La Fundación Germán Sánchez Ruipérez lanza lecturalab.org y childrensliteracylab.org

Periodistas en Español

PES.- La Fundación Germán Sánchez Ruipérez ha puesto en marcha una comunidad 2.0 con orientación global, dedicada a proporcionar instrumentos para el fomento de la lectura a familias, profesores y bibliotecarios. El objetivo de ayudar a la constitución de una comunidad mundial en torno a la lectura y la alfabetización digital es la causa de que se haya lanzado en las dos lenguas principales de comunicación del mundo: el español y el inglés.

Lectura Lab es el nombre de la versión con contenidos en español y Children’s Literacy Lab es la versión en inglés.

Lecturalab.org y childrensliteracylab.org son un reflejo del I+D de la lectura que viene haciendo la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y contienen numerosos consejos prácticos para impulsar el hábito lector de los más jóvenes, ejemplificados con vídeos y otros recursos gratuitos, especialmente preparados para los padres y madres. Asimismo se ofrecen entrevistas con los principales expertos del mundo en el campo de la lectura, la educación y la cultura digital, desarrollo de actividades para la promoción de la lectura, información sobre la selección más grande del mundo de libros en español para niños y jóvenes con propuestas para cada rango de edad y gustos, acceso gratuito a la biblioteca escolar digital, reportajes sobre las ideas más avanzadas de la lectura en nuevos soportes y muchos otros instrumentos de fomento lector.

Con el lanzamiento de esta comunidad 2.0 la Fundación pone en marcha la primera iniciativa global de impulso a la lectura, orientada prioritariamente al público americano y coherente con la apertura de su Centro Internacional para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación de la Lectura (Casa del Lector) en Madrid. Lectura Lab y Children’s Literacy Lab son el anticipo de la innovación en el campo de la lectura que quiere desarrollar la Fundación en el centro dirigido por César Antonio Molina.

Lectura Lab y Children’s Literacy Lab se han concebido como una iniciativa impulsada desde España con una vocación de servir de lugar de lugar de encuentro de los interesados en la lectura tanto en las Américas y como en Europa.
Con el fin de dotarle de los instrumentos más potentes se ha trabajado con la empresa de Nueva York Amigot Interactive Agency, lo cual ha permitido a la Fundación acceder a las últimas soluciones tecnológicas en la construcción de plataformas web 2.0, estructuras de TV online, webmarketing y producción de video en HD. Otra de las novedades desarrolladas para esta comunidad es la tecnología que permite ver todas las noticias en tiempo real clasificadas por secciones en cualquier tipo de teléfono móvil.

Entre otros contenidos aparece una serie de noticias e informes con la que se quiere ayudar a los medios de comunicación proporcionando datos y documentación sobre la revolución histórica que se vive hoy en el campo de la lectura, por ejemplo: el avance del programa de investigación Territorio Ebook; el lanzamiento del estudio sobre la percepción de la lectura de los adolescentes sordos; cómo se puede gestionar el préstamo de ebooks en bibliotecas públicas; la descripción de un proyecto para fomentar la lectura utilizando los ordenadores con niños de 5 y 6 años; el informe sobre las buenas prácticas de las bibliotecas escolares más destacadas de toda España o la selección de los mejores libros infantiles y juveniles en español e inglés sobre las minorías, realizada por un equipo conjunto de especialistas de la Fundación y de bibliotecarios de prestigio de los Estados Unidos.

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Libros sin lectores

No entiendo muy bien las razones por las cuales el laberinto burocrático del “sistema” puede llegar a entrampar la entrega de libros a los escolares del país. Independiente que sean textos del CONACE o los libros del maletín literario de la DIBAM, el hecho es el mismo: libros que no llegan.

Respecto al maletín literario: el 2007 se informó a la ciudadanía que la DIBAM distribuiría a las familias más necesitadas 350 mil cajas llenas de novelas, diccionarios y cuentos, entre otros recursos bibliográficos. En síntesis: se quería alcanzar la quimera de conformar bibliotecas escolares básicas en las casas de las familias chilenas.

Pero, de acuerdo a lo informado por el diputado Nicolás Monckeberg y por el Consejero Regional Bernardo Vásquez, más de 20 mil de estos maletines quedaron durmiendo el sueño de los justos.La Contraloríaseñala que existen 15 mil 642 cajas sin entregar, y la auditoría del caso detectó una serie de incongruencias entre los inventarios y los maletines.

