Con cierta frecuencia se leen en los medios nacionales noticias respecto al nivel de comprensión lectora y los hábitos de lectura de los chilenos. Respecto a los jóvenes, o más puntualmente a los estudiantes secundarios y nivel superior no hay muchos antecedentes, sin embargo, en el último año se ha observado que esta temática ha cobrado creciente interés entre los agentes educativos, culturales y sociales del país. La Educación en Chile está siendo cuestionada desde distintos frentes. Resultados como los del SIMCE en los segundos medios o los resultados de la PSU son antecedentes que aportan cifras, estadísticas e indicadores al análisis. Estos resultados indicarían que los estudiantes de Educación Superior ingresan a las aulas universitarias sin disponer de todas las herramientas que les permitirán enfrentar con éxito sus estudios. En Chile hay informes, documentos e investigaciones que presentan antecedentes en este sentido. A continuación se exponen sucintamente tres de ellos a modo de ejemplo:
Universidad de Chile. La aplicación de la Prueba de Competencias Discursivas de Comprensión y Escritura (2010) señala que El 84% de los examinados tiene un nivel insuficiente de comprensión lectora, es decir, apenas puede comprender e identificar información en textos expositivos y argumentativos.
MIDE UC, en su Examen de Comunicación Escrita (ECE) señala que el 23% de los estudiantes que entraron a la PUC el año 2009 reprobó el examen. Tesis de doctorado en Educación basada en mediciones de la prueba PISA, de la bióloga y Phd Malva Uribe postula que los estudiantes universitarios chilenos tienen deficiencias en la aplicación de conceptos y en seguir procesos.
Consejo Superior de Educación. Una investigación señala que casi la mitad de los estudiantes universitarios no entiende lo que lee. Noticia publicada el año 2007, en especial de Educación de La Tercera. ¿De que forma están enfrentando los docentes esta temática? ¿De que forma coayudan las bibliotecas escolares en este sentido? ¿Están preparadas para fomentar la lectura en los jóvenes? ¿Qué tan actualizadas están sus modalidades de trabajo para considerar todos los elementos multimediales y digitales de información?
La lectura tiene un componente altamente sociabilizador, que facilita el intercambio de opiniones y permite que, desde el tópico inicial que demanda un texto, se argumente y dialogue. Así lo han entendido algunas Universidades extranjeras , las cuales en su mayoría tiene programas que favorecen estas prácticas y usan la lectura para organizar grupos de trabajo con alumnos de primer año, favoreciendo que éstos se conozcan e interactúen a raíz de un tema en particular. Eso potencia no sólo la interacción entre los jóvenes, sino que despierta interés por temáticas de las cuales pueden encontrar abundante información en sus grupos de trabajo, en las bibliotecas y en charlas con escritores especialmente organizadas para tal efecto. El objetivo es concitar la atención del estudiante a temas que no están directamente asociados a sus estudios, pero que a la larga les obliga a plantearse como personas informadas, con opinión sobre diversos temas. Y, como derivado, puede que eso les lleve a encontrar en la lectura un catalizador para sus temas de interés. Obviamente para que ese alumno esté todo lo informado que debe estar, necesariamente tiene que relacionarse con otras fuentes de información como internet, bases de datos, grupos de discusión, y otros. Pero éstas no son excluyentes de la lectura sino todo lo contrario, pues permiten enriquecer y ahondar el aprendizaje. Uno de los puntos interesantes a este respecto es la significancia e identificación de los jóvenes con determinados temas, y la forma como valoran aquellos que sienten como propios o representativos de su realidad. Y ese es justamente una de los puntos interesantes de análisis: los jóvenes son bastante taxativos a la hora de señalar que disfrutaban la lectura, siempre y cuando éste sea de temas de su interés . No sienten motivación por leer una temática que les es ajena. La mayoría señala que si encontrase más libros que se relacionaran con sus gustos, probablemente leerían más. No obstante, dado que entre sus conductas previas no está la búsqueda y lectura de libros, entonces sucede que ese estudiante no accede a los libros de su interés. Luego, no lee. En este sentido, se observó que la ficción (romance, aventuras, viajes, futurismo) son claramente los géneros que lideran las preferencias con un 31,1%, seguida de otra línea de ficción: el terror y misterio con un 18,0%. El tercer tema que acapara las preferencias de estos estudiantes es todo lo relacionado con sus hobbies, como los deportes o los viajes, con un 9,2%.
