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Pronto tendremos nueva Política del Libro

 

Convocada por la secretaria ejecutiva del Consejo Nacional del Libro, Regina Rodríguez, la mesa pretende actualizar la política diseñada en 2006 y reemplazar el programa Lee Chile Lee.


Editores, escritores, bibliotecarios, profesores, especialistas en la promoción de lectura, en total alrededor de 80 personas, del sector público y privado, ligadas al mundo del libro ayer llegaron a la Biblioteca de Santiago para constituir la Mesa del Libro. Su objetivo es desarrollar en los próximos tres meses las bases para una nueva Política Nacional del Libro y la Lectura que se dará a conocer a inicios de 2015.

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Mesa Directiva  que presidió la reunión. Fotografía de Rodrigo Campusano, extraída del sitio web de Radio Bío Bío

Convocada por la secretaria ejecutiva del Consejo Nacional del Libro, Regina Rodríguez, la mesa pretende actualizar la política diseñada en 2006 y reemplazar el programa Lee Chile Lee, impulsado por el ex ministro de Cultura Luciano Cruz-Coke. Ayer, en la primera reunión, un largo debate sobre los posibles lineamientos generales de una nueva política dio paso la formación de seis mesas de discusiones específicas: lectura, creación, industria, patrimonio, institucionalidad del libro, libro digital y lectura y educación.

Al hilo de la segunda Encuesta Nacional de Comportamiento Lector, que está aplicando actualmente el Consejo de la Cultura, la nueva política Libro y la Lectura que entregará la mesa será también el marco teórico de una nueva Campaña Nacional de Fomento Lector en 2015. Según le dijo la ministra de Cultura, Claudia Barattini, ésta se desarrollará coordinadamente con el Ministerio de Educación, la Dibam y entidades de la sociedad civil, y se convocará a personalidades públicas y líderes de opinión. “Aumentar la lectura y la comprensión lectora es una tarea-país”, dijo Barattini.

Ayer en la mesa participaron, entre otros, representantes de la Universidad de Chile, de la Cámara del Libro, de la Sociedad de Escritores, de Santiago en 100 Palabras, de Fundación La Fuente y Había Una Vez, de Editores de Chile, Memoria Chilena y de bibliotecas públicas, entre otros.

Artículo extraído del diario «La Tercera», publicado el 01 de Agosto 2014

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De Fútbol, Literatura y Fomento Lector

«El goleador es siempre el mejor poeta del año»  Pier Paolo Pasolini

 


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Fuente: brasilia.cervantes.es/

Se dice que entre fútbol y literatura hay una mala relación. Probablemente esta idea se inició en 1880, cuando el escritor británico Rudyard Kipling (1865-1936) despreció a ese deporte y a »las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan». Jorge Luis Borges, dijo alguna vez que el fútbol era «una cosa estúpida de ingleses… Un deporte estéticamente feo: once jugadores contra once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos». Pero fue Pier Paolo Pasolini, gran poeta  y cineasta, quien haya dado quizá la mejor y más hermosa definición: »El fútbol es un sistema de signos, por lo tanto es un lenguaje. Hay momentos que son puramente poéticos: se trata de los momentos de gol. Cada gol es siempre una invención, es siempre una subversión del código: es una ineluctabilidad, fulguración, estupor, irreversibilidad. Igual que la palabra poética. El goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año. El fútbol que produce más goles es el más poético».

La figura peyorativa del literato en su niñez, nos plantea que éste era un ser marginado, de naturaleza  introvertida, poco dado a los juegos rudos de grupo o al compañerismo, un bicho raro  de la naturaleza que mataba las horas leyendo o edificando mundos imaginarios antes que jugando a la pelota. Quizás esa idea es la que lleva a pensar que, de adulto, el escritor es un jugador de fútbol fracasado, lo cual lo lleva a sentir desdén por algo que no logra conseguir.

 

¿Qué tiene en común el fútbol y la literatura?

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Cortitos y al Pie: Más de 100 alumnos en el Concejo para un encuentro de lectura

Eduardo Sacheri,  comentarista deportivo y escritor, señala que el fútbol y la literatura tienen en común el hecho de ser  dos ámbitos de juego. Dos mundos dentro del mundo más básico y prosaico que habitamos. A eso agrega: «Cuando te pones a jugar un partido de fútbol, el mundo exterior verdaderamente desaparece. Del mismo modo, cuando lees un libro o cuando lo escribís, el mundo exterior a esa historia desaparece y el todo queda reducido a eso que hay dentro: esos personajes, esa tragedia o ese drama

Fomento Lector, dando puntapiés a la pelota

En argentina se lanzó la campaña «Cortitos y al Pie», la cual consiste en seleccionar cuentos y novelas en las que el eje es el fútbol. Estas lecturas son leídas en colegios y otros lugares de alta afluencia de público por jugadores de fútbol, de forma tal de lograr mayor interés. De eta forma, las anécdotas de la historia se mezclan con las reales que cada uno de los futbolistas comenta, tras la lectura. Leonardo Simoniello, Presidente del Consejo Municipal, comentó “nos pareció muy importante traer los relatos de escritores reconocidos y que hablan fundamentalmente del fútbol, del deporte, de la experiencia. Nos parece muy bueno que volvamos a tener aquella idea que existen los libros para leer, para disfrutar, para aprender, que nos cuentan historias muy ricas. Volver a leer también significa aprender palabras nuevas, saber que uno tiene que darse un tiempo para ciertas cosas como para leer. Leer renueva algunos aspectos del diálogo, si nosotros leemos enriquecemos nuestro lenguaje En Chile se hizo algo parecido, pero editando unlibro de cuentos al que titularon «El Fútbol también se lee» que ha sido publicitada en todo el país. En España, desde la Fundación Germán Sánchez Ruiperez, se presentó Fútbol club de lectura, desde el cual se analizan y discute el fenómeno sociológico del fútbol, haciendo hincapié en rescatar lo lúdico que tiene un juego que se ha convertido en un deporte tan profesionalizado, que además es un gran negocio. Volviendo a los países Latinoamericanos, en Perú armaron un grupo en Facebook llamado Pásala.Este grupo busca fortalece las destrezas de comprensión de lectura aprovechando el interés de los niños y niñas por el fútbol. 

Bibliografía de Fútbol:

A continuación, Leamos Más te presenta una estupenda selección con la mejor bibliografía sobre el fútbol en Chile y el Mundo

1.- Soy del Colo.
Estéban Abarzúa. Lolita Ediciones. 2013

«Cuando chico, y después de entender lo que significaba, mi amor fue Colo-Colo. Después vino una primera novia, se fue y Colo-Colo estaba ahí. Hubo etapas posteriores, claro, me casé y tuve hijos y afectos que no se doblan, pero Colo-Colo sigue ahí, donde lo dejé la noche antes de irme a dormir, entre las tres cosas que un creyente jamás debería negar: Dios, su familia y su equipo de Fútbol. Lo demás es paisaje o eso que decía Francisco Huaiquipán de lo que está en segundo plano: arroz graneado»

ninos-futbolistas-97884941409072.-Niños Futbolistas

Juan  Pablo Meneses. Blackie Books, 2013

«¿De dónde viene aquello que el mercado nos ofrece con tan persuasiva naturalidad? «Lo que más se vende al extranjero son los argentinos; los uruguayos son un producto en alza porque se adaptan a todas las condiciones y muchos también tienen pasaporte europeo, pero un brasileño todavía vale más que el resto.» Juan Pablo Meneses compró una vez un ternero. Ahora se plantea comprar un niño bien barato en América Latina y venderlo en Europa por mucho dinero. Pero este libro no habla de gastronomía ni de canibalismo, sino del capitalismo de los milagros. Sabemos que hay ternera en el súper y Messi en la tele, pero no nos preguntamos cómo han llegado hasta ahí.» 

