Categorías
Book Lovers

¿Book Lovers o Ratones de Biblioteca?

Los anglosajones suelen asociar la palabra «Lovers» (que  literalmente significa amante) a otra palabra, evidenciando de esta manera lo mucho que les gusta un determinado objeto, bien o servicio. Por ejemplo los «car lovers» son los fanáticos de los autos.  Es así como últimamente hemos visto en spots de televisión y otros medios las campañas publicitarias de conocidas marcas de comidas para mascotas, señalando que   los «Dog Lover» y «Cat Lover» deben comprar determinados alimentos para agasajar a sus cachorros.

Los libros  no han sido la excepción, por eso quienes son buenos para leer son llamados Book Lovers. En mi afán por indagar más respecto a esta expresión, observé que los Book Lovers no se caracterizan solamente por ser buenos lectores, ya que son personas que complementan su afán  con objetos asociados a la lectura: desde los separadores de libros, lápices, tazones, e incluso bolsos, teteras, poleras, calendarios, chapitas o pins. En general cualquier tipo de objeto que se relacione, aunque sea indirectamente, con la lectura. No importa que tan sofisticado sea el objeto: desde el clásico marcapáginas  o una buena libreta para anotar ideas. Todo vale.

"Perita" para leer más comodamente
«Perita» para leer más cómodamente

Hay Book Lovers que tienen a su haber accesorios, como aros, collares, anillos, e incluso cubrecamas (hay uno especialmente diseñado por Andrea Ayala Cosa que permite leer en climas fríos para evitar que se hielen brazos y manos). A tanto llega esta afición, que en Estados Unidos incluso celebran el día del Book Lover. Por eso, cada 9 de agosto numerosos blogs, sitios web, bibliotecas, y otros lugares asociados a la lectura se reúnen para conmemorar a los lectores con distintas actividades.  El afán ha llegado a tanto, que incluso han acuñado la frase «Los que aman los libros nunca se van a la cama solos» («Books lovers never go to bed alone») En Chile, la Biblioteca de la Universidad del Pacífico lanzó este año  una  campaña llamada «¿Qué estás leyendo?« para incentivar la lectura y premiar a los alumnos que comparten los libros que leen  a travésde una aplicación vinculada a Facebook. Y el premio fueron unos  «Kit Lector» con objetos asociados a la práctica de leer. Ahora bien, siguiendo con mi revisión, he encontrado sitios web -e incluso tiendas- con sugerencias  de  regalos para los “Book Lovers”  y otros sitios aplicaciones para smatrphones y tablets.

No estoy a favor  de acuñar vocablos y expresiones de habla inglesa sólo por seguir la  moda, pero claramente en Chile y otros países latinoamericanos, el spanglish se ha masificado mucho. Ya no tomamos un receso laboral para beber café, sino que hacemos un coffee break, vamos al mall, comemos brownies y seguimos rankings de diversos tipos. Eso, sólo por nombrra algunos ejemplos en los que el inglés se ha instaurado en nuestro lenguaje cotidiano. Por ende, hablar de Book Lover  sigue la misma línea.

Carl Spitzweg  pintó "Der Bücherwurm "  que se ha traducido como "El Gusano de Biblioteca" y que finalmente se ha aproximado a lo que hoy conocemos como el ratón de biblioteca.
«El Gusano de Biblioteca»

En mi niñez solían decirme «ratona de biblioteca» cuando me veían pasar tardes enteras entretenida con una novela. Y es que desde hace tiempo se relaciona a los ratoncillos que comen papel  con los buenos lectores que devoran libros. Hay una pintura de 1859, en la cual el artista alemán Carl Spitzweg  ilustró al ratón de biblioteca  como un bibliófilo inmerso en una vasta colección, tan grande que incluso debe usar una escalera para alcanzar los libros.  «Der Bücherwurm » (nombre original de la pintura) se traduce literalmente como «El gusano de Biblioteca» lo cual se acerca claramente al ratón al que alude este artículo  A eso se suman las innumerables imágenes de tiernos roedores con lentes, rodeados de libros, que hemos visto en caricaturas, cuentos e ilustraciones. Como ven, el tema no es nuevo.

Finalmente, lo que importa  más allá del idioma, modismos y expresiones es el fondo del asunto. Y hasta ahora -en mis múltiples búsquedas de información en internet- he encontrado más información para los fans de la lectura usando como palabra clave Book Lover.  Esa es la razón por la cual Leamos Más ha creado una nueva sección con ese nombre que va dirigida a los lectores de todo tipo: a quienes leen mucho y también a quienes leen poco; a quienes prefieren leer de la versión impresa y también a los que leen de ebooks o tablets; a quienes leen revistas, sitios web, el diario y libros. En general a todos los que se interesan por la lectura,  y gozan de ella en sus múltiples formas.

