Categorías
Columnas y artículos

Las novelas policiales y el fomento lector

Las portadas atractivas son sólo el preámbulo de una historia aun más entretenida
Las portadas atractivas son sólo el preámbulo de una historia aun más entretenida

A partir de los diez años, muchos niños poseen las capacidades cognitivas y emocionales para disfrutar las novelas policiales y entender su trama.  Tienen la capacidad para inferir, analizar y observar detalles, lo que les permitirá plantearse hipótesis que los ayudarán a descubrir quién es el culpable, descartando a los que son inocentes.

Tener que desentrañar un misterio resulta desafiante, entretenido, y de paso, constituye una excelente manera de incentivar la lectura en los niños, especialmente cuando se trata de una saga, porque al terminar un libro se quiere continuar con el siguiente.  Sin duda tratar de comprender los misterios y buscar resolver las incertidumbres es una característica de la inteligencia humana.  Es por eso que el género policial tiene tantos adeptos entre jóvenes y adultos, lo que se ha incrementado en el último tiempo con la irrupción de la novela policial nórdica, con notables escritores como Stieg Larsson y Henning Markell.  Los entrañables personajes de Agata Christie han acompañado a generaciones de adultos y jóvenes con numerosas obras, que escribió hasta los 85 años.

En Chile, las autoras Jacqueline Ballcells y Ana María Güiraldes, en un concierto a cuatro manos, se han dado a la tarea de describir tramas policiales que fascinan a los niños.  El personaje central creado para esta saga de novelas policiales, es el detective Heriberto Soto, quien se encuentra siempre en el lugar preciso para desempeñar su rol con gran acierto.  Escribir en forma cooperativa constituye un excelente modelo en una sociedad en que la competencia supera con creces a la cooperación.

Lo novedoso en la creación de las autoras es una especie de final abierto, en el cual se puede conjeturar quién es el culpable entre varios personajes, todos posibles pero a la vez bastante improbables. La respuesta al enigma policial está escrito de una manera ingeniosa al final del libro, lo que lo hace más interesante aún, ya que es necesario un espejo para leer la respuesta correcta, que está escrita al revés.

La mítica figura del detective es atractiva en si misma, pues un halo de misterio le rodea siempre, además de un pasado tormentoso
La mítica figura del detective es atractiva en si misma. Un halo de misterio le rodea siempre, además de un pasado tormentoso

El hecho de que sean cuentos cortos incentiva la lectura y atrae la curiosidad, no sólo de los niños, sino también de los adultos, y como dice Heriberto Soto, en el caso de los tres colores (corresponde a un cuento de la novela «Nuevos Casos Misteriosos») “Nada es tan difícil, si uno sabe mirar”.  Lo complejo de la trama es que nadie está libre de sospecha.  Al develar el misterio, se aprende que las aparicencias engañan y personas que se presentan como muy respetables pueden cometer delitos, y que el culpable siempre entrega una pista que lo delata.La lectura conjunta con los padres es posible en la medida que son cuentos cortos.  Como la resolución del enigma se da al final del libro, se puede jugar a encontrar al culpable y a defender con argumentos la elección hecha.  Lo mismo podría hecerse en la sala de clases, desarrollando así las habilidades de pensamiento de los alumnos.

Si quiere pasar un buen rato con sus hijos y desarrollar la motivación por leer, les aconsejo la lectura de “Nuevos casos misteriosos”.  Muchos buenos lectores se inicaron con las novelas policiales.

 

 

Artículo escrito por la psicóloga  y escritora Neva Milicic, y publicado originalmente en la Revista YA  de «El Mercurio»

Categorías
Columnas y artículos

La lectura se toma en serio

Desde que Leamos Más se inició, el año 2010, hemos querido inculcar la idea que trabajar el fomento lector en la biblioteca no es la única -y mejor- vía para lograr más y mejores lectores. Recientemente, un medio local publicó un artículo  titulado «Director de esforzado colegio cuenta cómo logró enviar cien niños «problema» a la U». Uno de los mensajes de este caso, es que si un directivo escolar se toma en serio la educación de sus estudiantes y basa su trabajo en el aprendizaje de la lectura desde los primeros años, sin duda logrará buenos resultados independiente del estrato socioeconómico o el nivel de vulnerabilidad del establecimiento.

Algo que las académicas, investigadoras y actuales miembros de la  Unidad de Currículum y Evaluación del MINEDUC, Loreto Fontaine y Bárbara Eyzaguirre ya nos dijeron el 2008 con el libro «Las Escuelas que tenemos« -tema sobre el cual Leamos Más publicó un post el año 2011-  ya que en esta publicación observaron establecimientos de bajos recursos y con alto nivel de vulnerabilidad social en los cuales, pese a todas sus circunstancias, se lograban resultados SIMCE  por sobre el promedio en base a buenas prácticas de lectura en el aula.

