Categorías
Fomento lector

Subes al metro y llegas directo a la Biblioteca

ny_7

Es una biblioteca con estanterías y exhibiciones de libros, tal como en una biblioteca común y corriente, salvo que en este caso es virtual y está ubicada en el metro de Nueva York. Ya hemos comentado en otra oportunidad sobre el fomento lector en  las líneas del metro de la ciudad manzana, pero esto considera aspectos que nunca antes había visto.

 

Así lucen los libros en la estantería virtual
Así lucen los libros en la estantería virtual

El usuario debe acercar su smartphone al afiche ue se encuentra al lado de las puertas del metro
El usuario debe acercar su smartphone al afiche ue se encuentra al lado de las puertas del metro

El proyecto se llama «Underground Library» (biblioteca subterránea) y funciona de la siguiente forma: los pasajeros del metro tienen la posibilidad de «cargar» un libro en sus smartphones o tablets, y «hojear» sus primeras 10 páginas para ver si les gusta. Si es así, el sistema les indica la sucursal de la biblioteca pública más cercana, para que puedan pedir la versión impresa o la película en el caso que  la historia haya sido llevada al cine. El objetivo del sistema es propiciar el uso de las  bibliotecas públicas de Nueva York, y para eso se valen de brindar al lector la oportunidad de asegurarse y pedir  justo el libro que descargó en su celular, el mismo del cual ya leyó las primeras 10 páginas. ¿Y por qué sólo 10 páginas? porque se pretende que el  pasajero se entretenga mientras viaja en el metro y 10 páginas es suficiente. Si lo quiere seguir leyendo, se dirige a la biblioteca y lo pide. de esa forma se logra el objetivo: aumentar las visitas presenciales a la biblioteca. Esto no es antojadizo: la red de bibliotecas públicas de Nueva York es de las mejores en el mundo, ofrecen no sólo una variada colección en diversos formatos, sino que también acceso a exhibiciones, galería, cine y una serie de actividades culturales. En teoría, si una persona va a la biblioteca, seguro se encontrará con otras actividades y recursos que no sabía que estaban disponibles para él, y de esa forma podrá consumir no sólo libros, sino que también cultura en otros ámbitos.

Por ello, la selección de libros disponibles a través de este sistema ha considerado las lecturas  best-sellers y títulos que puedan ser de gusto de muchos. Después de todo, se debe considerar que el metro es un servicio utilizado por una enorme variedad de pasajeros. por lo que el sistema tenía que seleccionar los libros que pudiesen ser más populares.

Quienes trabajamos en bibliotecas estamos acostumbrados a recibir visitantes que llegan gracias a un «empujoncito» extra para ir a la biblioteca, ya que la mayoría va porque necesita algo específico. «Pues bien», se dijeron los gestores de este proyecto:  «crearemos la necesidad para que vayan a buscar un libro».

El libro se descarga en los celulares de los pasajeros para que lo revisen
El libro se descarga en los celulares de los pasajeros para que lo revisen y decidan si les gusta

El proyecto surgió en conjunto con tres estudiantes de la Miami Ad School (autodefinida como la Escuela de la Cultura Pop y la  ingeniería). El director de Arte,  Keri Tan, Max Pilwat y Ferdi Rodriguez  trabajaron crear esta estantería virtual para los pasajeros del metro, quienes sólo deben acercarse a una suerte de afiche dentro del carro del metro, para acceder a los libros usando sus celulares. Una prueba más de la forma como la tecnología nos ayuda a difundir la cultura y educación. El proyecto es parte de una campaña de ficción que los estudiantes debían armar como parte de su trabajo académico, para lo cual ellos escogieron como tema un plan para fomentar la lectura y llenar de lectores las bibliotecas. La idea se les ocurrió mientras realizaban una pasantía en Brooklyn (NY), tal como se explica en el blog de la universidad. Otro medio que se encargó de difundir la noticia fue la clásica revista The New Yorker la   cual le dedicó un extenso artículo titulado Empty libraries, captive subway audiences (Las bibliotecas vacías captan audiencia en el metro) en el cual se plantea: «Podría ser idealista pensar que a través del recordatorio digital de la existencia de las bibliotecas, la tendencia a verlas vacías irá en reversa. Pero quizás es un paso adelante que propicia el diálogo público respecto a los espacios cívicos en nuestra era digital»

La red del metro no tiene conexión Wi-Fi, pero usando la tecnología NFC (Near-Field Communication)  encontraron una manera para que los celulares pudiesen descargar, al menos, las primeras 10 páginas de un texto, sin costo alguno. La tecnología NFC  usa un sistema de radiofrecuencia electromagnética para transferir datos entre dos dispositivos, estando a centímetros de distancia.

El sistema se encarga de informar dónde puede encontrar la biblioteca más cercana para seguir leyendo
El sistema se encarga de informar dónde puede encontrar la biblioteca más cercana para seguir leyendo

Pero la novedad no termina ahí, ya que cuando el lector interesado se baja del carro del metro (gracias a lo cual puede acceder a 3G), automáticamente el sistema se comunica con su celular indicándole en un mapa el punto donde se localiza la biblioteca más cercana con una copia del título disponible, para que no se pierda en el camino.

Es interesante como el sistema de bibliotecas públicas de Nueva York quiere darle a los Neoyorkinos la posibilidad de hacer de su viaje algo más interesante y entretenido.  Algo que en Chile se hace hace tiempo, pero focalizado en campañas comerciales.

 

 

 

 

 


Publicado originalmente el 8 de marzo 2013 bajo el título «The Underground Library»  en Dezeen Magazine

 

Categorías
Novedades

La lectura en el metro de Nueva York

Ourit Ben-Haïm, artista marroquí a cargo del proyecto
Ourit Ben-Haïm, artista marroquí a cargo del proyecto

Seguramente a usted -tal como a mí- le ha llamado la atención ver gente leyendo en el transporte público: el metro, los buses, las «micros» e incluso en los paraderos mientras esperan su bus de turno.

Es atractivo ver a alguien sumerjido en las páginas de un libro. ¿Qué trama le tiene tan absorto? ¿Será bueno el libro? ¿Por qué lo está leyendo?. Quizás esas preguntas se multiplican cuando la persona en cuestión va frente a nosotros en un carro del metro, y no tenemos más entretención que mirar en derredor. Es ahí cuando nuestros ojos tratan de captar desesperadamente, al menos, el título del libro. Como ven, somos varios los que hemos caído en la tentación de observar lectores. Pero hay algunos que han ido más allá en sus ganas de curiosear.