Esto es más de lo mismo, puesto que en su momento hubo mucha polémica porque la “idea” (no da para proyecto, prefiero llamarla así no más) era mala: entregar libros no significaba que éstos fuesen leídos. Y el tiempo dio la razón, al menos ahora tenemos la certeza del destino de 20 mil de estos maletines… ¿Y las otras 330 mil cajitas? Puede que no estén en bodega alguna. Puede que en su momento hayan figurado en la cuneta de la esquina de tu casa, o puede que, en efecto, hayan sido leídos por cualquiera de los niños y jóvenes de las familias para los cuales estaba destinado el programa. Nunca lo sabremos… lo curioso es que esta idea fue concebida para fomentar la lectura en hogares de bajos ingresos, pero fue una idea que nunca dio cuenta de su nivel de logro, de la que nunca hubo antecedentes respecto a su concreción.

¿Y los libros del Conace?

Sin duda el tema de los libros del CONACE es más grave, porque éstos si tenían un destino claro: profesores y alumnos. Estaba planificado entregarlos a los establecimientos municipalizados y particular subvencionados del país. Era un material esperado, especialmente en comunas con altas tasas de delincuencia y drogadicción, tales como Cerro Navia, Conchalí,La Granja yLa Pintana.

En cifras, hablamos de más de 660 millones de pesos en inversión y de más de 3 y medio millones de estudiantes que necesitaban de los textos. Respecto a su actual destino, se ha dicho que éstos están almacenados en bodegas de Correos de Chile para su distribución. También se aventura que podrían estar en la imprenta a la espera del cambio de logo del Gobierno, o que dos de los cinco textos tenían errores en la licitación y que por esa razón hubo un demora en su entrega.

Independiente de su misterioso paradero, entre estos textos destaca “Yo decido” material que debiese haber llegado a manos de los jóvenes de primero a cuarto medio. Estos textos estaban contemplados en el programa escolar, y la demora en su entrega tiene efectos con nombre y apellido. Veamos un ejemplo: en mayo de este año se firmó un convenio entre el CONACE y el Director del Liceo de Teno. El objetivo era aplicar en el aula, las estrategias educativas de “Yo Decido” considerando a los docentes, asistentes, funcionarios, alumnos, y también a padres y apoderados. No sé en que habrá quedado este convenio, si parte del trabajo se basaba en el apoyo bibliográfico que ofrecían los textos.

Lo que me molesta y preocupa es que seamos tantos los que vociferemos en pro de la lectura, que tantos nos arremanguemos trabajando desde diversos frentes, que tantos pongamos creatividad, imaginación y pasión en lo que hacemos, que tantos sepamos que nunca serán suficientes los recursos, porque lo que falta no es necesariamente plata. Lo que falta es planificación, estudios de factibilidad, análisis y evaluaciones cuali cuantitativas, gestión de calidad, medidas de revisión y seguimiento.. eso es lo que falta.

Insisto: no me interesa el color político, me interesan los resultados… y hasta aquí, señores, no veo resultados. Veo problemas. Escucho opiniones. Leo excusas. Digiero explicaciones. Si estoy ocupada en tanta actividad… ¿en que estarán los niños y profesores del Liceo de Teno?, ¿Qué habrán hecho los escolares de Conchalí y Cerro Navia en el tiempo dedicado a la clase de prevención de drogas?

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Book Lovers

Bibliofilia: el vicio de leer

¿Es usted de esos que cuando pasa por el escaparate de una librería comienza a salivar cual perro de Paulov ante el tañir de una campana? ¿Las estanterías de su casa se arquean peligrosamente por el peso de los libros colocados a doble fondo? Cuando viaja, aunque sea por un solo día, ¿mete en la maleta no menos de tres novelas? Y si le regalan un libro, ¿lo abre cuidadoso, lo huele y recorre con sus dedos el papel de modo casi pecaminoso? Le daremos un diagnóstico claro: es usted un bibliómano. Pero no se avergüence, hay otros que han sufrido y sufren esta dolencia al igual que usted y, aunque difícilmente se cura, no es grave salvo casos excepcionales como el del compositor Charles-Valentin Alkan que falleció en marzo de 1888 aplastado por su biblioteca.

