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Cápsula Lectora #2: De una Exposición a una Feria de Libros

Afiche de promoción del año 2013
Afiche de promoción del año 2013

En el edificio ubicado frente a la intersección de calle Sazie con Echaurren en el barrio universitario de Santiago, se encuentra la biblioteca biomédica de la Universidad Andrés Bello. Hasta ahí, a diario, llegan los jóvenes de carreras como bioquímica o ingeniería en biotecnología para estudiar o tomarse un breve descanso acompañados del diario o una revista. La biblioteca está compuesta por más de 15.000 ítems que se distribuyen a lo largo de estanterías, las que el Bibliotecario Juan Carlos Sánchez, actualiza constantemente.

El año 2008, el mismo Juan Carlos, en coordinación con la Dirección del Sistema de Bibliotecas de la Universidad, decidió llamar a distintas editoriales y libreros para que se tomaran un espacio pequeño de la biblioteca y exhibieran sus últimas publicaciones, durante toda una semana. La idea era que tanto profesores como estudiantes actualizaran sus bibliografías y conocieran las novedades de sus disciplinas. “A veces los profesores pueden limitarse a ciertos títulos que pueden estar descontinuados y con estas ferias ellos pueden darse una motivación para renovar sus bibliografías y nosotros coordinar las compras”, señala el bibliotecario.

Una de las labores de estos profesionales es esa: ser gestores de la colección bibliográfica para que los profesores de las distintas disciplinas estén al día y puedan actualizar, cada cierto tiempo, las bibliografías de sus programas académicos. Una edición del presente año, no es lo mismo que una de hace 10 años atrás, especialmente si consideramos criterios de obsolescencia del conocimiento en áreas como la tecnología, las ciencias de la salud, las telecomunicaciones, por nombrar algunas.

En esta primera exhibición se presentaron diez expositores durante tres días. El resultado a Sánchez le pareció bueno. Motivado por esto, al año siguiente repitió la experiencia, llevando la muestra a otro sector del campus para que todos los estudiantes y profesores pudieran verla y no solamente aquellos del área de la salud. Fue así como la idea fue creciendo y tomando forma.

La evolución de esta feria de libros universitaria destinada a acercar a estudiantes, profesores y editoriales ha sido para Juan Carlos algo significativo. El año 2011 Claudia Catalán, la Directora de Bibliotecas, le sugirió que invitara a Katherine Rojas –otro miembro del equipo de bibliotecarios encargada de la difusión- a participar para que ampliaran el equipo de trabajo. El resultado fue que ese año llevaron los libros a los principales campus de la universidad, saliendo a regiones. “En 2011 la feria fue itinerante y recorrió los diversos campus de la Universidad Andrés Bello, estuvimos en República pero también en la Casona de Las Condes, en Concepción y Viña del Mar”, comenta con orgullo Juan Carlos.

Las cifras les acompañan: el número de asistentes creció. Si al principio del año 2008 fueron poco más de cientos de estudiantes los que llegaron a conocer las novedades editoriales, cuando inauguraron la feria en plena calle República el año 2012, la cifra superó con creces los miles de visitantes, considerando que ya no sólo eran estudiantes: también había vecinos del barrio, lectores de otras comunas, estudiantes de otras casas de estudios, y así suma y sigue. Fue el 2012 cuando comenzaron a contar con la gestión de Libros Mimesis en lo relativo a logística y coordinación de una feria de mayores dimensiones. Claramente la exposición que había nacido el 2008 en una sala de lectura de la biblioteca biomédica ya no era la misma.

 

Un barrio universitario

Una de las típicas esquinas del barrio República
Una de las típicas esquinas del barrio República

Son pocas las actividades culturales que se realizan en el barrio República. Entre institutos, colegios, universidades y centros de formación, suman millares de estudiantes, vecinos y trabajadores en general los que caminan a diario por este barrio histórico. Por ello, la evolución del trabajo de los bibliotecólogos y la intención de llevar su trabajo a las calles ha sido importante.

En Chile, según cifras entregadas por la Unesco en 2012, solo el 7% de la población lee de manera voluntaria libros al año. Una cifra menor si se considera que la pregunta no solo considera libros de ficción o los llamados best sellers. Esto va para todo ámbito, lo que trasciende a profesionales y específicamente en la formación de estos. Si ellos no son quienes buscan información, la labor de bibliotecarios se vuelve esencial.

Así lo han entendido Juan Carlos y Katherine, quienes al momento de planificar la Feria de Libros de la Universidad Andrés Bello de este 2013 -que se realizó del 15 al 23 de abril- contemplaron la participación de 8 bibliotecas universitarias. Sin embargo, sólo la Biblioteca de la Universidad Arcis terminó sumándose a la iniciativa. Aún así contaron con el auspicio de la marca de café Cruzeiro, del Sistema de bases de datos EBSCO Host, SODEXO y el departamento de informática de la Andrés Bello. Así pudieron sortear unas impresoras y regalar café a quienes visitaron la feria.