No creo necesario convencerles de la importancia de la lectura, y en especial de enseñarla y transmitirla considerando el  gusto e interés de los lectores. Creo que, con énfasis en distintos aspectos, todos los que compartimos en este medio adherimos a este plangeamiento. Sin embargo, lejos de la teoría y de las citas, es preciso mostrar casos como el de esta escuela. Casos con nombre y apellidos, y lo que es mejor: casos con lectores.

Sin más preámbulo, les dejo con el ejemplo del Colegio Eduardo Martín Abejón.


eduardomaetinvale_193748-L0x0«Yuliano Borís Díaz (54 años) es de aquellas personas que pueden atravesar un muro si se lo proponen. Es el director del Colegio Eduardo Martín Abejón de Constitución, en la Región del Maule, que pese a educar a niños vulnerables ha obtenido destacados resultados en la prueba Simce.

En su calidad de director, no le tirita la voz cuando habla de sus objetivos y reconoce que es exigente y que no le tiembla la mano cuando les debe pedir a sus profesores que no consiguen resultados que busquen suerte en otra institución si no mejoran.

Cuenta que su primera escuela, Santiago Oñederra, la levantó sin plata en un salón de pool de esa ciudad del Maule, al punto que con sus propias manos clavó paredes y aserruchó madera para armar sus salas.

 

Compromiso en medio de la adversidad

La historia de Yuliano Borís Díaz y del Colegio Eduardo Martín Abejón no deja de llamar la atención. Se trata de una institución de estrato socioeconómico medio bajo, enclavado en una de las poblaciones más estigmatizadas de esta ciudad, llamada Manuel Francisco Meza Seca, pero que en los últimos años se ha ubicado entre los cinco mejores establecimientos con puntajes Simce del país.

En los resultados de 2011 de esta prueba –que se dieron a conocer el año pasado–, su colegio promedió 327 puntos en Lenguaje, Matemática y Ciencias Naturales, ubicándose en el tercer lugar a nivel nacional y siendo sólo superada por los establecimientos Francisco Ramírez (San Ramón) y Constitución (institución particular de la VII Región), y empatando con el prestigioso The Grange School (La Reina).

Matrículas no se completan por el estigma

Dice que no le gusta vanagloriarse de sus resultados, pero afirma que nadie «nos pesca». Ni siquiera le dan una medalla o reconocimiento a su colegio en los actos municipales.

El Colegio Eduardo Martín Abejón partió con 40 alumnos. Hoy, además de obtener importantes resultados en el Simce, cuenta con una orquesta infantil y cursos de ajedrez.
El Colegio Eduardo Martín Abejón cuenta, además,  con una orquesta infantil y cursos de ajedrez.

«Eso pasa porque la gente de la ciudad no quiere mezclar a sus niños con mis cabros, con los ‘atorrantes’ de esta población, que es tremendamente estigmatizada por la idea de la droga, el alcoholismo y las pandillas juveniles. Esta población fue una de las primeras soluciones habitacionales de Constitución, que nace a partir de campamentos. Tengo 605 matriculados, pero tengo más vacantes y no los vienen a matricular aunque tenemos buenos resultados», explica. (…)

¿Pero cuál es el secreto de este director? ¿Cómo logró estos resultados? Él dice que no fue espontáneo ni caído del cielo, que todo fue un proceso. Después del colegio Santiago Oñederra, fundó otra escuela cerca del río Maule, terrenos que le fueron expropiados por el Fisco para construir el puente Cardenal Silva Henríquez.

«Era una escuelita de madera, chiquitita, con sólo siete salas, que no valía mucho. Me ofrecieron 80 millones, que pudo ser harta plata hace 10 años, pero no me alcanzaba para hacer otra escuela. Fui a hablar con el subsecretario de Educación de la época, a explicarle que con esa plata no podría seguir enseñando a mis alumnos, que eran pobres. Entendió y me dieron más plata, con lo que tampoco me alcanzaba para hacer el Martín Abejón. Pero como soy autoconstructor, pude abaratar costos y me volví a endeudar», recuerda.

Ya con el colegio construido, pasó el tiempo y Yuliano Díaz empezó a inquietarse. Se tomaba el pelo por los bajos puntajes del Simce. Sintió tocar fondo cuando sus alumnos promediaron 239 puntos en Lenguaje. Fue entonces cuando decidió dejar el canotaje [deporte que practicaba hace años○ y dedicarse tiempo completo a la escuela, confiando en que podía conseguir buenos resultados como el Francisco Ramírez, que también era un colegio para alumnos vulnerables.

Así lo recuerda: «Reuní a los profesores y les dije: ‘Miren, con estos puntajes quién pondrá a sus niños acá. A nosotros nos pagan por esto, hagámoslo bien'». Lo que vino fue modificar el modelo educativo del colegio, aumentando la exigencia y haciendo obligatorio que los alumnos aprendieran a leer en 1° básico.