Ese es el caso que les presento ahora:  Ourit Ben-Haïm,  una marroquí avecindada en Nueva York, quién de tanto atisbar en las lecturas de otros, se tomó tan en serio su curiosidad, que armó un proyecto a partir de ello. La idea no es nueva, ya que en otros países la han desarrollado de diversas formas. Por ejemplo en España, funciona «Zaragoza Lee» liderada por un entusiasta quién, además de sacar algunas fotos, registra una ficha del libro, con reseña e incluso lugares donde se puede adquirir la obra en cuestión.  » En Buenos Aires la campaña «La gente, en el metro, lee» (organizada por una editorial) insta a los viajeros del metro a leer en el «subte».  Respecto a Chile, no hay mucha información de lecturas en el metro de Santiago. Aunque la revista Terminal tiene una sección completa para el tema, llamada «lecturas en tránsito» donde muestra las aficiones literarias de los capitalinos en el metro o en el Transantiago (serivicio público de buses). Personalmente me ha tocado ver a muchos lectores -de libro impreso y digital- viajeros en Santiago. Cuando puedo, los fotografío y dejo el registro en la cuenta instagran de Leamos Más.  Pero sin duda lo que les presento a continuación va más allá de lo que se ve comúnmente, ya que su creadora no está patrocinada por ninguna campaña institucional, y realiza un trabajo diario en los vericuetos del metro de Nueva York. Conozca su historia:

 


The Underground New York Public Library (traducido como «El subterráneo de la Biblioteca de Nueva York») retrata qué leen los usuarios del metro neoyorquino, y con ello, cómo son los usos y costumbres del lector de la ciudad que nunca duerme. A la calidad técnica de las imágenes se une un especial buen gusto tanto en elaboración del propio concepto del proyecto como en el diseño del sitio web. que reúne fotos de gente anónima que lee en los andenes o el interior de los vagones del metro neoyorkino.

Así luce el sitio web
Así luce el sitio web

The Underground New York Public Library partió el año 2008, y desde entonces publica cada día una nueva fotografía, en la que no solo vemos al lector en el metro, sino que se nos muestran qué título está leyendo (por si no lo conseguimos apreciar bien en la foto). Pero, además, UNYPL tiene una serie de eventos semanales, que vendrían a ser los “horarios” de la biblioteca: los martes, un libro en lengua no inglesa (del que se averigua el título traducido gracias a la comunidad de internautas de UNYPL); los viernes se cuelga una foto de la que Ben-Haïm no sabe el título del libro, haciendo una llamada a la colaboración de los lectores para averiguarlo, algo que casi siempre se logra; los sábados cierra y, los domingos, el lector fotografiado tiene siempre una Biblia en sus manos. El proyecto tiene, además, espacio en las redes sociales  (TumblrFacebookTwitter, Google+) para fomentar la difusión.

La gracia del trabajo de esta artista, es que sus fotografías son de muy buena calidad y tomadas con tal maestría (ya sea por el tipo de lector, por el entorno que le rodea en el vagón, por la expresión que tiene, etc.), que dan ganas de saber más detalles de esa persona, como por ejemplo ¿por qué le gusta leer? y ¿qué le motivo a escoger ese libro?. Creo que es de ese tipo de cuestionamientos de los que se vale esta artista para fotografiarlos en ese instante íntimo, en el que sólo cuenta el lector y su historia.

En el sitio tiene una sección de preguntas frecuentes, donde se cuentan una serie de detalles respecto al proyecto, como por ejemplo el hecho de tomar fotos sin el consentimiento de las personas, el tipo de equipo que Ourit Ben-Haïm usa, y unos cuantos detalles más. Hay, además, una breve sección de poesía y algunas cuentas tumbler  de fotógrafos y escritores a quienes Ben-Haïm sigue y recomienda. Por si alguien tiene dudas respecto a la verosimilitud de las fotografías, su autora explica en la web que algunas de ellas se toman sin que el lector lo perciba; otras no, pero en ningún caso se trata de simulaciones.

Sin duda la lectura en un metro tan famoso como el de Nueva York atrae el interés de muchos. Tanto así, que el New York Times le dedicó un reportaje completo titulado What Are You Reading on the Subway? The Results. (Qué estás leyendo en el metro? Los resultados») donde entrevistaron a más de 8.000 mil lectores. El resultado se puede ver en este artículo «Lecturas de Metro» , que el blog de Lecturalia publicó el año 2009.

 

El placer de observar a un lector

Los lectores pueden ser captados en los andenes, en el metro o en la entrada de éste
Los lectores pueden ser captados en los andenes, en el metro o en la entrada de éste

Porque nos gusta ver leer no solo a personas bellas, sino a toda clase de gente: mujeres y hombres, jóvenes y viejos, gordos y flacos, blancos y negros. Puede que Marilyn Monroe o Paul Newman sean sexies leyendo el Ulises o el New York Times, pero no necesitan de la lectura para serlo.

Lo que nos gusta de una persona que lee es verla sumida en un mundo extraño, que no tiene nada que ver con el entorno que la rodea, mundo del que apenas podemos obtener mínimos indicios a través de su cara, sus expresiones, sus microgestos. Es decir, la cara de un lector es una suerte de ventana al mundo creado por el libro. Mejor dicho: el mundo creado por la conexión entre el libro y él.

 

 

Fuente: Estandarte. Pasión por leer, pasión por escribir. Publicado en Agosto 2012.

 


¿Y a ustedes?  ¿Qué les llama la atención cuando ven a un lector en el metro o en el bus?.

Categorías
Cine

El libro al cine: seamos justos con la adaptación cinematográfica

¿Qué es lo que entendemos por adaptación? Este concepto tiene que ver con los cambios que algo sufre para poder adecuarse a un nuevo medio. Algo así como lo que se supone que hicieron algunos animales para poder subsistir en un nuevo hábitat. La palabra clave aquí es cambio, y en el caso de una adaptación cinematográfica hablamos de los cambios que debe sufrir un relato para poder sobrevivir en un nuevo lenguaje.

Son algunos de estos cambios los que provocan escozor en algunos espectadores, porque un cambio siempre conlleva a la pérdida de algo. Ejemplos de esto hay muchos y en varias ocasiones tiene que ver con aspectos narrativos que no siempre pueden traspasarse de forma exitosa (todo aquello que “se lee entre líneas” y que tanto disfruta el lector muchas veces se pierde en una adaptación), también muchas veces termina siendo una discusión de gusto personal (el cambio de color de pelo de un personaje por ejemplo), y a veces por una cuestión práctica las adaptaciones presentan pérdidas significativas de partes del relato, porque por tiempo no se incluyen subtramas que “no caben” en la película (por ejemplo los tumularios en El Señor de los Anillos).

