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Monumentos para celebrar al Libro

Esta semana celebramos el Día internacional del Libro y del Derecho de Autor . Y ¿qué mejor para celebrarlo que conocer algunos de los monumentos más importantes que se han erguido en torno a él?. He aquí los más destacados alrededor del mundo:

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El monumento tiene inscrito, en el lomo de cada libro, el nombre de un escritor, filósofo o pensador alemán.

 

Berlín, Alemania: monumento que honra la literatura alemana, representando una pila de libros con los principales pensadores y escritores. Este monumento se irguió para la promoción cultural de Alemania, aprovechando la celebración el Campeonato Mundial de Fútbol, el año 2006. Para ello, el Gobierno alemán realizó la campaña Land der Ideen (Tierra de ideas) cuya finalidad era mostrar cómo los poetas, investigadores, pensadores, inventores, artistas y compositores germanos habían ayudado a hacer de éste un mundo mejor.

El monumento se encuentra ubicado en la plaza de Bebelplatz, conocida por ser el lugar en el que se llevo a cabo la quema de libros el 10 de mayo de 1933 por los miembros de la S.A. y las Juventudes Hitlerianas.

 

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La escultura se titula «Monumento al Libro»

Barcelona, España: del escultor Joan Brossa, esta escultura ubicada en la Gran Vía con Paseo de Gracia, fue inaugurada en 1994 para homenajear al libro. Fue construida por iniciativa del Gremio de Libreros, que cada año, ubican quioscos de libros antiguos sobre el Paseo de Gracia. Esta hecha con planchas de acero inoxidable sobre una base de granito gris.

Dependiendo del ángulo, la escultura nos muestra el libro cerrado o abierto. Una interesante perspectiva para los turistas, quienes suelen fotografiarse frente a este libro gigante.

 

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Ohio, Estados Unidos: este monumento al libro fue creado en memoria a Amelia Valerio Weinberg , y está ubicada en la la plaza Vine Street. Fue concebida y ejecutada por el escultor  Michael Frasca como una fuente ornamental que honra al libro frente a la biblioteca pública de la ciudad. La obra fue posible gracias a la donación de Amelia Valeiro, en 1990. «La fuente del libro» -como se le conoce afectuosamente-  posee una cascada de agua que nace en uno de los libros, y representa la fuente de información e ideas que conlleva  la palabra impresa.

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«El Centinela» es un monumento que tiene significado histórico por el título de los libros.

Ohio, Estados Unidos: Esta estatua  se llama «El Centinela», y representa a un joven, sentado sobre una pira de libros. Cada libro representa un año, partiendo desde aquel en que se inauguró la Biblioteca. Además, en el lomo de cada libro se puede leer su título, lo cual ha sido cuidadosamente recabado. Lo curioso de la escultura es que el artista dejó sin titular el libro principal: aquel que sostiene el joven. Esto, con el fin de dejar a los observadores el privilegio de titular la obra con el nombre que les sea más significativo.

«El Centinela» se encuentra ubicado en la entrada de Biblioteca Pública de Ohio, y fue esculpida por el artista Alan Cottrill.

 

 

 

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Ostafyevo, Unión Soviética: esta obra, esculpida en 1911 por  S.D. Sheremetevym se encuentra en el Museo Nacional de Ostafyevo, en Moscú. El monumento honra el trabajo del historiador Nikolai M. Karamzin, quien escribió la historia del Estado de Rusia en 12 volúmenes, tarea que le tomó la misma cantidad de años.

 

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Más del Libro Objeto: un Cuento sobre Tela

El Libro Objeto ha sido un tema que siempre ha atraído la atención de Leamos Más. Por ello hemos publicado algunos post al respecto y cada vez que leemos artículos, vemos videos o  fotografías en los medios sobre este tema, nuestra curiosidad se desata.

En esta ocasión encontramos un artículo en el suplemento de decoración de un periódico nacional destacando un libro hecho completamente de arpillera por un grupo de artesanas de la Región Metropolitana. Una obra digna de mención no sólo por su calidad de libro objeto, sino que también por la historia que devela su contenido y también por los detalles de su creación:


Así luce este libro objeto
Así luce este libro objeto

«Un libro hecho de pedazos de género no es nada nuevo. Pero un libro realizado con la técnica de las arpilleras, sí. Sobre todo si lo que se relata en él son historias que rescatan la tradición oral. La agrupación Arpilleristas de Melipilla, Región Metropolitana, presentó una pieza al Sello de Excelencia de Artesanía 2013 que reunió múltiples factores: innovación, rescate de un oficio tradicional y  fomento a la lectura. A la inauguración de la muestra de las nueve piezas de artesanía seleccionadas este año, que se realizó recientemente en la sala del museo MAPA del GAM, llegó un grupo de artesanas, desde Melipilla, con el fin de dar a conocer su obra.