«También creamos un modelo de lectura, que es un papelógrafo, donde ponemos un texto cualquiera, como la explicación de los puntos cardinales, e interactuamos con los niños. Todos repiten en voz alta hasta que el texto se hace fluido, finalmente el profesor silencia la voz y solo leen los alumnos. Después comienza la interacción en base a las Operaciones del Pensamiento, que es clasificar y ordenar la información. Con eso potenciamos la comprensión de lectura», explica, lo que, a su vez, sirve a los estudiantes para aplicarlo en cualquier materia.

A esto se suma reforzamiento e incluso clases particulares para los estudiantes, los que también formaron en orquesta y tienen clases de ajedrez.  Además, el director lleva en su libreta los registros semanales con los avances de sus estudiantes.

«Mis cabros no tienen nada, aquí estudian gratis. Pero cuando le das realmente las herramientas, pueden avanzar. Antes, la aspiración máxima de mis niños era hacer el Servicio Militar y la de las chiquillas, juntarse con alguien. También representaban el 10% de la población penal de la ciudad. Con orgullo puede decir que tengo cien ex alumnos en la universidad, y muchos de ellos eligieron educar como profesión», cuentas Yuliano Díaz, agregando que el director que quiera lo puede contactar para compartir el método que usa en el Eduardo Martín Abejón».

Fuente: El Mercurio, domingo 3 de marzo 2013

Categorías
Columnas y artículos

De puntadas y papel: el asombroso mundo de la encuadernación


«El Libro es una criatura frágil, se desgasta con el tiempo, teme a los roedores, resiste mal la intemperie y sufre cuando cae en manos inexpertas«
. Umberto Eco, en un pasaje de su novela «El nombre de la Rosa», 1980.

«Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá?, y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán?. Y al fin, libros y personas se encuentran«. André Gide, escritor francés Nobel de Literatura en 1947


Todo un Arte

El trabajo en los lomos de los libros es una de los tantos detalles que puede tener el trabajo fino de encuadernación
El trabajo en los lomos de los libros es una de los tantos detalles que puede tener el trabajo fino de encuadernación

Actualmente, cuando la discusión entre el libro digital y el impreso sigue vigente, surgen  otros temas relacionados con el libro: la encuadernación es uno de ellos. Aunque ya casi nadie habla del arte de la encuadernación, del detalle y minuciosidad que hay tras las tapas de un libro cuidadosamente trabajado a mano, cosido, e incluso taladrado para lograr un objeto que bien merece estar en alguna sala de museo como objeto de arte. No me confundan, por favor, con una nostálgica. He expresado mi opinión anteriormente respecto al libro digital v/s impreso, y no es un afán romántico el que me anima a escribir este post. Más bien me inclino por compartir con ustedes un tema interesantísimo del que muy poco sabemos.

Cuando empecé a documentarme para escribir este post, pensé que no sería tarea compleja. «Siendo bibliotecaria -pensé- puedo recordar algunas clases de primer año cuando este tema era parte de las pruebas». Sin embargo me encontré con una enorme variedad de aspectos relacionados con la encuadernación que no conocía, y que me asombraron gratamente: desde la Historia del Libro y  las bibliotecas, los incunables, la caligrafía, la tipografía, los materiales y herramientas de encuadernación, el oficio del encuadernador y del «dorador» -algo completamente nuevo para mí-  pasando por  el libro-arte encuadernado y los museos que les rinden culto. Naturalmente la historia de la encuadernación es otro aspecto que merece atención, lo cual nos lleva inevitablemente a las artes decorativas y ornamentales del libro. La lista es vasta y recorre miles de años…una delicia para una «ñoña» como yo. Ante tal variedad de materias, opté por partir desde los inicios y dejarme llevar. Después de todo, este no será el primer post respecto al tema.

La encuadernación es un arte noble. Quien haya tenido en sus manos un precioso ejemplar bien encuadernado estará de acuerdo conmigo. No es sólo el trabajo en torno a las tapas, el lomo o el canto del libro. Es la delicadeza del tipo de papel, el trabajo de cosido en el lomo, la decoración que embellece, las ilustraciones o dibujos de la contratapa. Es un conjunto exquisito y armónico que deleita no sólo al lector, sino que a coleccionistas, bibliófilos , book lovers y amantes del buen diseño.

Tablilla de madera que lleva marcas inscritas y que ha sido datada por carbono 14 en el 5260 a.C
Tablilla de madera que lleva marcas inscritas y que ha sido datada por carbono 14 en el 5260 a.C

La historia empieza más o menos así:

Para hablar de un tema tan preciado como este, es preciso aclarar que, antiguamente, los documentos escritos o grabados eran tan apreciados y raros en la antigüedad, que pronto se pensó en buscar el medio para protegerlos. Las tablillas cocidas de Babilonia, por ejemplo, estaban numerados en el orden en que debían ser leídos y se almacenaban en estanterías cuidadosamente catalogadas, pues cada una llevaba el título de la obra de la que formaba parte. A partir del momento, en que fue posible escribir sobre algo susceptible de enrollarse (como la seda, el papiro o el pergamino) el problema de verificar el orden de los documentos y de cómo podían ser protegidos se resolvió más fácilmente. Los rollos preciosos eran guardados en cofrecillos de madera de esencia rara, a menudo maderas olorosa, o bien en cofres de metal cuidadosamente ornamentados.