La Municipalidad de Santiago y los vecinos fueron otro factor importante. Cuando deciden llevar los libros a las calles -en Av. República entre las calles Salvador Sanfuentes y Grajales- hablaron con la Junta de Vecinos del Barrio República, quienes colaboraron con la idea a través de una carta de apoyo, factor que validó el proyecto frente a la Municipalidad. Incluso hablaron de alguna forma para que los habitantes del histórico barrio universitario pudieran tener un carnet de socios de la biblioteca UNAB. Una clara señal de la forma como las bibliotecas universitarias trabajan con su entorno.

El próximo año todo comienza de nuevo, pero no todo está determinado. “La idea ha ido creciendo. La meta final es que la feria de libros dure dos semanas y vaya de calle Grajales hasta la Alameda por República y tener en cada cuadra dos o tres escenarios en los que hayan actos culturales de los alumnos, como baile, música, pinturas e intervenciones” comenta, entusiasmada, Katherine Rojas.

Pioneros

Cabe mencionar que las bibliotecas universitarias, a pesar de tener un rol que las llama a vincularse con el medio, no realizan actividades de este tipo. El valor de esta apuesta del Sistema de Bibliotecas de la UNAB es que los convierte en pioneros en este tipo de ferias del libro, organizadas y motivadas por un afán de difusión y actualización de la colección del acervo. Quizás algunos de ustedes tengan en mente la feria del libro usado, que cada verano organiza la Universidad Mayor. Precisamente en ese caso, la función que cumplen las bibliotecas no parece ser tan protagónico, ya que la feria es coordinada por la Universidad.

Este rol, en que la creatividad y el entusiasmo se van fundiendo para sacar adelante una idea, se fue formando paulatinamente en los bibliotecarios de la unidad Biomédica:

 

 

La Feria del Libro 2014 se vislumbra interesante, de acuerdo a lo que señala Katherine y a la invitación que plantea al resto de bibliotecas universitarias:

http://www.youtube.com/watch?v=I41kn4hC7_4&feature=youtu.be

Galería de Imágenes


Quisiéramos agradecer a Claudia Catalán, Directora del Sistema de Bibliotecas de la UNAB; a Juan Carlos Sánchez, Jefe de la Biblioteca Biomédica y Katherine Rojas, encargada de difusión del Sistema de Bibliotecas por su tiempo y excelente disposición para desarrollar esta cápsula lectora. Igualmente agradecemos a Eduardo Argomedo, de Libros Mémesis por haber facilitado las fotografías que acompañan este post.

Si te interesa conocer más sobre las Cápsulas Lectoras, te invitamos a leer más sobre esta iniciativa.

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Columnas y artículos

Estudiantes universitarios: ¿cuánto y cómo valoran la lectura?

(c) bingfoundation.org
(c) bingfoundation.org

Estudios referidos a hábitos lectores y nivel de comprensión lectora  en Chile señalan que el perfil de los lectores frecuentes corresponde  al de personas en un rango etario entre 15 y 29 años, de un nivel  socioeconómico alto, medio-alto y con 13 o más años de estudio.  No es casual que los poseedores de dicho perfil sean los mismos que  más adquieren libros, según antecedentes de la Cámara Chilena del  Libro.

Remitiendo este análisis al de la educación superior, la literatura  existente no da cuenta de análisis aplicados a estudiantes de pregrado, lo cual ha generado un desconocimiento acerca del valor asignado al libro en este segmento, en tanto medio de información, de recreación y de enriquecimiento personal. Tampoco se encontraron antecedentes que esclarezcan cuál es el mecanismo que los jóvenes tienen para enfrentar su rendimiento académico a través de la lectura.

Los jóvenes universitarios  son quienes,  teóricamente, más debiesen leer y consumir libros; además, manifiestan autonomía y capacidad crítica sobre las áreas y periodicidad de lectura. Por otro lado, por su formación académica se presupone que desarrollan actividades intelectuales y, por sus años de escolaridad, debiesen tener hábitos de estudio formados total o parcialmente.  La población en Chile, en cuanto a comportamiento lector se refiere, no presenta un escenario auspicioso. La medición internacional IALS (International Adult Literacy Survey) señala que en Chile más del 80% de la población entre 16 y 65 años se ubica bajo el nivel mínimo de comprensión de lectura. Hay quienes manifiestan dichas habilidades muy escasamente, siendo, por ejemplo, incapaces de entender las instrucciones impresas en los envases de productos comerciales. Estos sujetos clasifican en el nivel 1 de comprensión lectora . El nivel 2 es para quienes sólo procesan información que está expuesta en forma clara y evidente, y, aún así, no les es sencillo comprenderla ya que desarrollaron habilidades utilizadas sólo en la cotidianeidad, por lo cual no les resulta fácil hacer frente a nuevas demandas y, menos aún, adquirir más y mejores destrezas en este sentido. Ascendiendo en la clasificación están los alfabetizados funcionalmente, quienes son capaces de entender instrucciones y presentan destrezas que aportan en su rendimiento laboral. Finalmente, los niveles más altos –4 y 5– comprenden e infieren a partir de lo leído, y no sólo eso, sino que además pueden generar nueva información como parte del proceso.

Kenneth Goodman en su artículo «La lectura, escritura y los textos escritos: una perspectiva transaccional y sociopsicolingüística»  postula que existen niveles de comprensión lectora:

  • literal (primer nivel);
  • inferencial (segundo nivel)
  • crítico (tercer nivel)
  • apreciativo (cuarto nivel)
  • creador (quinto nivel)
(c) Libraries & Museum
(c) Libraries & Museum

Lamentablemente, según los estudios aludidos, sólo un 2% de los chilenos está en el nivel 4 y 5. Si este antecedente se analiza respecto al 13% de la población con educación superior (universitaria o técnica) completa, entonces se deduce que menos del 25% de los egresados de universidades chilenas manifiesta habilidades destacables en cuanto a comprensión lectora (niveles 4 y 5). Si a ello se suma que un 11% de jóvenes universitarios en sus últimos años de estudio señalan categóricamente que no tienen hábitos lectores, el escenario se torna cada vez menos optimista.

Se entiende por hábito lector cuando la lectura se realiza en forma automotivada y se ejerce periódicamente (diariamente o varias veces por semana). Bajo este prisma, esta actividad es considerada como una opción más, no sólo de  entretención, sino que como un medio de aprendizaje, adquisición de nuevo conocimiento y acceso a la cultura. Existen variables psicológicas y emocionales que concitan interés por la lectura. Los investigadores Wigfield y Guthrie señalaron  que “la construcción del significado durante la lectura es un acto motivado. Durante la lectura el individuo actúa deliberadamente y con un propósito. Por lo tanto, una explicación en términos motivacionales es crucial para una explicación del acto de leer”. Este factor puede ser decisivo, tanto al momento de optar por leer en vez de hacer otra actividad, como también por escoger qué se leerá. Es por esto que, a la hora de comprender, de proyectar y,  eventualmente, intervenir en el desarrollo de la industria del libro resulta crucial conocer los hábitos y la forma como piensan y discriminan los consumidores de lectura.

El comportamiento de los universitarios es el más interesante en relación con este tema, puesto que ellos pronto ejercerán sus opciones de consumo cultural en el mercado. Existen antecedentes, proporcionados por la Cámara Chilena del Libro, que indican que en los últimos tres años la producción editorial aumentó, en promedio, un 8,4% .

Prosiguiendo el análisis respecto de la variedad de la oferta editorial, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLAC) analizaron la comercialización del libro en Chile, y concluyeron que “el sector librero realiza una inversión muy escasa en acciones de marketing y, generalmente, ésta se concentra en lo que hacen las cadenas de
librerías. Aún así, lo que se realiza es menor y muchas veces de forma esporádica e irregular. Tampoco hay campañas de publicidad conjunta ni del producto en términos genéricos, ni de las librerías como canal de venta”.

No puede dejar de sorprender que esto suceda en un país en vías de desarrollo, en el cual la tasa de inversión del Estado en educación se ha cuadruplicado desde 1990,  en el que se ha incurrido en una serie de reformas destinadas a mejorar la educación –tales como el MECE,  Proyecto Enlaces, proyecto Bibliotecas de Aula , jornada escolar completa entre otras iniciativas– con lo cual se ha invertido en el fortalecimiento del nivel de educación y cultura de los chilenos.

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Este post es la introducción del artículo «Universitarios y lectura: Análisis cuali-cuantitativo  del uso, accesibilidad y valoración de los libros» escrito por Claudia Gilardoni , el cual da cuenta de una investigación realizada el año  2005 y con el auspicio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura a  los estudiantes universitarios de pregrado de la Región Metropolitana en instituciones del Consejo de  Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) y privadas, de las  áreas humanista y científica, quienes, al momento de realizar dicho estudio, cursaban asignaturas entre el séptimo y el décimo semestre académico. El estudio se centró en este segmento pues constituye una masa crítica importante. Según informes del Consejo Superior de Educación (CSE), su universo alcanza aproximadamente 35.000 estudiantes. El artículo presenta presentó los resultados con  relación al tipo de universidad y al área de estudio, circunscribiendo este último aspecto sólo a Ciencias y Humanidades. Posteriormente, se especializó el análisis y el área de estudio de acuerdo con estudiantes  de carreras de Ciencias Básicas, Ciencias Aplicadas, Ciencias Sociales y carreras de Arte. Ello permitió dilucidar el perfil de los jóvenes según su carrera y su relación con la lectura, lo cual es presentado en este artículo que profundiza el análisis primario.

El estudio fue publicado en diciembre del año 2006 en la revista Calidad de la EducaciónDescargar el artículo en PDF