En la antigua China aparecieron los rollos de papel y tejidos, también objetos artísticos que, además de cumplir una misión comunicativa, al mismo tiempo exploraban el objeto único. Más adelante, en el Medioevo, irrumpieron en el escenario de la cultura los grandes libros o libros de gran formato denominados códices.
“No soy un gran lector, pero amo los libros, lo que son como objeto físico» señala con convicción Edward Ruscha, destacado artista norteamericano cuya obra abarca la pintura, la fotografía y el grabado, siendo uno de los precursores del movimiento “Pop Art”.
De sus muchas obras, expuestas en las galerías más respetadas, destacan sus pinturas hiperrealistas de viejos volúmenes desgastados, como también reproducciones de libros abiertos de grandes dimensiones que despliegan hojas en blanco en las que se observa el deterioro producido por gusanos o agua.
Ruscha ha producido un importante número de libros, en ediciones de lujo limitadas, conteniendo su aguda mirada a temas de la vida cotidiana, objetos y lugares, contando con la colaboración de otros artistas y de editoriales privadas, innovando en el género de los “libros de arte”, normalmente para elites, consiguiendo algo barato, accesible y fácil de producir, al tiempo que se convertían en íconos del arte conceptual.
“Every Building on the Sunset Strip” editado por Ruscha en 1966 es un mítico libro para cuya realización montó una cámara en la parte trasera de un camión y recorrió la célebre Sunset Strip, de Los Ángeles (USA) fotografiando cada uno de los edificios. El libro, un gran desplegable impreso en blanco y negro a una sola cara, recogiendo las imágenes en dos estrechas bandas en la cabeza y el pie de la página y, como si se tratara de una tira de negativos, recoge las imágenes montadas unas junto a otras.
Hay diccionarios para todo, desde el clásico Diccionario de la Lengua Española RAE, hasta diccionarios especializados que versan sobre temas tan específicos como las especias, la heráldica, la repostería, las plantas medicinales, los acrónimos, las armas, el bricolaje, el tabaco, la numismática, y así… la lista suma y sigue. Como podrán adivinar -y para no ser menos- también existe un diccionario del libro, de las bibliotecas y un diccionario del lector.
A este última categoría pertenecen los términos que seleccioné para este post, procurando presentar conceptos que utilizamos comúnmente, junto con otros que pueden resultar más un poco más novedosos.
Les dejo, entonces, con una compilación de Diccionario del Lector:
A:
Abducción: Modo o manera de leer según la cual las diversas partes de un texto son pistas para descubrir el sentido de la lectura. Quienes aprenden a leer abductivamente hallan indicios en determinadas partes de los textos.
Acróstico:Composición geométrica o simbólica de un texto, con un mensaje oculto entre sus letras.
Angst: Relatos escritos por fans que indagan en el sufrimiento emocional de los protagonistas de sus obras preferidas.
Anteportada: Hoja posterior a la de cortesía, en la que se imprime el título del libro en caracteres abreviados o menores que en la portada.
B:
Bestiario: Textos enciclopédicos que contienen animales reales o imaginarios con narraciones moralizantes y teológicas. Muy populares en Inglaterra en s. XII.
Bibliografía: es el testimonio que deja el autor de una obra, respecto a su recorrido como lector. La bibliografía habla de la tendencia o la línea de pensamiento del autor, qué tan actualizadas son sus fuentes, cuáles son los referentes sobre los que ha levantado su discurso.
Booktrailer: Vídeos compuestos por secuencias (grabadas con o sin actores), ambientaciones musicales, imágenes fijas y todo tipo de efectos, parecidos a los que se realizan para promocionar las películas antes de su estreno. Con ellos se quiere llamar la atención del lector y que sienta interés por los aspectos más atractivos de las próximas novedades editoriales. También llamados bookmovies, suelen estar realizados por las editoriales responsables del libro o ebook.
Booktuber: Lectores que utilizan la comunidad de videos de Youtube para realizar clips, de factura simple o casera, en los que hablan sobre los libros que leen. El fenómeno es especialmente popular entre las jóvenes.
C:
Canon: Lista de autores que los lectores han convertido en nuevos clásicos de la literatura juvenil.
Citas: son los soportes de autoridad en que se apoya el autor; son, por decirlo así, el respaldo de otras voces de mayor tradición o más reconocimiento en un campo específico. Se revisa cuáles son los referentes y se construye la genealogía de influencias o el itinerario de ideas seguido de cerca por el autor.
Cliffhanger: Recurso literario utilizado por el escritor que consiste en ubicar, habitualmente al final del último capítulo de la obra, un fragmento que tiene relación o continuación en otra entrega. Aportan el suficiente suspenso como para que los lectores se interesen por la siguiente parte. Puede ser una acción, una frase, una pregunta abierta. Se usa de forma habitual en sagas de literatura infantil y juvenil.
Códice: Libro manuscrito anterior a la invención de la imprenta
Códice crisográfico: El que está escrito con oro o plata
Colección: la colección tiene varias acepciones: 1) colección editorial que obedece a un criterio particular. 2. Unidad bibliográfica que contiene varias obras de uno o de varios autores. 3) Fondo bibliográfico de una biblioteca o una parte bien caracterizada (por su procedencia, encuadernación, etc.) de los mismos.
Colofón: Se pone en la última página impar de la obra. Se incluye la fecha y lugar de impresión, el nombre del impresor, número de tirada y escudo o logotipo del impresor.
Contraportada: Cara posterior de la anteportada, puede ir en blanco o bien figurar en ella el título general de la obra, cuando ésta consta de varios tomos. También puede figurar en ella algún grabado o retrato.
Copyright: En inglés, propiedad literaria, derecho de copia o propiedad reservada.
D:
Depósito legal: Obligación existente en algunos países de entregar determinado número de ejemplares al Estado. En Chile, la ley de depósito legal indica que se deben entregar 5 ejemplares impresos a la Biblioteca Nacional, de cualquier obra publicada.
Drabble: Obra literaria de ficción corta, en teoría de no más de 100 palabras, aunque se llama así a todas las de menos de 500 palabras.
Distopía: Describe mundos imaginarios en los que las contradicciones de los discursos ideológicos son llevadas a sus consecuencias más extremas. Se inspiran en nuestra realidad actual y fantasea con las posibles consecuencias de los diferentes estilos sociales existentes (casi siempre sistemas injustos, desiguales y traumáticos). Actualmente es uno de los subgéneros más trabajados en la Literatura Juvenil.
E:
Epígrafe: Primer indicio colocado, por lo general, como “carnada” para el olfato del lector. Consiste en uno o más textos, generalmente breves, situados entre el título y el comienzo del texto. Los epígrafes pueden hacer referencia a la totalidad del texto (epígrafe de texto) o al capítulo o parte que encabezan (epígrafe de capítulo)
Ex-libris: Etiqueta impresa que acredita la posesión de un libro y que generalmente va pegada en el interior de la tapa.
Expurgo: supresión de determinados fondos de la biblioteca, ya sea momentánea o definitivamente, con el fin de dar mayor operatividad y eficacia a la gestión de la colección, ajustándola a las necesidades reales de los lectores.
F:
Fandom: la palabra está derivada de Fanatic Kingdom (Reino Fan). Webs o textos creados por grupos de aficionados a algún escritor o personaje, especialmente vinculado a la literatura fantástica. Harry Potter y el resto de protagonistas de la saga tienen una amplia lista. Cuando desarrolla una serie de contenidos que mantienen un nexo con la obra original, y que pueden funcionar como mensaje publicitario, se habla de fanadvertising.
Fan Fiction: También llamados Fanfic o Fic, son relatos escritos por lectores fans, en los que se utilizan personajes, situaciones y ambientes descritos en la historia original, combinados con otros ideados por ellos, o se desarrollan nuevos papeles para los que aparecían en la obra inicial.
G:
Guardas: Hojas de papel que coloca el encuadernador dobladas por la mitad para unir el libro y la tapa. Son de un papel más grueso y fuerte que el del cuerpo del libro.
Goodreads: Es una red social para lectores muy utilizada por los jóvenes, que permite reflexionar y realizar votaciones sobre todos los libros que se han leído, escribir reseñas o encontrar recomendaciones del resto de usuarios acordes a nuestros gustos personales.
Glosar: Acto mediante el cual la acción de los ojos se refuerza con el trabajo escritural de la mano. La glosa tiene la impronta de lo personal, y se coloca a la par del texto objeto de nuestra atención.
I:
Índice: una lista ordenada de capítulos, secciones o artículos que permite al lector saber qué contenidos presenta la obra y en qué página se encuentra cada uno. Suele aparecer al comienzo o al final del libro.
Incunable: Obra impresa en caracteres movibles en los primeros tiempos de la imprenta. La opinión más general reserva esta denominación para los impresos del siglo XV.
ISBN (International Standard Book Number): Número de identificación de cada libro, así como de sus distintos volúmenes y formas de presentación. Es asignado por agencias nacionales existentes en los distintos países.
L:
Libro: Obra impresa o manuscrita no periódica que consta de muchas hojas (más de 49) de papel, pergamino, vitela u otro material, cosida o encuadernada que se reúne en un volumen. Puede ser científica o literaria. Cada una de las partes de dicha obra y los códigos y leyes de gran extensión.
Literatura gris: Se denominan así los documentos elaborados por el propio centro o por otros centros e instituciones, que se difunden principalmente por medio de fotocopias.
M:
Monografía: publicación no seriada, es decir, publicación que contiene una obra completa en un volumen o en un número limitado de ellos.
Meme literario: Bromas virales sobre escritores, dibujantes, personajes ficticios u obras literarias que son difundidas por internet a través de redes sociales, blogs, emails… Pueden ser videos, imágenes retocadas, hashtags, frases, etc.
O:
Ojear: Una de las maneras que usan los lectores para familiarizarse con un texto. Implica una mirada de conjunto o apreciación completa del territorio textual. Es, también, una actividad preliminar para sobrevolar la obra objeto de nuestro interés.
P:
Page-turner: Con ella hacemos referencia a aquellas obras que producen adicción, textos que enganchan al lector de forma que no puede parar de leer hasta llegar a su capítulo final.
Precuela: Otro neologismo procedente del inglés, en este caso prequel, es una obra cuya historia se centra en los acontecimientos que se producen antes del relato inicial. Al igual que las secuelas, estas pueden o no basarse en la misma trama que la obra principal y explican los antecedentes que llevaron a los sucesos posteriores.
Prelectura: Estrategia para abordar o aproximarse a los textos. Momento de reconocimiento o inicio de la relación con el libro o la obra. Los buenos lectores, antes de cualquier cosa, se toman un tiempo para mirar con esmero la portada, el índice o la tabla de contenido, el prólogo o la introducción, la fecha de edición, la editorial, la traducción, si es que es un libro editado originalmente en otro idioma. Los lectores leen estas marcas o signos porque los consideran tan importantes como el grueso de la información a la cual se enfrentan.
R:
Relectura: Actividad esencial para el aprendizaje, o al menos para incrementar los niveles de recordación. Los lectores vuelven una y otra vez sobre lo leído; retornan a los antiguos subrayados; rememoran apartes o episodios de una obra. La relectura tiene un tiempo diferente a aquel otro de la lectura inicial, ya que en un primer momento se puede leer en forma más rápida para saber cómo termina el libro. En cambio, al releer el lector se puede regodear, reencontrándose con él, reconociéndolo en sus recovecos o parajes secretos.
Revista: Publicación periódica ilustrada de información general
Resumen: Exposición breve y objetiva de un documento que indica el propósito del trabajo, métodos, los resultados y conclusiones del trabajo. Puede acompañar al documento original o incluirse en el documento que lo sustituye.
S:
Separata: Impresión por separado de algún artículo de revista o parte de una obra hecha utilizando los moldes de ésta.
Serie: Conjunto de obras independientes unidas entre sí por un título común, una secuencia numérica y algunos caracteres de formato, que se publican sucesivamente. Cuando las obras coinciden también en la materia tratada se habla de series monográficas.
Subrayar: Actividad de discriminación de la información. Se subraya el texto para poner en alto relieve lo que a primera vista es liso o sin accidentes en su fisonomía.
T:
Título facticio: Título formado de acuerdo con el contenido de la publicación, por carecer ésta de él. Título paralelo Título que aparece junto al título propiamente dicho y que es su traducción a otra lengua.
Tomo: Cada una de las partes con paginación propia y encuadernados, por lo común separadamente en que se dividen las obras impresas o manuscritas de cierta extensión con el fin de facilitar su manejo y constituye un todo único. Es por tanto, la unidad racional e ideológica que hace el propio autor de la obra o el editor, y significa una parte del contenido o materia de la misma.
Twist Ending: Giros argumentales inesperados en libros o películas. Habitualmente se insertan en la parte final de la obra.
V:
Volumen: Cuerpo material del libro que se presenta encuadernado y que puede constar de uno o varios tomos, independientemente de su unidad temática. Cuando un tomo, por su extensión, resulta incómodo en su manejo se puede subdividir en varios volúmenes, y por contra distintos tomos de una obra pueden encuadernarse en un sólo volumen para facilitar su consulta y lectura. Frecuentemente aparece como sinónimo de Tomo.
Son jóvenes y apasionados por las letras. La mayoría comenzó por la misma razón: las ganas de compartir con el resto la aventura de leer. Entonces decidieron usar la tecnología en pro de la lectura y recomendar relatos haciendo videos en YouTube. Actualmente, colaboran con editoriales y ofrecen charlas sobre el fomento lector.