En otras latitudes, los textos griegos o romanos se unían a menudo con un cordoncillo que se pasaba por una de las esquinas o se cosían sobre el lado izquierdo. Habitualmente se escribía sobre tablillas de madera o marfil recubiertas de cera. Estas tablillas estaban a veces unidas mediante bisagras o por un grueso hilo para formar dípticos y trípticos. En las civilizaciones del sudeste asiático o amerindias los «libros» estaban a menudo hechos con hojas de palmera o bambú. Estas hojas estaban cortadas en rectángulo y todas ellas eran agujereadas en el mismo lugar para permitir el paso de la cuerdecilla que las unía. Se lograba una buena protección a través de dos planchas de madera o de corteza de árbol que tenían las mismas dimensiones que las hojas, y estaban atadas con ellas.

Y el Libro: ¿cuándo?

El Codex Alexandrinus, que se puede traducir como El Libro de Alejandría, data del siglo V y es la Biblia más completa que se conserva desde los primeros tiempos cristianos.
El Codex Alexandrinus, que se puede traducir como El Libro de Alejandría, data del siglo V y es la Biblia más completa que se conserva desde los primeros tiempos cristianos.

Según la leyenda — y las leyendas a menudo están en lo cierto — cuando Cleopatra invitó a César a visitar los talleres de la Biblioteca de Alejandría, le mostró los primeros pasos de una nueva fórmula de presentación de los documentos. En lugar del habitual rollo o volumen, a los egipcios se les había ocurrido la idea de doblar las hojas de papiro en dos partes, cortar varias de estas hojas del mismo modo para que tuviesen idénticas dimensiones y unirlas entre sí, cosiéndolas de modo que formaran una especie de «ladrillo cuadrangular» fácil de consultar. Este «ladrillo» se llamó códice o codex, y es el antecedente del libro. El codex fue muy popular, y pronto se extendió desde Egipto a todo el mundo mediterráneo. De esta forma, el paso del papiro al pergamino fue inevitable. A partir del siglo I D. C., encontramos en Roma la existencia de libros  de hojas de pergamino llamados “Menbranae”.

Fue en los monasterios coptos (que datan del siglo I, en Egipto) donde el arte del libro empezó verdaderamente su apogeo, y donde la técnica de  la encuadernación fue inventada (hoy en día, la técnica de encuadernación que recuerda la de estos monjes se llama «costura copta«). A veces se trata de un sólo y grueso cuadernillo recubierto de piel, otras de varios cuadernillos cosidos con una aguja o dos agujas que trabajan separadamente para formar una cadeneta muy sólida. Los lomos son lisos, pues los hilos de costura pasan simplemente por el fondo de los cuadernillos sin hilo ni nervio de apoyo. Las pieles están especialmente curtidas para este arte y teñidas con tintes vegetales. Los papeles para guardas generalmente están pintados a mano. Las tapas son de madera o hechas de papiro pegado con cola. Se sabe que se han hecho desde el siglo IV al XI, y constituyen la familia más antigua conocida de encuadernaciones de cuero, representando la fuente última de todas las encuadernaciones de cuero decoradas.

La evolución de la encuadernación

Detalle de un cosido medieval
Detalle de un cosido medieval

Desde esa época ha venido evolucionando la encuadernación en el mundo, en manos de monjes, maestros y aprendices por generaciones; con distintos estilos decorativos pero siempre conservando la excelencia en la construcción del libro. En la Edad Moderna las encuadernaciones pesadas y las de lujo  ya no se realizaban. Una de las razones de ello fue la difusión del papel y la invención de la imprenta. Debido a ambos factores, también aumentó la producción de libros que se vendían con encuadernaciones sencillas. Incluso algunos se vendían por pliegos sueltos, para ser encuadernados por las mismas personas, a su gusto.

A lo largo de la Historia del Libro, la encuadernación ha ido sufriendo muchos cambios producto de los avances y cambios en los materiales y técnicas de trabajo. En general, este proceso estuvo sometido a la misma evolución que el resto de manifestaciones artísticas. En el Renacimiento, por ejemplo, se usaron planchas de hierro para ornamentar las cubiertas usando una sola pieza. Al contrario de lo que pasa durante el Barroco, cuando tuvieron plena vigencia los ornamentos por doquier: se usaban hierros que imitaban diversas formas y ornamentos. La encuadernación es recargadísima, con hierros pequeños que se prestan a todo tipo de composiciones. Y así van surgiendo diversos estilos, que tienden a simplificar el decorado a medida que pasa el tiempo. En el periodo neoclásico, por ejemplo, las encuadernaciones se enriquecen y simplifican al mismo tiempo: las tapas se decoran con orlas, los florones y rocallas se sustituyen por motivos clásicos grecorromanos, y la estructura de la decoración se concentra en los lomos, que se ornamentan con hierros sueltos.