3.- Historia de la clasificación Brasil 2014

Luis Urrutia. Ediciones B., 2013

Este libro relata detalladamente la campaña que llevó a Chile al Mundial de Brasil 2014. Es un repaso partido a partido, nutrido con las estadísticas del caso y las voces de los protagonistas. También analiza el proceso considerando el final de la era Bielsa, el paso de Claudio Borghi como DT nacional y, finalmente, el cierre glorioso con Jorge Sampaoli. Pero además el autor retrocede en el tiempo para poner en perspectiva las cosas y rescatar la campaña de Chile en el Mundial de 1950, también realizado en Brasil, como la de Inglaterra 1966, la primera vez que, tras la copa jugada en Chile en 1962, nuestra selección estuvo presente en dos mundiales de modo consecutivo.

Todo-es-cancha-498x8004.- Todo es Cancha. Antología de cuentos de Fútbol

Varios Autores. Alfaguara, 2014

Son nueve relatos prologados por el argentino Eduardo Sacheri, connotado hincha de Independiente de Avellaneda, autor de varios relatos en torno a la pelota y guionista de Metegol, la película animada de Juan José Campanella.

En ellos el fútbol es un punto de partida para caminos diversos. Álvaro Bisama, por ejemplo, escribe sobre un hincha convencido de tener el número telefónico de Marcelo Bielsa, a quien le envía obsesivos mensajes de texto como “Te escribí un poema pero no pude mandártelo. Era como el avemaría pero salíaitú”.

5.- Yo soy el Diego de la Gente

Diego Maradona. Planeta, 2002.

Desde los orígenes pobres hasta la mayor gloria, pasando por cada una de sus muertes y sus respectivas resurrecciones, por las definiciones sobre sus amigos y sus enemigos, todo está relatado aquí por él, en primera persona, un Maradona íntegro y también íntimo. Es este Maradona que confiesa y que define sin reservas

Sacheri_EsperandoloATito6.- Esperándolo a Tito y otros cuentos de Fútbol

Eduardo Sacheri. Galerna, 2000

Esperándolo a Tito y otros cuentos de fútbol es un clásico contemporáneo de la literatura futbolera. Desde su publicación, en el año 2000, el libro ha circulado de boca a boca, de mano en mano, hasta llegar a miles de lectores. El fenómeno no extraña a quienes aman el fútbol y saben que en cualquier cancha donde dos equipos se enfrentan hay en disputa mucho más que un resultado. Como dice Dolina, en el rectángulo de juego caben infinidad de episodios novelescos, algunos evidentes, otros más profundos y esenciales, como la amistad, el coraje, la solidaridad o la avaricia; las glorias y miserias del ser humano, en suma. Con la excusa del fútbol, Eduardo Sacheri consigue atrapar al lector e implicarlo emocionalmente con sus historias, en las que la recreación de la infancia y el barrio trasluce la vigencia de sentimientos universales como el honor, la lealtad y la pertenencia. Descargar en PDF

7.- Fiebre en las gradas

Nick Hornby. Anagrama

¿Es ésta la mejor novela contemporánea acerca de ser hincha de un club? Difícil responder, pero a estas alturas es indudable que se trata de un clásico, necesario de redescubrir y releer, ahora gracias a la edición que acaba de sacar Anagrama. La anécdota es tan simple que en ello radica la grandeza de esta novela, la mejor de Hornby. Autobiográfica, describe lo complicado que puede ser para un hombre mantener un triángulo amoroso con la mujer y el club de su vida.

 

8.- El Fútbol también se lee

Varios Autores. CNCA, 2014.

Este libro reúne 20 cuentos y crónicas que recorren el país desentrañando sus diversas historias desde diferentes rincones y perspectivas, siempre con el fútbol como tema central. Descargar el PDF

muy-famoso9.- Muy Famoso

Philip Waechter. Ediciones Loguez, 2006

Puedes comprobar cómo soñar con ser un gran futbolista está al alcance de cualquiera, la fama, los honores, el dinero pueden imaginarse fácilmente si uno cuenta con unas buenas cualidades como deportista y un buen grupo de amigos y familiares que lo apoyen. Esto le pasa al protagonista de este delicioso libro, aunque las ilustraciones que acompañan al texto, que él mismo nos relata, nos descubran, con ironía, que ser famoso no es tan fácil. Luces y sombras para un sueño de fama contado con unas divertidas ilustraciones que van mucho más de las palabras, aportando dinamismo y mucho humor al libro.

10.- Fútbol, goles y Girasoles

Aníbal Jairo Niño. Panamericana

«…Un empate era una catástrofe para los brasileños y también para el equipo de fútbol más malo del mundo. Faltaban pocos segundos para terminar el encuentro y los brasileños, a pesar del afán, estaban seguros de que, dada su sapiencia, su brillante historial, la calidad de sus estrellas, harían fácilmente el gol que les daría el triunfo. El árbitro ordenó un saque de puerta a favor de Brasil.»

849512285511.- Diccionario del Fútlbol. Catálogo de chorradas balonpédicas

Varios Autores. Signatura Ediciones, 2002

Es la obra más hilarante y desvergonzada jamás escrita sobre el balompié. Doscientas páginas donde se recopila extensamente toda la terminología futbolística, más de tres mil definiciones relacionadas con el balón y sus protagonistas cuyo único orden posible es el alfabético. Una obra de humor apta para todos los públicos donde casi nadie sale bien parado.

12.- No soy de ningún equipo

Cristobal Joannon. Lolita Ediciones, 2014

«No-soy-de-ningún-equipo-Cristobal-Joannon-Amor-a-la-camiseta-Lolita-EditoresEl libro de Joannon —poeta, ensayista y traductor—comienza con sus recuerdos de infancia relacionados con el futbol; en las pichangas de barrio, donde en las formaciones de los equipos es determinante el cachipun, los arcos son imaginarios y el último gol gana. “Cuando los capitantes elegían jugadores para formar el equipo después del sorteo—escribe Joannon—, mi nombre aparecía hacia el final, pero nunca último; en rigor, justo antes de que se llegara a los declaradamente malos o problemáticos: comilones sin sentido de realidad, mocheros, descomprometidos que se mandaban a cambiar en cualquier momento, mandones no autorizados, presuntos cracks —insignes representantes del laucherismo estéril— que no hacían más que complicar las cosas”. El futbol es, para Joannon una excusa para recordar también su adolescencia: la revista erótica que circulaba en el curso, los primeros romances y su primer trabajo, pirateando juegos de Atari. Su presente como futbolista amateur está retratado con humor y suma frialdad en el último partido que jugó: “Di un espectáculo lamentable: no toqué la pelota. Había llegado, finalmente, el temido golpe de realidad, el viejazo anunciado por los aguafiestas que apenas salen de la universidad, mandan a hacer el anillo de compromiso y empiezan a juntar el pie para la casa. Por primera vez sentí que estaba haciendo un esfuerzo físico que no producía ningún resultado tangible”.

 

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Salir con chicas que no leen

La chica del bar puede ser entretenida y motivante a veces
La chica del bar puede ser entretenida y motivante a veces

Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.

Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.

Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe.

"Las palabras pueden construir un puente indestructible". Mario Benedetti
«Las palabras pueden construir un puente indestructible». Mario Benedetti

Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.

Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato.

Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo continuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida.

Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.

La chica que lee puede ser peligrosa
La chica que lee te invita a un viaje más perturbador

No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo.

 


«Sal con una chica que no lee» es un texto escrito por Charles Warnke. Publicó este escrito en su idioma original bajo el título «You Should Date An Illiterate Girl» en junio del 2011 en una revista en línea. Desde entonces ha sido traducido al español y reproducido incontables veces en ambos idiomas por sitios web, blogs y otros medios. Personalmente lo encontré en la revista colombiana «El malpensante», y tras leerlo en repetidas ocasiones quise que Leamos Más fuese otro de los sitios que difunde este original texto.

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Literatura, comida y placer

Afiche de la  película
Afiche de la película, estrenada en 1987

Hace unos años vi la película «El Festín de Babette», la cual pronto descubriría que estaba basada en un cuento homónimo de la escritora dinamarquesa  Isak Dinesen (pseudónimo de Karen Blixen). La película en cuestión me dejó muy impresionada, por el gran despliegue de platos y apetitosos manjares. Y no sólo eso: la preparación de los mismos implicaba incluso traer animales exóticos para sacrificarlos en honor a los invitados de Babette. Poco después leí el cuento (muy breve y distinto, en comparación con la película). Si alguno(a) de ustedes se tienta, puede leer «El Festín de Babette».

Lo más curioso de la historia culinaria de esta fiesta que da Babette, es que ella prácticamente no prueba bocado. Cocina, planea los platos, sirve diligentemente, y apenas come. La relación entre los personajes literarios y la comida da para plantearse cosas tan simples como el motivo oculto que tendría Babette para desplegar tanta energía con la comida y no animarse a comer, hasta la desesperación que hay entre el hambriento personaje de «El vaso de leche» en el cuento del Manuel Rojas.

Hace pocos días leí un artículo titulado «Los platos más famosos de la literatura». El artículo -que transcribo completo en este post, referenciando a su autora y fuente- me hicieron recordar el cuento de Isak Dinesen. No hay nada tan básico y natural para el ser humano y para los personajes literarios como la comida. Y aunque pareciera ser que los personajes no necesitan alimentarse, los escritores no están tan de acuerdo porque van delineando su carácter no sólo en sus diálogos y actos: también con aquello que comen.

 

Los Platos más famosos de la Literatura

 

«Desde un banquete de El Gran Gatsby hasta la miseria y hambre que pasaba el pobre Oliver Twist. Las comidas de cincuenta novelas de todos los tiempos son recreadas con mucho cuidado en un libro recién publicado.

Dinah Fried, autora del libro
Dinah Fried, diseñadora, creadora de la idea y autora del libro «Platos Ficticios»

“Tengo un gran apetito por los buenos libros y por la buena comida”, dice Dinah Fried. La diseñadora, que vive en Nueva York, encontró una forma muy creativa de combinar esas aficiones. “Usualmente me acuerdo de lo que comen los personajes en los libros”. A partir de eso se le ocurrió recrear esos platos tal como se los imaginaba mientras leía. Cocinó, diseñó y fotografió cinco y cuando les mostró el resultado a sus amigos y puso las imágenes en internet causó tanto entusiasmo que no pudo parar. “Rápidamente me vi bombardeada con solicitudes y sugerencias de familiares, amigos e incluso desconocidos”. El resultado es Fictitius Dishes o Platos Ficticios, libro en el que muestra su visión de 50 comidas de novelas y que desde que fue publicado hace pocos días no ha parado de circular en los medios.»

Fuente:  Artículo publicado originalmente por Fabiola Torres, en La Tercera, sección tendencias.

 

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Fanfiction: ¿tendencia literaria?

«En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras (…). Crea, así, diversos  porvenires, diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan.»

J.L. Borges,  «El jardín de los senderos que se bifurcan».

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué significa Fanfiction? Este término, traducido al español, significa algo así como ‘ficción escrita por fans’. Y esta ficción replanteada por los admiradores de una obra,  les permite basarse en los textos literarios como referentes para tomar  el rol del escritor y elabora su propia trama de la historia. El área de inspiración para estos escritores-lectores es bastante amplia: novelas de todo tipo (las de la Jane Austen, junto con las sagas de Harry Potter y Crepúsculo arrasan en la red), historietas, animé, mangas, películas, juegos… si tomamos solamente el caso de los fanfiction (o fanfics) derivados de la literatura podremos descubrir que estos nuevos textos surgen desde libros validados por los adolescentes.

Gracias a esto aparece un universo ajeno a la escolarización, pero adquirido por los jóvenes desde la informalidad. Estas historias recreadas los representan y por eso se las apropian. Y si a ello agregamos las nuevas formas de lectura que se generan a través de internet, podemos ir entendiendo ese amplio panorama en donde las delimitaciones entre escritor y lector son cada vez más difusas.

Jóvenes: leyendo y escribiendo en otros márgenes

Durante las 21as Jornadas para Docentes y Mediadores en Lectura de la Feria del Libro Infantil y Juvenil (Buenos Aires 2011) el pedagogo catalán Daniel Cassany dio una charla titulada Literatura juvenil electrónica: remix, fanfic, posts y blogs’. En ésta señaló que escribir mensajes de texto, blogs y en foros de Internet delimita la capacidad de procesar textos escritos y leídos de forma correcta y eficiente pero, al mismo tiempo, que los adolescentes están leyendo y escribiendo más que nunca, pese a que lo hacen en ámbitos no autorizados, evaluados o convalidados por los canales educativos oficiales.

Claro ejemplo de cómo los fanfic pueden impactar en el mercado literario
«Master of the Universe» es un claro ejemplo de cómo los fanfic pueden impactar en el mercado literario

Cassany señala que  la red propicia tanto la lectura como la escritura y los adolescentes se aprovechan plenamente de esto; sin embargo, esta actividad netamente literaria no se refleja en los resultados medibles dentro de las materias afines del colegio, como lo es el área de Lenguaje. Según este autor, el problema puede ser de las instituciones educativas, al no adaptarse correctamente a esta nueva realidad. Y aquí va contra la idea estereotipada —y al revés— de que las redes sociales están dispersando la capacidad de concentración y desarrollo lingüístico de los jóvenes.

En esta línea, puedo dar como ejemplo la novela erótica ’50 sombras de Grey’, la cual empezó como un fanfiction de Crepúsculo titulado ‘Master of the Universe’ en donde, lógicamente, los protagonistas originales eran Bella y Edward. Dado la gran popularidad que adquirió este fanfic en la red, es que terminó convirtiéndose en el popular Best Seller conocido a nivel mundial.Por otra parte, como ya es sabido, internet no filtra contenidos, por lo que, en algunos casos, los jóvenes estarían expuestos a leer contenidos no aptos para ellos.