La representante de las arpilleristas, María Carter, cuenta que “personalmente con este libro descubrí lo que era capaz de hacer y que nunca imaginé lograr. Con esta pieza despertamos, ya que uno como artesana no se da cuenta del valor que tiene el trabajo, pero igual lo hace con cariño. No piensas que va a trascender en el tiempo”. Y agrega que “esto nos cambió, ya que ahora hay un esfuerzo por hacer mejor las cosas. En cuanto al Sello, hay que respetarlo y cuidarlo, y la manera de hacerlo es entregando un buen trabajo con cariño y dedicación”.

Lo interesante de este objeto es que logra una síntesis entre una técnica tradicional vinculada al arte popular y un uso contemporáneo. Concebida como un soporte narrativo que pone en valor el bordado y la aplicación de telas con una fuerte expresión cultural, sostenida sobre historias populares. Recién en noviembre de este año se sabrá cuál de todos los trabajos que postularon será el ganador.»

 

Las arpilleristas de Melipilla

 

El taller está integrado por  veinte mujeres. Ellas  desarrollan temas de carácter rural, mostrando situaciones cotidianas a partir de un trabajo en conjunto de artesanía y diseño desde su significado y contenido como soporte narrativo de tradiciones y costumbres chilenas, potenciando al máximo la capacidad narrativa de este oficio.

Una de las páginas internas
Una de las páginas internas

Según un documento realizado por las artesanas, ellas definen su agrupación así: “Las arpilleristas nacimos bajo el difícil periodo político y económico posterior al año 1973, bajo el alero de la Iglesia Católica, donde se agrupaban la mujeres para representar de manera artesanal las difíciles situaciones sociales de la época, imprimiendo de manera original el contexto histórico de un momento particular de la historia de Chile, utilizando para ello solo lana, agujas y géneros. Combinando dichos elementos nos convertimos en un medio para decir al mundo en bordados lo que no se podía hablar de manera explícita. Con el tiempo vino el cambio también para las bordadoras y comenzamos con nuevos desafíos de diseño, siempre reflejando nuestro entorno, en especial la vivencia campesina a través de sus costumbres y quehaceres de norte a sur. Piezas únicas entregadas con mucha dedicación y cariño que buscan en los temas cotidianos ese sentimiento que aflora con la sencillez y orgullo de la gente de nuestro pueblo”.

Fuente: artículo  escrito por Francisca Jimenez y publicado el 12 de Octubre en Revista Mas Deco, La Tercera.


Más antecedentes:

Las nueve obras distinguidas fueron evaluadas por un jurado de especialistas en relación a los criterios de excelencia, autenticidad, innovación, respeto al medioambiente y potencial comercializable. A este respecto, Juan Ignacio Carmona, Director Metropolitano de Cultura,  explica:

 

«En el caso de del Libro de Arpillera (…) lo que se logra con autenticidad es poner en valor una técnica tradicional vinculada al arte popular a través de un nuevo uso totalmente contemporáneo y que cumple con calidad y técnica de oficio”.

 

Ficha Libro de arpilleras


Artesanas:
   Arpilleristas de Melipilla
Diseñadora:  Carolina Gutiérrez
Localidad:  Melipilla, Región Metropolitana
Medidas:  20 cm × 24 cm × 3 cm
Peso:   100 gr
Producción mensual:  10 unidades

 

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Johnny Depp: su faceta desconocida como bibliófilo y editor

El actor estadounidense Johnny Depp ha decidido unir a su trabajo al de editor. El artista ha anunciado que se ha asociado con el gigante editorial HarperCollins Publishers para lanzar su propio sello literario, Infinitum Nihil, con el que empezará a publicar obras el próximo año.

Infinitum Nihil, nombre también de la productora cinematográfica de Depp, se estrenará con House of Earth (Casa de la Tierra), novela de fuerte contenido social  escrito por el fallecido cantante de música folk Woody Guthrie. Guthrie terminó el libro en 1947 pero nunca intentó publicarlo y el manuscrito permaneció en sus archivos. El libro se desarrolla en el norte de Texas en la década de los años 30 en medio de una lucha entre particulares, bancos e intereses corporativos. La editorial anunció que lanzará este primer libro al mercado en enero del 2013, y para el 2015 ya prevé poner a la venta otro de sus grandes proyectos, The Unraveled Tales of Bob Dylan (Las Historias no reveladas de Bob Dylan)  escrita por Douglas Brinkley. La obra es una recopilación de artículos y entrevistas realizadas al artista.

