustración, etc. Sin embargo, con todo esto en marcha, no percibo que haya mucha comunicación o que se brinde la instancia para compartir experiencias, recomendar buenas prácticas, compartir metodologías o mostrar iniciativas exitosas. Eso no se observa en el medio. La idea es consolidar el conocimiento en un solo lugar, catalizarlo, lo cual sin duda sería un beneficio enorme para quienes trabajan en este medio. Siento que desde mi experiencia y profesión, lo mejor que puedo hacer para fomentar la lectura es en mi rol como comunicadora y en lo que me he formado más fuertemente: en edición y haciendo revistas. Me apasiona el tema.»
Inicialmente partieron con la revista «Había Una Vez» en formato impreso, a la cual había que suscribirse . Fue un vuelco bastante grande pasar de eso, a un formato digital, y además completamente gratuito. Cuéntame un poco de ese cambio.
«Es que hay una especie de boom en el tema literatura infantil juvenil en el mundo. Está muy organizado el rubro y era un momento que había que aprovechar. Por lo mismo ha sido un buen momento para lanzar una revista de libros y literatura infantil-juvenil. No digo que ha sido fácil. El cambio radical de pasar de formato impreso a digital nos salvó de la extinción. Sin embargo ya logramos financiar por completo el proyecto de las revistas. Eso obedece a que la calidad del contenido es notable. Nuesstras editoras han sido de lujo: primero estuvo María Teresa Ferrer -quien escribe actualmente cuentos para niños, editada por SM- y hoy trabajamos con Bernardita Cruz, quien lleva la batuta y maneja la línea editorial y se ocupa además de tener un buen nivel de colaboradores.»
A pesar que sólo llevan dos números al aire, ¿han podido hacer alguna evaluación de la respuesta del público y de los auspiciadores?
«La revista ha sido exitosa (tuvimos más de 11.000 descargas de edición digital de otoño). Esto revela un vacío en el mercado, y en ese sentido creemos que ha sido una oportunidad para las editoriales el poder impulsar y fomentar ante nuestro vasto público de lectores sus novedades y destacados. Es una plataforma, la única masiva en Chile disponible para –específicamente– difundir libros y lectura en niños y jóvenes.»
¿El fenómeno literario de los adolescentes marca la pauta para la revista JIL?
«Después de una encuesta online que hicimos a nuestros lectores y cercanos (donde nos comentaron reiteradamente que necesitaban material concreto de promoción lectora para adolescentes) decidimos lanzar una revista para este grupo etario que promoviera la lectura de una forma «ondera». La idea era aprovechar las plataformas digitales que están en boga, como Facebook y Twitter, gracias a lo cual hemos logrado una mayor cercanía con nuestro público objetivo . Actualmente tenemos más de 3 mil amigos en Facebook, y el número va en ascenso.
La revista JIL ofrece temas entretenidos, de corte miscelánea, editados especialmente para jóvenes desde 14 en adelante. A través de la revista presentamos una una metodología novedosa de “cajoneras”. Éstas las inventé para que realmente fueran opcionales. La idea es que quien quiera profundizar algún tema tiene una oferta ahí mismo. Es una especie de ideario de libros alternativos y disponibles en el mercado, algunos de no-ficción incluso. El objetivo es ir entusiasmando con los libros y el conocimiento en general de una forma personalizada, al ritmo y gusto de los jóvenes. Se aleja de la propuesta de lectura complementaria que proponen los establecimientos educativos, entregando libros con cuchara de remedio, a la fuerza.»
«Proponemos desde literatura, novelas biografías, libros de ciencia con contenidos atractivos, novelas gráficas, etc. Mostramos lo nuevo y lo antiguo, además tenemos las secciones «Dosis Clásicas» y «Dosis Actuales» que son extractos de «Puro Filete» de libros, como reza el nombre de esta sección (por ejemplo en el primer número estuvo «El gato negro» de Edgard Allan Poe). Procuramos elegir la mejor parte de cada libro para realmente dejar «colgados» a los que lo lean, incitándolo a que lo busquen. Suena utópico, pero cada libro tiene momentos clímax o insinuantes, y los que no, quizás no son tan apropiados para los jóvenes de hoy. Los elegimos con pinzas y con la ayuda de las especialistas de la Fundación Había una Vez.»