Por Valentina González. Estudiante de periodismo. Escritora de ocasiones. Encuéntrala en su blog Lacorduranoexiste
Es la hora de recreo de la enseñanza básica del colegio San Agustín de Ñuñoa. Un grupo de cuatro jóvenes aparece en el vestíbulo del establecimiento. Se identifican en la entrada, y luego atraviesan el patio. A medida que avanzan, los niños se les acercan y les dan la mano, como si fueran rockstars. No saben muy bien quiénes son ni qué hacen, pero están seguros que son los responsables de que el auditorio esté equipado para un evento.
Una vez dentro del salón se encuentran con una mesa larga, cubierta de un mantel blanco con cuatro vasos de agua sobre él. Frente a los jóvenes, más de 200 sillas que en unos minutos serán ocupadas por alumnos de enseñanza media. A sus espaldas se aprecia, proyectada sobre una tela gigante, una imagen que reza Comunidad Booktubers Chile.
—Traje libros para regalar. Así los chicos se motivan y participan—, dice Paulina Godoy, una de los exponentes, antes de iniciar la charla.
Comienza el ingreso de los estudiantes. Los profesores piden orden. Todos se sientan. “La idea de que estén todos reunidos aquí es porque, en el marco del Día del Libro, decidimos traer a algunos integrantes de la Comunidad de Booktubers Chile para que nos cuenten su experiencia”, dice un profesor de Lenguaje.
La moderadora de la sesión hace la primera pregunta:
—¿Qué es Booktube y qué significa ser booktuber?
Booktube viene de la combinación de las palabras book y tube, y consiste en subir videos de reseñas o críticas de libros a la plataforma digital YouTube. Los protagonistas de esta tendencia se hacen llamar booktubers y son, en su mayoría, jóvenes de entre 15 y 25 años.
Este fenómeno comenzó en España y México en el 2010. En estos países, la cantidad de suscriptores de los booktubers es estratosférica: los más populares sobrepasan los diez mil y algunos bordean los 200 mil. En cambio, en Chile este movimiento se masificó a fines del 2013 y aún está en crecimiento.
En julio de 2010, Gustavo Hernández cargó la primera entrada en su blog, Hojas Mágicas, y, simultáneamente, el primer video de su canal de YouTube con el mismo nombre. Fue uno de los pioneros en la materia y el primero en Chile en subir un video sobre libros.
Se había transformado en el primer booktuber.
“Comencé a leer Harry Potter por gusto y no tenía con quién comentarlo, así que me metí a internet y me di cuenta de que había gente que se apasionaba por las historias y por los personajes, igual que yo”, cuenta Gustavo.
Como otros bloggers, Gustavo buscó el apoyo de editoriales para dar mayor alcance a su blog. Por el 2011, para el mundo editorial la colaboración con booktubers y bloggers era una incógnita. “Tuve que contarles de qué se trataba. Les hice un mini curso”, dice Hernández.
La oferta resultó tentativa. Luego de un tiempo, Gustavo comenzó a recibir hasta 30 libros al mes para reseñar y subir al blog y al canal de YouTube. Fue así, mediante el contacto con editoriales, que dejó la docencia y consiguió su actual trabajo: Asistente de Marketing de Penguin Random House. Hoy, ya no sube videos a su canal pero sí mantiene activo el blog, que tiene más de seis mil me gusta en su página de Facebook.
La colaboración con booktubers se hizo frecuente en la medida que el fenómeno creció y más jóvenes comenzaron a pararse frente a una cámara para hablar sobre libros. Las editoriales vieron una oportunidad de influir en un público que les había costado mucho tiempo alcanzar: el juvenil. “Los adultos llegan a la literatura por el diario, por las revistas; los adolescentes no leen estos medios. Los booktubers se convirtieron en el nuevo nicho de marketing que se puede explotar para llegar al público más joven”, cuenta Macarena Hansen, jefa de comunicaciones de Ediciones B.
La tendencia ha crecido exponencialmente, lo que ha obligado a protocolizar los acuerdos con las editoriales. En Penguin Random House el requisito para colaborar es tener un mínimo de 400 suscriptores y que los videos aporten contenido: “También nos importa que sus comentarios tengan valor y que no sea algo meramente superficial”, comenta Lorena Palavecino, periodista del grupo editorial. El número de libros que se les entrega mensualmente es proporcional a la cantidad de seguidores (pueden ir de uno hasta cuatro ejemplares). El plazo para subir la reseña a internet es de un mes. De lo contrario, se pone fin al acuerdo.
En editorial Planeta la modalidad de trabajo es similar: la cantidad de títulos varía entre tres y cuatro como mínimo, y son selectivos al momento de colaborar. Prefieren trabajar con quienes conocen desde antes y tienen confianza. “Llega un momento en que estos booktubers son tan profesionales que cumplen solos. Les damos libertad de trabajo. No nos interesa andar encima de ellos para que nuestra popularidad crezca, sino que creemos que es un trabajo mutuo”, expresa Karen Monsalve, encargada del área de prensa de Planeta.
Luz, cámara, acción
Paulina Godoy tiene 25 años, es actriz y le gusta leer. Le encanta leer: no vive sin menos de cinco lecturas mensuales.
Su amor por los libros partió con la famosa saga de J.K. Rowling: “Yo empecé con Harry Potter. Y es mi vida”, dice Paulina. De ahí, su radar de lectura se amplió. Fue así como encontró en internet blogs literarios que reseñaban textos. Se animó y en 2013 creó el suyo: Made of Papers. “Ahora creo que debí haberle puesto otro nombre. Pero uno no se da cuenta de esas cosas hasta después”.
Una de sus amigas siguió sus pasos y abrió un blog que luego convirtió en un canal de YouTube. Invitó a Paulina a hacer lo mismo, pero había algo que se lo impedía: “no me atrevía porque, siendo actriz, le tenía pánico a la cámara. Tenía clases de televisión y cine, y me paralizaba porque me daba vergüenza. Un profesor, ese mismo año, me dijo toma una cámara, ponte delante de ella y habla cualquier cosa”.
Eso fue lo que hizo.
En noviembre de 2013, Paulina subió el primer video a su canal de YouTube, Made of Papers. Jamás pensó que llegaría a acumular 2.370 suscriptores y más de 30 videos.
De cabello color castaño rojizo, de personalidad extrovertida y risa explosiva. Se presenta en YouTube como Poly, y comenzó a colaborar con editoriales desde su blog, para luego sumar el nuevo proyecto digital. “Es la raja que te regalen libros, pero también es una pega. Por ejemplo, el mes pasado recibí ejemplares de Random House, Zig-Zag, Planeta y Océano. Entre todos, eran como diez. Estaba como mono, no paraba de leer”, cuenta.
Lo mejor de vivir entre libros no está en la belleza de algunas portadas ni en la elegancia de las últimas ediciones. “Lo mejor”, dice Paulina, “es que te digan que leyeron un libro gracias a ti”.
—¿No recibes comentarios negativos?
—Sí. Pero, ¿qué me van a hacer? ¿Escribirme en mayúscula hasta que se mueran? No, po.
