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Cuando Harry Potter conoció a Salinger. Seminario en Centro Cultural de España

¿Qué y cómo leen los jóvenes en Chile?

 

Si usted es una de esas personas que cree que fomentar la lectura en los jóvenes reviste algunas complejidades, si cree que trabajar con niños es más sencillo que hacerlo con adolescentes en materia de lectura, o si piensa que los jóvenes no leen tanto como debieran, entonces este seminario organizado por LEE CHILE LEE, el Centro Cultural de España y  el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes le viene como anillo al dedo.

Porque  no sólo se responderá qué y cómo leen los jóvenes, sino que también se abordarán otros temas que son cruciales para acercar el mundo de los adultos al de los nuevos lectores.

No sé a ustedes, pero cuando pienso en este tema se vienen a mi mente un sinfín de preguntas:

  • ¿Qué estrategias aplicar para que un niño se convierte en un joven lector?
  • ¿Por qué puede ser nocivo inculcar la lectura en base a las lecturas obligatorias escolares?
  • Más allá de la lectura lineal, ¿Qué incidencia tiene la lectura de imágenes, viñetas e ilustraciones en los libros para el público adolescente?
  • ¿Qué estrategias podemos usar para valernos de la imagen como instrumento para fomentar la lectura?
  • ¿Qué argumentos esgrimen los jóvenes a quienes no les gusta leer?
  • ¿Será cierto que la poesía no es del gusto de los adolescentes?
  • ¿Qué vínculo se puede establecer entre la lectura y la escritura?
  • ¿Cómo se mueve el mercado editorial para los lectores  en formación?.

Para responder éstas y otras interrogantes, el seminario plantea un programa  que ayuda a  desentrañar los misterios que conlleva el libro en manos de los jóvenes:

  • Claudio Aravena, gerente de proyectos sociales de la Fundación La Fuente hablará sobre «Obligar nunca, seducir siempre». De chicos lectores a grandes lectores
  • Paloma Valdivia,  reconocida ilustradora,  conversará con el periodista Claudio Aguilera sobre «Para  verte mejor». Las ilustraciones también se leen.
  • Carlos Reyes, investigador,  guionista de historieta y miembro del colectivo Ergonomics hablará sobre «Lecturas en Viñetas.  Los superpoderes de la historieta
  • La escritora María José Ferrada compartirá «Titilan los jóvenes a lo lejos. Pongamos algo de poesía en la sala de clases»
  • Claudia Gilardoni, bibliotecóloga e investigadora en temas de fomento lector juvenil planteará  «¿Qué leen y qué no leen los jóvenes chilenos?
  • Y Camila Rojas, editora de la Editorial Quilombo conversará con Claudio Aguilera sobre «Editar y publicar para jóvenes lectores»

Todas estas charlas se realizarán en jornadas de 09.00 a 13.30 hrs.  los días sábado 6, 20 y 27  de Octubre en el Centro Cultural de España.  El seminario es totalmente gratuito, y las personas que asistan a todas las sesiones recibirán un certificado. Puede descargar el programa completo desde este link.

Para asegurar tu asistencia, sólo tienes que completar esta ficha de inscripción y enviarla a [email protected]

¡Apúrate, porque hay cupo limitado!

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Autogestión y Redes de Trabajo

 

«Aquellos que han tenido más éxito en la historia de la humanidad (Napoleón, Da Vinci, Mozart) siempre han sabido manejarse a sí mismos: siempre han ejercido autogestión«

 

Panel sobre estrategias de comunicación en bibliotecas diversas: escolar, universitaria, pública y especializada
Durante el seminario hubo un panel sobre estrategias de comunicación en bibliotecas diversas: escolar, universitaria, pública y especializada

La frase fue acuñada por Peter Drucker  y se publicó el año 2005 en uno de los números de la revista Harvard Business Review. Es difícil autogestionarse y de paso «marketearse» para vender aquello que uno hace, especialmente si no ha habido formación y experiencia. Y se hace un poco más complicado aún si  se ofrece un servicio intangible, como en el caso  de las bibliotecas. Sin duda esto da pie a varios cuestionamientos, algunos de los cuales traté de resolver  el pasado lunes 27 como panelista en un seminario en el GAM  llamado «Estrategias Comunicacionales para Bibliotecas»  a la que fui invitada de parte del Sistema de Bibliotecas de la Universidad del Pacífico, entidad organizadora del evento.

El tema va más allá de la gestión, del marketing, de elementos asociados a la publicidad, la difusión y a las comunicaciones. Hay abundante bibliografía que nos pueden enseñar a delinear e ir desarrollando un plan de comunicaciones y una estrategia. Sin embargo, creo hay una estrategia infalible e ineludible en cuanto a comunicar al medio, los usuarios y los lectores: Definir en concreto quién soy,  y qué lugar ocupo dentro del medio en el que me desenvuelvo.

El planteamiento suena existencialista, y quizás no esté lejos de eso. Pero si no tengo claro que tipo de bibliotecario, gestor cultural, encargado o asistente de biblioteca soy, ¿de qué forma me comunicaré?. Claramente  las funciones son ligeramente similares en los puestos de trabajo, sin embargo la impronta y el estilo es personal es distinto. Lo mismo pasa con las bibliotecas, centros de documentación, archivos y cuanto lugar de trabajo haya relacionado con la lectura, la educación y la cultura. Cada uno tiene lo suyo.

Por ejemplo, en Chile hay alrededor de 438 bibliotecas públicas, y les aseguro que ninguna es igual a la otra, y no sólo por el aspecto geográfico o por el tipo de gente que las visita.  Hay una mezcla entre los usuarios, el personal que trabaja allí, la «onda» del lugar y varios aspectos subjetivos que hacen que ese lugar sea único e irrepetible. Desde ahí, desde ese entendimiento se pueden desarrollar proyectos que tengan más significancia y sentido de pertenencia para quienes se desenvuelven en él. Otra ventaja de detectar claramente el sello es que al estar frente a un tercero para conversar, informar y/o dar a conocer su trabajo en pos de formar una futura red, éste observará un gran convencimiento y seguridad.

Casi 150 personas llenaron la sala de BiblioGAM, espacio muy atractivo y cómodo para realizar estos eventos.
Casi 150 personas llenaron la sala de BiblioGAM, espacio muy atractivo y cómodo para realizar estos eventos.

Por eso, lo primero es determinar en qué tipo de lugar se desempeña y qué tipo de bibliotecario es. Para eso hay algunas preguntas claves:

  • ¿Qué diferencia mi trabajo del que ejercen mis colegas?
  • ¿Qué me interesa en particular lograr en esta biblioteca? y ¿Qué me interesa a nivel personal?
  • Si quisiera reconocimiento o valía de parte de los usuarios, ¿en qué me gustaría que se fijaran respecto a mí? ¿Con qué me gustaría que me asociaran?  Puede ser incluso por un detalle que a veces parece nimio o banal: por su vestimenta o aspecto físico. (al respecto me permito una breve anécdota: hace un año, conversando con una bibliotecaria escolar de un colegio en Finlandia, me señalaba que siempre usaba lápiz labial para atender en la biblioteca porque los niños y jóvenes debían verla rozagante y con buena cara para que tuviesen ganas de volver)
  • ¿Por qué me interesa -realmente- aprender a mejorar mis habilidades para comunicarme estratégicamente?
Es importante que eso esté claro, de otra forma cualquier plan que emprenda por comunicar su trabajo no tendrá sentido pues no sabrá qué es lo que exactamente quiere comunicar y adonde se dirige.

Luego están – y suena de perogrullo-  los infantables objetivos. Determine para qué quiere mejorar la estrategia comunicacional de su unidad o proyecto personal. Acá van algunos ejemplos que corresponden a proyectos de diferentes tipos de bibliotecas (universitaria, escolar, especializada, etc.):

  • Potenciar el rol de la biblioteca, transformándola en un Centro de Recurso para el Aprendizaje, ofreciendo una oferta variada de información con un enfoque tecnológico, desarrollando habilidades informacionales en los usuarios. Ver más información
  • Desarrollar el gusto, el hábito y las habilidades de lectura en toda la comunidad educativa. Ver más información.
  •  Convertir a las bibliotecas escolares en centros de recursos de aprendizaje abiertos y de fácil acceso para la comunidad educativa. Ver más información.
  • Acercar la lectura a zonas alejadas, principalmente rurales, que no cuentan con otros servicios de préstamos de libros. Ver más información.
  • Conocer e interpretar diferentes tipos de textos. Ver artículo al respecto.
  • Contribuir al fomento lector y escritor, siendo un actor destacado en la promoción de la lectura y escritura. Ver más información
  • Implementar un modelo formal de participación comunitaria, que permita apoyar la gestión de la biblioteca.Ver más información

En tercer lugar, determine si hay algunos grupos de usuarios a quienes desee mandarle un mensaje distinto, sectorícelos de acuerdo a sus características. Piense qué los diferencia. En una biblioteca escolar, por ejemplo, claramente los estudiantes se diferencian por curso. Pero si uno va más allá pueden diferenciarse por los que van a la biblioteca y aquellos que no. Y entre los que van se pueden diferenciar por el uso que le dan a este servicio: algunos pueden ir sólo a jugar o usar el computador, otros a buscar libros para hacer tareas, otros a buscar libros porque les gusta leer. Determine qué diferencia a sus usuarios y busque los patrones de conducta que hay en ello.