«Prometo, en nombre de Infinitum Nihil, que haremos todo lo que podamos para presentar publicaciones que merezcan el tiempo de la gente, que conciernan a la gente. Publicaciones que normalmente no hubiesen visto la luz», explicó Johnny Depp.

Depp es también un gran aficionado a coleccionar libros, y  parece seguir los pasos del personaje que interpretó en La novena puerta dada su pasión por los libros. Al parecer el actor goza coleccionando varias ediciones de un mismo libro, y es aficionado a la poesía,  T.S. Elliot, de Rimbaud,  Baudelaire figuran entre sus favoritos. Las preferencias también incluyen al poeta galés Dylan Thomas o al maestro del terror, Edgar Allan Poe, de quien posee una primera edición de Cuentos de misterio e imaginación que fue la envidia de Vincent Price cuando ambos actores entablaron amistad en la época de  la filmación de la película Eduardo manos de tijeras.

Logotipo del sello editorial
Logotipo del sello editorial

Pero entre todos los autores que comparten su biblioteca, nadie le gusta tanto como los de la generación Beat y en especial su maestro, Jack Kerouac. Por él, Depp viajó hasta Lowell (Massachusetts, EEUU) para visitar la casa del autor de En el camino. Es tanta su afición a la obra de este escritor  y poeta norteamericano, que posee no solo algunas de sus cartas y manuscritos originales sino su última máquina de escribir.

Todo un coleccionista y bibliófilo ¿no? Esta vez el afamado actor tendrá oportunidad de sacar a relucir su creatividad bajo una nueva faceta.  Esperemos que su obra considere la traducción a otros idiomas, para poder juzgar su trabajo, esta vez como editor.

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Perdido -literalmente- en un laberinto de libros

Vista superior del laberinto de libros
Vista superior del laberinto de libros

Los artistas brasileños Marcos Saboya y Gualter Pupo hicieron realidad  la frase «perderse en un buen libro» ya que construyeron un enorme laberinto con 250.000 libros. Esta instalación artística, llamada aMAZEme será exhibida hasta el 26 de agosto en una muestra en el Southbank Centre, en Londres. Los artistas se inspiraron en el escritor argentino Jorge Luis Borges, por lo que el laberinto pretende recrear con su forma las huellas dactilares de Borges. Sin duda Saboya y Pupo rindieron un hermoso homenaje al escritor que un día señaló: «Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de Biblioteca»

 

El hecho que esta magnífica instalación esté siendo exhibida en Londres no es casual, ya que se relaciona con los Juegos Olímpicos. Justamente el Festival de Londres  2012 -lugar donde se puede encontrar esta obra- es parte de las atracciones para turistas y fanáticos del deporte. Pero, volviendo al laberinto de libros, les puedo contar que su construcción demoró sólo 4 días, ya que se contó con la ayuda de voluntarios que se inscribieron previamente para participar de este trabajo.

Los niños hasta pueden correr por sus pasillos
Los niños hasta pueden correr por sus pasillos

La obra estuvo concluída el 31 de Julio, fecha a partir de la cual el público ha podido visitarla y jugar a perderse entre los libros. Pero eso no es todo, ya que dentro de esta masa de textos e información  los visitantes pueden encontrarse con algunas sorpresas, como por ejemplo: unas pantallas instaladas en los muros que despliegan imagenes de citas literarias y objetos artísticos asociados a la literatura. Adicionalmente, varios autores  están leyendo sus libros dentro del laberinto «añadiendo  vida al proyecto a través de la tradición oral» según acota  uno de los artistas que diseñó el trabajo.

Justamente, el objetivo de los artistas es que  los aventureros que se atrevan a entrar en este laberinto descubran nuevas texturas, imagenes y emociones mientras está inmerso en este mundo de libros. Por eso, al final de la exhibición, el público es invitado a llevarse consigo cualquiera de los libros -usado o nuevo- como recuerdo de esta inigualable aventura literaria.

Asómbrense con estas hermosas imagenes.

Ella es una escritora que lee al interior del laberinto, dispuesta a contar sus historias a los quienes transiten por él
Ella es una escritora que lee al interior del laberinto, dispuesta a contar sus historias a quienes transiten por él

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Naturalmente los niños se han visto muy motivados a recorres este grandioso laberinto
Naturalmente los niños se han visto muy motivados a recorres este grandioso lugar

 

 

 

 

 

 

El trabajo se hixo con todo tipo de libros: donaciones de textos usados, e incluso algunos nuevos
El trabajo se hizo con todo tipo de libros: donaciones de textos usados, e incluso algunos nuevos
Numerosos voluntarios trabajaron durante su construcción, que duró 4 días
Numerosos voluntarios trabajaron durante su construcción, que duró 4 días
Estupendas tomas superiores
Estupendas tomas superiores

 

 

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¿Book Lovers o Ratones de Biblioteca?