El Rincón del Vago
Si a Ignacio Rebolledo (19) hace cuatro años le hubiesen dicho que leería más de seis libros al mes y que estudiaría Literatura en la Universidad Finis Terrae, se hubiera reído. “Yo era el tipo de persona que se leía el resumen en El Rincón del Vago un día antes de la prueba”, recuerda.
Al igual que Paulina, Ignacio descubrió su afición por la lectura gracias a una saga: Los Juegos del Hambre, parte II: Sinsajo. Quiso leer más y se dio cuenta de que había reseñas de libros en blogs, pero no le pareció atractiva la idea, así que saltó directo a YouTube. Ahí encontró un mundo nuevo: cientos de videos de cientos de libros que había ignorado gran parte de su vida.
Seguía principalmente a booktubers de México y España. “Me volví fanático de estos videos”, confiesa Ignacio, quien sostiene en su mano un libro lleno de post-its con anotaciones.
El 14 de abril de 2013, cuando aún cursaba cuarto medio y su futuro universitario estaba indeciso, Ignacio esperó que sus papás salieran de casa, encendió una cámara y se puso a hablar del libro que lo había iniciado en la lectura. “Necesito desahogarme con alguien”, dice tímido y con la voz entrecortada en el primer video de su canal de YouTube, Libros Inmortales, que ahora suma más de seis mil suscriptores y lo convierte en el booktuber más popular de Chile.
Su prestigio y credibilidad hizo que las editoriales pusieran los ojos en su trabajo. Actualmente colabora con más de siete y ha llegado a recibir 17 libros mensuales para reseñar, además de los que compra él mismo. Ha recorrido el país dando charlas en ferias, colegios y universidades sobre el fomento lector, y próximamente viajará a la Feria Internacional del Libro, en Buenos Aires. “Nunca, pero nunca en la vida me imaginé que me iban a invitar a otro país. Yo ya estaba emocionado porque me invitaran a un acto en la comuna”, cuenta.
Para Ignacio todo sigue siendo una casualidad: “Y pensar que partí todo esto porque estaba aburrido en mi casa”, reflexiona.
La agrupación
Los booktubers encontraron su espacio en la red de a poco. Y de apoco comenzaron a reconocerse entre sí. Ni se percataron cuando habían concretado una amistad online, que pronto saldría de las redes sociales para trasladarse a la vida real.
Así, un grupo de amigos decidió formar la Comunidad Booktubers Chile: una página de Facebook donde compartirían sus propios videos y se les daría difusión a los nuevos exponentes del género. Actualmente, tiene más tres mil seguidores y cuenta con 32 miembros estables.
Fue tal el éxito del gremio, que editoriales y medios de comunicación los empezaron a percibir como una agrupación. De ahí anotaron su mayor logro hasta la fecha: ser invitados a la Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA) para dar una charla sobre el fomento lector. Las propuestas siguieron: colegios, universidades, y más ferias de libros. “Nos llamaron de LUN (Las Últimas Noticias) para hacernos una nota, luego de La Tercera, El Mercurio. Nos impresionó que diarios de esa magnitud se interesaran en nosotros. Aún no dimensionamos bien lo que hacemos”, dice Ignacio Rebolledo, uno de los fundadores de Booktubers Chile.
Estos jóvenes amantes de la lectura, que luego se consolidaron como una comunidad literaria bajo el alero de la tecnología, jamás pensaron que lograrían que personas que nunca habían tomado un libro por gusto comenzaran a leer por una simple sugerencia de YouTube. Nunca imaginaron que el sentirse incomprendidos en su círculo cercano debido a su afición por la lectura marcaría un antes y un después en sus vidas.
—¿Tienes fans?
—Es raro decir que tienes fans. Pero también es muy emocionante cuando te piden una foto. En FILSA una niña me regaló una carta que tenía ovejas, y a mí me encantan las ovejas. Siempre lo he dicho en mis videos. Fue lo mejor que me ha pasado—, recuerda Paulina Godoy, coordinadora de la Comunidad de Booktubers Chile.
En el auditorio del colegio San Agustín de Ñuñoa solo se escucha el eco de los micrófonos. No ha sido necesario que los profesores pidan orden otra vez.
Los alumnos de cuarto medio están atentos a cada palabra de los booktubers. De vez en cuando se oyen risas. Carcajadas. A ratos, la charla de fomento a la lectura se transforma en un número de comedia improvisado.
El público es interactivo: cuando mencionan un título que le agrada a la audiencia, aplauden y gritan; cuando les desagrada, pifian.
Se abre la ronda de preguntas. Los booktubers son consultados por sus libros favoritos, su opinión acerca de la literatura chilena y sobre consejos de escritura.
Al final del evento, los asistentes corren hacia la mesa larga cubierta con mantel blanco para obtener marcadores de libros y sacarse selfies con los protagonistas de la jornada.
Las autoridades del colegio les entregan un presente en forma de agradecimiento. Cada uno recibe un paquete rectangular, perfectamente envuelto en papel de regalo. Al parecer se trata de un libro.
Esta semana celebramos el Día internacional del Libro y del Derecho de Autor. Y ¿qué mejor para celebrarlo que conocer algunos de los monumentos más importantes que se han erguido en torno a él?. He aquí los más destacados alrededor del mundo:
Berlín, Alemania: monumento que honra la literatura alemana, representando una pila de libros con los principales pensadores y escritores. Este monumento se irguió para la promoción cultural de Alemania, aprovechando la celebración el Campeonato Mundial de Fútbol, el año 2006. Para ello, el Gobierno alemán realizó la campaña Land der Ideen (Tierra de ideas) cuya finalidad era mostrar cómo los poetas, investigadores, pensadores, inventores, artistas y compositores germanos habían ayudado a hacer de éste un mundo mejor.
El monumento se encuentra ubicado en la plaza de Bebelplatz, conocida por ser el lugar en el que se llevo a cabo la quema de libros el 10 de mayo de 1933 por los miembros de la S.A. y las Juventudes Hitlerianas.
Barcelona, España: del escultor Joan Brossa, esta escultura ubicada en la Gran Vía con Paseo de Gracia, fue inaugurada en 1994 para homenajear al libro. Fue construida por iniciativa del Gremio de Libreros, que cada año, ubican quioscos de libros antiguos sobre el Paseo de Gracia. Esta hecha con planchas de acero inoxidable sobre una base de granito gris.
Dependiendo del ángulo, la escultura nos muestra el libro cerrado o abierto. Una interesante perspectiva para los turistas, quienes suelen fotografiarse frente a este libro gigante.
Ohio, Estados Unidos: este monumento al libro fue creado en memoria a Amelia Valerio Weinberg , y está ubicada en la la plaza Vine Street. Fue concebida y ejecutada por el escultor Michael Frasca como una fuente ornamental que honra al libro frente a la biblioteca pública de la ciudad. La obra fue posible gracias a la donación de Amelia Valeiro, en 1990. «La fuente del libro» -como se le conoce afectuosamente- posee una cascada de agua que nace en uno de los libros, y representa la fuente de información e ideas que conlleva la palabra impresa.