Me parece una buena forma de llegar al público juvenil. ¿Hay alguna otra apuesta por acercarse a ellos?
«Eso no es todo, La JIL también tiene dos entrevistas a personajes conocidos, adolescentes donde revelan sus lecturas secretas y preferidas -por ejemplo en el último número está la actriz Denise Rosenthal, y en el número anterior la cantante Francisca Valenzuela- reflexionando acerca de sus hábitos lectores personales, entre otras preguntas de sus vidas en general. Y en otras secciones se ofrece tecnología de punta, lo soñado, lo último que podría tentar a un joven. En la sección » ¿Qué me recomiendas?» chicos de diferentes colegios y Centros lectores del país reseñan y recomiendan –de un modo coloquial, en su propio lenguaje– los últimos libros que han leído. Hasta el momento hemos tenido ocho reseñas por número y queremos ir expandiendo el concepto a varias más. Para eso esperamos recibir colaboraciones desde cualquier parte. Vamos a estar sorteando tres libros por edición entre aquellos que sean seleccionados y tengan sus reseñas publicadas en alguno de nuestros números.
No hay otra revista que busque ni ofrezca esto en la web.»
¿Qué opinas de las instancias de fomento lector para los adolescentes en Chile?
Son pocas las iniciativas lectoras para esta edad tan crítica del crecimiento, crítica en tantos sentidos: emocionales y lectores. Yo llevo seis años estudiando a los adolescentes y preadolescentes y trabajando en nichos de relevancia para ellos en mi taller de diseño de la FAAD/UDP, creando y analizando material, promoviendo los libros y la lectura desde la visualidad. Es una edad clave para tantas editoriales también, muchos de nuestros auspiciadores publicitan solo en la revista JIL. Por ejemplo: hace tiempo que hay un boom de sagas, los libros vienen en dos o tres volúmenes, y el fanatismo de los jóvenes por seguir a sus personajes no conoce fronteras. Está lleno de blogs de literatura y libros administrados por adolescentes (en Chile hay más de treinta). Está lleno de fenómenos en la literatura juvenil hoy. La JIL no funcionaría si la posicionáramos como una revista de fomento lector para teens (adolescentes), es una revista digital descargable para teens (gratis). Tan bajo perfil lo quisimos dejar, que no definimos la sigla JIL tampoco (aunque los conocedores sabemos que es Literatura Infantil y Juvenil al revés) e hicimos un concurso que dura hasta final de año para la mejor propuesta del título, ya que queremos que los propios lectores nos ayuden en ello. Ha sido divertido, hemos visto respuestas muy diversas.»
Y los jóvenes, ¿responden?
«Es interesante y muy movido el nicho joven, mueve masas, es un poco vertiginoso lo conectados que están los «lolos». Es muy medible y reaccionario, espero que les sigamos cayendo bien. Cada vez hay más novedades y se me ocurre que con la revista JIL vamos a vernos obligados a circular más frecuentemente en el corto plazo. El segmento no aguanta la periodicidad trimestral parece. Pero hay muchas metas por lograr aún, y la tecnología nos acompañará cada vez más, estamos atentas a eso también.»
¿Y cómo atisbas el corto y mediano plazo para las revistas?
«El desafío ha sido evolutivo y lógico. Con la revista Había una Vez, nació de la necesidad del país y el mercado de reunir toda la información en torno al fomento lector. Antes, lo que veíamos eran iniciativas lectoras»disparando» para todas partes pero que no se daban a conocer (y se entiende, no hay casi presupuesto para hacerlas, menos para difundirlas). Hoy hay un medio consagrado, confiable y serio, dedicado a la Lectura infantil y juvenil con la misión de catalizar y difunidir esas iniciativas y conocimientos. La Revista JIL, la más reciente invención, nace de la necesidad que se detectó desde el feedback de los dos años de la Revista Había una Vez.