 Fanfiction versión chilena

Pero este no es el primer caso en donde un escritor de fanfiction logra convertirse en un éxito editorial: Francisca Solar, escritora chilena, publicó – a los 21 años y mientras estudiaba Periodismo –  en Fanfiction.net su versión del sexto tomo de la saga de Harry Potter, ‘El ocaso de los altos elfos’, dos años antes de la aparición del sexto tomo original escrito por J. K. Rowling. El éxito de esta versión conllevó su traducción al inglés e italiano, con más de un millón de lectores a nivel mundial, y se ha reconocido en cátedras y tesis académicas como uno de los ejemplos más exitosos de este fenómeno de escritura online en el mundo. Esto llamó la atención de la editorial Random House Mondadori quien le ofreció un contrato editorial para escribir una saga encabezada por “La Séptima M”. Con esto, el despliegue del desarrollo editorial de la autora. En palabras de Francisca: “Todas las cosas que sé sobre literatura, sobre escribir, las aprendí en el mundo del fanfiction. Se lo debo todo”.

Las sagas literarias y el Fanfic

Aunque no todos los fanfiction derivan de la literatura, sí es interesante destacar algunos nexos entre ellos y las sagas literarias:

  • los lectores de sagas escriben y leen más fanfiction.
  • las sagas son transficcionales e integradoras de distintos lenguajes (exponentes de las nuevas prácticas culturales: tendencias en lectura y escritura en medios electrónicos).
  • tanto las sagas como los fanfiction podrían considerarse ‘nuevas’ formas de lectura y escritura con gran potencial para la promoción de la educación literaria.

Al respecto, algunos puntos interesantes a considerar son:

  1. cómo desde un tronco inicial se desarrollan múltiples narraciones sobre la base común de un espacio, tiempo y/o repertorio de personajes.
  2. El papel estratégico que juega el lector/receptor: él es quien elige saga de culto y la imita en formatos y lenguajes distintos.
  3. Las sagas y los fanfiction son ejemplos de la dinámica entre fragmentos e integración entre conjuntos textuales mayores: el límite entre escritor – recreador – lector podría formar, entonces, una nueva categoría: los ‘escrilectores’.
  4. Además, y con una mediación responsable y adecuada, las sagas y los fanfiction pueden establecer puentes entre jóvenes y libros clásicos.

Como reza un antiguo refrán anónimo: ‘Dicen que el buen lector, es aquel, que al terminar un libro es capaz de escribir una página más’.

El fanfic "The Deal" destaca por su potente visión del mito de Batman
El fanfic «The Deal» destaca por su potente visión del mito de Batman

Con todo lo expresado, podría parecer que los fanficion son una especie de ‘panacea’ del fomento lector… pero no es así ya que esta modalidad también tiene sus riesgos: sumado al hecho del poco filtro que tienen los jóvenes en cuanto a la obtención de información mediante la red, otro riesgo que esta práctica podría desencadenar es que, sin educación literaria y una mediación adecuada, se podrían generar monomanías por parte de los jóvenes. Quienes trabajamos como mediadores entre la lectura y los adolescentes, podemos hacer una reflexión sobre esta nueva ‘modalidad literaria’ para comprender mejor los intereses lectores de los jóvenes y ver la posibilidad de generar nuevos vínculos asociados a la lectura.

Cabe señalar que, aunque el tema de la reescritura no es una novedad, sí lo es la conexión que se hace, a través de la red, con lectores – escritores de todo el mundo lo que conlleva a generar casi infinitas posibilidades de nuevas historias en donde la retroalimentación viene de esta dualidad de ‘lecto-escritores’. Por ejemplo  la novela erótica ’50 sombras de Grey’, la cual empezó como un fanfiction de Crepúsculo titulado ‘Master of the Universe’ en donde, lógicamente, los protagonistas originales eran Bella y Edward. Dado la gran popularidad que adquirió este fanfic en la red, es que terminó convirtiéndose en el popular Best Seller conocido a nivel mundial.

 

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¿La lectura juvenil es una pasarela para la educación literaria?

Imagen extraída del blog El bibliófilo enmascarado
Imagen extraída del blog El bibliófilo enmascarado

He leído en ocasiones que la lectura de relatos destinados a los adolescentes puede ser o es una buena pasarela para formar lectores de literatura. Es decir, para conseguir una educación literaria.

Los artículos que he leído sobre el tema (no he hecho una búsqueda intensiva) se basan sobre todo en apreciaciones, en vivencias personales, en investigaciones cualitativas muy pegadas a los sujetos investigados o con un corpus reducido.

Curiosamente, la mayoría de estas afirmaciones surgen de la experiencia personal, es decir, son docentes entusiastas, preparados, en continua formación y con buenas cualidades para la interacción con sus estudiantes… En otras palabras, estoy convencida de que son profesionales a quienes les irá bien utilicen el texto que utilicen, porque su trabajo estará arropado por la reflexión, por el diseño de secuencias didácticas complejas y en las que no faltará la evaluación. Y no nos referimos a la evaluación del alumno, que siempre está presente, hablamos de evaluar la actuación del profesor, de los materiales, de los tiempos o de los resultados. Una evaluación necesaria porque que les ayudará a perfeccionar y a mejorar el trabajo que realizan.

De hecho, cuando estos docentes afirman que la lectura es un puente para la educación literaria, si analizamos lo que hay detrás de esta afirmación, sentimos la necesidad de ajustar a la realidad la afirmación que realizan. Tal vez, sería más preciso decir que en las secuencias de trabajo que yo programo, desarrollo y evalúo, en algunos sujetos, la lectura juvenil puede ser una pasarela para conseguir una educación literaria.

Porque puestos a hablar de vivencias, compartir creencias o apreciaciones también podríamos afirmar lo contrario, es decir, que la lectura juvenil no puede ser una pasarela a la lectura literaria porque en muchos casos mezclamos conceptos diferentes. Como mucho, comparten papel y letras [vid. «Las lecturas deslocalizadas de la escuela«].  Y eso sin detrimento de una ni de la otra… Simplemente son escrituras y propuestas discursivas diferentes.

También podríamos traer aquí otros ejemplos:

Según las listas de ventas y diferentes estudios de mercado los habitantes de los EUA son grandes lectores de libros de autoayuda pero, desgraciadamente, no ha sido un puente ni una vía para llegar a leer a Cioran o Espinoza o a Ramon Llull.

Pero no me confundan. ¿Quiero decir que la lectura juvenil no es buena?

En absoluto, miren algunos de los post de este mismo blog y verán que afirmo lo contrario. De hecho, cada vez hay más mejores relatos y mundos de ficción [vid. categoría Recomendación lectura].

¿Quiero decir que la lectura juvenil no tiene que entrar en el aula o en la escuela? En absoluto, miren las propuestas que aparecen en La lectura al Centre o en Del oral, audiovisual y digital a la lectura (y la escritura) en secundaria.