Gráfico 1: ¿Qué temas tratan, principalmente, los libros que lees por interés personal? (para ver gráfico en detalle haga click en la imagen en miniatura)
Cuando la lectura puede ser casi una tortura: Los jóvenes actualmente están acostumbrados a realizar actividades que se interconectan entre si y que son, generalmente, de rápida resolución: envían mensajes de texto, postean en blogs, suben fotos a flickr y envían mensajes a twitter. Los videojuegos, también contribuyen a que se familiaricen y se sientan cada vez más cómodos en un ambiente donde el intercambio de información es rápido y, a veces, casi instantáneo. En este escenario, en el que un joven en pocos minutos ha pasado de una ventana a otra en su computador, ha enviado un par de SMS, y ha hablado por teléfono mientras juega play station, la lectura les parece una actividad que demanda esfuerzo, que implica pasar horas sentado, concentrado sólo en una sola cosa, lo cual les desalienta. Y si además el libro o la novela de turno no es de su agrado, entonces obviamente la lectura termina siendo una especie de tortura. Como consecuencia, el joven lee por la meta cortoplacista de obtener una buena nota, cosa que tan pronto se cumple le lleva a relegar el libro, hasta la próxima prueba. Un 31,1% de la muestra responde que no le gusta leer, y cuando se les pide profundizar en las razones que hay tras esto, un 30,6% esgrime que leer requiere mucha atención y que ellos no se concentran en la lectura. A este tema se suma el hecho que los jóvenes les gusta estar en permanente movimiento, algunos comentan que son hiperactivos y que la sola idea de estar mucho rato sentados le parece abrumadora. El hipertexto y la multimedia les ha acostumbrado a pasar de un tema a otro, a focalizar su atención por pocos momentos, y a satisfacer, de esa forma, lo que sea que les llame la atención. Por el contrario, el 69,9% que señala que disfruta leyendo, argumenta a favor de la lectura : un 20,1% dice que la lectura le permite pensar y cuestionarse respecto a sus temas de interés, el 17,7% dice que lo que más le gusta es identificarse con personajes e imaginar, y un 15,6% le gusta aprender y conocer más respecto a sus áreas de interés.
Gráfico 2:¿Qué es lo que más te gusta de los libros que lees por interés personal? (para ver gráfico en detalle haga click en la imagen en miniatura)
Volviendo al tema anterior, el rápido intercambio y la visualización de altos volumen de datos e información capturan momentáneamente la atención de los jóvenes. Éstos discriminan y focalizan su atención en lo que les es más relevante de acuerdo a su propio juicio. Por lo tanto, si sólo se produce una rápida revisión de información, no se alcanza a generar una adecuada apropiación de lo que se lee, no se alcanza a interiorizar, a generar significancia ni mucho menos a generar los procesos cognitivos propios del aprendizaje. Lamentablemente los efectos de esta conducta en las tasas de retención, el nivel de comprensión y el nivel de concentración son aspectos que no ha sido estudiados del todo en los jóvenes chilenos. Cuando se les pregunta respecto a sus hábitos de lectura para estudiar, responden que prefieren hacerlo desde internet.
Gráfico 3: Tratándose de información para tus estudios ¿Qué tipo de material lees principalnente? (para ver gráfico en detalle haga click en la imagen en miniatura)
No obstante, cuando se les pregunta si les gusta leer desde la pantalla del computador, sólo un 9% prefiere leer desde el monitor. El 91% restante señala que prefiere imprimir lo que debe leer, pero tener algo a mano que puedan rayar, destacar y modificar a su antojo.
Todo indica que los jóvenes, hoy en día, valoran la lectura: un 98,7% señaló que si le parecía importante, y un 99,6% señalo que cree que leer y comprender desarrolla habilidades y competencias, destacando como las tres más importantes: ejercita su nivel de concentración (19,7%), leer más rápido y entender mucho mejor (18,3%) y mejorar la ortografía y vocabulario (16,4%).
Gráfico 4:¿Que tipo de habilidades y competencias ayudaría a desarrollar la lectura? (para ver gráfico en detalle haga click en la imagen en miniatura)
Pero el hecho de reconocer la valía de la lectura no es sinónimo de que lean. La lectura compite con otros distractores que evidentemente son muchos más atractivos a los ojos de los jóvenes ojos: los play station, internet y todos los recursos multimediales. Todo esto va en detrimento de la lectura. Cuando los jóvenes no tienen un hábito lector arraigado, relacionan la lectura con el estudio, las pruebas y las notas, lo cual obviamente no es del gusto de la mayoría de los estudiantes y posiciona el acto de leer como algo aburrido que debe realizarse, casi en forma obligatoria. Se estima que en los establecimientos municipalizados este tema no ha sido abordado de una manera óptima, las Bibliotecas no están preparadas para satisfacer las múltiples inquietudes de los alumnos de educación secundaria, y el programa escolar no tiene instancias de trabajo personalizado respecto a la lectura. La educación formal en Chile enfatiza más la comprensión lectora que la formación de un comportamiento y un hábito lector. Se prepara a los estudiantes para leer material educativamente correcto, de acuerdo al currículo escolar, pero que no siempre es de su interés. Naturalmente es complejo motivar a alguien a leer algo que no se relaciona con sus inquietudes y gustos personales. El problema subyace en que se forman lectores competentes en términos de procesamiento y decodificación textual que leerán el material obligatorio de acuerdo a sus programas escolares, pero no se forman personas que arraiguen un hábito lector y que consideren la lectura como una actividad de su vida cotidiana. Evidentemente, por mucho que a alguien le guste leer, si no logra entender claramente, su hábito podría verse afectado y lo que es peor, empobrecerá profundamente el beneficio de la lectura. No es posible prescindir de la comprensión lectora. Ésta se entiende como un requisito clave del hábito lector, pero se estima que si una persona va desarrollando el comportamiento lector, la comprensión vendrá por añadidura, sin que haya sido condición sine que non para que comenzara a leer. Y en este sentido, el trabajo escolar refuerza, desarrolla y profundiza las competencias lectoras y trabaja para mejorar el nivel de comprensión, llevando al alumno a estratos más avanzados y complejos, no obstante no se considera en ninguno de los niveles motivar y afianzar el comportamiento lector. Hay consenso respecto a que la lectura, para ser un acto gratificante y motivador, debe ser significativa para el lector, pues ésta se permea, inconscientemente, de aspectos personales que vinculan y unen al lector con el texto, dotándolo de características únicas. Esta es una vinculación emocional que vuelve mucho más significativo el acto de leer.