A la nueva era digital de la revista la hemos bautizado: Había una Vez para todos. Tiene mucho por crecer y dar a conocer en todos los aspectos, pero hay que avanzar dentro de las posibilidades, y lentamente, para que sean pasos firmes.»
¿De qué forma has articulado la edición de estas publicaciones con el desarrollo de tu proyecto VEOLEO y tu labor como editora de Confín Ediciones?
«Mi proyecto VEOLEO -proyecto dirigido a jóvenes entre 10 y 14 años que fomenta la lectura a través de atractivos trailersde libros- se mantiene vigente prácticamente con piloto automático. Cuando lo inventé estaba segura que tenía que ser de esa forma por lo mucho que me absorbe el trabajo en la revista y mis clases en la universidad. Entonces eso no me preocupa mayormente. Ha dado tanto de qué hablar que las visitas se han mantenido relativamente parejas, y después de ganarnos el Fondo del Libro, en fomento a la lectura el año 2011, pudimos aumentar a 50 los trailers. Lo divertido es que hoy, tres años después, los trailers de libros existen, la mayoría de los bestsellers juveniles tienen trailer. Por esto, dada la contingencia, la etapa que vislumbro para VEOLEO ahora, en el mediano plazo, es una especie de recopilación del material más reciente –taquillero– levantado desde youtube y las editoriales directamente, reunido de forma organizada en el catálogo de VEOLEO. Es decir como un youtube de Book Trailers adolescentes; lo nuevo, lo cásico, todo. Eso no cuesta nada hacerlo y las editoriales estarán alucinadas, los colegios también. Lo tengo en mi lista de pendientes!…
Confín ediciones es mi pasión, y por lo mismo es lo que más lento va. Hacer un libro tiene muchísimas aristas y nuestra meta es no sacar más de uno o dos títulos al año. Tampoco queremos dejar de hacer nada de lo otro –tan importante para nosotras–. Con calma, sin saltarnos ninguna etapa, seguiremos editando. Las tres socias, María Paz Garafulic, Rebeca Domínguez y yo, no tenemos ningún apuro. Estamos editando la segunda parte del libro Universo: ciencia y ficción, que esperamos lanzar durante este año, si se «alinean las estrellas»; es una especie de volumen dos con estructura similar pero no exacta. Estamos evaluando una segunda edición de Universo1 ya que quedan muy pocos libros y se sigue vendiendo bastante, empezamos la traducción al inglés y posteriormente queremos empezar la programación de la aplicación interactiva para formato tablet. Tenemos vistas un par de co-ediciones siempre en la línea de no-ficción para jóvenes; además queremos incursionar en la publicación de libros profesionales de promoción de lectura, algunos títulos que están afuera y son «must«, sería bueno editarlos acá. Pero no me estresa. Si no se puede todavía no se puede, no pienso descuerarme y pasarlo mal con el tema.»
Pero ya has estado trabajando en publicaciones de libros…
Este año llevo dos libros álbum de mi edición publicados con Ocholibros, desde el taller en la UDP: «El tío Octavio» de CamilaGarcía y «Clandestinos» de Cristina Ortega (que no son de la línea Confín, pero que era importante editarlos). Son vivencias de niños (ficción) durante una dictadura (cualquiera), desde la cotidianeidad. Muy inocentes y simpáticos ambos libros, forman parte de la colección que se levantó para acunarlos, Hablemos de… muy relevante en la revisión de la historia reciente de Chile y muchos otros países de habla hispana. Es una colección que pone temas sobre la mesa. El año pasado asesoré la publicación de los libros infantiles de la colección Transbank, por segunda campaña consecutiva. Siempre hay tiempo para hacer lo que uno ama, en realidad. Esto es solo la punta del iceberg! Hay una lista larga de cosas activadas dando vueltas, se mueve la cosa.