Los anglosajones suelen asociar la palabra «Lovers» (que  literalmente significa amante) a otra palabra, evidenciando de esta manera lo mucho que les gusta un determinado objeto, bien o servicio. Por ejemplo los «car lovers» son los fanáticos de los autos.  Es así como últimamente hemos visto en spots de televisión y otros medios las campañas publicitarias de conocidas marcas de comidas para mascotas, señalando que   los «Dog Lover» y «Cat Lover» deben comprar determinados alimentos para agasajar a sus cachorros.

Los libros  no han sido la excepción, por eso quienes son buenos para leer son llamados Book Lovers. En mi afán por indagar más respecto a esta expresión, observé que los Book Lovers no se caracterizan solamente por ser buenos lectores, ya que son personas que complementan su afán  con objetos asociados a la lectura: desde los separadores de libros, lápices, tazones, e incluso bolsos, teteras, poleras, calendarios, chapitas o pins. En general cualquier tipo de objeto que se relacione, aunque sea indirectamente, con la lectura. No importa que tan sofisticado sea el objeto: desde el clásico marcapáginas  o una buena libreta para anotar ideas. Todo vale.

"Perita" para leer más comodamente
«Perita» para leer más cómodamente

Hay Book Lovers que tienen a su haber accesorios, como aros, collares, anillos, e incluso cubrecamas (hay uno especialmente diseñado por Andrea Ayala Cosa que permite leer en climas fríos para evitar que se hielen brazos y manos). A tanto llega esta afición, que en Estados Unidos incluso celebran el día del Book Lover. Por eso, cada 9 de agosto numerosos blogs, sitios web, bibliotecas, y otros lugares asociados a la lectura se reúnen para conmemorar a los lectores con distintas actividades.  El afán ha llegado a tanto, que incluso han acuñado la frase «Los que aman los libros nunca se van a la cama solos» («Books lovers never go to bed alone») En Chile, la Biblioteca de la Universidad del Pacífico lanzó este año  una  campaña llamada «¿Qué estás leyendo?« para incentivar la lectura y premiar a los alumnos que comparten los libros que leen  a travésde una aplicación vinculada a Facebook. Y el premio fueron unos  «Kit Lector» con objetos asociados a la práctica de leer. Ahora bien, siguiendo con mi revisión, he encontrado sitios web -e incluso tiendas- con sugerencias  de  regalos para los “Book Lovers”  y otros sitios aplicaciones para smatrphones y tablets.

No estoy a favor  de acuñar vocablos y expresiones de habla inglesa sólo por seguir la  moda, pero claramente en Chile y otros países latinoamericanos, el spanglish se ha masificado mucho. Ya no tomamos un receso laboral para beber café, sino que hacemos un coffee break, vamos al mall, comemos brownies y seguimos rankings de diversos tipos. Eso, sólo por nombrra algunos ejemplos en los que el inglés se ha instaurado en nuestro lenguaje cotidiano. Por ende, hablar de Book Lover  sigue la misma línea.

Carl Spitzweg  pintó "Der Bücherwurm "  que se ha traducido como "El Gusano de Biblioteca" y que finalmente se ha aproximado a lo que hoy conocemos como el ratón de biblioteca.
«El Gusano de Biblioteca»

En mi niñez solían decirme «ratona de biblioteca» cuando me veían pasar tardes enteras entretenida con una novela. Y es que desde hace tiempo se relaciona a los ratoncillos que comen papel  con los buenos lectores que devoran libros. Hay una pintura de 1859, en la cual el artista alemán Carl Spitzweg  ilustró al ratón de biblioteca  como un bibliófilo inmerso en una vasta colección, tan grande que incluso debe usar una escalera para alcanzar los libros.  «Der Bücherwurm » (nombre original de la pintura) se traduce literalmente como «El gusano de Biblioteca» lo cual se acerca claramente al ratón al que alude este artículo  A eso se suman las innumerables imágenes de tiernos roedores con lentes, rodeados de libros, que hemos visto en caricaturas, cuentos e ilustraciones. Como ven, el tema no es nuevo.

Finalmente, lo que importa  más allá del idioma, modismos y expresiones es el fondo del asunto. Y hasta ahora -en mis múltiples búsquedas de información en internet- he encontrado más información para los fans de la lectura usando como palabra clave Book Lover.  Esa es la razón por la cual Leamos Más ha creado una nueva sección con ese nombre que va dirigida a los lectores de todo tipo: a quienes leen mucho y también a quienes leen poco; a quienes prefieren leer de la versión impresa y también a los que leen de ebooks o tablets; a quienes leen revistas, sitios web, el diario y libros. En general a todos los que se interesan por la lectura,  y gozan de ella en sus múltiples formas.

