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El fenómeno Booktuber en Chile: Compartiendo Libros

Son jóvenes y apasionados por las letras. La mayoría comenzó por la misma razón: las ganas de compartir con el resto la aventura de leer. Entonces decidieron usar la tecnología en pro de la lectura y recomendar relatos haciendo videos en YouTube. Actualmente, colaboran con editoriales y ofrecen charlas sobre el fomento lector.

 

Por Valentina González. Estudiante de periodismo. Escritora de ocasiones. Encuéntrala en su blog Lacorduranoexiste

 


Es la hora de recreo de la enseñanza básica del colegio San Agustín de Ñuñoa. Un grupo de cuatro jóvenes aparece en el vestíbulo del establecimiento. Se identifican en la entrada, y luego atraviesan el patio. A medida que avanzan, los niños se les acercan y les dan la mano, como si fueran rockstars. No saben muy bien quiénes son ni qué hacen, pero están seguros que son los responsables de que el auditorio esté equipado para un evento.

booktubersUna vez dentro del salón se encuentran con una mesa larga, cubierta de un mantel blanco con cuatro vasos de agua sobre él. Frente a los jóvenes, más de 200 sillas que en unos minutos serán ocupadas por alumnos de enseñanza media. A sus espaldas se aprecia, proyectada sobre una tela gigante, una imagen que reza Comunidad Booktubers Chile.

—Traje libros para regalar. Así los chicos se motivan y participan—, dice Paulina Godoy, una de los exponentes, antes de iniciar la charla.

 

Comienza el ingreso de los estudiantes. Los profesores piden orden. Todos se sientan. “La idea de que estén todos reunidos aquí es porque, en el marco del Día del Libro, decidimos traer a algunos integrantes de la Comunidad de Booktubers Chile para que nos cuenten su experiencia”, dice un profesor de Lenguaje.

La moderadora de la sesión hace la primera pregunta:

—¿Qué es Booktube y qué significa ser booktuber?

Booktube viene de la combinación de las palabras book y tube, y consiste en subir videos de reseñas o críticas de libros a la plataforma digital YouTube. Los protagonistas de esta tendencia se hacen llamar booktubers y son, en su mayoría, jóvenes de entre 15 y 25 años.

booktubersEste fenómeno comenzó en España y México en el 2010. En estos países, la cantidad de suscriptores de los booktubers es estratosférica: los más populares sobrepasan los diez mil y algunos bordean los 200 mil. En cambio, en Chile este movimiento se masificó a fines del 2013 y aún está en crecimiento.

En julio de 2010, Gustavo Hernández cargó la primera entrada en su blog, Hojas Mágicas, y, simultáneamente, el primer video de su canal de YouTube con el mismo nombre. Fue uno de los pioneros en la materia y el primero en Chile en subir un video sobre libros.

Se había transformado en el primer booktuber.

“Comencé a leer Harry Potter por gusto y no tenía con quién comentarlo, así que me metí a internet y me di cuenta de que había gente que se apasionaba por las historias y por los personajes, igual que yo”, cuenta Gustavo.

Como otros bloggers, Gustavo buscó el apoyo de editoriales para dar mayor alcance a su blog. Por el 2011, para el mundo editorial la colaboración con booktubers y bloggers era una incógnita. “Tuve que contarles de qué se trataba. Les hice un mini curso”, dice Hernández.

La oferta resultó tentativa. Luego de un tiempo, Gustavo comenzó a recibir hasta 30 libros al mes para reseñar y subir al blog y al canal de YouTube. Fue así, mediante el contacto con editoriales, que dejó la docencia y consiguió su actual trabajo: Asistente de Marketing de Penguin Random House. Hoy, ya no sube videos a su canal pero sí mantiene activo el blog, que tiene más de seis mil me gusta en su página de Facebook.

booktuberLa colaboración con booktubers se hizo frecuente en la medida que el fenómeno creció y más jóvenes comenzaron a pararse frente a una cámara para hablar sobre libros. Las editoriales vieron una oportunidad de influir en un público que les había costado mucho tiempo alcanzar: el juvenil. “Los adultos llegan a la literatura por el diario, por las revistas; los adolescentes no leen estos medios. Los booktubers se convirtieron en el nuevo nicho de marketing que se puede explotar para llegar al público más joven”, cuenta Macarena Hansen, jefa de comunicaciones de Ediciones B.