Casi al fin de la jornada hubo algunos regalos para los asistentes: libros y el premio mayor: un Kindle
Casi al fin de la jornada hubo algunos regalos para los asistentes: libros ad-hoc al tema del seminario y el gran premio final: un Kindle
La autogestión no se remite solamente al trabajo de un equipo, también una persona puede autogestionarse de forma tal de desarrollar sus metas personales en función de quién es, qué le interesa y de qué forma quiere vincularse con su medio. De esa forma podrá buscar formas de financiamiento ya que es el medio el que alimenta de ideas, contactos y nexos para ver distintas alternativas para mantener en pie y desarrollar el proyecto o propuesta de trabajo.  El tema del financiamiento es de suma importancia y se presta para un futuro post. Por ahora, abocándonos a las redes de trabajo que devienen de la autogestión debo señalar que éstas no se pueden si no hay una base de trabajo que presentar a la contraparte con quien se quiere establecer el nexo. Y ese «algo» hable de usted y de su línea de desarrollo.  Como se señalaba anteriormente, el análisis de quién soy (a nivel de emprendedor personal, grupal o institucional) va en la línea de preguntarse cosas tan simples como: ¿A quién pueden interesarle mis ventajas competitivas?; ¿Qué propuestas puedo hacer?. y de ese cuestionamiento interno surge el que se contraresta con el externo: ¿Qué tiene el  medio que me interese?; ¿Estoy al tanto de lo que pasa y de la forma como se desarrolla mi área de trabajo en mi país y  el extranjero?

Naturalmente la autogestión debe ir acompañada de la constante lectura y revisión de fuentes (pueden ser sitios web, blogs, revistas, libros técnicos, etc) que nos mantengan al día en lo que nos interesa. Sabemos que todos los días el conocimiento se renueva, y en materia de gestión de información, también de lectura y bibliotecas están pasando muchas cosas en Chile y el mundo, por lo tanto una condición para la autogestión es estar informado. Existen varias herramientas para ello, personalmente uso y recomiendo el servicio de alertas de google lo cual más tarde optimicé gracias a google reader que me permite estar ordenada en cuanto a lo que me interesa. También utilizo pocket  como reservar la lectura de sitios web, dropbox para trabajar en equipo y  los últimos meses me he obsesionado con Evernote, una aplicación que uso para recordar todo  lo que tengo que hacer y mantener en mi memoria. Todas las  he ido descubriendo por necesidad, con el paso de tiempo.

Las redes de trabajo se asocian con múltiples conceptos.
Las redes de trabajo se asocian con múltiples conceptos.
Una red de trabajo no es una alianza ni un convenio. Por lo general éstos son más acotados, se ciñen a parámetros establecidos por las partes. La red de trabajo es un plan a largo plazo, implica estrecharse las manos con su contraparte y comprometerse a que se desarrollará un trabajo conjunto en alguna(s) área(s) que los comprometan, y que tambien se colaborará en otras en las que quizás no haya vinculación directa.  Tras establecer una red tiene que haber un cultivo permanente y estar siempre atento: el otro debe sentir que usted está cerca aunque no necesariamente estén reuniéndose o hablando en forma frecuente.
Cabe hacer notar que hay que invertir tiempo, creatividad y esfuerzos en formar redes de trabajo. Por ello, hay que pensar a largo plazo, siempre. A corto plazo puede que no se vea tanta conveniencia o provecho, por eso el fin último no debe perderse de vista. Y si no está dispuesto a que a veces hay que ceder, negociar o quedar en segundo plano,  entonces es mejor que no arme redes de trabajo.
La presentación completa de esta charla se realizó el lunes 27 de agosto en el Centro Cultural GAM en el marco del Seminario de Estrategias Comunicacionales para Bibliotecas Puede descargar la presentación en PDF, haciendo click aquí.

 

 

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Lectura, educación e IVA al Libro: ¡no basemos la conversación sólo en el precio!

Entrada de una tradicional librería chilena, en pleno centro de Santiago
Entrada de a una  librería chilena, en pleno centro de Santiago

Mucho se ha comentado últimamente respecto a la ley que rebajaría el impuesto de valor agregado (IVA) al libro en Chile, lo cual, en teoría, reduciría su precio. Lo que puedo aportar desde esta columna va en una línea recopilatoria de alguien que trabaja en fomento lector y que propone reforzar la difusión de algunos aspectos. Como por ejemplo que  la ley del IVA al libro no mejoraría los índices de Lectura en Chile, lo cual  resulta más relevante que el gravamen de impuesto.

¿Por qué tanto arrojo al señalar esto? Porque para quienes trabajamos en fomento lector y en bibliotecas el hecho que se haya masificado tanto la preocupación en el IVA a los libros, más que en la lectura, es  sintomático de la forma errónea en que se aborda el tema en nuestro país. Desde todos los frentes: desde la señora que se empina en el mostrador para reclamar al librero que leer en Chile es muy caro,  desde los profesores que creen que en las bibliotecas sólo se celebra el día del libro y se organizan cuenta cuentos, hasta el Gobierno con los últimos veintitantos años de políticas públicas culturales que no han ido en la línea adecuada.

Esta semana un buen amigo me mandó una carta al editor de El Mercurio titulada ” El tema no es la lectura, es el libro” escrita por las Directoras de la  Fundación Había una vez para la Cultura Ciudadana. Además de sentirme reflejada en muchos de los antecedentes que aportaron Receba Domínguez, Carmen Paz Hernández y María Paz Garafulic me puse a pensar que es necesario seguir difundiendo y opinando respecto a la inestable relación entre  precio del libro y la lectura. Veamos porqué:

Cada vez  podemos ver más personas leyendo en el metro
El que quiere, puede: cada vez vemos más personas leyendo en el metro.

1) Toda ley responde a un objetivo. ¿Qué persigue ésta además de lo obvio? ¿Para qué queremos que los libros cuesten más baratos?. Al bajar el IVA, teóricamente uno de los atributos (el precio)  del producto (el libro) hará que éste sea más atractivo a los ojos de los  consumidores (los lectores).  Se supone que nosotros  compramos y/o consumimos aquello que nos resulta necesario, interesante, atractivo, inspirador, etcétera. Pero ¿Qué pasa si los chilenos no leen tanto como para que este cambio sea significativo? ¿Para que tenga un real impacto en la población?. El hecho que baje el precio no implicará que se compren más libros, no hará aparecer lectores enajenados que repleten las librerías para adquirir su lectura añorada. No generará presión de parte de los asiduos a las librerías para que las editoriales editen material de mejor calidad. Eso, en el largo plazo, no pasará ni por asomo. Como botón de muestra cito el estudio de Adimark «Chile y los libros» donde se pregunta en forma muy directa «Si los libros NO tuvieran IVA: ¿Compraría más?» El año 2066 un 60,1% responde afirmativamente, el 2008 la cifra aumentó al 65,3% y el 2010 la cifra cae al 53,7%.

2) El tema de la disponibilidad versus el  uso  -que daría para una columna aparte- se discutió durante el Gobierno de Michele Bachelett cuando se repartieron los maletines  literarios: el simple hecho que una familia haya tenido acceso a estos libros no significó que sus hijos los leyeran. Quizás sucedió… pero no tenemos idea. De hecho, hasta el día de hoy no hay informe que hable del resultado de esa “campaña” e inversión del MINEDUC. Les aseguro que si hubiese tenido los resultados esperados  nos habríamos enterado para generar,  desde ahí, nuevas formas de hacer leer a los chilenos.