Después de todo, en estos fríos  días de invierno: ¿quién no goza estando en casa, cómodamente sentado con una humeante  taza de té o café?;  ¿A quién no le han dado ganas de tener a mano una libreta para anotar las ideas que van surgiendo de una lectura?, ¿Quién no ha querido tener a mano un práctico marcapáginas para el descanso en su lectura?. Creo que somos muchos los lectores y los Book Lovers que andamos dando vueltas por ahí. El afán es compartir datos, información y buenas ideas.

Por eso, si te sientes un Book Lover, te invitamos a contarnos qué es lo que más te gusta, y a leer otros artículos de la nueva sección dedicada a este tema.

Ideas para Book Lovers:

 

Galería de Imágenes

 

 

 

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¿Bibliofilia? ¿Bibliomanía?

La Bibliofilia es el amor por los libros; y el bibliófilo es el amante o aficionado a las ediciones de ciertos títulos, a los empastes especiales, al aroma de las páginas, y en general a todo lo que se relacione con mantener una nutrida colección de libros. La bibliofilia, como concepto, surge durante el Renacimiento, época en que los humanistas, reyes, príncipes y grandes señores se dedicaron  a recorrer países de Europa en busca de manuscritos, cartas, autógrafos, incunables, y otros tipos de libros sofisticados. El bibliófilo ama la lectura, así como el admirar y coleccionar libros, por lo que arma una gran y especializada colección. Sabe, además, distinguirlas e identificarlas ya sea por la pureza de su texto, su tipografía, ilustración, la calidad del papel y la encuadernación. Los bibliófilos no necesariamente ansían adueñarse del libro que desean: como alternativa tienen el admirarlos en antiguas bibliotecas. Sin embargo el bibliófilo es frecuentemente un ávido coleccionista, algunas veces buscando erudición  sobre la colección, y otras poniendo la forma por sobre el contenido con un énfasis en libros caros, antiguos,  raros, primeras ediciones, libros con encuadernación inusual, copias autografíadas, etc. Los bibliófilos están organizados: se agrupan sociedades como la prestigiosa «Association Internationale de Bibliophilie» en la que anualmente se reúnen investigadores y  acaudalados coleccionistas. En Chile existe desde 1954  la Sociedad de Bibliófilos Chilenos.

 

Biblioteca de Pablo Neruda en "La Chascona"
Vista parcial de la Biblioteca de Pablo Neruda en «La Chascona»

Algunos bibliófilos han tenido un papel relevante para el desarrollo académico y cultural de sus países, como por ejemplo Pablo NerudaAndrés Bello – a quien se le dedicó el Archivo Central Andrés Bello–  el ex Presidente de Chile Arturo Alessandri Palma –quien incluso ejerció como bibliotecario entre los años 1890 y 1893 llegando a ser  el segundo director de la Biblioteca del Congreso Nacional   y por supuesto José Torobio Medina, célebre bibliófilo, quien tiene a su haber la sala Medina en la Biblioteca Nacional. Cuentan las malas lenguas -en categoría de anécdota, pues no hay referencia al respecto- que el  amor del señor Medina por los libros y manuscritos era tal, que algunas veces los «pedía prestados» en las Bibliotecas, valiéndose de sus ropas para ocultar los textos. Un caso extranjero y poco conocido de bibliofilia es el de  Marilyn Monroe, quien llegó a tener una biblioteca con más de 400 títulos. Sin embargo, en mi vida como bibliotecóloga, hasta ahora el único bibliófilo de pura cepa que  he conocido es el señor  Julio Ortúzar, ex Rector y fundador de la Universidad del Pacífico,  quien tiene más de 3.800 títulos en una biblioteca especialmente acondicionada. A tanto llega su amor por la lectura, que a los  12 años decidió  pedir permiso al obispo  para leer a Voltaire porque estaba entre los libros prohibidos por la iglesia.

Portada del texto
Portada del texto

Actualmente el coleccionismo de libros antiguos es un instrumento que ocupa el tercer puesto en la cifra de negocio de las grandes casas de subastas internacionales, tras la pintura y la escultura. Tanto así, que Christies ha subastado primeras ediciones por hasta USD 8 millones siendo el caso de «Las aves de América», adquirido por un  coleccionista norteamericano. He escuchado a algunas personas señalar que compran una determinada edición sólo por la belleza de las ilustraciones o la delicadeza del empaste, sin que piensen remotamente en leerlo. En esos trances leer es harina de otro costal, sin embargo estimo que la mayoría de los bibliófilos leen el material en el que invierten.

