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Leyendo en Gráfico

Panel con la participación de Carolina Leiva, Camila Rojas, editora de Quilombo Ediciones; Claudio Aravena de Fundación la Fuente y la ilustradora Isabel Hojas
Panel con la  docente Carolina Leiva, Camila Rojas, de Quilombo Ediciones; Claudio Aravena de Fundación La Fuente.

Desde hace un tiempo he estado conociendo el maravilloso mundo de las ilustraciones y su relación con el fomento lector. A través de la Galería Plop! me he interiorizado sobre el trabajo de artistas como Isabel Hojas -quien participó en la campaña «Un libro, infinitas lecturas»-, Paloma ValdiviaSol DíazAlberto Mont, y de editoriales que dedican su trabajo a producir un maravilloso material que no sólo deslumbra en cuanto al libro objeto, sino que además son un excelente ejemplo del rol que los cómics, los libros ilustrados y las novelas gráficas pueden hacer para fomentar la lectura en grandes y chicos. Ejemplo de ello son Quilombo Ediciones y Feroces Editores.

Precisamente destaco el trabajo de esta última editorial a través de un artículo que publiqué el año 2010 en Belelú, dando a conocer «Maliki 4 ojos», trabajo con el que me familiaricé con la artista Marcela Trujillo, y gracias al cual empecé a conocer el increíble mundo de los cómics y sus derivados.

isabel Hojas, exponiendo
Isabel Hojas, exponiendo

Aunque ahora me avergüence un poco decirlo, era una de esas lectoras que disfrutaban más con la lectura lineal, en vez de gozar con las viñetas, dibujos e historias que los ilustradores ponían a mi disposición. Pero, después de un tiempo conociendo más de cómics e ilustradores, a tanto llegó mi fascinación por este trabajo que, además de comenzar a invertir en libros ilustrados, decidí indagar en el vínculo que se genera entre editores, ilustradores, artistas y profesionales que producen estas obras, las cuales claramente tienen un rol en cuanto a propiciar la lectura.

Por ello, el pasado 31 de junio participé como moderadora del Panel «De lecturas, bibliotecas y formatos: pedagogos fomentando la lectura en el aula», actividad organizada por Leamos Más y  Sistema de Bibliotecas de la Universidad del Pacífico, donde se abordó no sólo el papel que juegan profesionales de la edición en el fomento lector, sino que también el de los docentes que llevan estas lecturas a manos de sus alumnos.

Reflexionando respecto a este tema, recordé cuando autofomenté mi amor por la lectura, esta vez de la mano de la creación de Marcela Trujillo. Es por ello que me permito recuperar este artículo para dar inicio a una serie de notas que destaquen el trabajo de editores y artistas en relación al fomento lector.

Si quiere escuchar la ronda de preguntas del panel, pase y entérese 
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Maliki, la heroína narrativa

Portada
Portada

Aunque esta portada podría evocar a  “Sex and the City”, es mejor no confundirse. Una de las primeras diferencias con la serie es el formato: Maliki es un libro de cómics, seguido por su temática que no tiene nada que ver con las aventuras de las cuatro singleton de Manhattan.

Las historias de Maliki se condensan en cuatro crónicas, más varios episodios autobiográficos (bajo el rol de profesora, artista, madre, esposa) presentadas en versión cómic por Marcela Trujillo, la misma que ha sido bautizada como la “Wonderwoman” chilena. Yo la veo como una heroína que va sorteando aventuras y corriendo riesgos. Y ¿cómo no habría de hacerlo? si Maliki sigue el camino amarillo que su creadora supo dibujarle.

Lejos de pedirle al personaje que exorcice sus problemas personales, Marcela Trujillo logra estrujar a punta de lápiz, papel y talento lo que todos esperamos al leer un cómic: que nos dé risa, que nos dé curiosidad y que las ilustraciones sean lo suficientemente vívidas como para que uno termine con “gusto a poco”. Pero, por sobre todo, Maliki logra que nos den ganas de leer y leer, deleitándonos con las realistas imágenes, acompañadas de un diálogo demasiado reconocible en el ideario criollo.