Jacques Bonnet en Bibliotecas llenas de fantasmas (Anagrama) nos cuenta esta anécdota y otras muchas con el trasfondo de la pasión por los libros. En este brillante y entretenido ensayo, nos lleva a través de anaqueles rebosantes, de colecciones privadas de más de 10.000 ejemplares, de obras que acaban ocupando cocinas, dormitorios y baños, del vicio de atesorar libros y de leerlos. Porque, a juicio del autor, existen dos tipos de bibliómanos: los coleccionistas (ya sean especialistas o amontonadores) y los lectores empedernidos. A los primeros les mueve la pasión por adquirir una obra y sumarla a su colección como un trofeo más, aunque no quiere decir que no lean: por supuesto que lo hacen, pero no es su objetivo primordial. A los segundos que, en consecuencia, acaban también acumulando innumerables volúmenes, les mueve el afán de devorar palabras y la curiosidad. Pero, como en todas las clasificaciones, siempre hay excepciones. Ese sería el caso de Umberto Eco tal como se trasluce en la larga entrevista compartida con Jean-Claude Carrièrre en Nadie acabará con los libros (Lumen) que conduce el periodista Jean-Phillippe de Tonnac. El autor de El nombre de la Rosa (con libros, cómo no, en el eje de la trama) reconoce que su biblioteca, repartida en varias casas, tiene 50.000 libros además de unos 1.200 libros raros, es decir, incunables –editados desde la aparición de la imprenta, 1453, hasta el año 1500 inclusive- o ediciones antiguas que ha ido comprando a lo largo de los años y que tienen un valor incalculable. Aunque tiempo atrás se deshizo de parte de su biblioteca, la colección que Carrièrre ha ido alimentando durante sus años de guionista con Buñuel o adaptando textos como Cyrano de Bergerac o La insoportable levedad del ser, cuenta con unos 40.000 títulos, de los cuales unos 2.000 son obras antiguas. En esta amena y extensa charla, plagada de curiosidades de otros bibliomaníacos como ellos, debaten acerca del libro como objeto de culto, del deseo, de la censura, como objeto de diseño perfecto e inmejorable que puede evolucionar con el tiempo, tomar nuevas formas y componentes pero que nunca perderá su esencia, algo que lleva siglos demostrando. Ambos revelan su devoción bibliográfica y los orígenes de ella, su emoción ante la adquisición del ejemplar deseado, los miedos ante un robo o un incendio que esquilme sus bibliotecas.

También bibliómano se confiesa Jesús Marchamalo en Tocar los libros (Fórcola) un librito con prólogo de Luis Mateo Díez en el que, con el humor que caracteriza al autor, se habla de cómo las bibliotecas particulares retratan perfectamente a sus dueños, sus debilidades, sus amores y sus manías. Marchamalo se desnuda mostrando la suya (su biblioteca) y la de otros como Lampedusa, Galdós, Unamuno, Azorín, Luis Landero, George Perec, Susan Sontag, Patrick Suskind o Cortázar. Y es que tal como dice Marchamalo: “hay libros indispensables que nos obligan a poseerlos, a conservarlos para hojearlos de vez en cuando, tocarlos, apretarlos bajo el brazo. Libros de los que es imposible desprenderse porque contienen fragmentos del mapa del tesoro”. En definitiva, tres deliciosos acercamientos al mundo bibliográfico, a una pasión muchas veces irrefrenable e incontenible cuyo punto de ignición está en 451 grados Fahrenheit y que se apaga sólo tomando en las manos un libro y sumergiéndonos en el universo que nos presenta.

Fuente: Notodo.com. 17/07/2010

Nuevos hábitos de Lectura. Lectura en Pantallas

Dosdoce.com

No hace falta repasar la historia de la cultura oral y escrita –ya lo hizo muy bien, entre otros, Alberto Manguel en Una historia de la lectura- para saber que con cada cambio, en cuanto a la naturaleza de los textos se refiere, llegaban también nuevos hábitos, no exentos de crítica y suspicacias. Los hábitos son modos de proceder que tiene cada persona de manera instintiva, y con los que se maneja en el mundo. Los hábitos de lectura hace tiempo que ya han cambiado y este cambio lo ha provocado Internet. La novedad de este nuevo hábito de lectura es que están siendo los medios impresos los que se están adaptando a la costumbre de leer cada vez más en pantallas, en cualquier lugar, gracias a cualquier soporte. No ha habido que inventar nada como la imprenta; los ordenadores y la Red ya estaban aquí. Por tanto, el nuevo hábito de leer en pantallas no es tan nuevo. El cambio que sucede a esta manera de leer sólo atañe a partir de ahora apenas a cuestiones técnicas, de mejora, para que las pantallas en las que hacemos gran parte de nuestras lecturas sean cada vez más amables y cómodas, como ya lo son algunas.

Es posible que hasta los más “ávidos lectores” en realidad lean más tiempo delante del ordenador que libros impresos. Una vez más tenemos que recordar, antes de seguir avanzando, que esta tendencia se va a incrementar según crezcan las generaciones nativas digitales. No vamos a entrar otra vez en la discusión de que si el papel es mejor (porque es con lo que he crecido) o que si los libros electrónicos no son libros o que si leer en una pantalla no es leer (tampoco lo era hacerlo en edición de bolsillo en la parada de autobús cuando se popularizó este formato). Sobre todo porque, insisto, todos leemos con pantallas (el 78% de la población sobre el 68%) por alguna razón u otra, desde la más profesional (investigación, búsqueda de información, consulta, estudio, foro de discusión, etc.) hasta la más aparentemente trivial (redes sociales, blogs, navegar por Internet, leer correos electrónicos, “hojear” revistas digitales, páginas web, etc.).

Otra de las premisas de las que se parte cuando se habla de hábitos de lectura es desde la idea de que leer sólo significa leer libros. Es más, sobre todo en el ámbito del libro, a veces nos creemos –con cierta lógica gremial algo egocéntrica- que leer es sólo leer a Kant o Tolstoy, y enseguida olvidamos que, incluso nosotros mismos, pasamos más tiempo leyendo otras cosas en lugar de los libros a lo que nos gustaría dedicar más horas. De nuevo, para observar debemos tomar distancia con respecto a nuestros gustos personales, hábitos propios y costumbres cercanas, y pensar en cómo actúan y van a actuar las nuevas generaciones de lectores. Leer no es sólo sentarse en la butaca favorita junto a una luz ideal y disfrutar de una buena edición de nuestro clásico preferido. Sabemos que este tipo de lector es la minoría. Y este tipo de lector también ha adquirido el hábito, antes de recogerse en su cómoda butaca, de pasar largos ratos delante de una pantalla para leer, lo que sea. Y esta tendencia va a ir a más.

La buena o mala costumbre de leer en pantallas.

Ante esta evidente costumbre que compartimos la mayoría, habría que analizar detenidamente la transformación de ciertos hábitos como el de la lectura, no necesariamente malos por el hecho de ser otro al que hemos practicado hasta hace unos años. Existen tantas lecturas como tipos de texto. Cada lectura requiere su tiempo y su atención (en este sentido continúa siendo interesante la diferenciación que ha establecido Scolari, siguiendo a Cavallo, G. y R. Chartier, entre lectura “intensiva” y “extensiva”, en profundidad la una, más superficial y multimedia la otra. Está bien como punto de partida, aunque se podrían matizar aún más a raíz de las diferencias entre los soportes y los contenidos). Hay diversos estudios que afirman que la lectura online es una lectura más fragmentaria, que dedica menos atención al texto en profundidad y más al conjunto general de ideas, el tipo de lectura que se hace de páginas web o incluso prensa online, pero también en papel: ¿Quién se lee el periódico de principio a fin? Hojeamos, miramos titulares, vamos y venimos según el interés que tenemos por las noticias, etc. Otra cosa es leer una novela o un ensayo. La diferencia estriba en el mismo hábito. Si siempre se ha leído en papel, nos puede resultar cansado leer una novela en la pantalla. Sin embargo, parece que todos nos hemos habituado a leer la prensa online –la edición de prensa online ha crecido un 40% en el último año, y son ya 21 millones de lectores del New York Times en su formato digital-, y poco a poco lo vamos haciendo con manuales o libros a los que sólo podemos acceder a través de la red y gracias a la digitalización. En un interesante y extenso estudio sobre el futuro de Internet, el 65% de los encuestados considera que la red mejorará la comprensión lectora y de escritura; por el contrario, el 32% consideran que Internet ha disminuido la capacidad de comprensión, no sólo lectora

Se afirma que la lectura en pantallas favorece la distracción en detrimento de una lectura que potencie la atención y el pensamiento crítico (existen programas para despejar una página web y dejar el texto limpio en la pantalla), pero se parte desde la idea de la lectura en papel. Lo cierto es que los nuevos hábitos traerán una nueva configuración del pensamiento que no tiene que ser necesariamente inferior. En las generaciones que han crecido con los ordenadores se han detectado mayores índices de alfabetización y una mayor capacidad para el razonamiento complejo. La lectura en Internet ha resultado ser una gimnasia cerebral en muchos aspectos neurológicos. Si bien, otros estudios indican que el papel favorece la comprensión lectora. Todavía no hay datos de lectores que sólo hayan leído en pantallas.

El cerebro muestra una gran capacidad de adaptación, mucho más rápida que la voluntad que revelan sus respectivos dueños. Un adagio de los científicos que trabajan sobre la inteligencia social dice que el ser humano se resiste a los cambios, pero que se adapta fácilmente a ellos. Lo que en principio nos cuesta, acaba por no resultarnos tan incómodo. Habrá generaciones que no necesiten tal adaptación porque tendrán el hábito desde siempre. Es cierto que las pantallas y soportes móviles no siempre están pensados para el tipo de lectura que hacemos en un texto impreso. Salvo en el caso de los e-Readers, que tratan de imitar la misma sensación, para la lectura en un ordenador, en un iPhone o en una tableta tipo iPad ya se están configurando los formatos de acuerdo a estas nuevas formas de acceder a ella. La tinta electrónica, E Ink, no supone el mismo cansancio para la vista, con la luz adecuada. A su vez, para evitar la inhibición de melanina, la excitación que supone en ocasiones la retroiluminación de cierto tipo de pantallas al estar mucho tiempo expuestos a ellas, se está experimentando con pantallas que adopten los dos modelos: tinta electrónica y retroiluminación: las pantallas mixtas.

