Mis fantasías infantiles nunca me dieron para pensar en una versión agónica de Cenicienta. Sin embargo, la organización Canadiense Literacy Foundation pensó en ello y más: pronosticó que, al no haber más niños leyendo, la imaginación iría extinguiéndose a tal punto, que los clásicos de los cuentos infantiles estarían agónicos.
La campaña queda expuesta, en toda su crudeza, en el video “The Gift of Reading” (El regalo de leer”) y es una de las tantas iniciativas que, a nivel nacional e internacional, promueven la lectura entre niños y jóvenes. En Chile hemos tenido campañas del Gobierno “Yo Leo” y también de privados “La lectura al alcance de todos” y “Si tu lees, ellos leen”, entre otras.
La problemática es simple: leer estimula la imaginación y mucho más. Pero, si nos guiamos por la últimaEncuesta Nacional de Consumo Cultural (CNCA e INE, 2004), por los resultados del SIMCE(MINEDUC 2010) y por el estudio Chile y los Libros (Adimark, 2008) tal parece que en Chile estamos dejando morir a nuestra Cenicienta criolla. Hay fundaciones, organismos públicos y privados que se ocupan del tema.
También contamos con una red de Bibliotecas a lo largo del país que está trabajando para fomentar la lectura en niños y adolescentes. Pero…¿Quién se ocupa de los jóvenes y de los adultos?, ¿es que acaso no tenemos una Cenicienta 2.0, una menos infantil pero igualmente efectiva?. Al parecer no la hay, porque se supone que cuando crecemos ya tenemos claros nuestros gustos, nadie nos obliga a leer y no tenemos que responder preguntas en los controles de lectura. Como ocurre con otras cosas en la vida: debemos automotivarnos como los adultos que somos.
En este sentido el panorama puede complicarse, porque se dice que quienes no acostumbran a leer desde pequeños, siendo adultos es difícil que se aficionen por la lectura. Sin embargo, estudios recientes indican que de aplicarse los incentivos adecuados sería posible despertar el interés y acercar a los jóvenes -y no tan jóvenes- a la lectura, estimulándolos a leer respecto a sus temas de interés de una forma mucho más personalizada.
Independiente de la edad, permanentemente estamos sujetos a una gran cantidad de estímulos informativos. Nuestro filtro permite discriminar qué información nos resulta más significativa, pero si a veces leemos muy lentamente, o si tenemos algún tipo de dificultad para comprender un texto en una sola lectura, o si nuestro vocabulario no es todo lo abundante que quisiéramos… entonces: ¿Qué sacamos con pensar si queremos un Ipad o un Kindle?. Podría ser un poco vano llevar la conversación a estratos más elevados si aún lidiamos con problemas básicos como sociedad, o si en nuestro fuero interno notamos que cojeamos en uno o varios de los aspectos descritos.
Ahora bien, cuando hablo de lectura, me refiero a la palabra en toda su extensión, no sólo al formato clásico. Los twitters, post, sitios web, el diario, las revistas, los mensajes de texto, los flyers, los afiches y cuanta cosa se nos pone delante de los ojos es leída y decodificada por nuestros cerebros curiosos. Se lee cuando hay un hábito, pero también se lee cuando hay necesidad de hacerlo…y nosotros necesitamos hacerlo todos los días, prácticamente a toda hora.
Para quienes no se sienten muy motivados a leer, hagan el experimento de ir a una librería (en Santiago y otras ciudades han estado floreciendo más y mejores librerías) y “vitrineen”, revisen, husmeen, busquen libros de los temas que les interesen. O pregúntenles a sus amigos, colegas, pareja, familiares: ¿Qué has leído últimamente que me puedas recomendar?.
Les aseguro que si buscan y preguntan, su libro puede encontrarlos.
Si quieres conocer el spot de “The Gift of Reading”, puedes verlo en youtube: