Aramís Quintero Segovia, Poeta, narrador y ensayista cubano radicado en Chile desde 1999. Especialista en literatura para niños y jóvenes y en técnicas de animación a la lectura. Cofundador de la Corporación Lectura Viva. Ha publicado numerosos libros en Cuba y ha obtenido importantes premios en su país. En Chile ha publicado «Rimas de Sol y Sal», Ed. Alfaguara, y «Todo el cielo un juguete», Ed. Arrayán; ambos poesía para niños.
Entrevista realizada por Carolina Leiva Binimelis
Llego a su departamento ubicado en lo más céntrico del centro de Santiago y me recibe haciendo un ademán de bienvenida. Me siento a gusto. Sólo bastaron minutos de conversación para que me sorprendiera con su espontaneidad: “Me inicié como lector leyendo historietas, mi favorita:La Pequeña Lulú. Me las devoraba todas, hasta las que contaban historias de santos, luego de eso, tenía el motor de la lectura echado a andar”. Así es Aramís, un amante de la lectura y de la sencillez, reacio a la impostura solemne de los intelectuales. Rebosan en él las letras y el amor por el arte y lo humano: palabra palpitante.
Me detengo en sus ojos vivaces cuando recuerda un pasaje literario estremecedor que abarca desde una historieta, un poema infantil, un chiste; hasta la remembranza de una escena maravillosa de «La montaña mágica« de Mann, pasando por Hesse y Proust, entre otros. Quiero que continúe lo que le cuento, porque también sabe leer la oralidad de mis relatos. Me sorprende, y me pregunto si algunos seres somos completamente traducibles o simplemente estoy ante un viajero interminable que ya conoció a muchos otros, y que en alguna esquina ya había conversado con alguien como yo.
Probablemente, Aramís estaría de acuerdo con esta idea de Bolaño: “El oficio de escritor es un oficio de exiliados”, porque para Quintero la literatura “es el reino de los matices”, es el lugar de encuentro que sólo se encuentra en el extravío. Es el goce, ante todo, sin deudos, sin excusas.
-¿Por qué lees, Aramís?
Porque me gusta, es una adicción.
-¿Has variado ese pretexto de lectura en el transcurso de tu vida?
Al principio era el puro placer de la lectura. Con el tiempo el puro placer se fue matizando con preferencias temáticas, de género y estilo literarios, de autores. (Conversamos largamente de la inclinación que tenía por ciertos autores, fue así como me enteré de que leyó a Hesse con pasión, pero que intentó sin éxito entusiasmarse con Demián, texto al que le dio más de una oportunidad y que no hubo caso. Me pregunté: ¿sabrá Aramís que este libro es el caballito de batalla de los profesores de lenguaje hace ya varias décadas?, pero preferí no interrumpirlo con chismes gremiales).
-¿Un buen lector es quién…?
Es quien es adicto a leer -dice. Y acto seguido se pregunta a sí mismo- ¿Leer cualquier cosa?, se podría creer que así es, pero el buen lector es el adicto capaz de crecer con la lectura, entendiendo “crecer” en un sentido abarcador, humanístico.
-¿Qué prefieres leer?
Poesía, narrativa, ensayo. También me interesan otros textos no literarios sobre ciertos temas (historia, pensamiento, espiritualidad, arte, divulgación científica, etc.)
-¿Qué tipo de libros no tomarías ni en la sala de espera de algún edificio público?
Temas típicos de farándula, deportes, cómo tener éxito en esto o lo otro, y una larga lista de las llamadas cosas “contingentes” o comerciales o ligeras. Tampoco tomaría, si por alguna extraña razón los hubiera, libros serios, pero plúmbeos para los que no estoy entrenado.
-Parra dice en su Manifiesto que la poesía es un artículo de primera necesidad. ¿Qué piensas al respecto?
Sí, entendiendo la poesía como una cualidad esencial de ciertas cosas, instantes, personas, es un artículo de primera necesidad, porque nos ofrece una cota muy alta y valiosa de la experiencia de la vida, un atisbo de que vivir puede ser más y mejor de lo que es, puede tener una justificación más honda y plena, aunque sea por momentos. Eso, en la experiencia del idioma, encarna en la literatura, y en la poesía como género. Es decir, cuando realmente encarna.
-¿Cómo es posible que hoy día sobreviva la literatura, si nuestro universo está mediado por la ética y la estética del mercado?