En materia de lectura, no tuve posibilidad de perderme porque soy buena para leer, pero hasta ahora los comics no me habían atraído mucho, encontraba que los dibujos y las palabras peleaban por acaparar mi interés, y eso me desconcentraba. Pero en esta ocasión me llamó la atención ver -hace menos de dos semanas, y expuesto como en pasarela- un libro con una evocadora portada al estilo Barbie. Me imaginé de inmediato los típicos dibujos de Jordi Lavanda, con esas flacas pasadas a estilo. Pero en vez de las lustrosas y sonrientes Lavanda’s ladies, me topé con el alter ego, divertido y original, de una mujer como la que podría ser yo, o alguna de mis amigas. Es decir: de las que van por la vida sin capa ni espada porque no hay tiempo para artilugios lateros.

Obviamente no me aguanté las ganas y compré un ejemplar. Maliki me cayó bien desde un principio, e independiente de las hilarates nano-historias con las que agasaja curiosidades femeninas de todo tipo, me cayó bien porque es una mujer que se la puede aunque a veces no tiene ni idea de los «cachos» en que se mete. Menos mal que a su favor tiene el arma más letal y potente que se podría desear: Maliki sabe lo que quiere.

Y qué sería eso…¿Ah?

Maliki quiere aprender inglés, quiere tener un pololo, y no contenta con eso, se quiere titular en una academia de arte en la ciudad que nunca duerme. Maliki quiere lograr todo eso, partiendo con un casi nulo inglés, sin muchos dólares, con sus kilitos regalones en la cintura  y más encima con las exigencias académicas del The Art’s students League of New York

Invitación lanzamiento del libro en "Galería Plop!"
Invitación lanzamiento del libro en «Galería Plop!»

Ante esa situación, opera el arma secreta y tras muchas vicisitudes, Maliki lo logra. Ahora bien, la forma como lo logra Marcela Trujillo en idénticas condiciones también amerita lectura. Pero supongo que para eso habrá que esperar por la versión biográfica y novelada, porque al final de cuentas ella también es una heroína narrativa. Precisamente la versión novelada vino de la mano con «El diario íntimo de Maliki» el cual por supuesto me compré y he disfrutado leyendo.

La literalidad de las ideas, o cuando a uno “se le prende la ampolleta”

Cuando Maliki tiene una idea, las bombillas que tiene a cada lado de sus orejas se encienden… ideal, ¿cierto? Marcela relata en la entrevista que da pié a su libro: “Inventé un personaje que era como yo cuando chica y la llamé Maliki. Era chiquitita, redondita, con cachos, bototos y dos ampolletitas sobre su cabeza que se le prendían cuando se le ocurría una idea. Era una niñita que ayudaba a los artistas para que se les ocurrieran ideas cuando no las tenían. Lo absurdo fue que en la pintura no se entendía esa historia. Cuando empecé a dibujar cómics me dije: Esa soy yo, pero tiene que ser grande”.
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Por Claudia Gilardoni

Bibliotecóloga especializada en conductas lectoras y alfabetización académica, ámbito en el cual ha realizado estudios documentales y de campo, así como también investigaciones experimentales para diversas entidades públicas y privadas.
Actualmente se dedica a la gestión de bibliotecas académicas en una universidad privada chilena y dirige la Fundación Leamos Más.

2 respuestas a «Leyendo en Gráfico»

A propósito del mundo de la ilustración,la cual es entretenida no solo para niños sino tambien para adultos y para los que somos profesores , es genial para trabajar la imaginación, les comunico que este viernes 15 de junio a las 19 horas se inagurará una nueva librería «Gatopez», dedicada a la ilustración, el cuento de terror y la ciencia ficción. La dirección Esmeralda 777 local 8.

Saludos

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