Ohio, Estados Unidos: Esta estatua se llama «El Centinela», y representa a un joven, sentado sobre una pira de libros. Cada libro representa un año, partiendo desde aquel en que se inauguró la Biblioteca. Además, en el lomo de cada libro se puede leer su título, lo cual ha sido cuidadosamente recabado. Lo curioso de la escultura es que el artista dejó sin titular el libro principal: aquel que sostiene el joven. Esto, con el fin de dejar a los observadores el privilegio de titular la obra con el nombre que les sea más significativo.
«El Centinela» se encuentra ubicado en la entrada de Biblioteca Pública de Ohio, y fue esculpida por el artista Alan Cottrill.
Ostafyevo, Unión Soviética: esta obra, esculpida en 1911 por S.D. Sheremetevym se encuentra en el Museo Nacional de Ostafyevo, en Moscú. El monumento honra el trabajo del historiador Nikolai M. Karamzin, quien escribió la historia del Estado de Rusia en 12 volúmenes, tarea que le tomó la misma cantidad de años.
Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.
Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.
Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe.
Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.
Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato.
Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo continuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida.
Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.
No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo.
«Sal con una chica que no lee» es un texto escrito por Charles Warnke. Publicó este escrito en su idioma original bajo el título «You Should Date An Illiterate Girl» en junio del 2011 en una revista en línea. Desde entonces ha sido traducido al español y reproducido incontables veces en ambos idiomas por sitios web, blogs y otros medios. Personalmente lo encontré en la revista colombiana «El malpensante», y tras leerlo en repetidas ocasiones quise que Leamos Más fuese otro de los sitios que difunde este original texto.
Hace unos años vi la película «El Festín de Babette», la cual pronto descubriría que estaba basada en un cuento homónimo de la escritora dinamarquesa Isak Dinesen (pseudónimo de Karen Blixen). La película en cuestión me dejó muy impresionada, por el gran despliegue de platos y apetitosos manjares. Y no sólo eso: la preparación de los mismos implicaba incluso traer animales exóticos para sacrificarlos en honor a los invitados de Babette. Poco después leí el cuento (muy breve y distinto, en comparación con la película). Si alguno(a) de ustedes se tienta, puede leer «El Festín de Babette».
Lo más curioso de la historia culinaria de esta fiesta que da Babette, es que ella prácticamente no prueba bocado. Cocina, planea los platos, sirve diligentemente, y apenas come. La relación entre los personajes literarios y la comida da para plantearse cosas tan simples como el motivo oculto que tendría Babette para desplegar tanta energía con la comida y no animarse a comer, hasta la desesperación que hay entre el hambriento personaje de «El vaso de leche» en el cuento del Manuel Rojas.
Hace pocos días leí un artículo titulado «Los platos más famosos de la literatura». El artículo -que transcribo completo en este post, referenciando a su autora y fuente- me hicieron recordar el cuento de Isak Dinesen. No hay nada tan básico y natural para el ser humano y para los personajes literarios como la comida. Y aunque pareciera ser que los personajes no necesitan alimentarse, los escritores no están tan de acuerdo porque van delineando su carácter no sólo en sus diálogos y actos: también con aquello que comen.
Los Platos más famosos de la Literatura
«Desde un banquete de El Gran Gatsby hasta la miseria y hambre que pasaba el pobre Oliver Twist. Las comidas de cincuenta novelas de todos los tiempos son recreadas con mucho cuidado en un libro recién publicado.
“Tengo un gran apetito por los buenos libros y por la buena comida”, dice Dinah Fried. La diseñadora, que vive en Nueva York, encontró una forma muy creativa de combinar esas aficiones. “Usualmente me acuerdo de lo que comen los personajes en los libros”. A partir de eso se le ocurrió recrear esos platos tal como se los imaginaba mientras leía. Cocinó, diseñó y fotografió cinco y cuando les mostró el resultado a sus amigos y puso las imágenes en internet causó tanto entusiasmo que no pudo parar. “Rápidamente me vi bombardeada con solicitudes y sugerencias de familiares, amigos e incluso desconocidos”. El resultado es Fictitius Disheso Platos Ficticios, libro en el que muestra su visión de 50 comidas de novelas y que desde que fue publicado hace pocos días no ha parado de circular en los medios.»
«El Libro es una criatura frágil, se desgasta con el tiempo, teme a los roedores, resiste mal la intemperie y sufre cuando cae en manos inexpertas«. Umberto Eco, en un pasaje de su novela «El nombre de la Rosa», 1980.
«Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá?, y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán?. Y al fin, libros y personas se encuentran«. André Gide, escritor francés Nobel de Literatura en 1947
Todo un Arte
Actualmente, cuando la discusión entre el libro digital y el impreso sigue vigente, surgen otros temas relacionados con el libro: la encuadernación es uno de ellos. Aunque ya casi nadie habla del arte de la encuadernación, del detalle y minuciosidad que hay tras las tapas de un libro cuidadosamente trabajado a mano, cosido, e incluso taladrado para lograr un objeto que bien merece estar en alguna sala de museo como objeto de arte. No me confundan, por favor, con una nostálgica. He expresado mi opinión anteriormente respecto al libro digital v/s impreso, y no es un afán romántico el que me anima a escribir este post. Más bien me inclino por compartir con ustedes un tema interesantísimo del que muy poco sabemos.
Cuando empecé a documentarme para escribir este post, pensé que no sería tarea compleja. «Siendo bibliotecaria -pensé- puedo recordar algunas clases de primer año cuando este tema era parte de las pruebas». Sin embargo me encontré con una enorme variedad de aspectos relacionados con la encuadernación que no conocía, y que me asombraron gratamente: desde la Historia del Libro y las bibliotecas, los incunables, la caligrafía, la tipografía, los materiales y herramientas de encuadernación, el oficio del encuadernador y del «dorador» -algo completamente nuevo para mí- pasando por el libro-arte encuadernado y los museos que les rinden culto. Naturalmente la historia de la encuadernación es otro aspecto que merece atención, lo cual nos lleva inevitablemente a las artes decorativas y ornamentales del libro. La lista es vasta y recorre miles de años…una delicia para una «ñoña» como yo. Ante tal variedad de materias, opté por partir desde los inicios y dejarme llevar. Después de todo, este no será el primer post respecto al tema.
La encuadernación es un arte noble. Quien haya tenido en sus manos un precioso ejemplar bien encuadernado estará de acuerdo conmigo. No es sólo el trabajo en torno a las tapas, el lomo o el canto del libro. Es la delicadeza del tipo de papel, el trabajo de cosido en el lomo, la decoración que embellece, las ilustraciones o dibujos de la contratapa. Es un conjunto exquisito y armónico que deleita no sólo al lector, sino que a coleccionistas, bibliófilos , book lovers y amantes del buen diseño.