Pero los cambios en los que vale la pena poner atención son aquellos que están relacionados con las elecciones estilísticas de los involucrados en la  producción. Es en estos cambios donde podemos apreciar de mejor forma el aporte novedoso de la nueva versión de un relato, y cada vez que vamos a ver un una adaptación tenemos que estar conscientes de que una adaptación no es una copia de algo sino que es un producto nuevo basado en algo anterior. Aquello que permanece del texto madre pueden incluso terminar siendo algo más cercano a tristes vestigios que a la materia prima misma de la película. Ejemplificando este caso, y recurriendo a  un caso evolutivo, se diría que del relato original puede quedar pequeños huesos de patas vestigiales, como en el caso de las ballenas que los tienen enterrados profundamente dentro del cuerpo.)

 

Lo último quizás se puede apreciar más en aquellas adaptaciones de obras que pertenecen a géneros que están más alejados de la novela, que es el género que tradicionalmente se adapta, y no me refiero solamente al cuento, sino que también a la poesía o la literatura infantil. Para finalizar los dejo con un caso que me parece que puede servir como un ejemplo interesante, Where the Wild Things Are (traducida al español como Donde viven los mounstruos) de Maurice Sendak es un cuento (libro-álbum para ser más exactos) que, como propio de su género, consiste básicamente en una historia ilustrada acompañado con oraciones simples, este texto fue tomado el 2009 por Spike Jonze para hacer una película de 104 minutos. Resulta curioso como un relato de un poco más de 40 oraciones termina convirtiéndose en una película de esa extensión, y esto se debe a que se hizo una lectura y posterior reescritura donde el texto madre pasa segundo plano para dar paso un producto creativo y artístico nuevo.

Quizás odien o amen las adaptaciones, pero la invitación queda abierta para que la próxima vez que vean una intenten observarla como algo independiente: una obra que se sostiene por si misma . De esa forma podrán apreciarla sin los recuerdos del libro que leyeron, y de paso, quizás descubrirán una historia con nuevos ribetes para disfrutar.

Categorías
Columnas y artículos

Los secretos de Franz Kafka

Kafka, en sus años mozos. Fotografía anónima de 1905
Kafka, en sus años mozos. Fotografía anónima de 1905

El escritor checo de origen judio Franz Kafka no quería que sus manuscritos le sobrevivieran, por eso le pidió a su amigo y albacea, el también escritor Max Brod, que los quemase después de su muerte, en 1924. Brod no respetó los deseos de su amigo y se llevó consigo los documentos cuando emigró a Palestina, tras la ocupación alemana de Checoslovaquia en 1939.

Hace poco, y tras muchas y muy kafkianas idas y vueltas legales, el Tribunal de Familia de Tel Aviv, ordenó que el archivo personal de Max Brod, que contiene los documentos, se transfiera a la Biblioteca Nacional de Israel, donde Brod deseaba que estuvieran, según dejó escrito en su testamento. En él, le pedía a Esther Hoffe, su secretaria y supuesta heredera del controvertido archivo, que lo donara a alguna institución israelí.

Pero una vez más, y ante un legado de tal valor histórico y claro, económico, ganó la falta de respeto a los deseos del difunto, y cuando Hoffe falleció, en 2007, repartió el legado entre sus dos hijas, dando comienzo a una historia de conflictos entre las herederas, las instituciones académicas y los archivos nacionales alemán e israelí, que no llegó a su fin hasta ayer, cuando la jueza sentenció que “se puede determinar que los manuscritos no fueron entregados como regalo”.

En 2009 Israel inició un juicio contra las herederas exigiendo la devolución de todos los papeles, pero las hijas de Hoffe alegaron sentirse en su derecho de quedarse con los manuscritos, o lo que quedaba de ellos, ya que su madre, antes de morir, había vendido el original de El proceso , y otros documentos a varias instituciones.

Carta de Kafka
Proceso de análisis de los documentos

Mientras la heredera sobreviviente habla de apelar el veredicto, el Estado de Israel reclama los documentos, algunos de los cuales están en cinco cajas fuertes que fueron abiertas el año pasado tras otra compleja instancia judicial.

Se trata de decenas de miles de páginas, entre las que se encuentra el diario personal de Kafka y correspondencia con otros escritores, y si todo sale según el deseo de Brod, pronto serán accesibles para el público general, tras permanecer décadas en manos privadas.

Las dos hermanas, que viven en Tel Aviv, insisten en quedarse la amplia colección de documentos, pero las autoridades argumentaban que forman parte de la herencia cultural de Israel y deben entregarse a la Biblioteca Nacional de dicho país.

El Tribunal de Familia de Tel Aviv falló ahora tras hacer una cuidadosa interpretación del testamento de Brod, de 1961, «pieza central en la disputa», que las Hoffe no recibieron la colección como un regalo. Por ello, ordena que los textos sean entregados a la Biblioteca Nacional.

Fuente: El  Clarín

 

 

Categorías
Cine

¿Leer el libro o ver la película? He ahí el dilema

Hoy domingo, casi al terminar esta fría semana de Octubre, Felipe Acevedo debuta en Leamos Más con una nueva sección de Cine y Literatura. Anteriormente habíamos tratado tímidamente este tema, pero ahora lo hacemos como corresponde, de la mano de Felipe, con una sección nueva que asoma su contenido:

Pareciese que tenemos la costumbre de poner libros y películas en un solo paquete, los tratamos a veces como si fueran cosas equivalentes e intercambiables, pero ¿es realmente así? Por un lado tenemos que el hecho de que ambas formas de arte comparten una naturaleza narrativa (o al menos es así tradicionalmente) surge la costumbre de hacer equivalencias entre novelas y películas. Comparaciones podemos hacer muchas, pero al hacer equivalencias caemos en hacer juicios injustos, ya sea hacia el libro o la película en cuestión.

En esta nueva sección trataremos de ver cuáles son esas diferencias, que van más allá de ser distinciones entre formatos. Caemos entonces en la necesidad de hablar de distintos lenguajes que si bien pueden nutrirse el uno del otro, funcionan de forma independiente. Estaremos hablando de conceptos claves de estos temas, terminología recurrente, abriremos discusiones que se desprenden de la comparación de estos dos mundos, entre otras cosas.

 

Pero, ¿Cuál es la naturaleza de esta  diferencia? La respuesta es compleja y extensa (y por eso mismo le estamos dedicando una nueva sección completa). Sin embargo, demos un pie de partida y atrevámonos a hacer una afirmación definitiva: se trata de dos lenguajes diferentes. Con esto queremos decir que nos comunican el mensaje de formas muy diferentes, mientras que la literatura se basa mayoritariamente en la palabra escrita, el lenguaje cinematográfico se compone de varios elementos que trabajan juntos en la composición de este mensaje que recibimos como espectadores, no sólo imagen y diálogo sino que también música, manejo de cámara, edición, montaje, etc.