3) Pero ya que estoy en esto, me permito ir un poco mas allá y señalar que en Chile hay bajos índices de lectura y no se compran libros porque-entre otras muchas razones-  el promedio los chilenos no entendemos lo que leemos.  Lo curioso y tremendo de esta situación es que en los establecimientos educacionales,  en las bibliotecas escolares, en los CRA -Centros de Recurso al Aprendizaje-  y en las bibliotecas universitarias parece haber una disociación entre: a) el aprendizaje, b) el estudio, c) la lectura, d) la conducta lectora y e) los niveles de comprensión de lectura. Frente a este panorama, permitan que esta bibliotecaria se sienta -aunque sea un poco- desconcertada frente a toda la difusión que genera el tema del IVA en los libros. Creo que hay otras cosas que priorizar. Y con esto no quiero que se entienda que estoy a favor del IVA en los libros. Pero me parece que la situación debe ponderarse y contextualizarse en toda su magnitud: Quién le da vida al libro es el lector. Para que éste exista, y quiera ejercer su derecho debe tener un estímulo, un impulso. Y éste no pasa, necesariamente por pagar  mil  o dos mil pesos menos en la librería más cercana. Muchos de los lectores se consiguen libros entre sus amigos, familiares, conocidos, etc. Compran en “la cuneta” o en la feria usando el comercio informal (no valido este medio, sólo señalo que se utiliza aunque no sea lo adecuado) van a San Diego o a los libreros de textos usados. Etcétera. Esos lectores, a los que de verdad les gusta leer, probablemente no van tan seguido a las librerías, o quizás compran libros de vez en cuando. ¿Sabe por qué?   porque ya tienen sus “book dealer” (amigos o conocidos con los que se recomiendan e intercambian libros)  y su “red de lectura” armada hace rato. Por lo tanto, si bajan el precio del libro quizás compren algunos títulos más al año, pero eso no causará impacto  en los índices de lectura porque son personas que ya  tienen el comportamiento lector arraigado. Los estudios que hablan de este tema aluden a un grupo etario menor de 25 años, pero de todas formas dan luces sobre el hecho que las librerías no son la principal fuente de acceso a la hora de conseguir libros.

En la FILSA dek 2011 hubo ofertas de libros de mil, dos mil y tres mil pesos.
En la FILSA del 2011 hubo ofertas de libros de mil, dos mil y tres mil pesos.

4) Porque hasta ahora no he escuchado la propuesta de desarrollo, optimización y competitividad que las editoriales (pequeñas, independientes, conglomerados, etcétera) tienen que presentar a los Chilenos. ¿Cuál es su planteamiento? ¿Se ha publicado en algún medio? ¿Qué planes tienen para el corto, mediano y largo plazo? ¿De qué forma aprovecharán la ventaja de no contar con el IVA como barrera para la edición? …Mutis por el foro.

5) ¿No les parece típico de nuestra  idiosincrasia eso de arreglar la mesa del restaurant colocando una tapa de botella en una de las “patas” que cojea? . Por que claro, en vez de reemplazarla o llevarla donde un mueblista a que sea reparada, se opta por una solución puntual que no va enfocada a solucionar el problema de cuajo. Pero ¡claro! y volviendo al tema del libro, al final  puede resultar mas amable  decir: “hacemos algo por el tema de la lectura y del libro en Chile: peleamos por el IVA”. Cuando en realidad hay muchas otras cosas que podemos hacer y que implican una labor más constate, potente, compleja, profunda y reflexiva. Es cierto: la labor que hace una madre por fomentar la lectura de sus hijos no se conoce, se basa más en la intuición que en otra cosa,  y  los resultados los atisbará sólo en unos años más. Esta labor no aparece en un video de Youtube y tampoco es masificada en una campaña.

Entiendo que los temas que planteo en esta columna son de otro calibre y van más allá del IVA  al libro. Pero, si vamos a señalar que la disminución del precio de los libros incide en el nivel de lectura de los chilenos, entonces consideremos el tema en todo su esplendor.

Creo que todos los que estamos por  mejorar el acceso al libro y la lectura tenemos un deber para con nuestro entorno mediato: ¿qué hace usted en su casa, con sus amigos y familiares, con sus hijos por fomentar el acceso al libro?  quizás algunas medidas simples que al parecer no tienen gran impacto, si se desarrollan a gran escala podrían redundar en mayores o similares beneficios que los que puede traer una disminución en el IVA a los libros. ¿No es eso lo que trata de propagar la campaña de cuidar el agua y la luz? ¿Que los pequeños actos cotidianos son los que, en el largo plazo, pueden hacer la diferencia?

 

Por eso, lo invito a  firmar por el fomento a la lectura, desde todo ámbito y medio. Aunque pensándolo bien…. no firme, mejor lea.

 

¿Le interesó este tema? Sugiero profundizar esta columna con artículos publicados en otros medios

 



Estudios

Canales de acceso a los libros.

  •  Hábito lector y comprensión de lectura en alumnos de Cuarto Medio. Estudio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes

¿Dónde obtienes los libros que lees por interés personal?

  • El Placer de la Lectura. Estudio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes

Lugares en que los/las encuestados tienen acceso a los libros por región

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Hablando de fomento lector en la escuela

Las pruebas de comprensión de lectura desincentivan el interés de los niños  por la lectura
Las pruebas de comprensión de lectura desincentivan el interés de los niños por la lectura

Mabel de Condemarín, que algo sabe de la enseñanza y didáctica, se refiera a la lectura recreativa en su libro  La lectura:  teoría, evaluación y desarrollo  «como una lectura voluntaria o independiente, en la cual los materiales escogidos por el lector son leídos durante una cantidad de tiempo igualmente voluntaria y a un ritmo personal”. No deja de llamar la atención que la idea de lectura independiente es equivalente a recreativa. Relación que la escuela y sus prácticas se encarga de disociar por completo.

Independiente se entiende en nuestro contexto escolar más bien como el niño que lee las lecturas complementarias del ramo de Lenguaje y Comunicación sin que lo obliguen o lo amenacen con las penas del infierno. El lector independiente es aquel niño al que no hay que dividirle la lectura de la novela en diez o quince páginas por día, sino que se sienta solito, sin que lo manden; y si se saca un azul, mejor, con eso, tarea cumplida. En la educación formal del colegio es suficiente con la lista de libros y sus respectivas evaluaciones; los planes lectores están orientados a desarrollar estrategias de comprensión, los niños leen para contestar preguntas de alternativas que responden a las distintas taxonomías y que les brindarán el anhelado semáforo en verde del SIMCE, entre otras mediciones.

En el colegio de Paine los niños los niños diseñan sus propios marcapáginas
En el colegio San Francisco de Paine la biblioteca invita a los niños  a diseñar y dibujar sus propios marcapáginas

En la escuela se trabaja durante todos los años y de muchísimas maneras hasta el hartazgo la comprensión de lectura, sin embargo, lo más importante no es intencionado: el estímulo lector. Si conversáramos con algunos de nuestros estudiantes y le planteáramos que la lectura puede ser recreativa pensaría que nos estamos haciendo los graciositos con un pésimo chiste. Y en este contexto, a los que nos interesa volver al mundo entero buenos lectores más que maestros o mediadores de la lectura parecemos personajes de otra dimensión arengando en jerigonza. Sin duda algo estamos haciendo muy mal. Por  enumerar solo algunas de las prácticas nocivas que tenemos que evitar diré que la biblioteca no debe, por ningún motivo, ser el lugar de castigo o que recibe a los atrasados de un colegio; que los “clásicos” no deben ser leídos obligatoriamente sólo por ser “clásicos”; que no es motivador escuchar un cuento interrumpido por todas las aclaraciones del docente; tampoco hacer esa ridícula lectura compartida en que cada niño lee un párrafo del texto con el fin de hacerla “dinámica”.

Recuerdo y veo constantemente tantas aberraciones con la lectura que me admiran aquellos que a pesar de la escuela desean seguir leyendo. Los docentes y los padres deben resignificar la palabra recreativo y su relación con la lectura. Efectivamente debemos educar en torno al placer lector, sólo así se ganan lectores independientes, es decir, que leen porque quieren saber, porque les entretiene, porque les permite pensar, porque encuentran en ese espacio tan íntimo sus propias preguntas y respuestas. En este sentido, los padres y maestros deben propiciar buenas y variadas lecturas. Si logramos  volver a nuestros estudiantes lectores independientes, ellos aumentarán su capacidad lectora y continuarán por sí solos el periplo literario iniciado en el aula. Por otra parte, no existe una única lectura recreativa, otro de los tantos sobrentendidos, un libro de filosofía puede ser tan recreativo para algunos como una novela rosa para otros, aunque con profundidades distintas, claro. Por lo demás, ese lector de novela rosa puede por sus debilidades existenciales y literarias interesarse en leer poemas de amor, y posteriormente consultar algún texto de lectura crítica que piense el amor y así terminar leyendo  teología para volver a leer aquella novela rosa que registró de su propiedad con todas las letras de su nombre y que siempre estuvo cerca, como un buen amigo.

Hay tantas posibilidades, tantas rutas y extravíos como títulos hay en una biblioteca. No podemos perder de vista, tampoco, que tenemos en el aula niños con inquietudes e intereses distintos que debiésemos conocer. Un verdadero plan lector debe partir indagando acerca de las preferencias de los estudiantes y brindar una variedad de textos literarios y no literarios que los niños puedan comprender y a la vez sentirse desafiados. Lo peor que podemos hacer es subestimarlos y pensar que la solución es darles sólo lectura de masas o los que están de moda, porque a no todos les gusta la magia o estos vampiros 2.0 que se encuentran en cuanta cuneta literaria hay en Santiago. Qué lindo sería que los niños participaran de la adquisición del material de lectura del colegio, por ejemplo. Probablemente los títulos serían muy variados. También es posible que la visita a la biblioteca fuera más asidua y sus préstamos con  sentido.