Posteriormente, el estilo modernista se crean las encuadernaciones interpretativas, donde aparecen representados motivos alusivos al contenido del texto. Finalmente, el trabajo se hace más sencillo y  la decoración termina por circunscribirse al lomo. En éste estilo destacan los anagramas estilizados y los dibujos neogóticos.

La encuadernación estuvo sometida a la misma evolución que el resto de las manifestaciones artísticas. En Europa se sucedieron las cubiertas góticas, mudéjares, renacentistas, barrocas, neoclásicas, románticas, etc. A menudo, dichos estilos convivían durante un tiempo, aunque en realidad cada taller de imprenta y/o encuadernador imprimía a sus trabajos un distintivo propio. De este modo, se pone de manifiesto que la encuadernación puede ser mucho más que un simple elemento protector de los libros, convirtiéndose en auténticas obras de arte.

 

Un encuadernador de tomo y lomo

Un encuadernador en acción
Encuadernador en acción

El quehacer de un encuadernador es un oficio noble, porque trabaja en forma artesanal confiriéndole particularidades especiales y únicas a cada obra. Un libro encuadernado es un trabajo costoso, porque la labor es completamente manual, no hay procesos industrializados. Además, se usan materiales como pieles, cueros, hilos e incluso -cuando el libro es muy fino- oro para el canto de las hojas y joyas para adornar la tapa.

Juan Zafrilla -de quien encontré una simpática entrevista en un medio español- es un destacado encuadernador español con más de 40 años en el oficio, quien  señala: « la encuadernación no puede hacerse sin ton ni son, ya que los libros encuadernados son piezas únicas, por lo que hay que hacer una creación que vaya con el texto, por lo que primero, hay que conocer el texto para adecuar la encuadernación». Y luego añade: «lo más importante son las manos, la piel y a encuadernar, a meterle mano a los dibujos, dorar, y pulso fino, que aún tengo, hace falta también tener un poco de gusto, es como todo, empiezas y vas adquiriendo el oficio y con los años vas tomando cierta veteranía, incluso, he concursado en varios certámenes y he sido premiado, tengo mis diplomas».

Carlos Rey, otro afamado encuadernador español, entrega en su blog toda su experiencia y motivación en este oficio. Emocionado, señala «Vas deshilvanando el secreto de las grandes obras, lees todo lo que cae en tus manos sobre el libro: la encuadernación, restauración, el papel, la imprenta, llegando a tener y disfrutar de una buena biblioteca». Y si de encuadernadores reconocidos se trata, es imposible no nombrar a Emilio Brugalla, famoso «dorador» (especialista en decorar con oro el canto de los libros) a mano, orfebre y bibliófilo. Gracias a su trabajo con la editorial Subirana, se especializó en encuadernar libros religiosos llegando a crear toda una sección de libros artísticos. Finalmente, en 1931 crea su propio taller, a la vez que empieza su afán divulgativo que lo llevará a dar numerosas conferencias a lo largo del planeta y a escribir varios libros sobre el arte de la encuadernación.

Brugalla concibe sus encuadernaciones como obras de arte, cuidando todos sus detalles, esmerándose para que el paso de los años no degrade la calidad de la piel, que el peso del libro no lo desencaje por el lomo, que la obertura del libro sea suave, dulce y sin estorbos… En definitiva, encuadernaciones insólitas que estamos seguros le harán cambiar de opinión si piensa que el valor de un libro reside sólo en su interior.

 

Rústica, acaballada, de lujo….¿qué tipo de encuadernación prefieres?

Costura "diente de perro"
Costura «diente de perro»

Es así como nacen diversos tipos de encuadernaciones:  manual, rústica, cartoné, térmica, en piel, en espiral, alzada, acaballada, con taladro, etc. Sin olvidar la encuadernación heráldica, que poseen como elemento decorativo central o predominante un escudo de armas, emblemas u otros motivos armoriales que identifican al autor, al propietario o al mecenas del libro.

Las técnicas también son disímiles, así como los materiales. Éstos conforman otro mundo vasto y encantador: cueros, terciopelos, sellos, joyas. Entre los instrumentos está el telar, cuerdas, hilos de lino, agujas de guarnicionero, plegaderas, martillo, reglas, punzones, hebillas. Estos materiales dependen del tipo de encuadernación que se realice.

«En la variedad está el gusto», parece ser la tónica a la hora de hablar de las distintas variantes de la encuadernación. Sin embargo, lo que siempre  prevalece es el afán de proteger el conocimiento y el saber escrito por el hombre.