Una posible (y sombría) respuesta está quizás en la propia pregunta, al decir que la literatura sobrevive. Se puede añadir: todavía sobrevive. Con esto subrayo una característica de nuestros días: hablamos del presente con cada vez más incertidumbre sobre el futuro. Esta velocidad de los cambios es inédita, nuestra psicología está bajo presión, no se le da tiempo a adaptarse. Es grato pensar que las cosas que más queremos van a sobrevivir de un modo u otro sin desvirtuarse, sin pasar a ser otra cosa, pero cada vez tenemos más dudas. El futuro, incluso el que está a la vuelta, se hace más y más inimaginable. Preguntas obvias pero sin respuesta serían estas: ¿es posible que este ritmo de cambios se mantenga indefinidamente? ¿La curva ascendente no tendrá que llegar en algún momento a una meseta, y mantenerse en ella por un tiempo? No me refiero tanto a los cambios tecnológicos en sí mismos, como a los cambios de mentalidad y actitudes que ellos acompañan y en parte condicionan. No podemos evitar que algunos de estos cambios los percibamos como deterioro, como declive. Por ejemplo, deterioro del espíritu humanístico e ilustrado del que somos herederos y del que hemos estado justamente orgullosos por mucho tiempo. Eso parece reflejarse en el indiscutible deterioro de la calidad de la educación en una amplia geografía. Y desde luego en la creciente primacía del espíritu comercial sobre la antigua dignidad que establecía perfiles y criterios selectivos de calidad en el mundo de las editoriales. Si estas percepciones de deterioro son acertadas, bien puede uno preguntarse: ¿sobrevivirá la literatura como arte? Quizás todavía sobrevive porque aún sobreviven autores y lectores de la “vieja escuela”. Tal como van las cosas, ¿habrá un relevo sostenido para ellos? Como se ve, en el fondo devuelvo la pregunta.
(Con sus reflexiones no supe responder ni volver a preguntar . Pensé que necesitaría darle más de una vuelta a la pregunta inicial y a las posibilidades que me había devuelto Aramís).
-¿Qué opinas de la literatura de autoayuda?
Sobre autoayuda, crecimiento, espiritualidad, pasa lo mismo que sobre tantas cosas: hay libros serios, buenos, pero son los menos, se pierden (para la mayoría se pierden) entre tanta hojarasca engañosa, banal, superficial. Los tiempos que corren, tan acelerados y estresantes, cada vez más alejados de los soportes religiosos tradicionales, demandan recetas y muletas, y ahí está ese mercado medrando, prometiéndote hasta la iluminación en cuatro sesiones o con cuatro ejercicios. Algunos de esos temas, al igual que algunos temas científicos muy sonados (la relatividad, la cuántica y mil cosas asociadas a ambas), solo tienen dos formas de abordarse: en serio, para unos pocos preparados en serio, o como papilla para todos. No niego que la papilla de lugares comunes y simplificaciones pueda tener sus beneficios, igual que los placebos, y si usted lo necesita y no puede ingerir otra cosa, pues adelante. Lo cierto es que la mayoría de los consumidores de autoayuda, o crecimiento espiritual “fácil y en breve”, no podrían digerir ni dos páginas de Krishnamurti, Jung, Allan Watts o Ken Wilber.
-Donoso siempre se preguntó acerca de la trascendencia del escritor y su obra; destacaba que solo unos pocos logran la inmortalidad. Según su punto de vista, ¿qué es lo que tienen en particular esos pocos elegidos? En este sentido, ¿existe algún escritor contemporáneo al que apueste sin reserva?
Siempre va a ser interesante y pertinente preguntarse por qué han trascendido los más grandes, qué hay en ellos que pueda explicar eso. Lo malo es que las respuestas posibles pueden llenar libros enteros, o concentrarse en unos cuantos lugares comunes indiscutibles. La inmortalidad es una palabra inmanejable. ¿Sabemos nosotros, si es que la humanidad dura 500 años más, que Homero, Dante, Shakespeare, Cervantes, Goethe, van a seguir siendo lo que son? Es lo mismo que preguntarse: ¿cómo será la humanidad en unos 500 años más? ¿Podemos imaginarnos su psicología, su espíritu, sus percepciones? ¿Podemos afirmar tranquilamente que sí, que la humanidad ha sido y será siempre la misma? Esto quizás sea cierto, aceptando que también ha cambiado y seguirá cambiando constantemente. ¿Qué son los clásicos para los adultos formados de hoy, y qué son, hoy mismo, para los jóvenes estudiantes?… Por tanto, aplicar la pregunta a un contemporáneo es un puro juego.
-¿Por qué escribes, Aramís?