Las implicancias que esta diferencia puede tener van más allá del formato, si nos detenemos un momento a pensar en esto nos daremos cuenta de inmediato que el proceso imaginativo que sucede en nuestras cabeza y el “impacto emocional” que puede tener en nosotros se dará muy diferentemente. Esta diferencia en particular es algo que tenemos que tener en mente cada vez que comparamos película y libro, ya que fin de cuentas ambos apuntan a sensibilidades diferentes en nosotros.

Categorías
Eventos y actividades

Los Libros se dan cita en Frankfurt

Vista panorámica de uno de sus pabellones
Vista panorámica de los pabellones de la feria

Entre Octubre y Diciembre se vienen tres grandes Ferias Internacionales del Libro: la FILSA, que tendrá lugar en Santiago a partir del 28 de octubre, la Feria Internacional de Guadalajara que comienza en Noviembre, y la Feria de Frankfurt. Siendo esta última la más cercana, ya que comienza el próximo miércoles 10 de octubre, quisiera contarles algunos detalles.

Frankfurt es la quinta ciudad más poblada de Alemania, y como tal es muy cosmopolita y abierta al comercio. Cada año, los organizadores de la feria invitan a un país a participar como huésped honorario en virtud de su historia literaria y su caudal cultural. El país invitado tiene la oportunidad de presentar su potencial editorial y literario, incluyendo además de sus letras, diferentes expresiones culturales, artísticas y científicas, así como sus riquezas naturales y su oferta industrial, comercial, turística y deportiva. En esta edición, el país invitado es Nueva Zelanda. Unos 60 autores y 100 artistas de esta país insular llevarán a Frankfort la literatura y la cultura bajo el lema “While you were sleeping” (Mientras dormías).

A través de un sistema de storytelling Nueva Zelanda mostrar+a su sistema
A través de un sistema de storytelling, en el pabellón de Nueva Zelanda, se muestra la relación del país con la literatura.

Por ello, la  atención del público se centrará en su pabellón destacado por su singular diseño arquitectónico: una isla debajo de un cielo estrellado sobre el que en grandes pantallas se realzarán las presentaciones de libros y actuaciones de autores y artistas neozelandeses mediante la proyección de impactantes imágenes y secuencias de filmes.

La Feria Internacional del Libro de Frankfurt (Frankfurter Buchmesse) es el evento más prestigioso en Europa para la industria editorial, dirigida a los operadores del sector, editores, distribuidores y agentes literarios. Fue creada en el 1949 por la Asociación de los Libreros Alemanes con el fin de ofrecer al mercado editorial, un momento de encuentro y de intercambio cultural.

Con la edición digital y el e-book se abre fuertemente el debate entre autores, editores, distribuidores y agentes. Es por esto que eventos como éste  adquieren una importancia fundamental: el público  es consciente de esto y de hecho el numero de visitantes es muy alto. Más de 300.000 visitantes, 7400 expositores de más de 100 países, 12.000 periodistas que atienden a los recintos feriales.

Esta feria tendrá una duración de 4 días, entre el 10 y el 14 de octubre, y entre los principales temas tratados en varias reuniones y conferencias de la edición 2012 de la Feria del Libro, la publicación digital y su relación con el mercado editorial, la publicación de los niños y los nuevos medios electrónicos, la creación de redes internacionales para apoyar a artistas jóvenes y nuevos editores.

Si le interesa conocer más detalles, le invitamos a ver un video:

Pulse la imagen para ver el video
Pulse la imagen para ver el video

 

Categorías
Novedades

Literatura versus tráfico en Melbourne, Australia

Ayer conocí el trabajo de Luzinterruptus, un colectivo de artistas que trabaja en base a la iluminación. El grupo realiza  instalaciones en diversos lugares del mundo, basando cada puesta en escena en un tema. El trabajo que hicieron en Melbourne se basa en los libros, y se titula «Traffic v/s Light» («Literatura v/s tráfico») porque es un juego de luces en base a la iluminación que generan los autos, versus la que aportan los libros en una transitada calle de la ciudad de Melbourne, Australia.

Como podrán apreciar en las fotografías, es algo muy original, hermoso y que atrajo un sin número de miradas de parte de los transeúntes. Les dejo con la transcripción del artículo publicado originalmente en  luzinterruptus

«En junio, nos trasladamos a Melbourne para llevar a cabo una gran instalación, la más grande hasta ahora para nosotros, dentro del festival  Light in Winter (Luz en el invierno).

La temática elegida por el festival para este año ha sido “la lectura”, por lo que nos pidieron que lleváramos a cabo Literature vs Traffic, una pieza que ya habíamos instalado en New York de forma subversiva y que nos ofrecían la oportunidad de ampliar y hacer crecer durante un mes.

Hasta la otra punta del mundo nos fuimos, pasando del soleado verano madrileño a un suave y lluvioso invierno en Melbourne, con la romántica intención de convertir la moderna y fría arquitectura de Federation Square, en un espacio acogedor, humano e íntimo, que invitara a lectura y al recogimiento.

Contábamos para ello con 10.000 libros desechados por bibliotecas públicas por considerarlos obsoletos, que el Ejercito de Salvación se encargó de recoger y donarnos altruístamente, por supuesto, también teníamos nuestras luces y la ayuda de un montón de amigos con la que convivimos durante un mes en los trabajos de ensamblaje e instalación.

¿El fin de esta pieza?, él mismo que el de la primera vez que la llevamos a cabo, que un río de libros desbordara el espacio físico de los peatones y se instalara en el asignado a los coches, robando un preciado suelo al abundante tráfico de la zona, en un gesto simbólico en el que la literatura se apoderara de las calles y se convirtiera en conquistadora del espacio público, ofreciendo a los ciudadanos, un lugar (no tan grande como nos hubiera gustado) en el que el tráfico se retirara para ceder terreno al modesto poder de la palabra escrita.

Conseguimos, después de una dura batalla contra la climatología, cambiar el aspecto de la plaza, progresivamente durante un mes, conquistamos terreno hasta que la noche del 30 de junio, un carril de la transitada Flinders Street pasó a ser una sala de lectura iluminada por una tenue luz que palidecía bajo las potentes pantallas de leds instaladas en la plaza.