Respecto a publicaciones que traten el tema en español, sólo encontré el «Manual del Bibliófilo Hispanoamericano», publicado originalmente en 1930. Contiene cientos de facsímiles de portadas y primeras páginas de libros antiguos. Conserva cubiertas originales. Es un interesante  trabajo de recopilación, con infinidad de  bibliografía de  libros hispanoamericanos incunables.

Ahora bien, para conocer el otro caso, y retomar la línea del título de este artículo, puedo contarles que la Bibliomanía es la manía por acumular libros. Esto puede asociarse  con una enfermedad,  pues el fin de acumulación pasa por lo cuantitativo, más que por el contenido o la calidad de la lectura. El Bibliomaníaco tiene el perfil de los acaparadores compulsivos, quienes poseen un número siempre creciente de libros (u objetos) que no necesariamente usan o leen, aunque también se les relaciona con un desorden obsesivo-compulsivo (TOC). Para el bibliomaníaco el criterio de selección  no es la belleza, calidad o exclusividad de la edición, sino que la acumulación.  Gracias a ello logra aplacar su afán, hasta que nuevamente vuelven sus ganas de  conseguir más libros.

Bolsos, tazones, poleras y otros objetos como éstos se asocian al libro
Bolsos, tazones, poleras y otros objetos como éstos hacen las delicias de los «Book Lovers»

Sin embargo, independiente de las descripciones y conceptos, hay un elemento en común: el amor por los libros como un objeto que va más allá del acto de leer. En mi búsqueda de información respecto al tema encontré un término anglosajón que  me interesó bastante:  los «Book Lovers»,  personas a quienes les gusta leer y que además se rodean de un sinfín de objetos relacionados con el ejercicio de la lectura. Pueden ser marcapáginas (destaco la colección de la bibliotecaria Chilena Olga Sotomayor), pins, libretas, collares, aros, tazones, poleras, e incluso muebles como sillones y lámparas hechas a partir de libros. A tanto llega esta afición, que he encontrado buenas sugerencias de regalos para los «Book Lovers» e internet. Personalmente me considero una buena lectora con muchas características de  Book Lover.

Amantes de los libros y de la lectura hay por todos los rincones del mundo, y si este amor se relaciona con los objetos y el diseño eso es sólo una prueba más de lo significativo que puede llegar a ser el libro, y las implicancias que ha llegado a tener en la sociedad.

 

¿Interesado(a) en más información? quizás quiera revisar: 

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Libro-objeto: un desafío de lectura

cc: juanluismartinez.cl
cc: juanluismartinez.cl

Hemos hablado antes de la novela gráfica y del libro álbum, ahora le toca el turno al libro-objeto.
Quisiera comenzar diciendo que, de entrada y a modo de confesión, el concepto me provoca algunos reparos. Porque ¿no todo libro es, en principio un objeto? ¿Qué particularidades podría tener el formato de un libro para que se explicitara su condición objetual. Pensemos. En general, los libros son considerados no por el objeto que son, sino más bien por las ideas, historias o conocimientos que se vehiculizan en sus páginas. ¿Podríamos suponer entonces que los libros-objeto están desprovistos de este material? Es una posibilidad, pero en ningún caso una condición. Hay libros objetos que se han convertido en pantallas de lámpara, en ladrillos, portarretratos, etc. Pero también hay otros en los que se plasma un mensaje, empleando o no, el código lingüístico.

El libro-objeto es el resultado de la intervención de un artista, quien haciendo uso de una técnica, juega con la disposición de los elementos, incluye nuevos materiales, etc. Muchos poetas han empleado este formato para dar más espesor semántico a su obra, en Chile, tenemos el claro ejemplo de Juan Luis Martínez, quien en “La nueva novela  incluye objetos tan variados como anzuelos de pescar, rejillas metálicas, etc. Como es de suponer, esta obra ha tenido muchas y variadas interpretaciones y eso se debe, probablemente, al uso de este formato.

Esa es una de las principales características del libro objeto, su multimedialidad subvierte la forma tradicional de construir y entregar mensajes, por tanto, da lugar a un gran número de interpretaciones.Como en casi todas las cosas, en el libro objeto encontramos dos vertientes importantes. La primera es la que conocemos como libro de artista: un libro que ha sido convertido en un objeto de arte. El procedimiento de transformación está delimitado sólo por la imaginación del artista, por tanto, los libros de artista son muy variados y responden a las necesidades e inquietudes del artista que los realiza. Un buen ejemplo es la exhibición Book Shelf, del MOMA en Nueva York, donde se puede observar el trabajo de 15 artistas en torno al libro.

cc: Smitsonisn Libraries
cc: Smithsonian Institution Libraries

La otra vertiente, quizás menos conocida, son los llamados libros sensoriales. Este tipo de libro-objeto está pensado principalmente para niños, pues a través de distintos materiales se estimulan los sentidos, de esta manera es más fácil que el niño aprende y distinga conceptos como: suave, áspero, duro, blando, etc. En líneas generales, podemos afirmar que los objetivos que el autor se haya propuesto son los que determinarán, de una forma u otra, cuáles son lso recursos técnicos más apropiados para la consecución de sus fines.