Porque me gusta, me gusta dar forma a ideas, sensaciones, emociones, me gusta batallar con el lenguaje para conseguir esa forma, puesto que la forma, en el arte, es lo decisivo. Me gusta expresarme de esa manera, sintiendo y provocando (o tratando de provocar) un placer estético, y también una complicidad en no se sabe quiénes. (Esos cómplices, en mi caso, podrían ser niños o jóvenes tanto como adultos, a través de diversos géneros, sobre todo narrativa y poesía).
-¿Qué les dirías a los bibliotecarios y coordinadores de biblioteca para apoyarlos en su empresa de fomentar la lectura?
Ante todo, que se hagan adictos a la lectura, si no lo son. Y para ello, que busquen y busquen los libros que puedan gustarles y se los lean, y que lleguen así a conocer sus colecciones. Y que se entrenen en hablarles de los libros que a ellos les han gustado a los niños y jóvenes, así como en leer bien en voz alta. Que se preparen, mediante cursos y talleres de mediación de la lectura, para que adquieran las nociones y desarrollen las habilidades más necesarias. Deberían descubrir la pasión lectora, y descubrir que la mediación de la lectura es una especialidad, y como tal requiere preparación.
-Se diría que el contexto actual para fomentar la lectura entre niños y jóvenes no es el más propicio: las familias no siempre acompañan en el proceso, hay muchos distractores audiovisuales e hipertextuales, los profesores siguen dando lecturas a modo de comprensión de lectura, etc. ¿Cómo sobrellevar estas circunstancias, y aun así motivar a los jóvenes a leer?
La respuesta se encuentra prácticamente en la anterior. Sí, los factores sociales y culturales que inciden en el problema de la lectura son varios, pero, para ser prácticos, hay que identificar protagonistas y concentrarse en ellos, sin descuidar al resto. Los docentes, desde el nivel parvulario, y el personal de bibliotecas, son protagonistas (para bien o para mal, según como lo hagan). Y ambos están ligados a instituciones, en contacto con una masa de niños y jóvenes, así que tienen un papel decisivo. Si no se hacen lectores ellos mismos, y si no se preparan como mediadores de lectura, esa batalla está perdida. (Prepararse como mediadores puede ayudarlos a convertirse en lectores). En realidad (hay que reconocerlo), hoy día esa batalla se está perdiendo, ante todo en la escuela, que es el escenario más amplio y de mayor peso. Si se comienza bien y temprano, en los niveles preescolares y en los primeros cursos básicos, la lectura tiene muy buenas perspectivas, a pesar de todos los distractores que existen. Pero eso requiere preparación de los adultos. Un factor clave sería introducir sistemáticamente la mediación de la lectura como disciplina, como ramo, en las carreras pedagógicas y de bibliotecología. Mientras esto no se haga, todos los esfuerzos serán fragmentarios e insuficientes. Y para dar ese paso decisivo, habría que contar con los especialistas en el tema, que no son meros profesores de literatura, ni meros bibliotecarios, pues la mediación de la lectura comprende otros saberes y experiencias muy específicos.
Conversamos del desinterés real por la lectura y sus formas, además de lo equivocados que están quienes ponen el acento en las mediciones de habilidades y competencias lectoras por sobre la curiosidad, la imaginación y el goce. Pero pienso que la contienda no está del todo perdida mientras existan pequeños espacios y grandísimos sujetos como Aramís que oxigenan este mundo con la comunión perfecta entre arte y humanidad.
Nos despedimos con un abrazo fraterno.
4 respuestas a «Aramís Quintero, poeta, narrador y ensayista cubano: “Sin lectura vivimos de una manera muy primaria”.»
De todas las cosas que dice Aramis una de las que me quedan es la razón que lo motiva a escribir «Porque me gusta, me gusta dar forma a ideas, sensaciones, emociones, me gusta batallar con el lenguaje para conseguir esa forma..» Qué importante es amar lo que se hace y qué rico es tomar el lenguaje para conseguir tantas cosas.. Aramis tiene la «pureza» de lo humano en sus palabras y la transferencia de ello en su propia vida.
Se agradece la entrevista de Carola, que también es una amante de la lectura, del lenguaje y ojalá que lo vaya siendo también de la escritura.
Que entrega mas profunda con sus palabras hace Aramis. Es una persona que ama lo que hace por sobre todo y ademas,incita al resto a seguirlo. Ojala existieran muchos mas con su talento y amor por las letras.
Sigo encantandome con los articulos de Carolina Leiva que, cada vez son mas motivantes y agradables de leer.
Un gran acierto el de ustedes…felicitaciones.
Aramís Quintero, ero ero ero!
Felicidades a Aramís, esposo de mi antigua cuñada Mariela, por el recién recibido premio Hispanoamericano de poemas para niños, que según dicen es un libro maravilloso.