En la escuela-E-34 de Calama incentivan la lectura con portadas de cuentos en las puertas y ventanas de cada sala.  Más información en http://bit.ly/LLr8JJ
En la escuela-E-34 de Calama incentivan la lectura con portadas de cuentos en las puertas y ventanas de cada sala.

Que provechoso sería una biblioteca en la que los padres, profesores y personal del colegio sugirieran, prestaran y solicitaran libros, es decir, una comunidad educativa que compartiera sus lecturas, también la creación de pequeños clubes de lectores a partir de sus coincidencias,  salas que contaran con una pequeña estantería con los libros de los niños del curso, que se le otorgara más tiempo del día a leer en vez de hacer tareas tediosas y rutinarias, me imagino  profesores comentando lo que están leyendo con otros y con sus alumnos y que el intercambio fuera horizontal. Mi experiencia me dice que el gusto por la lectura en los niños y adolescentes es adquirido, sobre todas las cosas gracias a la transmisión positiva de la lectura y los libros de parte de esos adultos significativos. Para los niños pequeños, por ejemplo, la lectura de cuentos es una instancia muy grata de compartir y aprender junto a sus padres, y cuando sus profesores realizan lo mismo en voz alta, en un espacio acogedor, dispuesto a oír y a disfrutar, el niño recrea nuevamente los momentos cálidos y placenteros que vivió con sus padres. ¿Pueden dimensionar lo que eso significa en el contexto sala de clases? Sin embargo, algunos docentes arruinan este momento grandioso con sus evaluaciones y actividades después de la lectura, que en muchos casos duplica el tiempo que se invirtió en la misma. Mi experiencia me dice que hay que leerles constantemente a los niños, sin que exista siempre la necesidad de aplicar un instrumento de control: leer simplemente porque lo pasamos bien haciéndolo, porque queremos contarle a otro algo que sólo yo sé y que deseo compartir o porque después de la lectura se armará un diálogo exquisito y democrático. Sólo por eso, ni más ni menos.

Para terminar, les cuento que hace unas semanas estaba leyendo un cuento de Pepe Pelayo llamado Caperucítala, mis estudiantes estaban rindiendo una prueba, por lo tanto, la sala estaba en absoluto silencio. Yo fascinada con la lectura no podía contener mis risotadas con las ocurrencias de este autor. Al terminar la prueba muchos de los niños me pidieron prestado el cuento y como sólo tenía una copia quedé de leérselos otro día. No hay día en que no me cobren la promesa que les hice. Qué sencillo resultó entusiasmarlos, sólo bastó un pequeño cuento y alguien detrás de él inmerso en una lectura placentera.

Nota del editor: el Programa Lee Chile Lee seleccionó una serie de cuentos para promover la lectura en familia. Dentro de esa selección  «Caperucítala» desde este enlace es un cuento destacado, por lo que  le recomendamos descargarlo para disfrutarlo con sus hijos, alumnos, amigos, etc.

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Book Lovers

¿Book Lovers o Ratones de Biblioteca?

Los anglosajones suelen asociar la palabra «Lovers» (que  literalmente significa amante) a otra palabra, evidenciando de esta manera lo mucho que les gusta un determinado objeto, bien o servicio. Por ejemplo los «car lovers» son los fanáticos de los autos.  Es así como últimamente hemos visto en spots de televisión y otros medios las campañas publicitarias de conocidas marcas de comidas para mascotas, señalando que   los «Dog Lover» y «Cat Lover» deben comprar determinados alimentos para agasajar a sus cachorros.

Los libros  no han sido la excepción, por eso quienes son buenos para leer son llamados Book Lovers. En mi afán por indagar más respecto a esta expresión, observé que los Book Lovers no se caracterizan solamente por ser buenos lectores, ya que son personas que complementan su afán  con objetos asociados a la lectura: desde los separadores de libros, lápices, tazones, e incluso bolsos, teteras, poleras, calendarios, chapitas o pins. En general cualquier tipo de objeto que se relacione, aunque sea indirectamente, con la lectura. No importa que tan sofisticado sea el objeto: desde el clásico marcapáginas  o una buena libreta para anotar ideas. Todo vale.

"Perita" para leer más comodamente
«Perita» para leer más cómodamente

Hay Book Lovers que tienen a su haber accesorios, como aros, collares, anillos, e incluso cubrecamas (hay uno especialmente diseñado por Andrea Ayala Cosa que permite leer en climas fríos para evitar que se hielen brazos y manos). A tanto llega esta afición, que en Estados Unidos incluso celebran el día del Book Lover. Por eso, cada 9 de agosto numerosos blogs, sitios web, bibliotecas, y otros lugares asociados a la lectura se reúnen para conmemorar a los lectores con distintas actividades.  El afán ha llegado a tanto, que incluso han acuñado la frase «Los que aman los libros nunca se van a la cama solos» («Books lovers never go to bed alone») En Chile, la Biblioteca de la Universidad del Pacífico lanzó este año  una  campaña llamada «¿Qué estás leyendo?« para incentivar la lectura y premiar a los alumnos que comparten los libros que leen  a travésde una aplicación vinculada a Facebook. Y el premio fueron unos  «Kit Lector» con objetos asociados a la práctica de leer. Ahora bien, siguiendo con mi revisión, he encontrado sitios web -e incluso tiendas- con sugerencias  de  regalos para los “Book Lovers”  y otros sitios aplicaciones para smatrphones y tablets.

No estoy a favor  de acuñar vocablos y expresiones de habla inglesa sólo por seguir la  moda, pero claramente en Chile y otros países latinoamericanos, el spanglish se ha masificado mucho. Ya no tomamos un receso laboral para beber café, sino que hacemos un coffee break, vamos al mall, comemos brownies y seguimos rankings de diversos tipos. Eso, sólo por nombrra algunos ejemplos en los que el inglés se ha instaurado en nuestro lenguaje cotidiano. Por ende, hablar de Book Lover  sigue la misma línea.

Carl Spitzweg  pintó "Der Bücherwurm "  que se ha traducido como "El Gusano de Biblioteca" y que finalmente se ha aproximado a lo que hoy conocemos como el ratón de biblioteca.
«El Gusano de Biblioteca»

En mi niñez solían decirme «ratona de biblioteca» cuando me veían pasar tardes enteras entretenida con una novela. Y es que desde hace tiempo se relaciona a los ratoncillos que comen papel  con los buenos lectores que devoran libros. Hay una pintura de 1859, en la cual el artista alemán Carl Spitzweg  ilustró al ratón de biblioteca  como un bibliófilo inmerso en una vasta colección, tan grande que incluso debe usar una escalera para alcanzar los libros.  «Der Bücherwurm » (nombre original de la pintura) se traduce literalmente como «El gusano de Biblioteca» lo cual se acerca claramente al ratón al que alude este artículo  A eso se suman las innumerables imágenes de tiernos roedores con lentes, rodeados de libros, que hemos visto en caricaturas, cuentos e ilustraciones. Como ven, el tema no es nuevo.

Finalmente, lo que importa  más allá del idioma, modismos y expresiones es el fondo del asunto. Y hasta ahora -en mis múltiples búsquedas de información en internet- he encontrado más información para los fans de la lectura usando como palabra clave Book Lover.  Esa es la razón por la cual Leamos Más ha creado una nueva sección con ese nombre que va dirigida a los lectores de todo tipo: a quienes leen mucho y también a quienes leen poco; a quienes prefieren leer de la versión impresa y también a los que leen de ebooks o tablets; a quienes leen revistas, sitios web, el diario y libros. En general a todos los que se interesan por la lectura,  y gozan de ella en sus múltiples formas.

Después de todo, en estos fríos  días de invierno: ¿quién no goza estando en casa, cómodamente sentado con una humeante  taza de té o café?;  ¿A quién no le han dado ganas de tener a mano una libreta para anotar las ideas que van surgiendo de una lectura?, ¿Quién no ha querido tener a mano un práctico marcapáginas para el descanso en su lectura?. Creo que somos muchos los lectores y los Book Lovers que andamos dando vueltas por ahí. El afán es compartir datos, información y buenas ideas.

Por eso, si te sientes un Book Lover, te invitamos a contarnos qué es lo que más te gusta, y a leer otros artículos de la nueva sección dedicada a este tema.