¿Quiero decir que no tiene sentido leer estos relatos? En absoluto, la casa, el metro, el autobús, las redes sociales, los clubs de lectura físicos o virtuales, los blogs, los foros, la biblioteca pública o la escolar son espacios en los que ya se habla, se lee, se comparten estos espacios y ayudan a la socialización, a escribir, a compartir, a madurar intelectualmente… Miren si no el tiempo y las publicaciones que he dedicado a unos relatos que me apasionan y que considero valiosos e imprescindibles.

Pero es que no estoy hablando de eso, estoy hablando de educación literaria. De esto: de secuencias didácticas que trabajan el retrato moral del Cid, las églogas de Garcilaso de la Vega o los jaikus.

 

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De esto: de una lectura guiada de Luces de bohemia en Twitter y enTuenti.

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De esto: de la lectura de un clásico como El Quijote

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Y para finalizar, hay una pregunta para la que no tengo respuesta: ¿por qué en vez de «perder el tiempo» en buscar pasarelas no dedicamos más esfuerzo a ver cómo podemos trabajar  la tradición literaria, las obras clásicas o los textos fundacionales de nuestras culturas?

 


Artículo publicado originalmente por Gemma Lluch en su sitio web homónimo en septiembre de este año

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Lectores adoptan actitudes de los personajes que protagonizan su lectura

Lectores desarrollan un gesto empático, sin darse cuenta, de los personajes ficticios que protagonizan su lectura
Los lectores desarrollan un gesto empático, sin darse cuenta, de los personajes ficticios que protagonizan su lectura

La literatura es sin duda uno de los mecanismos de sobrevivencia más empáticos desarrollados por nuestra cultura y nuestra psique, una construcción que se remite a los orígenes mismos de nuestra civilización y nuestra evolución como especie. Recientemente Geoff Kaufman, investigador pos doctoral en el Dartmouth College de New Hampshire, y Lisa Libby, profesora asistente de psicología en la Universidad Estatal de Ohio, llevaron a cabo un estudio en el que encontraron que quienes leen, en un gesto empático sumamente elocuente, adoptan sin darse cuenta del todo las actitudes, pensamientos y creencias de los personajes ficticios que protagonizan su lectura, publicó la revista Medical Daily.

Kaufman y Libby realizaron seis pruebas distintas con 500 voluntarios, llegando a la conclusión de que las historias contadas en primera persona pueden transformar temporalmente la manera en que el lector se ve a sí mismo, al mundo y otros grupos sociales. En uno de los experimentos, por ejemplo, las personas que se identificaron fuertemente con un personaje ficticio que vence varias adversidades para votar, se mostraron mucho más inclinadas a votar también ellas varios días después en una elección real, esto en comparación con otros voluntarios que leyeron una historia diferente.

En cuanto a los factores que se encuentran de fondo en este fenómeno, denominado “toma de experiencia”, parece ser que uno de los más importantes es que aquellos rasgos de personalidad que el lector pudiera encontrar similares entre sí mismo y la ficción, deben aparecer pronto en la historia, de acuerdo con la publicación.

Así, en otro experimento con un grupo de 70 hombres heterosexuales que leyeron la historia de un estudiante homosexual, la aceptación de este comportamiento fue significativamente distinta según la inclinación sexual del protagonista se revelara más temprano o más tarde en la secuencia narrativa. En este caso en particular, los participantes que solo pasadas varias páginas supieron que el personaje era gay, mostraron después actitudes menos favorables hacia la homosexualidad, en contraste con aquellos que lo supieron desde un inicio. Curiosamente este mismo fenómeno se repitió con un personaje ficticio de tez negra.

Otras circunstancias como el ambiente, la constante referencia a uno mismo (que se probó poniendo a leer a los voluntarios frente a un espejo), también influyen en la generación de este tipo especial de empatía.

“Entre más recordatorios recibes de tu propia identidad personal, es menos probable que estés dispuesto a tomar la identidad de un personaje”, explica Kaufmann. “Tienes que ser capaz de llevarte a ti mismo fuera de la fotografía y perderte realmente en el libro para tener esta experiencia auténtica de tomar la identidad de un personaje”.

Por su parte Libby aclara que la “toma de experiencia” es sumamente inmersiva, pues el lector “reemplaza su yo con otro”, en un proceso natural aunque inconsciente que pocos advierten ―lo cual lo hace todavía más intenso y vívido.

Finalmente, uno de los beneficios de este efecto de la lectura sobre una persona es que, a decir de Libby, los horizontes se amplían, llevando a los lectores a relacionarse ―ya desde su pensamiento― con grupos sociales con los que de otra manera nunca entrarían en contacto.

 

Fuente: Sin Embargo, periódico digital mexicano

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¿Por qué fracasan las campañas de lectura?

¿Se acuerdan de esta fallida campaña del Gobierno del año 2009?
¿Se acuerdan de esta fallida campaña del Gobierno del año 2009, en Chile?

Las campañas mediáticas de lectura parece que hacen mucho, pero en realidad lo que tienen es mucha resonancia (al utilizar la radio y la televisión), y muy pocos efectos prácticos si consideramos la enorme cantidad de recursos económicos que destinan y que, generalmente, derrochan.
Los círculos de lectura, en cambio, parece que hacen poco, pero hacen mucho (y son más efectivos para formar lectores), si tomamos en cuenta que sólo necesitan de la pasión por la lectura y de la voluntad para compartir la feliz experiencia de leer.

Las campañas mediáticas de lectura son como las llamadas a misa. Los círculos de lectura, en cambio, son como las ondas concéntricas en un lago: van ampliándose hasta mover y conmover todo a su alrededor: el centro y las orillas, el medio y las periferias.
Un lector (como unidad) siempre parecerá insignificante, pero un lector entusiasta (uno solo de ellos) tiene el poder de engendrar más lectores, algo que las campañas y los programas de saliva (de discursos, de labia, de rollo) no consiguen jamás.
Las campañas mediáticas de lectura parten de un error fundamental: suponer que quienes escuchan los spots por la radio y quienes escuchan y ven los spots por la televisión, apagarán de inmediato sus aparatos y se pondrán a leer un libro. Nadie hace tal cosa.
Para quienes no tienen la costumbre de leer libros y están viendo la tele o escuchando la radio, el mensaje que envía el spot les entra por una oreja y les sale por la otra. Y los que sí leen libros, y están viendo la tele o escuchando la radio en ese preciso momento en que aparece el spot, no apagan el televisor ni desconectan el radio.
¿Por qué? Porque lo que quieren, en ese momento, es ver televisión o escuchar radio y no leer libros,  sea porque ya los leyeron o porque los leerán después —cuando se les antoje—, sin que les importe en absoluto que la tele y la radio les recuerden —a través de un spot generalmente hipócrita—que “leer es divertido”. Las campañas mediáticas de lectura fundan su razón de ser en la falsa convicción de que los mensajes, repetidos una y otra vez (la hipertrofia por acumulación insistente) sensibilizan a la gente y modifican sus hábitos.
Sin embargo, está probado que un mensaje repetido miles de veces (la reiteración como estrategia) lo que ocasiona es lo contrario de lo que se propone. Produce hartazgo o indiferencia. Los spots de los partidos políticos en tiempos de elecciones constituyen la mejor prueba de esto. Los ciudadanos acaban irritados de tanta demagogia reiterativa, e indignados por tanto recursos dilapidado, literalmente echado a la basura (en medio de tantas carencias y necesidades insatisfechas de una sociedad empobrecida).