 

Galería de Imágenes

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Categorías
Reseñas Literarias

El curioso incidente del perro a medianoche. Una novela para todos

Portada del libro
Portada del libro

En febrero volvemos al ruedo de las reseñas literarias, siguiendo los consejos de los libreros de «Que Leo» de la galería comercial drugstore (Santiago, Chile). Mi visita a la librería fue providencial, ya que estaba buscando novelas con una trama fuera de lo común, que pudiesen ser del interés de grandes y chicos. Fue así como me invitaron a leer «El curioso incidente del perro de medianoche». Para ustedes, en «Que Leo»  van los agradecimientos por colaborar con Leamos Más.

 

El curioso incidente del perro a medianoche. Una novela para todos.

Por Mark Haddon

 

Christopher Boone, protagonista de la novela, es un chico que prefiere un día de clases a uno de vacaciones. Aunque parezca increíble este quinceañero disfruta más dando de comer a Toby, su rata doméstica, resolviendo ecuaciones y viendo documentales de ciencia que yendo de vacaciones a Francia. Para sentirse bien, necesita tener un plan que le permita administrar su tiempo y saber qué ocurrirá durante el día. Intelectualmente es brillante. Ama la ciencia, la lógica y, especialmente, la matemática. Sin embargo, tiene dificultades para relacionarse con personas que no pertenecen a su entorno habitual. Interpretar las intenciones de los demás es, para él, todo un desafío.

No le agradan los desconocidos porque realizan acciones inesperadas y tienen actitudes impredecibles. Según sus palabras “cuando estoy en un sitio nuevo y hay montones de personas es incluso más difícil (pensar con claridad), porque las personas no son como las vacas y las flores y la hierba…” (2004: 178) que estarán ahí pastando o yacendo al final del día. Las multitudes lo desesperan porque su mente se satura al registrar tanta información de una sola vez. Tampoco le gusta el contacto físico, ni siquiera de sus padres. Si alguien llega a tocarlo, se siente invadido y reacciona defendiéndose violentamente.

La vida de Christopher transcurre con normalidad hasta que descubre que el perro de la Sra. Shears, su vecina, está muerto. Entonces, se propone descubrir al agresor porque está seguro de que fue asesinado. Su padre se entera de la inquietud detectivesca de su hijo y se enfada a tal punto que le hace prometer que no continuará con la investigación. En el fondo, teme que conozca una verdad que ha tratado de ocultarle. Christopher está decidido a escribir un libro acerca del atentado y buscará la forma de saber lo que ocurrió sin quebrantar su promesa o, al menos, intentará que así sea.

El curioso incidente de la muerte de Wellington, la mascota de la Sra. Shears, constituye el hilo conductor de la novela. El agrado por los animales lleva a Christopher, no sólo a escribir un libro, sino que también a conocer la verdadera historia de su familia. Por esta razón, se siente impulsado a salir de su entorno protegido y enfrentarse al mundo exterior. El protagonista deja de sentirse a salvo con su padre y, en consecuencia, decide que su madre es la única persona que puede seguir cuidando de él. Pero, ella vive en otra ciudad…

Novela narrada por su protagonista que muestra la perspectiva singular de un chico con síndrome de Asperger que asiste a una escuela especial. Esta obra amplia el horizonte de nuestra vida cotidiana mostrándonos cómo acciones sencillas pueden brindar bienestar o representar una hazaña para otros.

Trailer del libro:

Mark Haddon, Mark  El curioso incidente del perro de medianoche. Una novela para todos. / Barcelona: Salamandra, 2004. Puedes descargar el libro completo en PDF

 


Haddon es, además de escritor, ilustrador, pintor y profesor
Haddon es, además de escritor, ilustrador, pintor y profesor

Mark Haddon nació 1963 en Inglaterra. Ilustrador, pintor, poeta, profesor de escritura creativa y guionista de televisión. Ha trabajado con niños con deficiencias físicas y mentales. Su novela El curioso incidente del perro a medianoche (publicada en idioma original el 2003, y en español el 2004) es un reflejo de ello y ha sido un éxito desde su publicación.

El año 2003 gano el premio Whitbread al mejor libro del año. Al respecto, señala en una entrevista a un medio español: «Fue una enorme sorpresa. La cosa funcionó cuando liberé mi forma de escribir y me permití a mí mismo ser divertido. No es que el libro sea gracioso -unos lo ven así, otros lo juzgan al revés-, pero en mis novelas trato de hacer algo que veo en los grandes escritores que me gustan, como Jane Austen y Charles Dickens, que eran muy divertidos; también en Shakespeare hay momentos de gran hilaridad».

 

Categorías
Novedades

La lectura en el metro de Nueva York

Ourit Ben-Haïm, artista marroquí a cargo del proyecto
Ourit Ben-Haïm, artista marroquí a cargo del proyecto

Seguramente a usted -tal como a mí- le ha llamado la atención ver gente leyendo en el transporte público: el metro, los buses, las «micros» e incluso en los paraderos mientras esperan su bus de turno.