Para terminar, planteamos la idea de que el libro objeto, con sus texturas, objetos, papel plegado, etc. presenta un nuevo desafío para quienes estamos acostumbrados a la forma “tradicional” de leer, nos invita a reconstruir el mensaje de una manera distinta, a fascinarnos con una propuesta artística,  a integrar todos nuestros sentidos al momento de leer.

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El libro objeto: cuando la lectura se vende por separado

(c) Su Blackwell
(c) Su Blackwell

Se sorprenderían si supieran la cantidad de personas que colecciona libros, más allá del valor que pueda tener su contenido. Muchas veces lo atractivo es el libro como objeto. Puede que a algunos no les guste leer, pero les cautiva su carga simbólica. Otros los compran porque les encantan sus portadas, o porque las ediciones son maravillosas. ¡Hay para todos los gustos!

Yo no los culpo, más de una vez me he sorprendido tentándome ante un ejemplar de atractivo aspecto. El dicho “No juzguen un libro por su portada” claramente no aplica en estos casos. Desde los incunables , el libro es uno de los objetos más antiguos de la historia. Pero no me quiero poner latera, prefiero explicarles lo que pienso al respecto: los libros pueden llegar a ser un objeto de deseo, rayando incluso en lo mítico. Veamos: se les asocia generalmente con cultura, conocimiento, información, sapiencia. El intelectualoide que siempre tiene una cita a flor de labios, un libro bajo el brazo y un comentario bien documentado para zanjar cualquier discusión, no es una mera caricatura. El libro viste y reviste.

También es un objeto misterioso, ¿nunca han guardado secretillos entre las hojas de los libros? Técnicamente una de sus partes se denomina “guarda”. Personalmente debo reconocer que he sido bien básica a la hora de encontrarle otras utilidades al libro: me han servido como peldaños (soy muy baja, tengo excusa), como la tradicional mesa , como escondite secreto cuando jugaba a los espías (guardaba en el lomo cóncavo documentos ultra secretos) , o como una suerte de “nivelador” de muebles . Digamos que no he sido muy original. Pero, si de originalidad se trata, el artista Brian Demetter hace verdaderas disecciones de los libros , tallándolos como si éstos fuesen madera . O el escultor Tom Bendtsen, quien expuso sus monumentales obras hechas  a partir de libros . Tal parece que entre la ilimitada imaginación de los escritores y la de los artistas pensando en la plasticidad del libro, hay un estrecho vínculo. Incluso, ha habido exposiciones en museos y galerías en honor al libro. La más famosa, a mi juicio, es la del MOMA en Nueva York. Este museo dispuso la colección “Book Shelves” . En ella, Cindy Sherman expone un sugerente fotografía en honor al libro “Untitled film still # 13” ; Josh Smithy, por su parte, interpreta su particular visión de un estante de libros con el “Book Shelf” , y Lawrence Weiner nos ilustra con “A bookcase for one star press” , entre muchos otros que se han inspirado en este objeto.

Pase, tome asiento, y lea…

Mención aparte merecen las sillas diseñadas a partir de libros. Las hay ultra fashion, funcionales, divertidas, ergonómicas: el bookseat , presentado en el festival de Diseño Interior de Toronto el año 2008 es un claro ejemplo o el obvio pero increíble diseño del australiano Jye Edwards . El bibliopouf es otro ejemplo: mezcla el diseño y la ergonomía. El bookinist del artista Nils Holger es espectacular, pues dan ganas de sentarse a leer con estilo y con todos los libros a la mano, o el práctico y funcional Bookcase chair , que combina estanterías de libros con un espacio para leer. Pero de todos, mi preferido es el book chair expuesto en el MOMA. Nada que hacer: buen gusto, diseño, ergonomía y comodidad para el lector. ¿Quién dijo que el libro es sólo para leer?

Que duda cabe: los libros tiene lo suyo. Un halo especial les rodea, y les da un toque especial, ante el cual más de un creativo ha sucumbido. Algunos hasta lo han transformado en objetos prácticos: estanteríaslámparasjoyeros . La lista es variada y extensa. Pero, de tanto estilo, pasemos al objeto puro, prístino: mi amigo El Libro. Su aroma, empaste, portada, tipo de papel, ilustraciones, tipografía, fotografía, formato y quien sabe que otra cosa ha sido la perdición de muchos bibliófilos . Algunos han llegado a pagar cifras astronómicas por ediciones de lujo o de valor histórico.