La historia empieza más o menos así:
Para hablar de un tema tan preciado como este, es preciso aclarar que, antiguamente, los documentos escritos o grabados eran tan apreciados y raros en la antigüedad, que pronto se pensó en buscar el medio para protegerlos. Las tablillas cocidas de Babilonia, por ejemplo, estaban numerados en el orden en que debían ser leídos y se almacenaban en estanterías cuidadosamente catalogadas, pues cada una llevaba el título de la obra de la que formaba parte. A partir del momento, en que fue posible escribir sobre algo susceptible de enrollarse (como la seda, el papiro o el pergamino) el problema de verificar el orden de los documentos y de cómo podían ser protegidos se resolvió más fácilmente. Los rollos preciosos eran guardados en cofrecillos de madera de esencia rara, a menudo maderas olorosa, o bien en cofres de metal cuidadosamente ornamentados.
En otras latitudes, los textos griegos o romanos se unían a menudo con un cordoncillo que se pasaba por una de las esquinas o se cosían sobre el lado izquierdo. Habitualmente se escribía sobre tablillas de madera o marfil recubiertas de cera. Estas tablillas estaban a veces unidas mediante bisagras o por un grueso hilo para formar dípticos y trípticos. En las civilizaciones del sudeste asiático o amerindias los «libros» estaban a menudo hechos con hojas de palmera o bambú. Estas hojas estaban cortadas en rectángulo y todas ellas eran agujereadas en el mismo lugar para permitir el paso de la cuerdecilla que las unía. Se lograba una buena protección a través de dos planchas de madera o de corteza de árbol que tenían las mismas dimensiones que las hojas, y estaban atadas con ellas.
Y el Libro: ¿cuándo?
Según la leyenda — y las leyendas a menudo están en lo cierto — cuando Cleopatra invitó a César a visitar los talleres de la Biblioteca de Alejandría, le mostró los primeros pasos de una nueva fórmula de presentación de los documentos. En lugar del habitual rollo o volumen, a los egipcios se les había ocurrido la idea de doblar las hojas de papiro en dos partes, cortar varias de estas hojas del mismo modo para que tuviesen idénticas dimensiones y unirlas entre sí, cosiéndolas de modo que formaran una especie de «ladrillo cuadrangular» fácil de consultar. Este «ladrillo» se llamó códice o codex, y es el antecedente del libro. El codex fue muy popular, y pronto se extendió desde Egipto a todo el mundo mediterráneo. De esta forma, el paso del papiro al pergamino fue inevitable. A partir del siglo I D. C., encontramos en Roma la existencia de libros de hojas de pergamino llamados “Menbranae”.
Fue en los monasterios coptos (que datan del siglo I, en Egipto) donde el arte del libro empezó verdaderamente su apogeo, y donde la técnica de la encuadernación fue inventada (hoy en día, la técnica de encuadernación que recuerda la de estos monjes se llama «costura copta«). A veces se trata de un sólo y grueso cuadernillo recubierto de piel, otras de varios cuadernillos cosidos con una aguja o dos agujas que trabajan separadamente para formar una cadeneta muy sólida. Los lomos son lisos, pues los hilos de costura pasan simplemente por el fondo de los cuadernillos sin hilo ni nervio de apoyo. Las pieles están especialmente curtidas para este arte y teñidas con tintes vegetales. Los papeles para guardas generalmente están pintados a mano. Las tapas son de madera o hechas de papiro pegado con cola. Se sabe que se han hecho desde el siglo IV al XI, y constituyen la familia más antigua conocida de encuadernaciones de cuero, representando la fuente última de todas las encuadernaciones de cuero decoradas.
La evolución de la encuadernación
Desde esa época ha venido evolucionando la encuadernación en el mundo, en manos de monjes, maestros y aprendices por generaciones; con distintos estilos decorativos pero siempre conservando la excelencia en la construcción del libro. En la Edad Moderna las encuadernaciones pesadas y las de lujo ya no se realizaban. Una de las razones de ello fue la difusión del papel y la invención de la imprenta. Debido a ambos factores, también aumentó la producción de libros que se vendían con encuadernaciones sencillas. Incluso algunos se vendían por pliegos sueltos, para ser encuadernados por las mismas personas, a su gusto.
A lo largo de la Historia del Libro, la encuadernación ha ido sufriendo muchos cambios producto de los avances y cambios en los materiales y técnicas de trabajo. En general, este proceso estuvo sometido a la misma evolución que el resto de manifestaciones artísticas. En el Renacimiento, por ejemplo, se usaron planchas de hierro para ornamentar las cubiertas usando una sola pieza. Al contrario de lo que pasa durante el Barroco, cuando tuvieron plena vigencia los ornamentos por doquier: se usaban hierros que imitaban diversas formas y ornamentos. La encuadernación es recargadísima, con hierros pequeños que se prestan a todo tipo de composiciones. Y así van surgiendo diversos estilos, que tienden a simplificar el decorado a medida que pasa el tiempo. En el periodo neoclásico, por ejemplo, las encuadernaciones se enriquecen y simplifican al mismo tiempo: las tapas se decoran con orlas, los florones y rocallas se sustituyen por motivos clásicos grecorromanos, y la estructura de la decoración se concentra en los lomos, que se ornamentan con hierros sueltos.
Posteriormente, el estilo modernista se crean las encuadernaciones interpretativas, donde aparecen representados motivos alusivos al contenido del texto. Finalmente, el trabajo se hace más sencillo y la decoración termina por circunscribirse al lomo. En éste estilo destacan los anagramas estilizados y los dibujos neogóticos.
La encuadernación estuvo sometida a la misma evolución que el resto de las manifestaciones artísticas. En Europa se sucedieron las cubiertas góticas, mudéjares, renacentistas, barrocas, neoclásicas, románticas, etc. A menudo, dichos estilos convivían durante un tiempo, aunque en realidad cada taller de imprenta y/o encuadernador imprimía a sus trabajos un distintivo propio. De este modo, se pone de manifiesto que la encuadernación puede ser mucho más que un simple elemento protector de los libros, convirtiéndose en auténticas obras de arte.
Un encuadernador de tomo y lomo
El quehacer de un encuadernador es un oficio noble, porque trabaja en forma artesanal confiriéndole particularidades especiales y únicas a cada obra. Un libro encuadernado es un trabajo costoso, porque la labor es completamente manual, no hay procesos industrializados. Además, se usan materiales como pieles, cueros, hilos e incluso -cuando el libro es muy fino- oro para el canto de las hojas y joyas para adornar la tapa.
Juan Zafrilla -de quien encontré una simpática entrevista en un medio español- es un destacado encuadernador español con más de 40 años en el oficio, quien señala: « la encuadernación no puede hacerse sin ton ni son, ya que los libros encuadernados son piezas únicas, por lo que hay que hacer una creación que vaya con el texto, por lo que primero, hay que conocer el texto para adecuar la encuadernación». Y luego añade: «lo más importante son las manos, la piel y a encuadernar, a meterle mano a los dibujos, dorar, y pulso fino, que aún tengo, hace falta también tener un poco de gusto, es como todo, empiezas y vas adquiriendo el oficio y con los años vas tomando cierta veteranía, incluso, he concursado en varios certámenes y he sido premiado, tengo mis diplomas».