Es atractivo ver a alguien sumerjido en las páginas de un libro. ¿Qué trama le tiene tan absorto? ¿Será bueno el libro? ¿Por qué lo está leyendo?. Quizás esas preguntas se multiplican cuando la persona en cuestión va frente a nosotros en un carro del metro, y no tenemos más entretención que mirar en derredor. Es ahí cuando nuestros ojos tratan de captar desesperadamente, al menos, el título del libro. Como ven, somos varios los que hemos caído en la tentación de observar lectores. Pero hay algunos que han ido más allá en sus ganas de curiosear.

Ese es el caso que les presento ahora:  Ourit Ben-Haïm,  una marroquí avecindada en Nueva York, quién de tanto atisbar en las lecturas de otros, se tomó tan en serio su curiosidad, que armó un proyecto a partir de ello. La idea no es nueva, ya que en otros países la han desarrollado de diversas formas. Por ejemplo en España, funciona «Zaragoza Lee» liderada por un entusiasta quién, además de sacar algunas fotos, registra una ficha del libro, con reseña e incluso lugares donde se puede adquirir la obra en cuestión.  » En Buenos Aires la campaña «La gente, en el metro, lee» (organizada por una editorial) insta a los viajeros del metro a leer en el «subte».  Respecto a Chile, no hay mucha información de lecturas en el metro de Santiago. Aunque la revista Terminal tiene una sección completa para el tema, llamada «lecturas en tránsito» donde muestra las aficiones literarias de los capitalinos en el metro o en el Transantiago (serivicio público de buses). Personalmente me ha tocado ver a muchos lectores -de libro impreso y digital- viajeros en Santiago. Cuando puedo, los fotografío y dejo el registro en la cuenta instagran de Leamos Más.  Pero sin duda lo que les presento a continuación va más allá de lo que se ve comúnmente, ya que su creadora no está patrocinada por ninguna campaña institucional, y realiza un trabajo diario en los vericuetos del metro de Nueva York. Conozca su historia:

 


The Underground New York Public Library (traducido como «El subterráneo de la Biblioteca de Nueva York») retrata qué leen los usuarios del metro neoyorquino, y con ello, cómo son los usos y costumbres del lector de la ciudad que nunca duerme. A la calidad técnica de las imágenes se une un especial buen gusto tanto en elaboración del propio concepto del proyecto como en el diseño del sitio web. que reúne fotos de gente anónima que lee en los andenes o el interior de los vagones del metro neoyorkino.

Así luce el sitio web
Así luce el sitio web

The Underground New York Public Library partió el año 2008, y desde entonces publica cada día una nueva fotografía, en la que no solo vemos al lector en el metro, sino que se nos muestran qué título está leyendo (por si no lo conseguimos apreciar bien en la foto). Pero, además, UNYPL tiene una serie de eventos semanales, que vendrían a ser los “horarios” de la biblioteca: los martes, un libro en lengua no inglesa (del que se averigua el título traducido gracias a la comunidad de internautas de UNYPL); los viernes se cuelga una foto de la que Ben-Haïm no sabe el título del libro, haciendo una llamada a la colaboración de los lectores para averiguarlo, algo que casi siempre se logra; los sábados cierra y, los domingos, el lector fotografiado tiene siempre una Biblia en sus manos. El proyecto tiene, además, espacio en las redes sociales  (TumblrFacebookTwitter, Google+) para fomentar la difusión.

La gracia del trabajo de esta artista, es que sus fotografías son de muy buena calidad y tomadas con tal maestría (ya sea por el tipo de lector, por el entorno que le rodea en el vagón, por la expresión que tiene, etc.), que dan ganas de saber más detalles de esa persona, como por ejemplo ¿por qué le gusta leer? y ¿qué le motivo a escoger ese libro?. Creo que es de ese tipo de cuestionamientos de los que se vale esta artista para fotografiarlos en ese instante íntimo, en el que sólo cuenta el lector y su historia.

En el sitio tiene una sección de preguntas frecuentes, donde se cuentan una serie de detalles respecto al proyecto, como por ejemplo el hecho de tomar fotos sin el consentimiento de las personas, el tipo de equipo que Ourit Ben-Haïm usa, y unos cuantos detalles más. Hay, además, una breve sección de poesía y algunas cuentas tumbler  de fotógrafos y escritores a quienes Ben-Haïm sigue y recomienda. Por si alguien tiene dudas respecto a la verosimilitud de las fotografías, su autora explica en la web que algunas de ellas se toman sin que el lector lo perciba; otras no, pero en ningún caso se trata de simulaciones.

Sin duda la lectura en un metro tan famoso como el de Nueva York atrae el interés de muchos. Tanto así, que el New York Times le dedicó un reportaje completo titulado What Are You Reading on the Subway? The Results. (Qué estás leyendo en el metro? Los resultados») donde entrevistaron a más de 8.000 mil lectores. El resultado se puede ver en este artículo «Lecturas de Metro» , que el blog de Lecturalia publicó el año 2009.