Cotidianamente el libro está a nuestro lado, pero algunos poco imaginativos no acertamos verlos desde otra perspectiva. Bienvenidos sean, entonces, artistas, diseñadores, escultores y todos los que nos acercan a esta nueva forma de gozar el libro: donde leer viene por separado.

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Bibliofilia: el vicio de leer

¿Es usted de esos que cuando pasa por el escaparate de una librería comienza a salivar cual perro de Paulov ante el tañir de una campana? ¿Las estanterías de su casa se arquean peligrosamente por el peso de los libros colocados a doble fondo? Cuando viaja, aunque sea por un solo día, ¿mete en la maleta no menos de tres novelas? Y si le regalan un libro, ¿lo abre cuidadoso, lo huele y recorre con sus dedos el papel de modo casi pecaminoso? Le daremos un diagnóstico claro: es usted un bibliómano. Pero no se avergüence, hay otros que han sufrido y sufren esta dolencia al igual que usted y, aunque difícilmente se cura, no es grave salvo casos excepcionales como el del compositor Charles-Valentin Alkan que falleció en marzo de 1888 aplastado por su biblioteca.

Jacques Bonnet en Bibliotecas llenas de fantasmas (Anagrama) nos cuenta esta anécdota y otras muchas con el trasfondo de la pasión por los libros. En este brillante y entretenido ensayo, nos lleva a través de anaqueles rebosantes, de colecciones privadas de más de 10.000 ejemplares, de obras que acaban ocupando cocinas, dormitorios y baños, del vicio de atesorar libros y de leerlos. Porque, a juicio del autor, existen dos tipos de bibliómanos: los coleccionistas (ya sean especialistas o amontonadores) y los lectores empedernidos. A los primeros les mueve la pasión por adquirir una obra y sumarla a su colección como un trofeo más, aunque no quiere decir que no lean: por supuesto que lo hacen, pero no es su objetivo primordial. A los segundos que, en consecuencia, acaban también acumulando innumerables volúmenes, les mueve el afán de devorar palabras y la curiosidad. Pero, como en todas las clasificaciones, siempre hay excepciones. Ese sería el caso de Umberto Eco tal como se trasluce en la larga entrevista compartida con Jean-Claude Carrièrre en Nadie acabará con los libros (Lumen) que conduce el periodista Jean-Phillippe de Tonnac. El autor de El nombre de la Rosa (con libros, cómo no, en el eje de la trama) reconoce que su biblioteca, repartida en varias casas, tiene 50.000 libros además de unos 1.200 libros raros, es decir, incunables –editados desde la aparición de la imprenta, 1453, hasta el año 1500 inclusive- o ediciones antiguas que ha ido comprando a lo largo de los años y que tienen un valor incalculable. Aunque tiempo atrás se deshizo de parte de su biblioteca, la colección que Carrièrre ha ido alimentando durante sus años de guionista con Buñuel o adaptando textos como Cyrano de Bergerac o La insoportable levedad del ser, cuenta con unos 40.000 títulos, de los cuales unos 2.000 son obras antiguas. En esta amena y extensa charla, plagada de curiosidades de otros bibliomaníacos como ellos, debaten acerca del libro como objeto de culto, del deseo, de la censura, como objeto de diseño perfecto e inmejorable que puede evolucionar con el tiempo, tomar nuevas formas y componentes pero que nunca perderá su esencia, algo que lleva siglos demostrando. Ambos revelan su devoción bibliográfica y los orígenes de ella, su emoción ante la adquisición del ejemplar deseado, los miedos ante un robo o un incendio que esquilme sus bibliotecas.

También bibliómano se confiesa Jesús Marchamalo en Tocar los libros (Fórcola) un librito con prólogo de Luis Mateo Díez en el que, con el humor que caracteriza al autor, se habla de cómo las bibliotecas particulares retratan perfectamente a sus dueños, sus debilidades, sus amores y sus manías. Marchamalo se desnuda mostrando la suya (su biblioteca) y la de otros como Lampedusa, Galdós, Unamuno, Azorín, Luis Landero, George Perec, Susan Sontag, Patrick Suskind o Cortázar. Y es que tal como dice Marchamalo: “hay libros indispensables que nos obligan a poseerlos, a conservarlos para hojearlos de vez en cuando, tocarlos, apretarlos bajo el brazo. Libros de los que es imposible desprenderse porque contienen fragmentos del mapa del tesoro”. En definitiva, tres deliciosos acercamientos al mundo bibliográfico, a una pasión muchas veces irrefrenable e incontenible cuyo punto de ignición está en 451 grados Fahrenheit y que se apaga sólo tomando en las manos un libro y sumergiéndonos en el universo que nos presenta.

Fuente: Notodo.com. 17/07/2010