Ideas para Book Lovers:

 

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Tras el balance 2011 de Fomento lector en Chile

Durante la presentación del estudio, en diciembre 2011
Durante la presentación del estudio, en diciembre 2011

La idea de que la educación es clave para elevar las condiciones y expectativas en la calidad de vida es, podríamos decir, una certeza instalada desde hace mucho en la población. Y por ende, también, una verdad no cuestionada por la gente. Ahora, esto no es sólo una percepción sino que son las conclusiones actuales de todos los estudios recientes de la OCDE (Organisation for Economic Co-operation and Development) , la CEPAL (Comisión Económica para América Latina)  , expertos nacionales y del “Estudio del Comportamiento Lector en Chile”, publicado hace 6 meses.

De ahí la lógica aspiración de las familias para que sus hijos sean profesionales, incluso a un costo económico devastador muchas veces, y de ahí también la obligatoriedad de la educación en gran parte del mundo, también en Chile (aquí, al menos, la básica y media). Pero la contundencia de los estudios y la legítima ambición de las personas y del país, si bien son un inicio fundamental, no son suficientes elementos para lograr la mejoría de la calidad educativa.

Un Plan Nacional para fomentar la lectura

Parte del equipo que trabajó en el estudio
Parte del equipo que trabajó en el estudio

Es sabido hace bastante tiempo que un porcentaje importante de los chilenos no entiende lo que lee, pero que esa cifra sea, a fines de 2011, un 84% y que además sólo el 3% logra realizar una internalización crítica de lo leído, esos ya son datos menos conocidos, y preocupantes.

Lo anterior se agrava al considerar, también, que quienes se declaran lectores poco frecuentes son quienes efectivamente menos nivel de comprensión lectora demuestran y que eso tiene una importante incidencia en la productividad y por ende en las condiciones y expectativas en la calidad de vida de las personas.

Este escenario es el que dio a conocer, a mediados de diciembre del año 2011, el estudio mencionado. El informe fue realizado por el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, con data desagregada, considerando factores diversos desde etáreos, hábitos de lectura y otros antecedentes que se cruzaron a su vez con datos socioeconómicos. Además se hizo una correlación con la productividad que podría alcanzar el país de mejorarse el nivel de comprensión lectora. Para los profesionales involucrados en estas materias, fue un estudio muy serio que arrojó resultados que permitirán la creación de pautas para la mejora real en la calidad educativa.

El estudio consideró que la lectura es un acto personal, de ahí la necesidad de estudiar las conductas individuales. Vale decir, analizar qué leen las personas, cuándo, cómo, etc.  Esta información da insumos invaluables a la hora de generar una política pública al respecto. Lo anterior es muy relevante, pues esta investigación fue hecha por mandato gubernamental, es decir estos insumos se transformaron en datos oficiales y están dentro de la fase de diagnóstico de un Plan Nacional para el fomento de la lectura.

Esto es muy relevante, puesto que de acuerdo a la información que manejo, hasta ahora había iniciativas de entregar libros, que, como  hemos sabido, no funcionaban mucho, como lo ocurrido con El Maletín Literario o los libros de CONACE. Había iniciativas aisladas que no siempre erav medidas y evaluadas tras su aplicación. Ahora, la diferencia relevante del planteamiento del estudio citado es que aquí se distingue entre el fomento de libros y el fomento de la lectura.

Por supuesto que es indudable, como también lo evidencian estudios de la UNESCO que el tener libros es un gran aporte. Pero es como las máquinas de ejercicios, no tonifcan el cuerpo con sólo existir, se deben usar y bien. Es decir, este docuemnto toma como premisa de partida, y como estandarte además, que lo importante es estimular que las personas lean, donde importa, así, por ejemplo, que los niños vean que sus mayores leen.

Al respecto, también es cierto, como refiere el mismo informe, que un porcentaje importante de la población se declara no lector. Eso ya se sabía hace tiempo y si bien tanto la prueba PISA  como el informe del “Lee Chile lee” demuestran que ha mejorado la comprensión lectora entre los jóvenes en la última década, el índice actual sigue bajo los estándares necesarios para un desarrollo país satisfactorio.

Lo anterior refleja que las acciones que se han realizado hasta ahora han mitigado el problema de la no comprensión lectora en el segmento más joven de la población, pero no lo han solucionado. Y entonces podría surgir la pregunta ¿por qué las cosas habrían de mejorar ahora? La respuesta podría estar el contexto.

 

Contexto actual, el factor que puede ser determinante

Durante el lanzamiento oficial de la campaña de difusión del Plan Nacional de Fomento Lector “Lee Chile Lee”
Durante el lanzamiento oficial de la campaña de difusión del Plan Nacional de Fomento Lector “Lee Chile Lee”

El año 2011 se caracterizó por las fuertes demandas a la Educación y el apoyo de la ciudadanía a esas peticiones. También tuvo fue importante la publicación de la OCDE dando el triste primer lugar a Chile como el país con mayor nivel de desigualdad dentro de los países de esa organización. Y tanto esa entidad, como la CEPAL, entre otros expertos consideraron que para disminuir esa situación la Educación es la clave.

Ahora, en Chile más de los dos tercios de la población tiene ingresos inferiores,  y el promedio nacional de los trabajadores oscila en los 360 mil pesos mensuales. Con ese panorama, y sabiendo cuál es el costo real de la vida en nuestro país, se entiende el apoyo de la ciudadanía  a los estudiantes, el cual fue ratificado por diversas encuestas. Lo anterior, además, se une a que el libro de no ficción más vendido desde su publicación en septiembre de este año fuera Universitarios: ¡El problema no es el lucro, es el mercado!”. Todo ello evidencia una ciudadanía ávida por participar, opinar.

Todo este contexto potencia, como nunca, que las medidas para mejorar la calidad de la educación en Chile, por ende el fomento de la lectura,  tengan mucha mejor recepción en la ciudadanía, si son las adecuadas.

 

Ya, pero y ¿para mí qué?

Este Plan Nacional de Fomento de la Lectura, donde participan el Consejo Nacional de la Cultura, el Mineduc, y la Dibam, está constituido por un equipo de profesionales de excelencia, partió realizando el estudio referido, evidenciando así la importancia  de tener una base informada y cuantitativa para poder analizar los diversos factores involucrados y considerar pautas adecuadas para el mejoramiento de la lectura en Chile.  Y  da cuenta, también, que este es un tema serio para el país. Cuyo fin es generar una política pública efectiva.

Esa política podría materializarse en más libros para las casas, los colegios, o las bibliotecas públicas de todo el territorio. Pero serían los libros adecuados para que sean leídos, serían los insumos necesarios para que un niño de una isla chilota lejana, o quizá de un pueblo perdido al interior de Arica, se entusiasmara con historias u otros relatos, que hagan de él, luego, tal vez, una persona instruida que tenga la posibilidad de incidir en el aumento de la productividad y por ende en el desarrollo del Chile del futuro que todos queremos.

Así que a la hora del balance de rigor, tras seis meses de haber sido publicados esos resultados, si bien se ha evidenciado el descontento de la población en muchos frentes, al menos en uno, importante dada su relación con las demandas callejeras, la educación, es justo explicitar que el Plan del Fomento de la Lectura con el Programa “Lee Chile lee” hizo un aporte relevante al realizar este estudio.

Estaremos atentos para ver en qué decanta todo este proceso y las nuevas políticas en materia educativa y cultural.


Artículo escrito por Katina Ferrer, columnista invitada.

 

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Estudiantes universitarios: ¿cuánto y cómo valoran la lectura?

(c) bingfoundation.org
(c) bingfoundation.org

Estudios referidos a hábitos lectores y nivel de comprensión lectora  en Chile señalan que el perfil de los lectores frecuentes corresponde  al de personas en un rango etario entre 15 y 29 años, de un nivel  socioeconómico alto, medio-alto y con 13 o más años de estudio.  No es casual que los poseedores de dicho perfil sean los mismos que  más adquieren libros, según antecedentes de la Cámara Chilena del  Libro.

Remitiendo este análisis al de la educación superior, la literatura  existente no da cuenta de análisis aplicados a estudiantes de pregrado, lo cual ha generado un desconocimiento acerca del valor asignado al libro en este segmento, en tanto medio de información, de recreación y de enriquecimiento personal. Tampoco se encontraron antecedentes que esclarezcan cuál es el mecanismo que los jóvenes tienen para enfrentar su rendimiento académico a través de la lectura.