Después de todo, en estos fríos  días de invierno: ¿quién no goza estando en casa, cómodamente sentado con una humeante  taza de té o café?;  ¿A quién no le han dado ganas de tener a mano una libreta para anotar las ideas que van surgiendo de una lectura?, ¿Quién no ha querido tener a mano un práctico marcapáginas para el descanso en su lectura?. Creo que somos muchos los lectores y los Book Lovers que andamos dando vueltas por ahí. El afán es compartir datos, información y buenas ideas.

Por eso, si te sientes un Book Lover, te invitamos a contarnos qué es lo que más te gusta, y a leer otros artículos de la nueva sección dedicada a este tema.

Ideas para Book Lovers:

 

Galería de Imágenes

 

 

 

Categorías
Columnas y artículos

El libro se revitaliza: ¡Larga vida al libro!

Ipad, Kindle o el libro cómplice en el velador: todo vale a la hora de leer.

A ninguno debería sorprenderle que “El Código Da Vinci” o “Harry Potter” sean libros que podrían destronar, desde el podio de uno de los más leídos, al célebre “Quijote de la Mancha”. Pero en esta suerte de ranking de escritores hay claras diferencias…. no en vano el día que Cervantes falleció fue escogido para celebrar el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor. Mucho después la UNESCO registró esta fecha en las efemérides internacionales, y todavía mucho después algunos de nosotros tiene en su wish list un Ipad, unKindle u otro de los dispositivos que prometen poner a nuestros pies la biblioteca de clásicos, best sellers, textos de trabajo y un sinfín de otros libros de nuestro interés.

No me extrañaría que muchos de los que arguyen que el romanticismo del libro impreso es irremplazable, podrían terminar cediendo ante la tentación de tener su biblioteca en el bolsillo. ¿Qué mejor que evitar andar transportando y cargando peso? ¿Qué mejor que evitar “achurrascar” las páginas de nuestros planos y rectangulares amigos?

Parece que este despliegue tecnológico nos confronta con un hecho: No importa que tan cibernéticas hojas-byte vista el libro hoy. Lo que importa es el contenido, el mensaje, y la forma en que lo comprendemos y comunicamos. Y es que el libro versión impresa, el incondicional que nos acompaña sin importar la rudeza de la mochila o de la cartera de turno, es el mismo que nos permite estar conectados. Curioso, ¿no?. “Estar conectados” es un concepto que relacionamos con la red digital, la web 2.0. Pero, para que esa conexión se logre, debemos procesar, comprender e interpretar lo que leemos…desde los 140 caracteres de los twitters que recibimos a diario, hasta la novela que disfrutamos en el metro camino a casa.

Hoy en día  los chilenos estamos más cerca de nuestra versión criolla de los supersónicos: Ipad y Kindle son una realidad a la vuelta de la multitienda más cercana. Nosotros cambiamos, y el libro cambia con nosotros. Parece que a Negroponte no le quedará más que conformarse, porque a principios de los ’90 este señor profetizó la muerte del libro. ¿Desorientado? ¿Influenciado por aires ambientalistas?. No lo sabemos, pero evidentemente no le pidió la opinión a los aficionados a la versión impresa. Esos…los mismos que leen desde el clásico de tapas duras y empaste inglés –disfrutando su “olor a libro viejo”- hasta el pocket con las sempiternas hojas arrugadas y manoseadas.

Sin duda estamos adaptándonos a nuevas e ingeniosas maneras de consumir contenido, de leer, de informarnos y de cultivarnos. Pero existe algo que permanece constante: la fascinación que ejerce una historia bien contada, el deseo de aprender acerca de nosotros mismos y del mundo, el placer culpable por identificarnos con un personaje. Impreso o electrónico, lo importante es que leamos y consideremos la lectura como una oportunidad para crecer y encantarnos.

Y, si acaso a algunos de ustedes tiene alguna duda respecto a mis preferencias, les aclaro de inmediato que no me interesa mucho el formato. Privilegio, por sobre todo, que el contenido me acompañe. Si tengo ganas de gozar el placer estético de la lectura, querré que mis dedos saboreen la suavidad de las hojas, si tengo que buscar referencia optaré por hacer zapping, y me refugiaré en la versión digital… puedo cambiar de uno a otro sin reparos ni remordimientos.