Nuestra pieza sirvió de telón de fondo para muchas cosas que pasaron por allí esos días, por supuesto, fue el escenario para multitud de fotos de los curiosos y visitantes, además estuvo acompañando a muchas otras piezas instaladas durante el festival de luz, y para conmemorar el solsticio de verano fue utilizada como escenografía de la pieza de danza y performance Walking Through Words, dirigida por Tony Yap y  Yumi Umiumare en colaboración con varias comunidades de la ciudad.

La noche final, el río desbordado de libros, fue ofrecido a los visitantes que se tomaron su tiempo eligiendo entre los miles instalados los más interesantes para llevarse a casa. Además 9 artistas de la compañía de Yumi, llevaron a cabo una improvisada y mágica performance que terminó en una donación de libros a los ocupantes de los coches que circulaban por los alrededores y que estupefactos abrían las ventanillas para hacerse con tan misteriosos presentes.

Aunque ha sido una instalación complicada y con un planteamiento bastante diferente a las modestas y efímeras que solemos llevar a cabo, el balance final ha sido muy positivo, sobres todo por todas las personas que hemos conocido y que nos han ayudado a que saliera adelante.

No queremos dejar de dar las gracias a todos los voluntarios que generosamente nos donaron su tiempo, a la gente de Fedsquare que nos allanó los obstáculos y que participó activamente en la construcción de la pieza, a los colegas de Guerrilla Lighting que nos acompañaron con sus linternas, a Fred Kroh que nos cedió gran cantidad de material fotográfico, a los artistas que embellecieron la instalación con sus performances… Unas especialísimas gracias a  Alfonso Ruano que se fue con nosotros desde España y sin el cual definitivamente nada de esto hubiera sido posible, gracias amigo y por supuesto a nuestra querida Cristina Curiel, que consiguió que todo funcionara a la perfección.

No nos vamos a olvidar de todo ese tiempo, muchísimo, que hemos pasado mirando libros, pasando hojas y descubriendo secretos olvidados de gente que no conocemos, y preguntándonos cual fue el criterio que siguieron los bibliotecarios para expulsarlos de sus estanterías, algunos nos parecieron verdaderamente impresionantes.

Toda una experiencia esta gran instalación, hemos aprendido muchas cosas interesantes, esperamos que no se nos olviden…»

Si le ha interesado el trabajo de este colectivo de artistas, le recomiendo leer esta entrevista (en inglés)

Fotos de Gustavo Sanabria.


Categorías
Columnas y artículos

Lectura, educación e IVA al Libro: ¡no basemos la conversación sólo en el precio!

Entrada de una tradicional librería chilena, en pleno centro de Santiago
Entrada de a una  librería chilena, en pleno centro de Santiago

Mucho se ha comentado últimamente respecto a la ley que rebajaría el impuesto de valor agregado (IVA) al libro en Chile, lo cual, en teoría, reduciría su precio. Lo que puedo aportar desde esta columna va en una línea recopilatoria de alguien que trabaja en fomento lector y que propone reforzar la difusión de algunos aspectos. Como por ejemplo que  la ley del IVA al libro no mejoraría los índices de Lectura en Chile, lo cual  resulta más relevante que el gravamen de impuesto.

¿Por qué tanto arrojo al señalar esto? Porque para quienes trabajamos en fomento lector y en bibliotecas el hecho que se haya masificado tanto la preocupación en el IVA a los libros, más que en la lectura, es  sintomático de la forma errónea en que se aborda el tema en nuestro país. Desde todos los frentes: desde la señora que se empina en el mostrador para reclamar al librero que leer en Chile es muy caro,  desde los profesores que creen que en las bibliotecas sólo se celebra el día del libro y se organizan cuenta cuentos, hasta el Gobierno con los últimos veintitantos años de políticas públicas culturales que no han ido en la línea adecuada.

Esta semana un buen amigo me mandó una carta al editor de El Mercurio titulada ” El tema no es la lectura, es el libro” escrita por las Directoras de la  Fundación Había una vez para la Cultura Ciudadana. Además de sentirme reflejada en muchos de los antecedentes que aportaron Receba Domínguez, Carmen Paz Hernández y María Paz Garafulic me puse a pensar que es necesario seguir difundiendo y opinando respecto a la inestable relación entre  precio del libro y la lectura. Veamos porqué:

Cada vez  podemos ver más personas leyendo en el metro
El que quiere, puede: cada vez vemos más personas leyendo en el metro.

1) Toda ley responde a un objetivo. ¿Qué persigue ésta además de lo obvio? ¿Para qué queremos que los libros cuesten más baratos?. Al bajar el IVA, teóricamente uno de los atributos (el precio)  del producto (el libro) hará que éste sea más atractivo a los ojos de los  consumidores (los lectores).  Se supone que nosotros  compramos y/o consumimos aquello que nos resulta necesario, interesante, atractivo, inspirador, etcétera. Pero ¿Qué pasa si los chilenos no leen tanto como para que este cambio sea significativo? ¿Para que tenga un real impacto en la población?. El hecho que baje el precio no implicará que se compren más libros, no hará aparecer lectores enajenados que repleten las librerías para adquirir su lectura añorada. No generará presión de parte de los asiduos a las librerías para que las editoriales editen material de mejor calidad. Eso, en el largo plazo, no pasará ni por asomo. Como botón de muestra cito el estudio de Adimark «Chile y los libros» donde se pregunta en forma muy directa «Si los libros NO tuvieran IVA: ¿Compraría más?» El año 2066 un 60,1% responde afirmativamente, el 2008 la cifra aumentó al 65,3% y el 2010 la cifra cae al 53,7%.

2) El tema de la disponibilidad versus el  uso  -que daría para una columna aparte- se discutió durante el Gobierno de Michele Bachelett cuando se repartieron los maletines  literarios: el simple hecho que una familia haya tenido acceso a estos libros no significó que sus hijos los leyeran. Quizás sucedió… pero no tenemos idea. De hecho, hasta el día de hoy no hay informe que hable del resultado de esa “campaña” e inversión del MINEDUC. Les aseguro que si hubiese tenido los resultados esperados  nos habríamos enterado para generar,  desde ahí, nuevas formas de hacer leer a los chilenos.