Las posibles alteraciones oculares, sensación de fatiga, por la excesiva exposición de los ojos sobre estas pantallas ya están dejando de ser un problema, si realmente lo han sido en todos los casos. El Dr. Travis Meredith, director del departamento de oftalmología de la Universidad de Carolina del Norte, ha llegado a la conclusión de que son otros muchos malos hábitos los causantes de esta fatiga, y no la tecnología. Las últimas pantallas de LCD no tienen que ver con las de nuestros primeros ordenadores o las de las televisiones de sólo hace unos años. Ante toda lectura, en papel o en pantalla, existen una serie de normas para evitar problemas de atención y oculares, como tener una buena postura, leer con la luz apropiada, hacer pausas durante la lectura y estar a una distancia prudencial del texto. Sabemos que un papel ahuesado es más amable que el blanco, como el de los folios, que, junto a determinado tipo de luz, puede ser muy molesto y provocar incluso dolores de cabeza, según la sensibilidad del lector (para la lectura continuada, oculistas y neurólogos recomiendan la bombilla azul). Hay otras cuestiones en cuanto a la vista cansada que atañen a la edición de los textos, también universales en cualquier formato: una buena maquetación y, sobre todo, una tipografía adecuada y clara. Con los libros digitales los editores ya no tienen que ajustar interlineados y márgenes en cajas hasta el límite de la hoja para ahorrar papel; nuestra vista lo agradecerá.

Nada impide pensar –solventados los problemas técnicos- que si las generaciones que nunca hubieran pensado que iban a pasar tantas horas leyendo delante del ordenador se han habituado a hacerlo, y durante mucho tiempo, las nuevas no sean capaces de leer una novela en una pantalla sin problema. Todavía nos faltan datos para saber qué diferencias se pueden establecer entre la lectura en papel y en pantalla, diferencias que no significan necesariamente que una sea mejor que otra, como afirma la conocida científica noruega Anne Mangen, que estudia nuestro comportamiento lector desde hace años. Y no hablamos de la que, a día de hoy, nos resulte más cómoda y para según qué tipo de lectura. Una vez más es cuestión de educación y de hábitos generacionales.

Presuponer que los niños se vuelven cómodos con Internet y no van a volver a ser capaces de leer un libro porque la web es más divertida es generalizar demasiado y dejar en manos de ellos mismos su propia educación. Lo cierto es que si un niño o joven quiere leer, se le inculca la necesidad -al menos a esas edades- de la lectura, lo hará, y es muy posible que lo haga en alguna pantalla, y aún más posible que con menores distracciones que nosotros porque conocerá mejor el medio. Si bien es cierto que es diferente la educación lectora que el hábito de lectura, la introducción de las TIC es las escuelas van acercar ambos conceptos sustancialmente. “A pesar de” Internet, los índices de lectura infantil se han mantenido estables en estos diez años, incluso han aumentado.

Los nuevos hábitos en el ámbito educativo.

Mientras se consigue que la lectura en pantallas sea más amable y la plasticidad de nuestro cerebro se adapta a una lectura continuada en pantallas, acostumbrado como está al papel, los datos de lectura de contenidos digitales señalan que esta tendencia va en aumento y, al contrario de lo que se cree, en función del hábito de leer, estudiar y trabajar con el ordenador. La evidencia es la cantidad de tiempo y uso que le dedicamos al ordenador y a la red, tanto en el ámbito universitario como de trabajo. Antes que dispositivos de lectura específicos como el Kindle, Papyre, iPhone, Sony Reader, iPad, etc., a día de hoy casi la mitad de los lectores que adquieren ebooks lo hacen para leer en el ordenador.

Las universidades y bibliotecas no son ajenas a esta tendencia. Por una parte, las bibliotecas están adaptando sus infraestructuras a la digitalización. Por otra, las universidades están ya en el proceso de digitalización de los textos (eTexts), con los que ya trabajan estudiantes y profesores. El observatorio JISC, que se dedica a la investigación del impacto, comportamiento y desarrollo de nuevos modelos de negocio alrededor de los ebooks y libros de texto electrónicos, concluye en su último estudio que el 64,6% de alumnos y profesores de las universidades del Reino Unido en las que han lleva a cabo su investigación utilizan libros digitales. Ya en el 2008 el 53% de los estudiantes con contenidos digitales sólo leían en la pantalla del ordenador. Los datos de ese mismo año en nuestro país señalaban que el 51% de los estudiantes optarían “frecuente o muy frecuentemente” por usar versiones electrónicas de los libros antes que versiones impresas, frente al 32% que “a veces” prefieren los libros electrónicos. Sólo un 17 % afirmaba que siempre usaba la versión impresa. En ambos ejemplos, es muy posible que los porcentajes disminuyesen con estudios de humanidades, donde la relación con el libro impreso es otra.