Jennifer, agradezco mucho tu mirada multifacética e inquieta respecto al fomento lector, y que nos contaras la historia que hay tras el desarrollo de estas revistas. Dicen que emprender no es fácil. Creo que al leer tu experiencia sin duda más de algún lector de Leamos Más se motivará y sacará algunas ideas para fomentar la lectura en su entorno.
Sí, aunque usted no lo crea los jóvenes y adolescentes leen y mucho más de lo que se piensa. Comúnmente creemos lo contrario porque los estudios hablan de los bajos índices de lectura en la prueba PISA, en el SIMCE y en otras mediciones de esa índole. Claro, la competencia contra el libro es dura: pensamos que el celular, la Wii, juegos de diversos tipos, internet, el chat, y otros distractores que atentan contra el interés de los jóvenes por el libro. Pero en toda época y lugar, el libro ha sabido acomodarse a otros medios y plataformas: la radio, la televisión, el cine, los primeros juegos atari y nintendo. La lista de distractores y «embelecos» es larga. Pero, hay varias cosas a favor de la permanencia del libro en manos juveniles. De muestra, un botón:
Los jóvenes saben lo que les gusta, tiene claros sus intereses estilísticos, musicales, visuales, temáticos en general. Por eso tienen una mediana idea respecto a que temas de lectura les atrae, y no se dejan llevar por cualquier libro que pongan en sus manos. Primero tienen que sentirse atraídos por la trama para dejarse llevar por sus páginas.
Les gusta compartir y conversar entre ellos de las cosas que hacen, lo que les interesa y lo que no les atrae tanto. El estudio realizado en Bibliotecas públicas por un equipo de bibliotecarias liderado por Flor Toledo , titulado «El placer de la lectura. Hábitos e intereses de niñas, niños y jóvenes entre 10 y 18 años» revela que los amigos son los primeros «líderes de opinión» de los jóvenes y las personas a quienes más validan a la hora de determinar que ropa usar, que música escuchar, que lugares visitar, y también qué leer.
Tienen muchas inquietudes emocionales, las cuales no siempre saben como resolver. A veces no pueden expresarlas verbalmente, por lo que prefieren identificarse en la letra de una canción, a través de unos párrafos que escriben en su cuaderno, o en un personaje de alguna novela o un cuento. Muchas veces la identificación con ciertas cualidades o historias de los personajes son un fuerte elemento motivador para leer. Sin duda recuerdan el fenómeno que se produjo con la saga «Crepúsculo» de la escritora Stephenie Meyer. Miles de ejemplares fueron leídos por interesados adolescentes.
El problema es que los que estamos de la otra vereda -los adultos- hemos cometido varios errores al relacionar la lectura con niños y jóvenes. No nos sentimos satisfechos con darles a leer un libro por obligación para la prueba de lenguaje, sino que también nos arrogamos el derecho de creer qué es lo correcto a la hora de leer. ¿Leer es sólo lectura lineal de una novela? ¿Leo sólo cuando tengo un libro entre mis manos? Y si leo material técnico, ¿no estoy remitiéndome acto de leer, también?. Hay muchas formas de leer para un niño, un joven y para los adultos. Sin duda ese es un tema que da para mucho más que un mero párrafo en un post, pero lo abordo someramente sólo para señalar que han sido bastantes los mensajes equívocos que le hemos dado a los jóvenes. En algunas ocasiones me ha correspondido participar en estudios en los que se les ha preguntado a adolescentes de 16 ó 17 años: «¿Te consideras un buen lector?» ante lo cual responden: «no, sólo leo revistas y el diario. Y a veces, cuando un libro me interesa, entonces lo leo». Yo me considero una buena lectora, y sólo leo si un libro me interesa, no cuando me siento obligada a hacerlo. Desde ese punto de vista ese joven y yo tenemos algo en común.