Otro ejemplo es que los spots contra la corrupción no han logrado reducirla ni mucho ni poco. Y, en cuanto a los spots de la Cámara de Diputados, el Senado y la Suprema Corte de Justicia, otra vez es dinero tirado a la basura [el autor hace alusión a la realidad de su país, México]. La mayoría de la población continúa con una opinión adversa sobre estas instituciones a las que conoce muy bien por sus actos, aunque quieran adecentarse con mensajes edificantes y demagógicos.

Los clubes o círculos de lectura
Los clubes o círculos de lectura han funcionado desde siempre y se mantienen en plena era de redes sociales

Hacen falta empresarios creadores de empresarios”, abogaba Gabriel Zaid, en 1995, en su libro homónimo. En el caso de la lectura no necesitamos más burocracias ni más spots ni más campañas masivas. Lo que hacen falta son lectores que contagien lectores: pequeñas comunidades, círculos de lectura, cofradías de lectores, personas afines que compartan y propaguen su felicidad, y fomenten en la práctica el placer de leer.
Las campañas mediáticas de lectura y las burocracias encargadas de los programas del fomento y la promoción del libro fundan su razón de ser en las estadísticas. Sus mediciones se plantean como metas, y las metas están sustentadas en recursos económicos que deben justificarse según su “impacto social”. Es por ello que se refieren no únicamente ya al número de beneficiarios (directos e indirectos), sino también (¡qué osadía!), al ¡número de lectores conseguidos! y a los ¡millones de horas de lectura acumuladas!

¡Qué gran desconocimiento del placer de la lectura! A fin de cuentas, todo se reduce a la estadística engañosa por delante, bajo el precepto tecnocrático-economicista de que “todo se puede medir y que lo que no se puede medir no existe”. Desde que llegó la tecnocracia al poder, ésta sostiene que incluso la felicidad puede medirse: el grado de bienestar y el nivel de conformidad se confunden con la felicidad, del mismo modo que el sistema educativo confunde escolarización y diplomas con educación y con saber.
Las campañas mediáticas de lectura y las burocracias tienen la peregrina certeza de que los lectores se fabrican, y que una fábrica de lectores (en serie) depende sobre todo de un combustible: el choro. Las campañas mediáticas de lectura confunden absolutamente las cosas. No es la cantidad de libros lo que hace a los lectores, sino los libros que se leen y la forma de asimilarlos y comprenderlos para integrarlos a la existencia cotidiana. Leer libros a destajo, y a la velocidad del rayo, no garantiza a nadie la felicidad lectora.

Imagen que acompaña la campaña de librería Gandhi
Imagen que acompaña la campaña de librería Gandhi

Las burocracias culturales están obsesionadas por las cifras, por los estándares, por los indicadores y los censos. Podemos entender por qué. Están convencidas que el dinero invertido debe producir algo contable. (Lo que no puede medirse, no existe.) Con esta lógica, si las becas producen artistas y escritores (que pueden contarse según las becas otorgadas) y las funciones artísticas y las actividades culturales producen “públicos” (es decir, concurrentes a esas funciones y actividades), los programas de lectura tienen que producir “lectores” (es decir, número de lectores) y horas de lectura (¡millones de horas de lectura!). Las becas también producen libros escritos y publicados, aunque los becarios (si realmente son escritores) de todos modos iban a producir los libros que las burocracias enlistan y cuentan, lo mismo si son excelentes, buenos, malos, mediocres o pésimos (ya que extraordinarios casi nunca son). Pero la inversión cultural en lectura no produce lectores en número, sino que sensibiliza y ayuda a que esos lectores surjan más fácilmente sin que puedan contarse con exactitud y, a veces, ni siquiera estimarse con aproximación.

¿Alguien sabe cómo se gradúa un lector? ¿Se ha graduado porque ya leyó el Quijote? ¿Se ha graduado porque leyó más de 25 libros en un año? ¿Y qué con los que leyeron no el Quijote sino Harry Potter? ¿Y qué con los que leyeron sólo cinco o seis libros? ¿Y qué pasa con los que apenas leyeron uno o dos (entre los cuales no estaba el Quijote), pero que, para ellos, resultaron inolvidables?

Sí, son preguntas con ganas de molestar. Y como tales las formulo, porque quien se moleste con ellas, no ha entendido, sin duda, de qué va la lectura. ¿Números? Hablemos de números. ¿Estadísticas? Hablemos de estadísticas. ¿Lectura? Hablemos de lectura. Si un profesor consigue que el 10% de sus alumnos (cuatro o cinco de ellos) se vuelvan lectores autónomos, habrá hecho mucho más que el profesor que encarga resúmenes de lectura a todo el grupo tan sólo por cubrir el programa y para quitarse de problemas. Cuatro o cinco alumnos lectores se convierten en agentes contagiosos de su pasión, que llevan lo mismo a su casa que al círculo de amigos. La lectura funciona con pequeñas células que transmiten su pasión y van haciendo ondas concéntricas en el lago de su entorno. Esto es lo que no han entendido ni las burocracias ni las campañas mediáticas de lectura.

El placer de leer no se puede medir, señala el autor
El placer de leer no se puede medir, señala el autor

El placer de leer no puede ser controlado, ni mandado, ni racionado. Medir la lectura es como querer medir el amor. (¿Cómo se mide el amor? ¿Por celos? ¿Por orgasmos?) La lectura no se mide por la cantidad de libros. Pero, por lo demás, ¿quién diablos necesita medir la lectura? No, por cierto, los lectores que, cuando lo son, son desmedidos. La medición de la lectura es asunto de las burocracias: para justificar el “gasto” cultural y los altos salarios de los altos funcionarios que, según esto, tienen derecho a esos altos salarios porque producen altos beneficios contables. Qué fácilmente quieren tomarnos el pelo.
Escribir es muy fácil, dijo alguna vez Augusto Monterroso: «lo único que se necesita es lápiz y papel«. Leer es todavía más fácil: lo único que se necesita es leer. (¿Cómo se aprende a nadar? Nadando.) Lo endemoniadamente difícil no es escribir, sino escribir bien. Lo endemoniadamente difícil no es leer, sino leer bien. Lo indudable es que ni escribir ni leer son prácticas complicadas cuando se está alfabetizado. Los que complican estas prácticas son las escuelas y las burocracias. Vigotsky comprobó que todos los niños saben contar historias y desean contar la suya. Lo malo es que la escuela les frustra su deseo: para un niño, no hay nada peor, decía Vigotsky, que un cuaderno lleno de taches rojos sobre su historia, es decir sobre su vida. (…)Todos tendríamos que saber que, en realidad, fuera de lo utilitario, no hay ninguna razón para leer que nuestras propias razones. Y cada quien tiene razones distintas. Kafka tenía la suya cuando dijo: “Un libro ha de ser un hacha para romper el mar helado dentro de nosotros”.Es sin duda una buena razón que, en la escuela o en la casa, casi nunca nos dan para leer. A causa de que las burocracias no saben esto último, es que fracasan los programas y las campañas de lectura, que persiguen únicamente estadísticas.