3) Pero ya que estoy en esto, me permito ir un poco mas allá y señalar que en Chile hay bajos índices de lectura y no se compran libros porque-entre otras muchas razones-  el promedio los chilenos no entendemos lo que leemos.  Lo curioso y tremendo de esta situación es que en los establecimientos educacionales,  en las bibliotecas escolares, en los CRA -Centros de Recurso al Aprendizaje-  y en las bibliotecas universitarias parece haber una disociación entre: a) el aprendizaje, b) el estudio, c) la lectura, d) la conducta lectora y e) los niveles de comprensión de lectura. Frente a este panorama, permitan que esta bibliotecaria se sienta -aunque sea un poco- desconcertada frente a toda la difusión que genera el tema del IVA en los libros. Creo que hay otras cosas que priorizar. Y con esto no quiero que se entienda que estoy a favor del IVA en los libros. Pero me parece que la situación debe ponderarse y contextualizarse en toda su magnitud: Quién le da vida al libro es el lector. Para que éste exista, y quiera ejercer su derecho debe tener un estímulo, un impulso. Y éste no pasa, necesariamente por pagar  mil  o dos mil pesos menos en la librería más cercana. Muchos de los lectores se consiguen libros entre sus amigos, familiares, conocidos, etc. Compran en “la cuneta” o en la feria usando el comercio informal (no valido este medio, sólo señalo que se utiliza aunque no sea lo adecuado) van a San Diego o a los libreros de textos usados. Etcétera. Esos lectores, a los que de verdad les gusta leer, probablemente no van tan seguido a las librerías, o quizás compran libros de vez en cuando. ¿Sabe por qué?   porque ya tienen sus “book dealer” (amigos o conocidos con los que se recomiendan e intercambian libros)  y su “red de lectura” armada hace rato. Por lo tanto, si bajan el precio del libro quizás compren algunos títulos más al año, pero eso no causará impacto  en los índices de lectura porque son personas que ya  tienen el comportamiento lector arraigado. Los estudios que hablan de este tema aluden a un grupo etario menor de 25 años, pero de todas formas dan luces sobre el hecho que las librerías no son la principal fuente de acceso a la hora de conseguir libros.

En la FILSA dek 2011 hubo ofertas de libros de mil, dos mil y tres mil pesos.
En la FILSA del 2011 hubo ofertas de libros de mil, dos mil y tres mil pesos.

4) Porque hasta ahora no he escuchado la propuesta de desarrollo, optimización y competitividad que las editoriales (pequeñas, independientes, conglomerados, etcétera) tienen que presentar a los Chilenos. ¿Cuál es su planteamiento? ¿Se ha publicado en algún medio? ¿Qué planes tienen para el corto, mediano y largo plazo? ¿De qué forma aprovecharán la ventaja de no contar con el IVA como barrera para la edición? …Mutis por el foro.

5) ¿No les parece típico de nuestra  idiosincrasia eso de arreglar la mesa del restaurant colocando una tapa de botella en una de las “patas” que cojea? . Por que claro, en vez de reemplazarla o llevarla donde un mueblista a que sea reparada, se opta por una solución puntual que no va enfocada a solucionar el problema de cuajo. Pero ¡claro! y volviendo al tema del libro, al final  puede resultar mas amable  decir: “hacemos algo por el tema de la lectura y del libro en Chile: peleamos por el IVA”. Cuando en realidad hay muchas otras cosas que podemos hacer y que implican una labor más constate, potente, compleja, profunda y reflexiva. Es cierto: la labor que hace una madre por fomentar la lectura de sus hijos no se conoce, se basa más en la intuición que en otra cosa,  y  los resultados los atisbará sólo en unos años más. Esta labor no aparece en un video de Youtube y tampoco es masificada en una campaña.

Entiendo que los temas que planteo en esta columna son de otro calibre y van más allá del IVA  al libro. Pero, si vamos a señalar que la disminución del precio de los libros incide en el nivel de lectura de los chilenos, entonces consideremos el tema en todo su esplendor.

Creo que todos los que estamos por  mejorar el acceso al libro y la lectura tenemos un deber para con nuestro entorno mediato: ¿qué hace usted en su casa, con sus amigos y familiares, con sus hijos por fomentar el acceso al libro?  quizás algunas medidas simples que al parecer no tienen gran impacto, si se desarrollan a gran escala podrían redundar en mayores o similares beneficios que los que puede traer una disminución en el IVA a los libros. ¿No es eso lo que trata de propagar la campaña de cuidar el agua y la luz? ¿Que los pequeños actos cotidianos son los que, en el largo plazo, pueden hacer la diferencia?

 

Por eso, lo invito a  firmar por el fomento a la lectura, desde todo ámbito y medio. Aunque pensándolo bien…. no firme, mejor lea.

 

¿Le interesó este tema? Sugiero profundizar esta columna con artículos publicados en otros medios

 



Estudios

Canales de acceso a los libros.

  •  Hábito lector y comprensión de lectura en alumnos de Cuarto Medio. Estudio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes

¿Dónde obtienes los libros que lees por interés personal?

  • El Placer de la Lectura. Estudio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes

Lugares en que los/las encuestados tienen acceso a los libros por región

Categorías
Columnas y artículos

Marilyn Monroe, ratoncilla de biblioteca

c
Tenía una faceta «ñoña» de lectora empedernida

Tras su  imagen de sex symbol, Marilyn Monroe escondía una faceta intelectual.  Su biblioteca personal albergó una colección de más de 400 títulos… al parecer, más que devoradora de hombres, ¡lo era de libros!

Este año se conmemoran los 50 años  del fallecimiento de Norma Jeane Baker -verdadero nombre de la actriz- por lo que hemos querido indagar un poco más en el perfil lector de esta mítica mujer que ha sido, durante décadas, icono de belleza.   Pocos saben que la Monroe dedicaba mucho tiempo a la lectura, disfrutando la literatura y por sobre todo la poesía. Quizás esto fue lo que la inspiraba a escribir en diarios y libretas una gran cantidad de nostálgicos poemas. Su pasión por las letras era conocida sólo entre sus amigos más cercanos,  tanto así que sólo unos pocos llegaron a conocer algunas de sus aspiraciones literarias, ya que era muy temerosa de las críticas y de las opiniones respecto a esta faceta intelectual.

Photograph by Alfred Eisenstaedt.
Portada del libro «Fragmentos». Fotografía de  Alfred Eisenstaedt.

Todo esto se revela en el libro «Marilyn Monroe: Fragmentos» editado el año 2010 por Bernard Comment y Stanley  Buchthal. Esta obra detalla con especial delicadeza este nuevo cariz  de la actriz, ya que  revela  de sus libretas y diarios personales -escritos entre  1943 y 1962-   toda su ingenua creatividad. El libro la presenta, además, como una mujer de profundos pensamientos  acerca de la vida, la existencia y el amor.  Respecto a sus escritos, llama la atención que Marilyn se atreviese con la poesía ya que este género no es sencillo. Sin embargo leyendo sus poemas (algunos han sido traducidos al español) me doy cuenta que son muy simples, con tendencia al pesimismo, la nostalgia y la tristeza, como éste verso:

«Ahora que lo pienso siempre he estado aterrada de llegar a ser realmente

la esposa de alguien

pues la vida me ha enseñado que nadie puede amar a otro

nunca realmente.»

El  dramaturgo y ex esposo de Marilyn  Arthur Miller, señaló, tras su muerte: “fue una poetisa callejera que habría querido recitar sus versos a una multitud ávida de arrancarle la ropa.”

Marilyn y su marido, el dramaturgo Henry Miller
Marilyn y su marido, el dramaturgo Arthur Miller

Evidentemente la imagen vana y tontuela de Marilyn era sólo eso: una  imagen que Hollywood vendía, ya que no era muy congruente que la coqueta  actriz fuera una ávida lectora. Y, que ademas de ello, fuese de temperamento reflexivo, nostálgico y depresivo. Después de todo, ¿qué pensamientos pueden nublar  la cabeza de una linda chica rubia a tal punto de llegar a entristecerla?. Es evidente que los ejecutivos de Hollywood  se esmeraron en hacernos ver sólo las curvas  y la ingenua sonrisa de la actriz, puesto que le fueron dando sólo roles de rubia sensual que sólo necesita  caminar coquetamente con un ajustado vestido. Algo que Marilyn se esmeró en hacer muy bien, quizás demasiado porque   nunca logró despojarse de esos roles.

Sin embargo la mítica blondie cursó estudios de literatura en  la UCLA y además fue la debilidad durante cinco años del intelectual, escritor y dramaturgo Arthur Miller (autor de la  famosa obra de teatro «La muerte de un vendedor», entre otras). Su matrimonio con Miller, el intelecto más brillante de la época -vale destacar que ella  idolatraba a los hombres inteligentes- comenzó de manera bastante feliz y los primeros años se cuentan entre los más satisfactorios de Marilyn, quien parecía calzar muy bien en el círculo intelectual de Miller. Me pregunté si habría influido este hombre en los gustos literarios de su mujer, o  si habría la  mirado con desdén al sentirse superior académica e intelectualmente. A poco andar, y leyendo de otras  fuentes, descubrí que era así: Miller se sentía avergonzado de ella frente a sus amigos, algo que Marilyn descubrió en un diario que él solía llevar. La decepción de su esposo la caló hondo y nunca pudo superar este sentimiento de traición de su parte.

 

La biblioteca de Marilyn

Marilyn posando para la revista LIFE, en su biblioteca
Marilyn, en su biblioteca, posando para la revista LIFE.

Sea como fuere, los libros eran una debilidad para la dulce Marilyn, y eso queda demostrado por su vasta biblioteca de más de 400 títulos. ¿Sus autores favoritos?  James Joyce, Walt Whitman,  Heinrich Heine, Saul Bellow, Carl Sandburg. Con los norteamericanos Truman Capote e Isak Dinesen llegó, incluso, a forjar una amistad lo cual no es de extrañar ya que en esa época Marilyn frecuentaba la elite social de Nueva York. Sin duda no le costaba desplegar sus encantos en este ambiente, pues  tenía especial predilección por los intelectuales y artistas.

A lo largo de su vida fue coleccionando diversos tipos de libros, no se sabe si regalados, comprados, donados o heredados. Esta colección llegó a ser tan codiciada, que en 1999 Christies clasificó y subastó su biblioteca,  con libros entre los cuales figuraban biografías, literatura americana, antologías, arte, obras clásicas, literatura francesa, obras de Freud, libros de sátira y humor, música, obras de teatro, poesía política, psicología, literatura rusa, literatura de viajes. No sabremos si todos estos libros le pertenecían, o si al menos los leyó, pero si podemos estar seguros de que los libros eran parte de los objetos cotidianos con los que convivía. La lista completa  se encuentra disponible en un foro especialmente dedicado a los libros que Marilyn leía. Vaya detalle de sus fans, ¿no?

 

Los «paparazzi» tras una ávida lectora

Marilyn Monroe Reading Ulysses, Long Island, New York, 1954. Photo by Eve Arnold
Marilyn leyendo «Ulises» en  Long Island (NY, 1954). Fotografía de  Eve Arnold

Hay una foto de Marilyn leyendo «Ulises», la magna obra de James Joyce – un clásico que en la mayoría de las ediciones consta entre  800 y 1.000 páginas- que ella solía leer tranquilamente entre escena y escena. Según leí en un blog, Marilyn señala que la lectura no se le hacía muy fácil, situación que superaba leyendo de a poco y muy lentamente. Cada uno tiene su ritmo, ¿no?.

Sin embargo, independiente de cuánto  tardara en leer,  la afición literaria de Marilyn quedó retratada varias veces. Sam Kashner, periodista de la revista Vanity Fair, relata: «muchos fotógrafos tomaron fotos de Marilyn  durante sus primeros años como actriz que la mostraban leyendo, lo que a ella le  gustaba. Eve Arnold la fotografió para la revista Esquire en un patio en Amaganstt leyendo Ulises, Alfred  la fotografió para Life, usando unos pantaloncillos blancos y una polera negra,  arrodillada en un sofá, leyendo frente a una estantería de libros de su biblioteca personal»

Si algunos fotógrafos pensaban que era divertido que la voluptuosa «dumb blonde» (rubia tonta) más famosa del mundo posara con libros de autores de prestigio, el tema no era broma para ella. Los  diarios y poemas de Marilyn  recientemente publicados revelan a una joven mujer para quien la escritura y la poesía eran vitales como medios para descubrirse a sí misma y para organizar su pensamiento a través de su  tumultuosa vida emocional. Los libros fueron también un refugio para Marilyn durante sus episodios de insomnio, los cuales eran recurrentes y prolongados.

ss
Esta es una de mis fotografías favoritas. Posa coquetamente con  un libro

Su amor por los libros era genuino, y al parecer no desperdiciaba oportunidad de ser fotografiada leyendo, lo cual no refleja más que una desesperada necesidad de ser tomada en serio como una mujer inteligente, con algo extra además de sus obvios encantos físicos. El castillo mágico de Hollywood y aún propia imagen se habían vuelto una cárcel y ella hizo lo que tantos encarcelados han hecho para evitar volverse locos: se recogió en el mundo privado de los libros y exploró sus pensamientos y sentimientos a través de sus diarios de vida.

Y,  como sabemos los buenos  lectores,  el mundo nunca es mejor que cuando se está  confortablemente sentado,  perdido en un buen libro. Es así como las preocupaciones se disipan y la imaginación vuela a lugares lejanos. Ciertamente  Marilyn no llegó  a ser una intelectual de tomo y lomo, pero estoy segura que pasó grandes momentos en la honesta compañía de los libros.

 

 

Categorías
Cine

¿Por qué esperar que Hollywood nos diga qué leer?

cc: Lake Forrest Library

A muchos nos gusta el cine, y a otros tantos nos gusta leer. Y, si ustedes son de aquellos a los que les gusta practicar ambas actividades, seguro que pasan un buen rato apoltronados leyendo o viendo buenas películas.

Y claro, ante ese escenario muchas veces nos encontramos comparando una historia en base a lo que vimos o leímos, y casi siempre terminamos concluyendo que la película no se compara con la versión literaria. Esa es una opinión clásica de los lectores que imaginamos personajes y situaciones, para después encontrarnos con la versión fílmica de unos protagonistas sumamente distintos a aquellos que esperábamos. O, a veces queremos  ver en pantalla gigante  una de las partes del libro que más impacto nos causó, y nos encontramos con que el criterio del guionista y del director no coincidía con el nuestro. Y es que nuestro cerebro procesa en forma muy distinta toda la información que recibimos, de ahí la importancia de la lectura y la interpretación  que cada uno hace.

Pero ese tema da para mucho,  y es harina de otro costal. Volviendo a lo que nos convoca, planteo algunos ejemplos de clásicos de la literatura que han sido llevados al cine:

Sin duda la historia de “Alicia en el país de las maravillas” es un buen ejemplo.  Lewis Carroll, la escribió en 1865…Pero, ¿porqué es Hollywood el encargado de recordarnos, 147 años después, que esta historia es  espectacular? (me refiero a la versión de la película estrenada el año pasado, dirigida por Tim Burton) .  Para explicar su éxito hay miles de razones: Una niña enfrentada a una encrucijada: seguir siendo una nerd pelolais con delantal blanco, o ser una niña power  que se la juega en una aventura increíble. Y es que Alicia se enfrentó a sus temores infantiles tomándose un misterioso brebaje de una tentadora botellita, cuya etiqueta sólo rezaba “bébeme” y eso dio pie a una de las historias fantásticas más leídas por niños y adolescentes desde hace  casi 150 años. Pasando a temas fílmicos,  los hermanos Cohen hacen un feroz guiño a esta parte del cuento en una de sus películas Matrix ¿Quién no recuerda la escena de la encrucijada de Neo ante la decisión de escoger entre  la píldora azul o roja?

Lo mismo pasó con “Las crónicas de Narnia”  escrita por C. S. Lewis entre 1949 y 1955. La tierra de Narnia y sus personajes mágicos fascinaron a muchos. Y si sigo en esa línea, es imposible no recordar  “El señor de los Anillos”. En 1954 Tolkien logró que se editara la primera parte de la saga, en 1960 se editó en español por primera vez,  y en 1993 esa edición salió publicada en un solo volumen. Pero algunos tuvieron que esperar  ocho años para conocerla, hasta que Peter Jackson la estrenó en el cine el 2001. Muchos hemos disfrutado viendo esas películas, y muchos hemos tenido ganas de leer o re leer el libro tan pronto salimos del cine, inspirados. Bien lo saben las casas editoras, que se iluminan y se les ocurre editar versiones de lujo de estas obras,  justo después de los estrenos en la pantalla gigante.

La otra vereda exhibe casos de edición-producción cinematográfica express: Stephannie Mayer escribió “Crepúsculo” el 2005. En poco tiempo la novela se había traducido a 37 idiomas y había vendido más de 25 millones de ejemplares. Tres años después ya filmaban la película, y hordas de aspirantes a vampiros adolescentes  llenaban las salas de los cines. Caso aparte es el fenómeno de “Harry Potter”. Este mago juvenil, nacido de la imaginación de la escritora británica J.R. Rowling hizo leer a millones de niños en el mundo. Las estimaciones de ventas mundiales de la primera parte de la saga hablan de más de 110 millones de ejemplares vendidos… y eso no es magia.

El tema da para mucho, ¿Qué pasa con las versiones fílmicas que no se  parecen a las historias originales de los libros? ¿Nos importa eso? ¿Qué pasa con los derechos de autor? ¿Cuándo una película pasa a ser la adaptación de una novela?.  Hay tantas interrogantes como casos, y hay cientos de películas basadas en libros. Tanto así, que el periódico británico The Guardian publicó (en inglés) la lista de las mejores 50 adaptaciones

cc: Books as Movies
cc: Books as Movies

Es un hecho que hay un mundo infinito de historias, cuentos, novelas y leyendas. Nosotros somos los directores cuando las leemos. Vale la pena creer en  nuestras interpretaciones, nuestras subjetividades y nuestros rollos personales. Bienvenidas sean si nos ayudan a dibujar mentalmente las historias y a inventar versiones privadas de Narnia, de la Tierra Media del reino del Nunca Jamás o del Mundo de Oz.

Un par de ejemplos

No obstante, hay un par de buenísimos casos de versiones fílmicas de novelas que han sido muy bien logradas  según mi criterio lector: La insoportable levedad del ser, escrita por  Milan Kundera y dirigida por Philip Kaufman en 1987 es una de ellas por varias razones. Entre ellas destaco el casting, ya que   Juliette Binoche y Daniel Day Lewis interpretan a las mil maravillas a la dulce Teresa y al infiel doctor Thomas. El segundo ejemplo es «Crónica de una muerte anunciada» .  La película protagonizada por una hermosa e inspiradora  Ornella Mutti  es un fiel reflejo de la  novela de García Márquez, no sólo en cuanto a ambientación sino que la historia se reproduce en forma casi exacta.

Transformándonos en nuestros propios directores de cine

Hay una cosa clara: ¿porqué esperar a que Hollywood nos diga qué leer? si tenemos a nuestro alcance librerías, bibliotecas, la red bibliometro,  los libros de nuestra casa y los de los amigos generosos que nos proveen de lectura. A eso se suman los libros electrónicos y muchas otras opciones para encontrar buena literatura de nuestro agrado. Hollywood no debiese ser quien nos diga qué buena historia conviene leer. Y aunque no lo crean, para  muchos es así, no en vano las bibliotecas escolares muchas veces compran más ejemplares de los libros que son llevados al cine porque saben que habrá más interesados.  Pero bueno, si de leer se trata todo medio vale la pena.

No me malentiendan, amo el cine: soy de las que se acuesta a ver tres películas al hilo en las tardes invernales, arropada hasta el cuello. Pero a veces, también, prefiero contarme mis propios cuentos. Claro que si empiezo a compararme con los directores de cine, claramente salgo perdiendo…o al menos eso es lo que dicen las ventas de  taquilla del cine.