La tendencia ha crecido exponencialmente, lo que ha obligado a protocolizar los acuerdos con las editoriales. En Penguin Random House el requisito para colaborar es tener un mínimo de 400 suscriptores y que los videos aporten contenido: “También nos importa que sus comentarios tengan valor y que no sea algo meramente superficial”, comenta Lorena Palavecino, periodista del grupo editorial. El número de libros que se les entrega mensualmente es proporcional a la cantidad de seguidores (pueden ir de uno hasta cuatro ejemplares). El plazo para subir la reseña a internet es de un mes. De lo contrario, se pone fin al acuerdo.

En editorial Planeta la modalidad de trabajo es similar: la cantidad de títulos varía entre tres y cuatro como mínimo, y son selectivos al momento de colaborar. Prefieren trabajar con quienes conocen desde antes y tienen confianza. “Llega un momento en que estos booktubers son tan profesionales que cumplen solos. Les damos libertad de trabajo. No nos interesa andar encima de ellos para que nuestra popularidad crezca, sino que creemos que es un trabajo mutuo”, expresa Karen Monsalve, encargada del área de prensa de Planeta.

 

Luz, cámara, acción

 

Paulina Godoy tiene 25 años, es actriz y le gusta leer. Le encanta leer: no vive sin menos de cinco lecturas mensuales.

Su amor por los libros partió con la famosa saga de J.K. Rowling: “Yo empecé con Harry Potter. Y es mi vida”, dice Paulina. De ahí, su radar de lectura se amplió. Fue así como encontró en internet blogs literarios que reseñaban textos. Se animó y en 2013 creó el suyo: Made of Papers. “Ahora creo que debí haberle puesto otro nombre. Pero uno no se da cuenta de esas cosas hasta después”.

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Dependiendo de los recursos de cada uno, los booktubers se enfrentan directamente a la cámara y se graban en forma casera

Una de sus amigas siguió sus pasos y abrió un blog que luego convirtió en un canal de YouTube. Invitó a Paulina a hacer lo mismo, pero había algo que se lo impedía: “no me atrevía porque, siendo actriz, le tenía pánico a la cámara. Tenía clases de televisión y cine, y me paralizaba porque me daba vergüenza. Un profesor, ese mismo año, me dijo toma una cámara, ponte delante de ella y habla cualquier cosa”.

Eso fue lo que hizo.

En noviembre de 2013, Paulina subió el primer video a su canal de YouTube, Made of Papers. Jamás pensó que llegaría a acumular 2.370 suscriptores y más de 30 videos.

De cabello color castaño rojizo, de personalidad extrovertida y risa explosiva. Se presenta en YouTube como Poly, y comenzó a colaborar con editoriales desde su blog, para luego sumar el nuevo proyecto digital. “Es la raja que te regalen libros, pero también es una pega. Por ejemplo, el mes pasado recibí ejemplares de Random House, Zig-Zag, Planeta y Océano. Entre todos, eran como diez. Estaba como mono, no paraba de leer”, cuenta.

Lo mejor de vivir entre libros no está en la belleza de algunas portadas ni en la elegancia de las últimas ediciones. “Lo mejor”, dice Paulina, “es que te digan que leyeron un libro gracias a ti”.

—¿No recibes comentarios negativos?

—Sí. Pero, ¿qué me van a hacer? ¿Escribirme en mayúscula hasta que se mueran? No, po.

 

El Rincón del Vago

 

Si a Ignacio Rebolledo (19) hace cuatro años le hubiesen dicho que leería más de seis libros al mes y que estudiaría Literatura en la Universidad Finis Terrae, se hubiera reído. “Yo era el tipo de persona que se leía el resumen en El Rincón del Vago un día antes de la prueba”, recuerda.

Al igual que Paulina, Ignacio descubrió su afición por la lectura gracias a una saga: Los Juegos del Hambre, parte II: Sinsajo. Quiso leer más y se dio cuenta de que había reseñas de libros en blogs, pero no le pareció atractiva la idea, así que saltó directo a YouTube. Ahí encontró un mundo nuevo: cientos de videos de cientos de libros que había ignorado gran parte de su vida.

Seguía principalmente a booktubers de México y España. “Me volví fanático de estos videos”, confiesa Ignacio, quien sostiene en su mano un libro lleno de post-its con anotaciones.

