Ciertamente las ferias de libros -además de ser muy entretenidas- concitan mucho de interés de parte de diversos actores: bibliotecarios, escritores, editores, libreros, distribuidores, ilustradores, promotores y mediadores de lectura, organismos culturales y educativos. La lista suma y sigue. Es que son muchos los intereses que hay alrededor de estos eventos: no sólo es mostrar la producción editorial de un país o continente. También se genera un polo de negocios y vínculos comerciales que difícilmente se logra en otras instancias.
En ese sentido, la Feria internacional del libro de Guadalajara (FIL) es uno de los eventos anuales más importantes en Hispanoamérica, la segunda en términos de presencia editorial después de Feria del Libro de Fráncfort y segunda, también, en términos de público después de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Los objetivos de esta feria -que cumple 25 años de trayectoria- van desde lograr que los profesionales del libro y expositores asistentes encuentren un ambiente de negocios óptimo, llegar a un público lector ávido de conocer a autores clásicos y nuevos, adquirir las novedades más recientes del mercado y en general presentar la producción cultural asociada a la industria del libro. Nuestro país hace eco de ello, en parte porque es invitado de honor este año, y también porque el mercado editorial nacional necesita posicionarse en el extranjero. La competencia es ardua, y no sólo considera aspectos como lectura en impreso o en digital. También hay aspectos relacionados con una industria en Chile que está alicaída y que necesita generar más atención para aumentar su margen de ventas, ser más competitiva y, en lo posible, exportar a mercados extranjeros que son más potentes, como es el caso de España, México y Argentina. Es por ello que la Dirección de Promoción de Exportaciones Pro Chile -organismo Gubernamental que apoya la exportación nacional- apoyó fuertemente a la delegación chilena.
Y es que la semana pasada el aeropuerto de Santiago debe haberse visto con una horda de compatriotas viajando a Guadalajara. Partió una delegación oficial de 300 personas con camas y petacas para representar a Chile. A ellos se sumaron otros interesados que quisieron estar presentes. Fue así como editores, ilustradores (La FILtiene un programa especial para ellos) y escritores que no estuvieron en la comitiva oficial decidieron asistir por iniciativa personal con el fin de dar a conocer su trabajo en otras latitudes. Este es el caso de Quilombo Ediciones, Cuatro Propio, la Galería Plop, Pehuén Editores, LOM. También hay editoriales académicas, como es el caso de Ediciones UTM, Ediciones Arq. de la PUC y otras que han querido promocionar la edición técnica y universitaria.
En este contexto, lleno de ansias y expectación por lucir la producción editorial, Chile se presenta con todo una plataforma artística: grupos musicales como Los Bunkers y Los Jaivas -quienes actuaron en la inauguración de la FIL- así como una delegación de actores ya que se contempla la presentación de dos obras chilenas coproducidas por la Fundación Teatro a Mil: Villa+Discurso, aplaudido trabajo del dramaturgo Guillermo Calderón que se estrenó en Santiago a Mil 2011 y Cristo de la Compañía Teatro de Chile.
Chile se afanó con arquitectos y diseñadores en montar un pabellón de 914 m² de superficie a la altura de las circunstancias. Fue así como creo una casa de madera, una casa abierta que permitiese mostrar en plenitud toda su riqueza literaria. A este respecto la arquitecta de la agencia que se hizo cargo del proyecto, Magdalena Moreno, señaló que «nuestro stand es un poema porque es una casa abierta. Esta casa demuestra dónde está su cultura de Chile en este momento».
El diseño de su pabellón dentro de la feria, el cual fue planteado como una gran casa abierta en la que el visitante pudiese sentir el calor de hogar y al mismo tiempo como si estuviera en una gran librería moderna y minimalista. Los responsables de este vistoso stand y de su concepto, basado en un enorme deck de madera y mobiliario de paso, son la agencia DAW, Diseño y Arquitectura. La revista Más Deco publicó un reportaje especialmente dedicado a este tema, en el que Macarena Aguilar, directora de la Agencia, comenta «El concepto principal fue el de una gran «casa abierta», un lugar que congregara a los visitantes a conocer el capital cultural de nuestro país. Además, quisimos darles protagonismo a los libros al utilizarlos como una piel transitoria que aporta colorido al interior con los
lomos y blanco al exterior con el papel». Respecto a las razones que los llevaron a escoger este diseño Aguilar especifica: «La apuesta está enfocada en el lector, organizando la muestra por temas y no necesariamente por editoriales. Desde esta concepción, se trabajó el pabellón como una gran librería abierta. Nuestro diseño nace desde las personas, desde cómo el visitante se aproximaría y experimentaría el espacio cultural de Chile.». El diseño incluye un auditorum que funciona como espacio informal de lectura.
Éxito para Chile
Han pasado escasos 4 días de haber abierto su stand, y Chile ya se vislumbraba como uno de los imperdibles del importante evento literario. Y cómo no, si apenas se abrieron las puertas, los asistentes ingresaron en masa al pabellón para conocer los títulos de los autores nacionales. Éste cuenta con 21 mil libros a disposición, en diferentes ramas y pertenecientes a ochenta editoriales que causaron sensación entre el público y la prensa acreditada presente en la jornada inaugural.
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