En Francia, un estudio señalaba recientemente que el 48% de los que ya han probado un ebook destaca la comodidad de la lectura como una de las ventajas de este formato. El porcentaje es aún mayor -73%- entre los que ya son lectores habituales de ebooks. Y el interés aumenta a medida que se lee más, es decir, que se es un lector habitual.

Los nuevos hábitos llevan a nuevas formas de expresión.

Con estos datos está muy claro que la lectura en pantalla va a ocupar cada vez más el lugar que antes lo hacía el papel. En el ámbito de la prensa escrita ya hemos visto que está siendo así. Determinado tipo de libro o género tardará más tiempo en ser leído en formato digital, y una vez más los bestseller serán –ya lo son- la punta de lanza de los ebooks; el lector de bestsller es el lector mayoritario de libros. Los cambios están tan cerca que ya existen nuevas creaciones, quizá nuevos géneros, que se adecuan a los nuevos soportes de escritura y de lectura. Tanto en lectura online como para libros digitales. La característica que mejor define un texto online es el hipervínculo. La lectura online no es lineal, es más explorativa.

Sobre la lectura online podemos ver diversos ejemplos de cómo un texto puede ser leído de un modo que facilita su comprensión. Un buen ejemplo de ello es la edición online del Finnegans Wake, de James Joyce; un texto de por sí difícil y que en su versión en red favorece una lectura, precisamente, sin distracciones. Otro ejemplo es una edición del Cándido de Voltaire, llevada a cabo por la Biblioteca Pública de Nueva York. Un Cándido 2.0 para la lectura online en el que caben todo tipo de comentarios, aclaraciones, relaciones, etc., siempre y cuando sean pertinentes. Un texto social sobre el que se puede debatir, apuntar, compartir relaciones, pero respetando el texto original del autor. Otra cosa son los nuevos experimentos en los que la obra quede abierta por voluntad de su autor y en colaboración con sus potenciales lectores. En las últimas jornadas de ANELE tuvimos ocasión de escuchar las interesantes propuestas al respecto de Peter Brantley sobre la posibilidad de interacción y la autoría o de Tíscar Lara a propósito de las competencias digitales y el conocimiento abierto, más enfocado a la educación.

Las posibilidades de narración pueden ir más allá del hipertexto y alcanzar las cotas de lo multimedia. No vamos a entrar aquí en si es o no es literatura, pero lo cierto es que como posibilidad ya existen ejemplos, y sobre la calidad, sean o no géneros nuevos o tonterías interconectadas, quizá todavía es demasiado pronto para juzgarlos. Como en cualquier ámbito creativo, las obras son buenas o son malas, sin entrar a valorar cómo o por quién están hechas, aparte de los gustos personales, claro. Desde las micronovelas para el iPhone, superventas en Japón, a otros ejemplos de la llamada webliteratura, se abren nuevas formas de expresión que hacen de los experimentos con nocilla algo obsoleto, si no lo eran ya antes. Son tales las diferentes posibilidades de leer hoy en día que se están creando plataformas para debatir estas nuevas formas de expresión que unen la literatura con las nuevas tecnologías. Un ejemplo muy reciente de esto es The Literary Platform. En España están haciendo un trabajo importante sobre literatura digital y electrónica desde el Portal de Literatura Electrónica Hispánica, alojado en el proyecto Cervantes Virtual, con un interesante blog sobre las novedades de estos nuevos posibles géneros.

Como es lógico, nuevas maneras de escribir y de leer conllevan nuevos modos de interpretar y pensar: En Portugal, José Afonso Furtado, desde una perspectiva textual, o en Francia Jean Philippe Pastor, desde una perspectiva más cercana a la filosofía con claras influencias derrideanas, están profundizando en las consecuencias de la hipertextualidad, los textos digitales, el metadato y cómo repercute no sólo en la creación textual sino también en un nuevo modo de pensar y entender el mundo, un nuevo mundo interconectado y multimedia que requiere una nueva revisión hermenéutica. Aquí, desde una perspectiva textual o de lectura, Antonio Rodríguez de las Heras o José Antonio Millán, entre otros, también dirigen su mirada en sus análisis a los cambios fundamentales que suponen tanto la lectura como la escritura digital.