Los jóvenes universitarios  son quienes,  teóricamente, más debiesen leer y consumir libros; además, manifiestan autonomía y capacidad crítica sobre las áreas y periodicidad de lectura. Por otro lado, por su formación académica se presupone que desarrollan actividades intelectuales y, por sus años de escolaridad, debiesen tener hábitos de estudio formados total o parcialmente.  La población en Chile, en cuanto a comportamiento lector se refiere, no presenta un escenario auspicioso. La medición internacional IALS (International Adult Literacy Survey) señala que en Chile más del 80% de la población entre 16 y 65 años se ubica bajo el nivel mínimo de comprensión de lectura. Hay quienes manifiestan dichas habilidades muy escasamente, siendo, por ejemplo, incapaces de entender las instrucciones impresas en los envases de productos comerciales. Estos sujetos clasifican en el nivel 1 de comprensión lectora . El nivel 2 es para quienes sólo procesan información que está expuesta en forma clara y evidente, y, aún así, no les es sencillo comprenderla ya que desarrollaron habilidades utilizadas sólo en la cotidianeidad, por lo cual no les resulta fácil hacer frente a nuevas demandas y, menos aún, adquirir más y mejores destrezas en este sentido. Ascendiendo en la clasificación están los alfabetizados funcionalmente, quienes son capaces de entender instrucciones y presentan destrezas que aportan en su rendimiento laboral. Finalmente, los niveles más altos –4 y 5– comprenden e infieren a partir de lo leído, y no sólo eso, sino que además pueden generar nueva información como parte del proceso.

Kenneth Goodman en su artículo «La lectura, escritura y los textos escritos: una perspectiva transaccional y sociopsicolingüística»  postula que existen niveles de comprensión lectora:

  • literal (primer nivel);
  • inferencial (segundo nivel)
  • crítico (tercer nivel)
  • apreciativo (cuarto nivel)
  • creador (quinto nivel)
(c) Libraries & Museum
(c) Libraries & Museum

Lamentablemente, según los estudios aludidos, sólo un 2% de los chilenos está en el nivel 4 y 5. Si este antecedente se analiza respecto al 13% de la población con educación superior (universitaria o técnica) completa, entonces se deduce que menos del 25% de los egresados de universidades chilenas manifiesta habilidades destacables en cuanto a comprensión lectora (niveles 4 y 5). Si a ello se suma que un 11% de jóvenes universitarios en sus últimos años de estudio señalan categóricamente que no tienen hábitos lectores, el escenario se torna cada vez menos optimista.

Se entiende por hábito lector cuando la lectura se realiza en forma automotivada y se ejerce periódicamente (diariamente o varias veces por semana). Bajo este prisma, esta actividad es considerada como una opción más, no sólo de  entretención, sino que como un medio de aprendizaje, adquisición de nuevo conocimiento y acceso a la cultura. Existen variables psicológicas y emocionales que concitan interés por la lectura. Los investigadores Wigfield y Guthrie señalaron  que “la construcción del significado durante la lectura es un acto motivado. Durante la lectura el individuo actúa deliberadamente y con un propósito. Por lo tanto, una explicación en términos motivacionales es crucial para una explicación del acto de leer”. Este factor puede ser decisivo, tanto al momento de optar por leer en vez de hacer otra actividad, como también por escoger qué se leerá. Es por esto que, a la hora de comprender, de proyectar y,  eventualmente, intervenir en el desarrollo de la industria del libro resulta crucial conocer los hábitos y la forma como piensan y discriminan los consumidores de lectura.

El comportamiento de los universitarios es el más interesante en relación con este tema, puesto que ellos pronto ejercerán sus opciones de consumo cultural en el mercado. Existen antecedentes, proporcionados por la Cámara Chilena del Libro, que indican que en los últimos tres años la producción editorial aumentó, en promedio, un 8,4% .

Prosiguiendo el análisis respecto de la variedad de la oferta editorial, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLAC) analizaron la comercialización del libro en Chile, y concluyeron que “el sector librero realiza una inversión muy escasa en acciones de marketing y, generalmente, ésta se concentra en lo que hacen las cadenas de
librerías. Aún así, lo que se realiza es menor y muchas veces de forma esporádica e irregular. Tampoco hay campañas de publicidad conjunta ni del producto en términos genéricos, ni de las librerías como canal de venta”.

No puede dejar de sorprender que esto suceda en un país en vías de desarrollo, en el cual la tasa de inversión del Estado en educación se ha cuadruplicado desde 1990,  en el que se ha incurrido en una serie de reformas destinadas a mejorar la educación –tales como el MECE,  Proyecto Enlaces, proyecto Bibliotecas de Aula , jornada escolar completa entre otras iniciativas– con lo cual se ha invertido en el fortalecimiento del nivel de educación y cultura de los chilenos.

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Este post es la introducción del artículo «Universitarios y lectura: Análisis cuali-cuantitativo  del uso, accesibilidad y valoración de los libros» escrito por Claudia Gilardoni , el cual da cuenta de una investigación realizada el año  2005 y con el auspicio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura a  los estudiantes universitarios de pregrado de la Región Metropolitana en instituciones del Consejo de  Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) y privadas, de las  áreas humanista y científica, quienes, al momento de realizar dicho estudio, cursaban asignaturas entre el séptimo y el décimo semestre académico. El estudio se centró en este segmento pues constituye una masa crítica importante. Según informes del Consejo Superior de Educación (CSE), su universo alcanza aproximadamente 35.000 estudiantes. El artículo presenta presentó los resultados con  relación al tipo de universidad y al área de estudio, circunscribiendo este último aspecto sólo a Ciencias y Humanidades. Posteriormente, se especializó el análisis y el área de estudio de acuerdo con estudiantes  de carreras de Ciencias Básicas, Ciencias Aplicadas, Ciencias Sociales y carreras de Arte. Ello permitió dilucidar el perfil de los jóvenes según su carrera y su relación con la lectura, lo cual es presentado en este artículo que profundiza el análisis primario.

El estudio fue publicado en diciembre del año 2006 en la revista Calidad de la EducaciónDescargar el artículo en PDF

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Columnas y artículos

Leer será tener una copia ilegal en el cerebro

cc: derechoaleer.org
cc: derechoaleer.org

La polémica frase que brinda título a este artículo es de Christopher Kelty, profesor de la Universidad de California, frente al cierre de  la librería virtual «Library.nu». Kelty señala además  que el centro de la discusión debería estar entre la idea de criminalizar el acceso a los libros “ilegales” contrapuesto al asunto de compartir conocimiento.

 

La historia de Library.nu (también conocida como «Gigapedia») y del cierre de su sitio  -el cual albergaba miles de libros en línea en forma gratuita-  fue el broche de oro que marcó la contienda ganada por  la coalición de 17 editoriales que exigieron su clausura.  La misma coalición que ya bajó a  Megaupload y apretó a The Pirate Bay, entre otros. Sin embargo, ante la ausencia de un reemplazo considerable en relación con la oferta que había logrado Library.nu, instituciones y organizaciones que bregan por los derechos de los lectores,  profesores y estudiantes se preguntan si el daño sobre el acceso a la cultura no es mayor que el daño al “derecho de autor”. Es decir, Library.nu era un problema y también una gran solución.

Las diecisiete compañías editoras se unieron desde Estados Unidos, Inglaterra y Alemania para bajar al sitio que tenía una increíble oferta de literatura universal, la cual rondaba los 400 mil ejemplares y algunos dicen que podría haber llegado al millón. Entre las editoriales en contra, están Harper Collins, Oxford University Press y Macmillan.

cc: educationnews.org
cc: educationnews.org

Lo que cuestiona y plantea  Christopher Kelty, quien además de profesor es autor del libro «Two Bits: the cultural significance of the Free Software«, es que el sitio tenía principalmente libros escolares, monografías, análisis biográficos, manuales técnicos, investigaciones en ingeniería, matemática, biología y ciencia, textos con copyright pero fuera de mercado – mal y bien escaneados-  en inglés, francés, español o ruso.  Kelty va más lejos en  su artículo “The Disapearing virtual library” al señalar que esos “bárbaros que pusieron la industria editorial de rodillas no eran otros que estudiantes de cada rincón del planeta deseosos de aprender». Eso es lo que miles de jóvenes y adultos con avidez de aprendizaje hicieron con Library.nu, en apenas unos pocos años “crearon un mundo de lectura y apostaron a compartir contenidos”.

De acuerdo a lo expuesto en su artículo, Kelty señala que los editores piensan que se trató de una gran victoria en la “guerra contra la piratería”, que va a mejorar las ganancias de la industria y les ofrecerá mayor control. Por el contrario, los mal llamados “piratas” piensan que simplemente el contenido se irá hacia otro sitio. Sin embargo, el meollo del asunto  está en comprender que la demanda global por el aprendizaje y la escolarización no está siendo tenida en cuenta por la industria editorial. La gran clase media global está deseosa de  compartir conocimiento. Esta vez, el argumento en contra de Library.nu todavía es más difícil de defender, ya que  no se trata de entretenimiento sonoro o de jóvenes haciendo travesuras y copiando discos para que los bajen sus amigos, sino de un colosal acceso al conocimiento.

La furia por la interrupción al acceso al conocimiento se apoderó de las redes sociales, los blogs, los posts y miles de universidades de todo el mundo que habían encontrado en Library.nu un espacio para terminar con la escasez de acceso al saber, en un mundo en el que la industria editorial sigue pensando que el saber ocupa lugar y hay que pagar por él. O como dice magistralmente Kelty en un tramo de su artículo, “dentro de poco, leer será tener una copia ilegal de un libro en el cerebro”.