El 14 de abril de 2013, cuando aún cursaba cuarto medio y su futuro universitario estaba indeciso, Ignacio esperó que sus papás salieran de casa, encendió una cámara y se puso a hablar del libro que lo había iniciado en la lectura. “Necesito desahogarme con alguien”, dice tímido y con la voz entrecortada en el primer video de su canal de YouTube, Libros Inmortales, que ahora suma más de seis mil suscriptores y lo convierte en el booktuber más popular de Chile.

Su prestigio y credibilidad hizo que las editoriales pusieran los ojos en su trabajo. Actualmente colabora con más de siete y ha llegado a recibir 17 libros mensuales para reseñar, además de los que compra él mismo. Ha recorrido el país dando charlas en ferias, colegios y universidades sobre el fomento lector, y próximamente viajará a la Feria Internacional del Libro, en Buenos Aires. “Nunca, pero nunca en la vida me imaginé que me iban a invitar a otro país. Yo ya estaba emocionado porque me invitaran a un acto en la comuna”, cuenta.

Para Ignacio todo sigue siendo una casualidad: “Y pensar que partí todo esto porque estaba aburrido en mi casa”, reflexiona.

 

 

La agrupación

 

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Los booktubers han concitado mucha atención entre el público. En la fotografía, exponen en un seminario de la Biblioteca del Parque Balmaceda

Los booktubers encontraron su espacio en la red de a poco. Y de apoco comenzaron a reconocerse entre sí. Ni se percataron cuando habían concretado una amistad online, que pronto saldría de las redes sociales para trasladarse a la vida real.

Así, un grupo de amigos decidió formar la Comunidad Booktubers Chile: una página de Facebook donde compartirían sus propios videos y se les daría difusión a los nuevos exponentes del género. Actualmente, tiene más tres mil seguidores y cuenta con 32 miembros estables.

Fue tal el éxito del gremio, que editoriales y medios de comunicación los empezaron a percibir como una agrupación. De ahí anotaron su mayor logro hasta la fecha: ser invitados a la Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA) para dar una charla sobre el fomento lector. Las propuestas siguieron: colegios, universidades, y más ferias de libros. “Nos llamaron de LUN (Las Últimas Noticias) para hacernos una nota, luego de La Tercera, El Mercurio. Nos impresionó que diarios de esa magnitud se interesaran en nosotros. Aún no dimensionamos bien lo que hacemos”, dice Ignacio Rebolledo, uno de los fundadores de Booktubers Chile.

 

Estos jóvenes amantes de la lectura, que luego se consolidaron como una comunidad literaria bajo el alero de la tecnología, jamás pensaron que lograrían que personas que nunca habían tomado un libro por gusto comenzaran a leer por una simple sugerencia de YouTube. Nunca imaginaron que el sentirse incomprendidos en su círculo cercano debido a su afición por la lectura marcaría un antes y un después en sus vidas.

—¿Tienes fans?

—Es raro decir que tienes fans. Pero también es muy emocionante cuando te piden una foto. En FILSA una niña me regaló una carta que tenía ovejas, y a mí me encantan las ovejas. Siempre lo he dicho en mis videos. Fue lo mejor que me ha pasado—, recuerda Paulina Godoy, coordinadora de la Comunidad de Booktubers Chile.

 

 

 

 

En el auditorio del colegio San Agustín de Ñuñoa solo se escucha el eco de los micrófonos. No ha sido necesario que los profesores pidan orden otra vez.

Los alumnos de cuarto medio están atentos a cada palabra de los booktubers. De vez en cuando se oyen risas. Carcajadas. A ratos, la charla de fomento a la lectura se transforma en un número de comedia improvisado.

El público es interactivo: cuando mencionan un título que le agrada a la audiencia, aplauden y gritan; cuando les desagrada, pifian.

Se abre la ronda de preguntas. Los booktubers son consultados por sus libros favoritos, su opinión acerca de la literatura chilena y sobre consejos de escritura.

Al final del evento, los asistentes corren hacia la mesa larga cubierta con mantel blanco para obtener marcadores de libros y sacarse selfies con los protagonistas de la jornada.

Las autoridades del colegio les entregan un presente en forma de agradecimiento. Cada uno recibe un paquete rectangular, perfectamente envuelto en papel de regalo. Al parecer se trata de un libro.