Conclusiones:
- Respecto al comportamiento lector de los jóvenes, el estudio permitió concluir que ellos no tienen identificados claramente sus gustos en lo que a lectura se refiere. Por lo general leen el material que les dan sus profesores, pero no siempre se seleccionan lecturas que sean del gusto de todos. Entonces, quienes deben leer algo que no les gusta, terminan estigmatizando la lectura y pensando que leer es aburrido y “fome”. Lamentablemente, concluyen en base a esos libros que no fueron de su gusto.
- Las actividades que permitieron recabar su opinión, inquirir detalles respecto a sus gustos, individualizarlos y considerar su voz fueron las que más aceptación tuvieron entre los jóvenes.
- Es en este punto que se precisa formar una base de conocimientos y experiencias en terreno que entreguen antecedentes cuanti y cualitativos para que el fomento lector sea un componente del trabajo curricular, con un programa de trabajo y plan de actividades, indicadores de logro, evaluaciones y material bibliográfico ad-hoc, que vinculen de forma directa y estratégica con los recursos de la Biblioteca y aprovechen la disposición de un bibliotecario con competencias para trabajar el fomento lector.
- Esta investigación plantea el tema como una aproximación a una problemática vasta, en la que confluyen variados aspectos que conciernen a los ámbitos educacionales, bibliotecológicos, linguísticos, psicológicos, sociológicos entre otros.
- A pesar que casi 100% reconoce la importancia de leer y desarrollar un buen hábito lector, e igualmente sucede cuando se indaga en la vinculación que perciben entre la comprensión y el hábito lector con un buen rendimiento académico, se comprende que esta es una manifestación de intención que no va, necesariamente, acompañada de un cambio actitudinal. Esto es especialmente notorio en los jóvenes que señalan que no les gusta leer: son capaces de reconocer la valía de la lectura, pero no la practican.
- Se estima que este un tema preponderante en la educación, especialmente desde la aplicación de nuevos modelos educativos que potencian el protagonismo del estudiante y su capacidad para desarrollar un aprendizaje autónomo.
- Los estudiantes valoran la lectura per se. La amplia mayoría (98,7%) estima que ésta es importante en términos genéricos. Al ahondar en esta valoración se observa que disfrutan mayoritariamente pensar y cuestionarse respecto a temas de su interés (20,1%); también destaca la entretención (17,4%) y el hecho de aprender y conocer más (15,6%). Especial mención merecen opiniones que relacionan la lectura con la imaginación y la identificación con personajes (17,7%) y con la abstracción de la realidad (12,7%). Si éstas se suman, el 33,3% asocia la lectura con la imaginación y recreación de otras realidades, destacándolo como lo más significativo. Un 8,9 asocia la lectura con el relajo que provoca.
- Se ha observado que para los jóvenes, en general, aun no hay valoración del libro desde el punto de vista estético en tanto objeto (forma, empaste, tipo de papel, etc.) reconocen que leer es importante, pero no relacionan la lectura con la valía del objeto mismo. En este sentido, incluso señalan que prefieren fotocopias de libros pues así pueden rayarlas y usarlas a su antojo. El objeto libro no es tan valorizado como lo es la lectura, pero diferencian, reconocen y aprecian el aporte de este formato por sobre otros medios de información, especialmente cuando están en juego atributos tan valiosos para los estudiantes como la comodidad, facilidad de transporte y manipulación.
- Se presume que los jóvenes no han tenido la debida orientación para encontrar libros de las materias que les interesan. Si se analizan los resultados, las fuentes a la que recurren mayoritariamente son libros prestados o libros que compran en la calle. Porello, si alguno tiene un gusto lector un poco más sofisticado o especializado, tendrá a su disposición poco material de interés. Si se considera que no visitan las bibliotecas y que tampoco son motivados o asistidos a buscar en otros lugares o medios, entonces es probable que crean que no hay disponibilidad del material que les interesa. Una de las cinco leyes de Ranganathan postula “a cada lector su libro” lo cual lleva a concluir que, si un lector no encuentra su libro, no será lector. Esta suerte de axioma plantea la interrogante: ¿Cuántos de los jóvenes de nuestro país no han encontrado su libro.