 

Artículo escrito por  Mariano Blejman  (@blejma) y extraído de a edición en línea del periódico argentino  página 12

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El lectoespectador, porque ya no somos lectores ni espectadores


Portada del libro
Portada del libro

Vicente Luis Mora es crítico literario, ensayista, escritor español y reciente autor de la obra  «El lectoespectador». El texto se ocupa de presentarnos el nuevo entorno en el que se desarrollan la comunicación y la creatividad narrativa, y para ello  contempla medios como Google, Twitter, la televisión o la literatura a medio camino entre el texto y la imagen. El lectoespectador también profundiza en temas literarios ya que, a juicio de Mora: el narrador es hoy quien más atención está prestando a la realidad; el novelista es quien nos está contando ahora los cambios en directo.

De esta forma, El lectoespectador acentúa  la división entre aquellos escritores que permanecen alejados de la red y los que prácticamente viven inmersos en ella. Y eso no hace más que plantearse una serie de dudas que avivan el debate sobre la narrativa y que dan pie a una reflexión subjetiva respecto a la extrema importancia  que se le está dando al medio, por sobre el mensaje. De esa forma comenzamos a olvidar que lo principal es la calidad de los textos, la forma cómo estos se comprender e  interpretan, más que el formato o fondo.

La inmediatez de internet no debe implicar además, como menciona Mora, la desaparición del proceso de selección y edición- algo importantísimo en el resultado final de la obra narrativa- ya que sin edición, depuración y corrección nos abocamos a leer textos en estado bruto. Las posibilidades formales y estructurales que nos proporcionan las nuevas tecnologías son muy interesantes e inspiradoras de nuevos ámbitos en los que desarrollar esos textos. Pero el hecho de usar esas tecnologías no implica que el texto “ascienda” a una división superior.

Obviamente el libro está disponible en versión Kindle
Obviamente el libro está disponible en versión para Kindle

Tampoco usar unos mismos medios para difundir  opiniones y textos, y también -por qué no- para publicitarlos, permite que se compartan  intereses narrativos. Por eso, lo  que desarrolla Vicente Luis Mora en El Lectoespectador es una visión de futuro prometedora e interesante. Nos anima a seguir las múltiples vías y posibilidades que nos ofrecen los medios digitales y la necesidad que tenemos todos de explorarlas intensa y extensamente, descubriendo en esa búsqueda las probables nuevas formas de la narrativa futura.

En definitiva, la obra pretende generar diálogo y tiene el valor de enmarcar un debate, al que tarde o temprano todo aquel que se dedica a la literatura acaba enfrentando y que hace referencia a cómo estar a la altura de nuestro tiempo, exponiendo al lector a una nueva cosmovisión que contrasta con una obsoleta mirada al presente teconológico. Bajo esta premisa el autor despliega en 17 capítulos (contando prefacios, apéndices…) una determinada visión del mundo, de la literatura y de la crítica en la que la tecnología que nos conforma como hombres hoy tienen un papel importante. Grosso modo la filosofía se puede dividir en tres grandes grupos: la metafísica (que da cuenta de cómo es el mundo); la epistemología (que da cuenta de  cómo conocemos el mundo) y la lógica (que da cuenta de qué razonamientos son válidos). De forma similar, Mora expone cómo es el mundo hoy: Pangea; cómo se conoce este mundo hoy: a través de la imagen, y en el caso de la lectura a través del lectoespecatador, y expone algunos silogismos en la era de internet. Así, y aunque no están citados directamente en libro, se pueden leer en la cuenta de twitter del autor algunas de sus consideraciones sobre las redes sociales

 

Vicente Luis Mora
Vicente Luis Mora

En palabras del autor «De un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que me siento algo saturado. Creo que mi falta de respuesta a algunos libros que en otras circunstancias hubieran sido reseñados (El rey pálido, Libertad, etc.) se debe a que siento cierto cansancio en lo tocante a lecturas «obligadas». Durante unos meses voy a dejar la crítica literaria de actualidad, centrándome en lecturas realizadas por puro gusto, sin necesidad de opinar sobre ellas. Haré algunas recomendaciones puntuales, sin honduras analíticas, y aún tengo que subir la lectura de una reciente edición de Gargantúa y Pantagruel, pendiente de publicación en otro lugar. Cuando vuelva, lo haré con las pilas cargadas y con voluntad de seguir compartiendo lecturas, como hasta ahora. Hasta entonces, El lectoespectador es mi aportación crítica a la conversación. Ojalá os guste.»

Si quieres más detalles se la obra,  puedes revisar el  índice desde el blog del autor.

Mora, Vicente Luis El Lectoespectador. Barcelona: Seix Barral, 2012. 288 p.

ISBN: 9788432214080

Fuentes: El lamento de Portnoy y Entrefragmentos

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Entrevistas

Aramís Quintero, poeta, narrador y ensayista cubano: “Sin lectura vivimos de una manera muy primaria”.

Aramís, en la intimidad de su hogar
Aramís me recibió en su casa para esta entrevista

Aramís Quintero Segovia, Poeta, narrador y ensayista cubano radicado en Chile desde 1999. Especialista en literatura para niños y jóvenes y en técnicas de animación a la lectura. Cofundador de la Corporación Lectura Viva. Ha publicado numerosos libros en Cuba y ha obtenido importantes premios en su país. En Chile ha publicado «Rimas de Sol y Sal», Ed. Alfaguara, y «Todo el cielo un juguete», Ed. Arrayán; ambos poesía para niños.

Entrevista realizada por Carolina Leiva Binimelis

Llego a su departamento ubicado en lo más céntrico del centro de Santiago y me recibe haciendo un ademán de bienvenida. Me siento a gusto. Sólo bastaron minutos de conversación para que me sorprendiera con su espontaneidad: “Me inicié como lector leyendo historietas, mi favorita:La Pequeña Lulú. Me las devoraba todas, hasta las que contaban  historias de santos, luego de eso, tenía el motor de la lectura echado a andar”. Así es Aramís, un amante de la lectura y de la sencillez, reacio a la impostura solemne de los intelectuales. Rebosan en él las letras y el amor por el arte y lo humano: palabra palpitante.

Me detengo en sus ojos vivaces cuando recuerda un pasaje literario estremecedor que abarca desde una historieta, un poema infantil, un chiste; hasta la remembranza de una escena maravillosa de «La montaña mágica« de Mann, pasando por Hesse y Proust, entre otros. Quiero que continúe lo que le cuento, porque también sabe leer la oralidad de mis relatos. Me sorprende, y me pregunto si algunos seres somos completamente traducibles o simplemente estoy ante un viajero interminable que ya conoció a muchos otros, y que en alguna esquina ya había conversado con alguien como yo.

Probablemente, Aramís estaría de acuerdo con esta idea de Bolaño: “El oficio de escritor es un oficio de exiliados”, porque para Quintero la literatura “es el reino de los matices”, es el lugar de encuentro que sólo se encuentra en el extravío. Es el goce, ante todo, sin deudos, sin excusas.

 

-¿Por qué lees, Aramís?

Porque me gusta, es una adicción.

 

-¿Has variado ese pretexto de lectura en el transcurso de tu vida?

Al principio era el puro placer de la lectura. Con el tiempo el puro placer se fue matizando con preferencias temáticas, de género y estilo literarios, de autores. (Conversamos largamente de la inclinación que tenía por ciertos autores, fue así como me enteré de que leyó a Hesse con pasión, pero que intentó sin éxito entusiasmarse con Demián,  texto al que le dio más de una oportunidad y que no hubo caso. Me pregunté: ¿sabrá Aramís que este libro es el caballito de batalla de los profesores de lenguaje hace ya varias décadas?, pero preferí no interrumpirlo con chismes gremiales).

 

Portada de uno de los libros de Aramís
Portada de uno de los libros de Aramís

-¿Un buen lector es quién…?

Es quien es adicto a leer -dice. Y acto seguido se pregunta a sí mismo- ¿Leer cualquier cosa?, se podría creer que así es, pero  el buen lector es el adicto capaz de crecer con la lectura, entendiendo “crecer” en un sentido abarcador, humanístico.

 

-¿Qué prefieres leer?

Poesía, narrativa, ensayo. También me interesan otros textos no literarios sobre ciertos temas (historia, pensamiento, espiritualidad, arte, divulgación científica, etc.)

 

-¿Qué tipo de libros no tomarías ni en la sala de espera de algún edificio público?

Temas típicos de farándula, deportes, cómo tener éxito en esto o lo otro, y una larga lista de las llamadas cosas “contingentes” o comerciales o ligeras. Tampoco tomaría, si por alguna extraña razón los hubiera, libros serios,  pero plúmbeos para los que no estoy entrenado.