Lectura responsable

A partir de ahora podemos, expectantes, observar hacia dónde se van a dirigir las palabras, en compañía de qué otros modos de representar una idea o una historia. Hasta dónde va a llegar el texto y cómo van a seguir afectando estos cambios a nuestra manera de leer. En pantallas. El debate sobre el libro y su mística (Blanchot, Steiner), y con él el del texto y sus variaciones (Bajtín, Barthes, Genette, Derrida, Deleuze, Iser y Jauss, etc.), toma ahora un nuevo sentido cuando pensamos en las posibilidades de la lectura y escritura en o para las pantallas. El “ruido” que provocan las imágenes alrededor de un texto, las distracciones de un género interdisciplinar, multimedia o sencillamente hiperanotado son sólo tales si el lector no se compromete con lo que está leyendo. No es la primera vez que sugiero que este tipo de lectura no lineal requiere de un lector más responsable –más aún que lector de libros impresos-, que sepa conducirse durante la lectura.

Las posibilidades de lectura se han multiplicado. El tiempo que pasamos leyendo también, cualesquiera sean los tipos de texto. El genial George Steiner ha escrito, en un alarde de exageración aristocrática que a él se le puede permitir, que “los libros de bolsillo no forman una biblioteca”. Me temo que si miramos con esa perspectiva al futuro no vamos a tener ninguna biblioteca en casa y, sin embargo, nunca vamos a dejar de leer.

7 blogs de literatura imprescindibles

Amablog. 

7 blogs de literatura imprescindibles

Esta semana hemos pensado en algunos blogs de literatura que te pueden interesar.

Descubre la selección de los mejores blogs de literatura. Te invitamos a echarle un vistazo a sus recomendaciones y noticias del mundo del libro.

Libros y bitios

En este blog encontrarás noticias, enlaces sobre edición digital y tradicional, lectura y libros.

Moleskine Literario

Es, según la Revista de Letras, el mejor blog literario internacional.

Papel en Blanco

Interesante blog donde siete editores opinan sobre literatura, recomiendan libros y publican noticias relacionadas con la literatura.

Qué Leer

Novedades, noticias, opiniones, debates, reportajes… todo relacionado con la literatura.

Paradigma Libro

En este blog encontrarás noticias y novedades relacionadas con ebooks y literatura en el mundo digital.

Lecturalia

Encontrarás las últimas novedades de autores y libros, recomendaciones, libros destacados, últimas noticias, etc.

Ediciona

Blog con noticias de interés para los profesionales del mundo editorial.

¿Te ha gustado la selección? ¿Conoces otros blogs que merecen formar parte de esta lista? Estamos deseando conocer nuevos espacios para los amantes de la literatura.

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Material de Trabajo

Los libros cobran vida

Los libros cobran vida

Existen muchas formas de motivarnos a leer, y algunas de ellas están siendo exploradas audiovisualmente por diversas instituciones educativas y culturales alrededor del mundo.

Viendo el video que da inicio a este artículo, observarán que la idea va mucho más allá de promover el libro y el acto de leer. En este caso el New Zealand Book Council (NZBK) envía un mensaje que extrapola, en pocos minutos, muchas perspectivas y voces en torno al tema. La animación no es nueva -data del 2008- pero a pesar de ello “Books Come to Live” genera, en el espectador, asombro y curiosidad por la historia. Puede ser una mezcla de la visión que tiene el NZ Book Council respecto al fomento de la lectura, o la producción espectacular de Colenso BBDO, o también se deba al brillante desarrollo que hizo el estudio Andersen M y al exquisito manejo de la banda sonora sobrepuesta al trabajo visual. Sea como fuere, desde que se lanzó este trailler en youtube, las visitas y comentarios desde diversos blogs y sitios webs no han parado.

El video está íntegramente en inglés, pero aunque no estemos familiarizados con el idioma, el solo hecho de ver y disfrutar las imágenes ya es entretenido. La idea de sus creadores es  “vivir la lectura” en un tono ágil y aventurero. El mismo que hace sentir que pueden pasar muchas cosas leyendo un libro, y que no es sólo en las películas donde podemos experimentar acción. Para eso , los capos del NZ Book Council escogieron la novela “Going West” (Viajando al Oeste) del autor Neozelandés, Maurice Geeconocido entre los kiwis como uno de los mejores storyteller (para ilustrar mejor el concepto, Vargas Llosa, reciente ganador del Nobel, es conocido en los países anglo como otro storyteller).

La metáfora visual cumple las dos E: efectista y efectiva. El libro cobra vida de una forma alucinante. Si a eso se añade la voz en off del narrador (confieso que ese tono profundo me ha perturbado un poco) se obtiene un resultado de gran calidad. Lamentablemente los libros de Gee aún no han sido traducidos a nuestro idioma (la información en español respecto a él y su obra es muy escasa.. por no decir nula). Supongo que habrá que esperar para que una editorial se avispe y nos traduzca algunas de sus novelas, o seamos nosotros los avispados que las compremos por amazon.