Y en este fracaso han conseguido todo lo contrario de lo que presuntamente se proponían. Existe hoy una enorme cantidad de personas vacunadas para siempre contra la lectura. ¡Les hicieron sufrir el placer! O le vendieron el mal cuento de que los lectores se miden por la cantidad de libros y de horas que han leído. ¡Vaya cuento! ¡Vaya desilusión!

 


Artículo publicado originalmente por el poeta y ensayista Juan Domingo Argüelles en el suplemento mexicano  Campus Milemio

 

 

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ERA y la Lectura Digital

Lectura electrónica (infografía de Paulina Padilla)
Infografía de lectura digital, por Paulina Padilla

El año 2009 nos vimos un poco decepcionados al enterarnos de los resultados de la aplicación de  la prueba ERA (Electronic Reading Assessment o Evaluación de la Lectura de Textos Electrónicos) ya que para Chile las noticias no fueron buenas:  fue el país con el penúltimo resultado, obteniendo un puntaje de 435. El promedio internacional entre los 19 países que rindieron la evaluación fue de 499, siendo el puntaje más alto para Corea del Sur con 568 puntos, y el más bajo  para Colombia con 368. Este año nuevamente estaremos atentos a los análisis, ya que en diciembre sabremos  resultados de la versión PISA que se aplicó el año 2012, en la que se incluyó un nuevo aspecto relativo a la  resolución de problemas. De igual modo, el 2015 el panorama volverá a cambiar cuando se integre una nueva variable que medirá las habilidades del trabajo colaborativo. De esa forma, cada vez la prueba PISA suma un nuevo factor buscando no solo actualizar, sino que también emular el entorno cambiante y complejo al que se ven sometidos los estudiantes. Recordemos que esta prueba se aplica cada tres años a los países miembros de la OCDE, y evalúa a estudiantes de 15 años en cuanto a sus capacidades en lectura, ciencias, y matemáticas. Sin embargo, en esta oportunidad me interesa ver en detalle los aspectos relativos a lectura digital. 

¿De qué se trató esta prueba?

Los alumnos tenían que responder  preguntas sobre hipertextos (como sitios web, blogs, etc.)  que  requerían el desplazamiento por la pantalla, incluyendo gráficos, animaciones y enlaces. Para responder correctamente debían emplear sus habilidades de comprensión, pero también las de navegación para localizar la información relevante. Naturalmente la prueba requería ser contestada desde un computador.

Desde el año 2012 hay un proyecto liderado por Fundación Chile respecto a lectura Digital
Los tables, e-readers, smartohones y las aplicaciones son algunas de las herramientas de las cuales leemos en formato digital

¿Cómo se evaluó esta prueba?

La evaluación PISA de la lectura digital consideró una serie de cuestiones importantes que surgen de las diferencias entre el texto impreso y el digital. En primer lugar, cabe plantearse si la lectura digital y la impresa se pueden medir bajo la misma vara. El marco de la lectura de PISA 2009 señala que, si bien muchas de las habilidades que se requieren tanto para la lectura digital como para la impresa son similares, las demandas de la lectura digital exigen que el lector añada a su repertorio nuevas estrategias.

La recopilación de información en Internet requiere una lectura rápida a través de  grandes cantidades de material y la evaluación inmediata de su credibilidad, es decir, requiere un pensamiento crítico.

Todos los textos ERA son hipertextos. Sus características se especifican según distintas categorías, entre ellas el medio (el autor, el mensaje); el formato; también se analizan los instrumentos y características de la navegación que han realizado los alumnos para contestar a las pruebas electrónicas (aspecto del proceso lector que el formato electrónico permite observar mucho mejor que el impreso)

 

La navegación en la evaluación de la lectura:

En los textos electrónicos la navegación es una parte importante del proceso cognitivo de la comprensión lectora digital. El lector tiene que decidir sobre las relaciones entre los textos y la información que se ha de seleccionar, además de decidir qué es lo relevante para la tarea en cuestión. El lector construye su texto a través de la navegación. Este proceso se puede observar indirectamente a través de las rutas que recorren los alumnos en su navegación a lo largo y ancho de los diferentes sitios web, algo que no es posible hacer en el formato impreso.  De acuerdo al informe del Ministerio de Educación de España de la Prueba PISA-ERA 2009, se podría concluir lo siguiente en materia de lectura digital:

Los nativos digitales tienen ventajas en cuanto a la lectura de medios en línea
Los nativos digitales tienen ventajas en cuanto a la lectura de medios en línea
  • «Una buena comprensión lectora de textos electrónicos requiere una navegación efectiva, es decir, elaborar rutas a través de las páginas con información relevante para la tarea que se demanda.
  • Cuando no se requiere navegación, los buenos lectores tienden a no distraerse con páginas irrelevantes.
  • Cuando es necesario comparar información de distintas páginas y la navegación se torna más compleja, los buenos lectores suelen hacer varias visitas a la misma página, e ignoran las páginas irrelevantes.
  • Los mejores lectores saben controlar el tiempo disponible.
  • La exploración mínima de páginas, antes de decidir si la información contenida es o no relevante, suele corresponderse con una lectura ineficaz.
  • Los buenos lectores empiezan la tarea con una ruta de navegación eficaz.
  • Aunque las tareas aquí presentadas tienen muy limitado el campo de navegación, a muchos alumnos les resulta muy difícil seguir una ruta útil y “se pierden” en la información de que disponen. Este resultado implica que, al contrario de lo que muchas veces se asume, muchos “nativos digitales” no
  • saben manejarse con soltura en el entorno digital, y es una necesidad que se debería ayudar a adquirir en el medio escolar.
  • Antes de embarcarse en una ruta concreta, los alumnos deben saber por que están leyendo lo que leen, y qué es lo que están buscando; deben entender que a veces es necesario consultar más de una vez la misma página; necesitan, pues, discriminar y ejercer un pensamiento crítico.
  • La navegación es un aspecto fundamental y específico de la comprensión de textos electrónicos. Una buena comprensión de este tipo precisa elaborar rutas a través de las páginas con información relevante para la tarea que se pide. Antes de decidir si la información contenida es o no relevante, una exploración muy reducida de páginas suele corresponderse con una lectura ineficaz. Por el contrario, los mejores lectores saben controlar el tiempo disponible, empiezan la tarea con una ruta de navegación eficaz y tienden a no distraerse con páginas irrelevantes.
  • Aunque las pruebas del estudio tienen muy limitado el campo de navegación, a muchos alumnos les resulta muy difícil seguir una ruta útil y “se pierden” en la información de que disponen. Este resultado implica que, al contrario de lo que muchas veces se asume, muchos “nativos digitales” no saben manejarse con soltura en el entorno digital, y es una necesidad que debería atenderse también en el medio escolar. Antes de embarcarse en una ruta concreta, los alumnos deben saber por qué están leyendo lo que leen, y qué es lo que están buscando; deben entender que a veces es necesario consultar más de una vez la misma página; necesitan, pues, discriminar y ejercer un pensamiento crítico».