Y que el señor Cervantes y Saavedra me perdone…

Categorías
Book Lovers

El libro objeto: cuando la lectura se vende por separado

(c) Su Blackwell
(c) Su Blackwell

Se sorprenderían si supieran la cantidad de personas que colecciona libros, más allá del valor que pueda tener su contenido. Muchas veces lo atractivo es el libro como objeto. Puede que a algunos no les guste leer, pero les cautiva su carga simbólica. Otros los compran porque les encantan sus portadas, o porque las ediciones son maravillosas. ¡Hay para todos los gustos!

Yo no los culpo, más de una vez me he sorprendido tentándome ante un ejemplar de atractivo aspecto. El dicho “No juzguen un libro por su portada” claramente no aplica en estos casos. Desde los incunables , el libro es uno de los objetos más antiguos de la historia. Pero no me quiero poner latera, prefiero explicarles lo que pienso al respecto: los libros pueden llegar a ser un objeto de deseo, rayando incluso en lo mítico. Veamos: se les asocia generalmente con cultura, conocimiento, información, sapiencia. El intelectualoide que siempre tiene una cita a flor de labios, un libro bajo el brazo y un comentario bien documentado para zanjar cualquier discusión, no es una mera caricatura. El libro viste y reviste.

También es un objeto misterioso, ¿nunca han guardado secretillos entre las hojas de los libros? Técnicamente una de sus partes se denomina “guarda”. Personalmente debo reconocer que he sido bien básica a la hora de encontrarle otras utilidades al libro: me han servido como peldaños (soy muy baja, tengo excusa), como la tradicional mesa , como escondite secreto cuando jugaba a los espías (guardaba en el lomo cóncavo documentos ultra secretos) , o como una suerte de “nivelador” de muebles . Digamos que no he sido muy original. Pero, si de originalidad se trata, el artista Brian Demetter hace verdaderas disecciones de los libros , tallándolos como si éstos fuesen madera . O el escultor Tom Bendtsen, quien expuso sus monumentales obras hechas  a partir de libros . Tal parece que entre la ilimitada imaginación de los escritores y la de los artistas pensando en la plasticidad del libro, hay un estrecho vínculo. Incluso, ha habido exposiciones en museos y galerías en honor al libro. La más famosa, a mi juicio, es la del MOMA en Nueva York. Este museo dispuso la colección “Book Shelves” . En ella, Cindy Sherman expone un sugerente fotografía en honor al libro “Untitled film still # 13” ; Josh Smithy, por su parte, interpreta su particular visión de un estante de libros con el “Book Shelf” , y Lawrence Weiner nos ilustra con “A bookcase for one star press” , entre muchos otros que se han inspirado en este objeto.

Pase, tome asiento, y lea…

Mención aparte merecen las sillas diseñadas a partir de libros. Las hay ultra fashion, funcionales, divertidas, ergonómicas: el bookseat , presentado en el festival de Diseño Interior de Toronto el año 2008 es un claro ejemplo o el obvio pero increíble diseño del australiano Jye Edwards . El bibliopouf es otro ejemplo: mezcla el diseño y la ergonomía. El bookinist del artista Nils Holger es espectacular, pues dan ganas de sentarse a leer con estilo y con todos los libros a la mano, o el práctico y funcional Bookcase chair , que combina estanterías de libros con un espacio para leer. Pero de todos, mi preferido es el book chair expuesto en el MOMA. Nada que hacer: buen gusto, diseño, ergonomía y comodidad para el lector. ¿Quién dijo que el libro es sólo para leer?

Que duda cabe: los libros tiene lo suyo. Un halo especial les rodea, y les da un toque especial, ante el cual más de un creativo ha sucumbido. Algunos hasta lo han transformado en objetos prácticos: estanteríaslámparasjoyeros . La lista es variada y extensa. Pero, de tanto estilo, pasemos al objeto puro, prístino: mi amigo El Libro. Su aroma, empaste, portada, tipo de papel, ilustraciones, tipografía, fotografía, formato y quien sabe que otra cosa ha sido la perdición de muchos bibliófilos . Algunos han llegado a pagar cifras astronómicas por ediciones de lujo o de valor histórico.

Cotidianamente el libro está a nuestro lado, pero algunos poco imaginativos no acertamos verlos desde otra perspectiva. Bienvenidos sean, entonces, artistas, diseñadores, escultores y todos los que nos acercan a esta nueva forma de gozar el libro: donde leer viene por separado.