Carlos Rey, otro afamado encuadernador español, entrega en su blog toda su experiencia y motivación en este oficio. Emocionado, señala «Vas deshilvanando el secreto de las grandes obras, lees todo lo que cae en tus manos sobre el libro: la encuadernación, restauración, el papel, la imprenta, llegando a tener y disfrutar de una buena biblioteca». Y si de encuadernadores reconocidos se trata, es imposible no nombrar a Emilio Brugalla, famoso «dorador» (especialista en decorar con oro el canto de los libros) a mano, orfebre y bibliófilo. Gracias a su trabajo con la editorial Subirana, se especializó en encuadernar libros religiosos llegando a crear toda una sección de libros artísticos. Finalmente, en 1931 crea su propio taller, a la vez que empieza su afán divulgativo que lo llevará a dar numerosas conferencias a lo largo del planeta y a escribir varios libros sobre el arte de la encuadernación.
Brugalla concibe sus encuadernaciones como obras de arte, cuidando todos sus detalles, esmerándose para que el paso de los años no degrade la calidad de la piel, que el peso del libro no lo desencaje por el lomo, que la obertura del libro sea suave, dulce y sin estorbos… En definitiva, encuadernaciones insólitas que estamos seguros le harán cambiar de opinión si piensa que el valor de un libro reside sólo en su interior.
Rústica, acaballada, de lujo….¿qué tipo de encuadernación prefieres?
Es así como nacen diversos tipos de encuadernaciones: manual, rústica, cartoné, térmica, en piel, en espiral, alzada, acaballada, con taladro, etc. Sin olvidar la encuadernación heráldica, que poseen como elemento decorativo central o predominante un escudo de armas, emblemas u otros motivos armoriales que identifican al autor, al propietario o al mecenas del libro.
Las técnicas también son disímiles, así como los materiales. Éstos conforman otro mundo vasto y encantador: cueros, terciopelos, sellos, joyas. Entre los instrumentos está el telar, cuerdas, hilos de lino, agujas de guarnicionero, plegaderas, martillo, reglas, punzones, hebillas. Estos materiales dependen del tipo de encuadernación que se realice.
«En la variedad está el gusto», parece ser la tónica a la hora de hablar de las distintas variantes de la encuadernación. Sin embargo, lo que siempre prevalece es el afán de proteger el conocimiento y el saber escrito por el hombre.
La World Digital Library (Biblioteca Digital Mundial) reúne mapas, textos, fotos, grabaciones y películas de todos los tiempos y explica, en siete idiomas, las joyas y reliquias culturales de todas las bibliotecas del planeta. Tiene carácter patrimonial, ya que el proyecto -concebido por la Unesco y otras 32 instituciones- así lo estableció de un principio. Fue inaugurada en Paris, el 9 de abril del año 2009, y aunque desde ese punto de vista no es una noticia, es interesante recalcarque semanalmente «sube» nuevos contenidos, como por ejemplo los de esta últimas semanas: un libro de Geografía de Ptolomeo, que data del año 1478, y el Sagrado Corán, escrito por un calígrafo árabe en 1852.
Es que esta biblioteca no ofrece documentos corrientes , sino «con valor de patrimonio, que permitirán apreciar y conocer mejor las culturas del mundo en idiomas diferentes: árabe, chino, inglés, francés, ruso, español y portugués. Pero hay documentos en línea en más de 50 idiomas», señala el coordinador del proyecto Abdelaziz Abid
«Entre los documentos más antiguos hay algunos códices precolombinos, gracias a la contribución de México, y los primeros mapas de América, dibujados por Diego Gutiérrez para el rey de España en 1562».Otros tesoros incluyen el Hyakumanto Darani, un documento en japonés publicado en el año 764 y considerado el primer texto impreso de la historia; un relato de los aztecas que constituye la primera mención del Niño Jesús en el Nuevo Mundo; trabajos de científicos árabes que desvelan el misterio del álgebra; huesos utilizados como oráculos y estelas chinas; la Biblia de Gutenberg; antiguas fotos latinoamericanas de la Biblioteca Nacional de Brasil y la célebre Biblia del Diablo, del siglo XIII, de la Biblioteca Nacional de Suecia.
Cada joya de la cultura universal aparece acompañada de una breve explicación de su contenido y su significado. Los documentos fueron escaneados e incorporados en su idioma original, pero las explicaciones aparecen en siete lenguas, entre ellas, el español. La biblioteca partió el 2009 con unos 1.200 documentos, pero ha sido pensada para recibir un número ilimitado de textos, grabados, mapas, fotografías e ilustraciones los cuales se van agregando con una alta frecuencia.
¿Cómo se accede al sitio global?
A través de su dirección web www.wdl.org. Las redes sociales también brindan información con su cuenta de twitter @WDLorg. El acceso es gratuito y los usuarios pueden ingresar directamente por la Web , sin necesidad de registrarse. Los visitantes pueden orientar su búsqueda por épocas, zonas geográficas, tipo de documento e institución. El sistema propone las explicaciones en siete idiomas (árabe, chino, inglés, francés, ruso, español y portugués). Los documentos, por su parte, han sido escaneados en su lengua original.
De ese modo, es posible, por ejemplo, estudiar en detalle el Evangelio de San Mateo , traducido en aleutiano por el misionero ruso Ioann Veniamiov,en 1840…Con un simple click, se pueden pasar las páginas de un libro, acercar o alejar los textos y moverlos en todos los sentidos. La excelente definición de las imágenes permite una lectura cómoda y minuciosa.
Entre las joyas que contiene por el momento está la Declaración de Independencia de Estados Unidos, así como las Constituciones de numerosos países; un texto japonés del siglo XVI considerado la primera impresión de la historia; el diario de un estudioso veneciano que acompañó a Fernando de Magallanes en su viaje alrededor del mundo; el original de las «Fabulas» de Lafontaine, el primer libro publicado en Filipinas en español y tagalog, la Biblia de Gutemberg, y unas pinturas rupestres africanas que datan de 8000 A .C.
Dos regiones del mundo están particularmente bien representadas: América Latina y Medio Oriente. Eso se debe a la activa participación de la Biblioteca Nacional de Brasil, la biblioteca Alejandrina de Egipto y la Universidad Rey Abdulá de Arabia Saudita. La estructura de esta biblioteca mundial fue calcada del proyecto de digitalización de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, que comenzó en 1991 y actualmente contiene 11 millones de documentos en línea. Sus responsables afirman que la Biblioteca Digital Mundial está sobre todo destinada a investigadores, maestros y alumnos.