Retomando el video, quedé intrigada por la historia que relata. Algunos reseñan a “Going West” como una autobiografía de Gee, cosa que él ha negado. Pero el hecho es que su novela recrea un pueblo pequeño, con una escuela y un escenario muy similar al que conoció en sus años mozos. Gracias a lapapiroflexia y a la animación audiovisual, ese pueblo cobró vida para las andanzas del protagonista de la novela.

De campañas y comparaciones

Para delicia de quienes somos aficionados al tema, ejemplos de campañas como los del NZBC hay muchos. A nivel nacional e internacional las redes se unen para comentar, dialogar y promover actividades de difusión y campañas de lectura. En este sentido, en nuestro país estamos avanzando lento pero seguro y cada vez estamos hablando más de este tema (no sólo desde la obvia perspectiva que relaciona la lectura con la educación). Sin embargo, no puedo evitar pensar lo lejos que estuvo, nuestro Gobierno, del NZ Book Council cuando lanzó el año pasado la campaña “Leo 2009″. ¿Se acuerdan?: esa que decía “Yo leo cantando”; “Yo leo en el baño”, “Yo leo en la ducha”.

Si sé: las comparaciones son odiosas, vanas e inútiles, pero de ello podría sacar algo en limpio: la gran cantidad de publicistas, editores, diseñadores, audiovisuales, escritores, ilustradores, cineastas y muchos otros que podrían unir fuerzas para hacer una campaña espectacular en Chile. Por mientras pienso y devaneo, les dejo algunos ejemplos a modo de inspiración:

Campañas en español:

Leer está de moda,
 Notable e impresionante
Campaña contra el maltrato a los libros (Nótese la música de fondo de Lady Gaga!)

Campañas en Inglés: Stop motion animation using figures

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Impulsan novedoso proyecto para fomentar lectura y comprensión lectora entre los jóvenes de Arquitectura

«Hábito lector entre los jóvenes. Un proyecto para el fomento lector y el mejoramiento de su comprensión lectora» es el proyecto que la Jefa de la Biblioteca Nelly Cornejo Meneses y la bibliotecóloga Claudia Gilardoni, se adjudicaron en agosto pasado, ante el Consejo Nacional del Libro y la Lectura.

La propuesta busca fomentar la lectura y el diseño de estrategias para aumentar los niveles de comprensión lectora entre estudiantes universitarios de primer año, desde espacios de trabajo como el aula, a través de la aplicación de un «Plan lector» y de la biblioteca, desde donde se realizará una «campaña lectora» en tres carreras representativas del área de ciencias sociales, artes y ciencias, siendo una de éstas la de Arquitectura de la Universidad Central de Chile.

De acuerdo a la Jefa de Biblioteca, Nelly Cornejo, «se pretende analizar y comparar la respuesta de los estudiantes ante estímulos tendientes a aumentar sus niveles de comprensión de lectura y a desarrollar hábitos que los vinculen con la lectura y los libros, tras lo cual se concluiría qué o cuáles son las estrategias más eficaces».

Para lograr sus objetivos, esta iniciativa contempla la realización de seis etapas que van desde el diagnóstico y evaluación de los estudiantes respecto a su hábito y comprensión lectora, la intervención en las dos áreas de trabajo mencionadas, la aplicación de soluciones y la difusión de los resultados e impacto en la comunidad universitaria.

A los estudiantes de Arquitectura ya se les aplicó una encuesta de hábito lector, donde a través del resultado de sus respuestas se busca «conocer la relación que tienen con los libros y la lectura, lo que no constituye un juicio de valor respecto a su comportamiento como lectores», dijo Nelly Cornejo. Asimismo, explicó que junto a esta encuesta también se realizará un test de comprensión lectora, para conocer cuál es el grado de comprensión de los estudiantes, considerando que existen niveles de complejidad baja, media y alta en textos de lectura informativa, argumentativa y narrativa.

Finalmente, se evaluará el resultado tras los meses de trabajo con el docente, en la sala de clases y en la biblioteca, lo que a juicio de la bibliotecóloga Claudia Gilardoni «es un aspecto crucial, pues es necesario recabar antecedentes respecto a la correlación entre el hábito lector y los niveles de comprensión lectora. A pesar que esta relación puede resultar obvia, actualmente no se cuenta con datos certeros que permitan confirmar esta premisa«. Para ello se aplicará un diagnóstico final, con el objeto de medir los cambios y analizar en qué aspectos se obtuvo un mayor nivel de logro.

«El proyecto continuará con la difusión y la promoción de los resultados, tanto en las universidades en las que se ha aplicado la investigación como en el medio cultural y educativo de la educación superior«, concluyó Nelly Cornejo.