 

-Parra dice en su Manifiesto que la poesía es un artículo de primera necesidad. ¿Qué piensas al respecto?

Sí, entendiendo la poesía como una cualidad esencial de ciertas cosas, instantes, personas, es un artículo de primera necesidad, porque nos ofrece una cota muy alta y valiosa de la experiencia de la vida, un atisbo de que vivir puede ser más y mejor de lo que es, puede tener una justificación más honda y plena, aunque sea por momentos. Eso, en la experiencia del idioma, encarna en la literatura, y en la poesía como género. Es decir, cuando realmente encarna.

 

Portada de otro de sus libros
Portada de otro de sus libros

-¿Cómo es posible que hoy día sobreviva la literatura, si nuestro universo está mediado por la ética y la estética del mercado?

Una posible (y sombría) respuesta está quizás en la propia pregunta, al decir que la literatura sobrevive. Se puede añadir: todavía sobrevive. Con esto subrayo una característica de nuestros días: hablamos del presente con cada vez más incertidumbre sobre el futuro. Esta velocidad de los cambios es inédita, nuestra psicología está bajo presión, no se le da tiempo a adaptarse. Es grato pensar que las cosas que más queremos van a sobrevivir de un modo u otro sin desvirtuarse, sin pasar a ser otra cosa, pero cada vez tenemos más dudas. El futuro, incluso el que está a la vuelta, se hace más y más inimaginable. Preguntas obvias pero sin respuesta serían estas: ¿es posible que este ritmo de cambios se mantenga indefinidamente? ¿La curva ascendente no tendrá que llegar en algún momento a una meseta, y mantenerse en ella por un tiempo? No me refiero tanto a los cambios tecnológicos en sí mismos, como a los cambios de mentalidad y actitudes que ellos acompañan y en parte condicionan. No podemos evitar que algunos de estos cambios los percibamos como deterioro, como declive. Por ejemplo, deterioro del espíritu humanístico e ilustrado del que somos herederos y del que hemos estado justamente orgullosos por mucho tiempo. Eso parece reflejarse en el indiscutible deterioro de la calidad de la educación en una amplia geografía. Y desde luego en la creciente primacía del espíritu comercial sobre la antigua dignidad que establecía perfiles y criterios selectivos de calidad en el mundo de las editoriales. Si estas percepciones de deterioro son acertadas, bien puede uno preguntarse: ¿sobrevivirá la literatura como arte? Quizás todavía sobrevive porque aún sobreviven autores y lectores de la “vieja escuela”. Tal como van las cosas, ¿habrá un relevo sostenido para ellos? Como se ve, en el fondo devuelvo la pregunta.

(Con sus reflexiones  no supe responder ni volver a preguntar . Pensé que necesitaría darle más de una vuelta a la pregunta inicial y a las posibilidades que me había devuelto Aramís).

 

-¿Qué opinas de la literatura de autoayuda?

Sobre autoayuda, crecimiento, espiritualidad, pasa lo mismo que sobre tantas cosas: hay libros serios, buenos, pero son los menos, se pierden (para la mayoría se pierden) entre tanta hojarasca engañosa, banal, superficial. Los tiempos que corren, tan acelerados y estresantes, cada vez más alejados de los soportes religiosos tradicionales, demandan recetas y muletas, y ahí está ese mercado medrando, prometiéndote hasta la iluminación en cuatro sesiones o con cuatro ejercicios. Algunos de esos temas, al igual que algunos temas científicos muy sonados (la relatividad, la cuántica y mil cosas asociadas a ambas), solo tienen dos formas de abordarse: en serio, para unos pocos preparados en serio, o como papilla para todos. No niego que la papilla de lugares comunes y simplificaciones pueda tener sus beneficios, igual que los placebos, y si usted lo necesita y no puede ingerir otra cosa, pues adelante. Lo cierto es que la mayoría de los consumidores de autoayuda, o crecimiento espiritual “fácil y en breve”, no podrían digerir ni dos páginas de Krishnamurti, Jung, Allan Watts o Ken Wilber.

 

-Donoso siempre se preguntó acerca de la trascendencia del escritor y su obra; destacaba que solo unos pocos logran la inmortalidad. Según su punto de vista, ¿qué es lo que tienen en particular esos pocos elegidos? En este sentido, ¿existe algún escritor contemporáneo al que apueste sin reserva?

Siempre va a ser interesante y pertinente preguntarse por qué han trascendido los más grandes, qué hay en ellos que pueda explicar eso. Lo malo es que las respuestas posibles pueden llenar libros enteros, o concentrarse en unos cuantos lugares comunes indiscutibles. La inmortalidad es una palabra inmanejable. ¿Sabemos nosotros, si es que la humanidad dura 500 años más, que Homero, Dante, Shakespeare, Cervantes, Goethe, van a seguir siendo lo que son? Es lo mismo que preguntarse: ¿cómo será la humanidad en unos 500 años más? ¿Podemos imaginarnos su psicología, su espíritu, sus percepciones? ¿Podemos afirmar tranquilamente que sí, que la humanidad ha sido y será siempre la misma? Esto quizás sea cierto, aceptando que también ha cambiado y seguirá cambiando constantemente. ¿Qué son los clásicos para los adultos formados de hoy, y qué son, hoy mismo, para los jóvenes estudiantes?… Por tanto, aplicar la pregunta a un contemporáneo es un puro juego.

 

-¿Por qué escribes, Aramís?

Porque me gusta, me gusta dar forma a ideas, sensaciones, emociones, me gusta batallar con el lenguaje para conseguir esa forma, puesto que la forma, en el arte, es lo decisivo. Me gusta expresarme de esa manera, sintiendo y provocando (o tratando de provocar) un placer estético, y también una complicidad en no se sabe quiénes. (Esos cómplices, en mi caso, podrían ser niños o jóvenes tanto como adultos, a través de diversos géneros, sobre todo narrativa y poesía).

 

-¿Qué les dirías a los bibliotecarios y coordinadores de biblioteca para apoyarlos en su empresa de fomentar la lectura?

Ante todo, que se hagan adictos a la lectura, si no lo son. Y para ello, que busquen y busquen los libros que puedan gustarles y se los lean, y que lleguen así a conocer sus colecciones. Y que se entrenen en hablarles de los libros que a ellos les han gustado a los niños y jóvenes, así como en leer bien en voz alta. Que se preparen, mediante cursos y talleres de mediación de la lectura, para que adquieran las nociones y desarrollen las habilidades más necesarias. Deberían descubrir la pasión lectora, y descubrir que la mediación de la lectura es una especialidad, y como tal requiere preparación.

 

Aramís Quintero
Aramís Quintero

-Se diría que el contexto actual para fomentar la lectura entre niños y jóvenes no es el más propicio: las familias no siempre acompañan en el proceso, hay muchos distractores audiovisuales e hipertextuales, los profesores siguen dando lecturas a modo de comprensión de lectura, etc. ¿Cómo sobrellevar estas circunstancias, y aun así motivar a los jóvenes a leer?

La respuesta se encuentra prácticamente en la anterior. Sí, los factores sociales y culturales que inciden en el problema de la lectura son varios, pero, para ser prácticos, hay que identificar protagonistas y concentrarse en ellos, sin descuidar al resto. Los docentes, desde el nivel parvulario, y el personal de bibliotecas, son protagonistas (para bien o para mal, según como lo hagan). Y ambos están ligados a instituciones, en contacto con una masa de niños y jóvenes, así que tienen un papel decisivo. Si no se hacen lectores ellos mismos, y si no se preparan como mediadores de lectura, esa batalla está perdida. (Prepararse como mediadores puede ayudarlos a convertirse en lectores). En realidad (hay que reconocerlo), hoy día esa batalla se está perdiendo, ante todo en la escuela, que es el escenario más amplio y de mayor peso. Si se comienza bien y temprano, en los niveles preescolares y en los primeros cursos básicos, la lectura tiene muy buenas perspectivas, a pesar de todos los distractores que existen. Pero eso requiere preparación de los adultos. Un factor clave sería introducir  sistemáticamente la mediación de la lectura como disciplina, como ramo, en las carreras pedagógicas y de bibliotecología. Mientras esto no se haga, todos los  esfuerzos serán fragmentarios e insuficientes. Y para dar ese paso decisivo, habría que contar con los especialistas en el tema, que no son meros profesores de literatura, ni meros bibliotecarios, pues la mediación de la lectura comprende otros saberes y experiencias muy específicos.

 

Conversamos del desinterés real por la lectura y sus formas, además de lo equivocados que están quienes ponen el acento en las mediciones de habilidades y competencias lectoras por sobre la curiosidad, la imaginación y el goce. Pero pienso que la contienda no está del todo perdida mientras existan pequeños espacios y grandísimos sujetos como Aramís que oxigenan este mundo con la comunión perfecta entre arte y humanidad.

 

Nos despedimos con un abrazo fraterno.