Volviendo a nuestro país, Chile, estuve buscando información de informes respecto a PISA-ERA 2009 y no encontré muchos análisis. La Fundación Chile está realizando un estudio titulado «La educación digital como herramienta de progreso: libros electrónicos. Plan piloto» en el cual se trabaja en las salas de clases con tablets, e-readers y otras herramientas tecnológicas. Quedo a la espera de sus resultados para saber de qué manera influyó en los estudiantes y docentes.


Resolución de problemas se define como: Capacidad que tiene una persona para comprometerse en procesos cognitivos que la llevan a comprender y resolver situaciones problemáticas para las que el método de solución no resulta obvio de modo inmediato.  Incluye la  voluntad de la persona involucrarse con estas situaciones hasta conseguir el desarrollo del propio potencial, como un ciudadano reflexivo y constructivo. Fuente: MINEDUC: PISA Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes, 2013.

Habilidades de trabajo colaborativo se define como: Capacidad que tiene una persona para participar de manera efectiva en un proceso por el cual dos o más individuos tratan de resolver un problema, compartiendo el conocimiento, habilidades y el esfuerzo necesarios para llegar a una solución. Fuente: Ibid.

 

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23 de abril: Día internacional del libro. ¿Y del derecho de autor?

¿Què sentirà un escritor al enfrentarse a una pàgina en blanco?
¿Qué sentirá un escritor al enfrentarse a una página en blanco?

Todos tenemos medianamente claro por qué se celebra el día del libro y qué implica esta festividad internacional. Y para quienes no lo tiene tan claro  o quieren un recordatorio, hay varios artículos -e incluso sitios web-  que se dedican a refrescarnos la memoria. Por eso, decidí que no ahondaré en un tema que otros ya han planteado con más  maestría de la que yo podría ofrecerles. A cambio, me dedicaré a hablar de los derechos de autor: tema que considero «el hermano menor» de esta celebración.

Derechos de Autor en Chile

En Chile el derecho de autor involucra un aspecto patrimonial y uno moral. En la primera clasificación, se vela por el derecho a obtener beneficios del trabajo intelectual de una persona, ya sea en forma directa a través del propio autor, o de sus beneficiarios. El aspecto moral guarda relación con los derechos que tiene un creador intelectual a declararse públicamente como el «padre» de un determinado producto intelectual. Y bajo ese prisma tiene derecho a cambiar su obra, retractarse , actualizarla, etc.

Tenemos varias instituciones que velan por el derecho de autor. La SADEL (Sociedad de Derechos Literarios) se dedica en exclusiva a trabajar con los autores de obras literarias. Su trabajo se complementa con  la  SCD , una suerte de organismo-primo cuyo foco está en los derechos de creadores musicales y en la protección de la música en general. Evidentemente tenemos todo un marco jurídico y leyes que respaldan esta labor, la cual no sólo involucra el derecho de autor, sino que otro concepto estrechamente relacionado: la Propiedad Intelectual. La DIBAM  tiene un departamento dedicado a trabajar con la ley de propiedad intelectual, los derechos de autor y los derechos conexos (aquellos que le competen a artistas intérpretes y ejecutantes, productores fotógraficos).

Creative Commons (CC) nos dan licencias para usar material respetando los derechos de autor
Creative Commons (CC) nos da licencia para usar material respetando los derechos de autor

Como podrán observar, hasta acá el panorama considera varios conceptos y una serie de organismos públicos y privados. Pero todo termina allí, ya que los contenidos digitales han generado un nuevo campo de acción que se ocupa de analizar los límites al derecho de autor que plantea internet, las redes sociales y toda suerte de plataformas digitales de contenidos. En esa línea de trabajo existe, en Chile, una ONG derechos digitales dedicada en exclusiva al tema, y también hay unaprotección llamada Creative Commons (se podría traducir como «Bienes Comunes Creativos») que faculta el uso de material, documentos, fotografías, ilustraciones, etc. en forma libre, siempre y cuando se sigan una serie de instrumentos jurídicos en base a licencias que ofrecen al autor una forma simple y estandarizada de compartir y usar su trabajo creativo bajo las términos y condiciones de su elección. Si le interesa este tema, le recomiendo esta «Linkografía» que recopila una amplia gama de antecedentes respecto al derecho de autor.

Sin embargo, y a pesar de toda la información y de todas las instituciones dedicadas a promover el derecho de autor, a lo largo de mi ejercicio como bibliotecaria, me ha tocado enfrentar preguntas que denotan que aún seguimos siendo una sociedad desinformada, y mucho. Lo curioso -y peligroso- del asunto, es que este vacío se suple con algunos juicios errados, como por ejemplo:

  • En Chile los libros son caros porque los escritores cobran mucho
  • Hoy en día cualquiera puede publicar su obra, sólo basta con «subirla» a un sitio en internet
  • Para respetar los derechos de autor, sólo basta con mencionar la fuente y ya se pueden usar imágenes, ilustraciones, fotografías y un largo etcétera.

Debemos recordar que sin autores, no habría libros que leer -ni que celebrar-. Por ello, me pregunto porque hay tantas actividades que celebren al libro y tan pocas que se dediquen a ensalzar el derecho de quienes se dedicaron a escribir y crear una obra. Claramente atisbo algunas respuestas: los derechos de autor son una materia más árida, más «fome» si se quiere. Y no reviste tanto colorido ni entretención como celebrar al libro. Por otro lado, el libro es un objeto social reconocido por todos, mientras que los derechos de autor son un intangible más difícil de transmitir.

Es por eso que he querido dar una vuelta de tuerca, y pensar en el proceso previo al hacer valer los derechos de autor: el proceso de escribir y llevar a cabo una empresa literaria que decante en algo que todos apreciamos: el Señor Libro.

 

«El oficio de escritor es un oficio miserable»

 

«El oficio de escritor es un oficio miserable, practicado por gente que está convencida que es un oficio magnífico». La frase fue acuñada por Roberto Bolaño en una entrevista que le hizo el año 2009 Cristián Warnken en  el entrañable programa «La Belleza de Pensar. Leerla me lleva a reflexionar sobre el acto de escribir como forma de vida y el oficio de escritor. Hay mucha teoría al respecto, abundante bibliografía que permite hacernos una idea de lo que implica desde diversos ángulos. Sin embargo, mi tributo en este post es modesto pero efectivo: ponerme en los zapatos de un escritor por un momento.

Una hoja en blanco es todo un desafío para un escritor
Una hoja en blanco es todo un desafío para un escritor

¿Será un oficio tan miserable como señala Bolaño?, ¿Es un oficio de ególatras y una hoguera de vanidades como cada año se comenta, al momento de entregar premios literarios?. Independiente de los aspectos negativos que un escritor como Bolaño pueda ver -los cuales comparto luego de escuchar sus argumentos en la entrevista- el autor de una obra tiene un mandato que no puede desoír, y debe escribir como si en eso  fuera su vida.  Al menos de esa forma me imagino a un escritor.

Como ven, tengo más supuestos e interrogantes que respuestas. Sin embargo, respecto a los derechos de autor hay algo que tengo por cierto: los autores deben lidiar con un medio en el que los derechos intelectuales, creativos, culturales y artísticos no son los más reconocidos por el mercado industrial. Y a veces , hasta por nosotros mismos: los lectores y consumidores de cultura.

 

¡Larga vida al libro!

¡Larga vida a los escritores y autores!