Leyendo al estilo Teen
Sin duda las razones y formas en que los jóvenes se relacionan con la lectura es un tema que da para varios post y estudios. Hay datos y cifras para acompañar la información. Por eso, siendo un tema tan interesante e importante me reservo el derecho de seguir tratándolo en futuros artículos. Sin embargo, esta me parece una buena oportunidad para señalar que paulatinamente estamos comenzando a entender la relación que se establece entre los teens y la lectura. Prueba de ello es la nueva revista JIL, especializada en fomento lector para jóvenes, ya que han sabido dirigirse a este grupo en su jerga, modismos, visualidad y estética.
Me cuenta Jennifer King -Directora de la revista – que lanzaron el proyecto porque reiteradamente les solicitaban material concreto de promoción lectora para adolescentes, que tuviera contenidos onderos. Aprovechando las plataformas digitales, Facebook, Twitter –muy usadas por los lenguajes teen actuales– gracias a lo cual han llegado a más de 3.000 amigos. Por ejemplo, en twitter se declaran como «Mini revista donde encontrarás noticias de música, cómics, cine y vanguardia, y podrás descubrir aspectos poco conocidos de tus personajes favoritos.» Interesante planteamiento, ¿no?. Me interesó este tema, por eso le hice una entrevista a la Directora de la revista. Acá les presento un extracto como preámbulo al artículo completo.
Se piensa que fomentar la lectura entre adolescentes es difícil. ¿Cuál es el planteamiento de la revista en este sentido?
La revista JIL (en fotmato en línea, para descarga gratuita) ofrece temas entretenidos de miscelánea editados especialmente para jóvenes de 14 o más años y a través de la revista presentamos una una metodología novedosa de “cajoneras”. Esas fueron un invento mío, para que realmente fueran opcionales pero interesantes, tentadoras. La idea es que quien quiera profundizar algún tema tiene una oferta ahí mismo. Es una especie de ideario de libros alternativos y disponibles en el mercado, muchos no-ficción, para entusiasmar con los libros y el conocimiento en general. Se aleja de la propuesta de lectura complementaria que proponen los establecimientos educativos, entregando libros con cuchara de remedio, a la fuerza.
¿Y qué hay del contenido? ¿cómo lo han hecho atractivo a ojos de quienes tienen 13 a 19 años?
La revista propone desde literatura, novelas hasta biografías y libros de ciencia interesantes, novelas gráficas; mostramos lo nuevo y lo antiguo, además tenemos las «Dosis Clásicas» y «Dosis Actuales» que son extractos de «puro filete» de libros, como dice su nombre, modernos y antiguos, consagrados. Procuramos elegir la mejor parte de cada libro para realmente dejar colgados a los que lo lean y que lo busquen. Suena utópico, pero cada libro tiene momentos clímax o insinuantes, y los que no, quizás no son tan apropiados para los jóvenes de hoy. El equipo editorial de la revista los elige con pinzas y con la ayuda de las especialistas de la Fundación Había una Vez.
Eso no es todo, La JIL también tiene dos entrevistas a personajes conocidos, adolescentes donde revelan sus lecturas secretas y preferidas, reflexionando acerca de sus hábitos lectores personales (sean buenos o malos) , entre otras preguntas de sus vidas en general. Y en otras secciones se ofrece tecnología de punta, lo soñado, lo último, con detalles de su composición y novedad. En ¿Qué me recomiendas? chicos de diferentes colegios y Centros lectores del país, reseñan y recomiendan –en sus palabras– los últimos libros que han leído. Hasta el momento hemos tenido ocho reseñas por número y queremos expandir el concepto a varias páginas. Para eso esperamos recibir colaboraciones desde cualquier parte. Vamos a estar sorteando tres libros por edición entre aquellos a quienes se les publiquen sus reseñas.
No hay otra revista que busque ni ofrezca esto en la web.