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Placeres y Lectura

Bibliotecas con aroma a café

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Librería con café, en Lavapies, Madrid.            cc: www.minube.com

En mi constante afán por buscar información y nutrirme de cosas interesantes que estén pasando en Chile y el mundo, me encontré con este artículo escrito por la bibliotecaria Irene Blanco, de Madrid. Como ven, no importa el país del que provenga la información:  las inquietudes son muy similares.  En este caso: ¿De qué forma mejorar la experiencia del usuario en los lugares donde lee y se informa?. Me parece que el planteamiento de Irene es muy interesante, ya que propicia un diálogo frente al tema, junto con presentarnos este ejemplo en Madrid:

«He observado que, de un tiempo a esta parte, muchas librerías de toda la vida han transformado su modelo de negocio transformándose en café-librerías, han dejado únicamente de vender libros para poner cafés, tés, tartas, etc. y parece que les va muy bien. Me viene a la mente la “Libre de Lavapiés” (librería ubicada en el barrio Lavapiés de Madrid) o la librería especializada en cine “Ocho y medio»  y «Gatopardo” que combinan libros y cafés en uno de los rincones más agradables para los lectores de Madrid.   Y es que leer con un café en la mano -o con un té o comiendo un bizcocho- es uno de los placeres más grandes del mundo y es algo que en una biblioteca no podemos realizar. Más bien todo lo contrario, si entras con una bebida el amable bibliotecario –o el bibliotecario asesino, depende de la suerte que tengas- te pedirá que salgas y vuelvas cuando te lo hayas acabado…  ¡No vaya a ser que estropees algún libro! Y digo yo, ¿no será mejor que se utilicen los libros a pesar de que se puedan estropear? ¿No será mejor correr el riesgo de que caiga una gota de café y que ese lector esté a gusto en la biblioteca? No he tenido la suerte de dirigir una biblioteca, pero si lo hiciese, me gustaría que fuese un espacio de encuentro, de ocio, donde el usuario pudiese tomar un café y leer tranquilamente.

Librería Ocho y medio. cc: madridyyo.com
Imágenes Librería Ocho y medio. cc: madridyyo.com

De hecho y, si fuera posible, habilitaría un “rincón cafetería” para que el lector que quiera lo utilizase, apartado del resto, para no molestar a aquellos que buscan el silencio y la concentración. Y es que, volviendo a la reflexión con la que he comenzado el post, al igual que igual que muchas librerías de barrio se han adaptado a este modelo de “café y libros” y tienen las mesitas llenas de lectores, las bibliotecas podrían ser más utilizadas y por lo tanto más útiles para el usuario si se permitiese -o incluso favoreciese- un espacio donde tomar algo ¿no creéis?

Si conocéis alguna biblioteca que tenga un espacio similar o simplemente queréis dejar vuestra opinión sobre este tema, no dudéis en hacerlo a través de un comentario ;) ¡muchas gracias!»

Sin duda, como éste hay otros casos y ejemplos en todo el mundo. En Nueva York está D’Espresso, un bar-café con mucho estilo y diseño. En Chile tenemos la red de puntos de lectura  «Libro al Aire Libre» gestionados por el Sistema de Bibliotecas de la Municipalidad de Providencia a quienes felicitamos por la iniciativa. Sería ideal que ésta se replicase en otros barrios y provincias del país.

Agradezco Irene Blanco (En twitter @ireneblan) por haber compartido su artículo publicado originalmente  el 3 de septiembre del 2012 en Biblogtecarios. Sus comentarios pueden hacerlos en el post de Irene o  compartirlos directamente  en Leamos Más.

 

Por Columnista

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2 respuestas a «Bibliotecas con aroma a café»

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