Pero la importancia que reviste ese sitio va mucho más allá de la incitación al estudio a las nuevas generaciones que viven en un mundo audiovisual. Este proyecto tampoco es un simple compendio de historia en línea: es la posibilidad de acceder, íntimamente y sin límite de tiempo, a ejemplares invaluables, únicos. Es por ello que esta biblioteca se ha trazado ambiciosos objetivos:
Promover el entendimiento internacional e intercultural;
Ampliar la cantidad y la variedad de contenidos culturales en Internet;
Facilitar recursos a los educadores, estudiosos y el público en general;
Permitir a las instituciones asociadas reducir la distancia digital dentro de y entre los países
Recomendamos no sólo visitar el sitio y asombrarse con sus maravillas, sino que también difundirla entre sus amigos, conocidos, colegas del trabajo, alumnos, etc. En resumen: colaboremos para que este patrimonio de contenido sea bien aprovechado por todos.
¿Y ustedes? ¿Conocen algún otro proyecto de Biblioteca Digital que les gustaría compartir? dejen su comentarios por favor:
El actor estadounidense Johnny Depp ha decidido unir a su trabajo al de editor. El artista ha anunciado que se ha asociado con el gigante editorial HarperCollins Publishers para lanzar su propio sello literario, Infinitum Nihil, con el que empezará a publicar obras el próximo año.
Infinitum Nihil, nombre también de la productora cinematográfica de Depp, se estrenará con House of Earth (Casa de la Tierra), novela de fuerte contenido social escrito por el fallecido cantante de música folk Woody Guthrie. Guthrie terminó el libro en 1947 pero nunca intentó publicarlo y el manuscrito permaneció en sus archivos. El libro se desarrolla en el norte de Texas en la década de los años 30 en medio de una lucha entre particulares, bancos e intereses corporativos. La editorial anunció que lanzará este primer libro al mercado en enero del 2013, y para el 2015 ya prevé poner a la venta otro de sus grandes proyectos, The Unraveled Tales of Bob Dylan (Las Historias no reveladas de Bob Dylan) escrita por Douglas Brinkley. La obra es una recopilación de artículos y entrevistas realizadas al artista.
«Prometo, en nombre de Infinitum Nihil, que haremos todo lo que podamos para presentar publicaciones que merezcan el tiempo de la gente, que conciernan a la gente. Publicaciones que normalmente no hubiesen visto la luz», explicó Johnny Depp.
Depp es también un gran aficionado a coleccionar libros, y parece seguir los pasos del personaje que interpretó en La novena puerta dada su pasión por los libros. Al parecer el actor goza coleccionando varias ediciones de un mismo libro, y es aficionado a la poesía, T.S. Elliot, de Rimbaud, Baudelaire figuran entre sus favoritos. Las preferencias también incluyen al poeta galés Dylan Thomas o al maestro del terror, Edgar Allan Poe, de quien posee una primera edición de Cuentos de misterio e imaginación que fue la envidia de Vincent Price cuando ambos actores entablaron amistad en la época de la filmación de la película Eduardo manos de tijeras.
Pero entre todos los autores que comparten su biblioteca, nadie le gusta tanto como los de la generación Beaty en especial su maestro, Jack Kerouac. Por él, Depp viajó hasta Lowell (Massachusetts, EEUU) para visitar la casa del autor de En el camino. Es tanta su afición a la obra de este escritor y poeta norteamericano, que posee no solo algunas de sus cartas y manuscritos originales sino su última máquina de escribir.
Todo un coleccionista y bibliófilo ¿no? Esta vez el afamado actor tendrá oportunidad de sacar a relucir su creatividad bajo una nueva faceta. Esperemos que su obra considere la traducción a otros idiomas, para poder juzgar su trabajo, esta vez como editor.
Biblioteca de la Iglesia de San Francisco y sus tesoros reabrirán sus puertas en 2013
Sus gruesas paredes de adobe están tapizadas de estanterías que contienen 17 mil ejemplares, algunos fabricados con papel de algodón hecho a mano y encuadernados con un método ya extinto. Los más antiguos datan del siglo XVI. Después de permanecer cerrada por más de 50 años, la Biblioteca Franciscana abrirá sus puertas en 2013.
El recinto se ubica detrás de la Iglesia de San Francisco, donde también se emplazaba el monasterio y una celda de castigo para los sacerdotes. No sólo de oración y teología vivían los frailes. Entre las colecciones se encuentran libros de botánica, medicina, anatomía, derecho canónico, historia, filosofía y literatura.
En una primera etapa se clasificarán 12 mil valiosos textos. “La idea es que en esta misma fecha de 2013 podamos recibir a especialistas, estudiantes e investigadores que quieran conocer el patrimonio que guarda esta biblioteca”, explica la encargada del Area de Conservación y Restauración del Museo de Arte Colonial de San Francisco, Fanny Canessa.
Un recorrido por la antigua construcción resulta un verdadero viaje al pasado. Su infraestructura de habitaciones y pasillos estrechos se mantiene intacta. El recinto está compuesto por cuatro salones de 24 metros cuadrados cada uno. Entre los libros expuestos destacan “joyas” encuadernadas en delgado y fino cuero de becerro y cordero.
“Son textos que responden a la primera etapa de la historia de la encuadernación, que tenían los hilos en el lomo, y un sistema constructivo que se modificó en el siglo XVIII”, agrega Canessa.
Tesoros franciscanos
La colección siempre estuvo cerrada al público general y sólo ahora los especialistas tendrán acceso a ella. Hasta 1962, los frailes misioneros y evangelizadores se formaban dentro del mismo convento. La biblioteca dejó de usarse tras el Concilio Vaticano II, en el que la Iglesia Católica promovió adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de los nuevos tiempos. Después de esa fecha, los religiosos comenzaron a estudiar en universidades. En ese momento, el recinto se cerró, cuenta el director del museo, Francisco García.
“Creemos que la biblioteca fue construida después de la iglesia, que terminó su proceso en 1618. Habría sido la biblioteca central del convento ubicado en este mismo lugar”, explica García. Su importancia, según Canessa, reside en que es una colección que no ha sido investigada y explorada. “Se sabe que aquí debe haber textos muy importantes para los investigadores en historia colonial, teología, literatura y filosofía”, señala.
En los volúmenes se han encontrado comentarios, correcciones, frases subrayadas y papeles como marcadores de páginas. “Creo que va a ser un trabajo casi arqueológico. Los libros en sí mismos son una huella de lo que pasó”, explica Canessa. El costo del inventario de los libros es de $ 18 millones, cifra que la administración del museo espera financiar mediante la Ley de Donaciones Culturales.
La apertura del recinto será restringida en una primera etapa, para no alterar la conservación de los textos y las condiciones de humedad y temperatura que existen en el lugar.
La persistencia del adobe
La Iglesia de San Francisco es una de las construcciones más antiguas de Santiago y data de la época colonial. En 1541, Pedro de Valdivia mandó a erigir una ermita en el lugar y, en 1544, la Orden Franciscana solicitó la cesión del sitio, con el compromiso de la construcción de un templo.
Treinta años después se dio inicio a la edificación con mano de obra indígena, pero esta primera construcción de adobe fue destruida tras un temblor en 1583. Desde 1951 es Monumento Nacional.
Artículo originalmente escrito por Lorena Leiva y publicado en La Tercera el martes 28 de agosto