 

El placer de observar a un lector

Los lectores pueden ser captados en los andenes, en el metro o en la entrada de éste
Los lectores pueden ser captados en los andenes, en el metro o en la entrada de éste

Porque nos gusta ver leer no solo a personas bellas, sino a toda clase de gente: mujeres y hombres, jóvenes y viejos, gordos y flacos, blancos y negros. Puede que Marilyn Monroe o Paul Newman sean sexies leyendo el Ulises o el New York Times, pero no necesitan de la lectura para serlo.

Lo que nos gusta de una persona que lee es verla sumida en un mundo extraño, que no tiene nada que ver con el entorno que la rodea, mundo del que apenas podemos obtener mínimos indicios a través de su cara, sus expresiones, sus microgestos. Es decir, la cara de un lector es una suerte de ventana al mundo creado por el libro. Mejor dicho: el mundo creado por la conexión entre el libro y él.

 

 

Fuente: Estandarte. Pasión por leer, pasión por escribir. Publicado en Agosto 2012.

 


¿Y a ustedes?  ¿Qué les llama la atención cuando ven a un lector en el metro o en el bus?.

Categorías
Columnas y artículos

Cine y Poesía

Cuando pensamos en la relación entre cine y literatura por lo general se nos vienen a la mente puntos de convergencia que tienen que ver con la narrativa o el teatro, pero esto no es necesariamente así. Así como el cine es una forma de arte integral que puede nutrirse de muchas disciplinas, también lo puede hacer de un género literario no principalmente narrativo como lo es la poesía.  Quizás no podamos encontrar fácilmente adaptaciones de un poema como lo haríamos de una novela (exceptuando la poesía épica donde básicamente se cuentan historias), pero sí podemos encontrar varios ejemplo en donde un poema cumple un rol central en la película, tanto en su relato como en lo que evoca, y es partir esto último donde vemos el mayor potencial en el aporte que la poesía puede hacer al cine.

Para poder entender la afirmación que acabo de hacer, caemos en la necesidad de establecer qué es la poesía. Existen miles de definiciones de ésta y todas de alguna forma u otra contribuyen a entenderla. Sin el ánimo de querer reducir este diverso género, creo que podemos llegar a un acuerdo y decir que la poesía es un género que tiende a la brevedad y a evocar lo que no está dicho. Podríamos decir que gran parte de la belleza de la poesía está en todo lo que está implícito pero que es invocado, creando más sensaciones que imágenes mentales.

Un poema entonces probablemente no aparecerá en una película como un relato, pero se colará en ésta para evocar una idea o sensación que gracias a la imaginación de un director o libretista se transformará en una historia que ilustrará aquello que el poema evocaba. También la conexión puede darse de forma inversa donde la mente creativa detrás de la película tenga una idea que lo lleve a un poema que fue escrito antes y que luego tomará para enriquecer el relato.

Extracto del Poema "Eloisa to Abelard"
Extracto del Poema «Eloisa to Abelard»

Pero ahora vamos a lo concreto con un par de ejemplos de cine y poesía. Eternal Sunshine of the Spotless Mind (EL eterno resplandor de una mente sin recuerdos) del 2004 le dio el Oscar a Michel Gondry, Charlie Kaufman y Pierre Bismuth por Mejor Guión Original, y para los que la vimos no dudamos en pensar que fue bien merecido. En la película se cita un poema de Alexander Pope llamado Eloisa to Abelard (en inglés y español), y si somos curiosos y le prestamos atención al poema en su totalidad nos daremos cuenta que la mención al poema no puede ser vista como sólo una cita sino que es casi un correlato que responde a un imaginario romántico colectivo a pesar de los tintes futuristas del film.

Otro ejemplo, menos conocido pero mucho más rico en su vínculo con un poema, es Wit (traducida al español como «Amar la vida») del 2001. Esta película puede ser particularmente interesante para esta sección ya que también se trata de una adapatación de una obra teatral, pero por ahora me referiré solamente a su conexión con la poesía. Aquí vemos la historia de una profesora universitaria, interpretada por Emma Watson, quien se ha dedicado a estudiar al poeta metafísico inglés John Donne. La película explora el miedo a la muerte y la reivindicación de la piedad por sobre el intelecto como valor supremo del ser humano, todo esto se ve enmarcado con uno de los poemas más famosos de Donne, Holy Sonnet X o también conocido como Death be not Proud. Las epifanías de la protagonista se ven gatilladas por los versos de Donne y el sentido del poema, aquello que éste nos transmite, se ve catalizado por el relato.

Los cruces entre cine y literatura no siempre están limitados a lo obvio,  hay una flexibilidad inherente en estas formas de arte y representación que permiten todo tipo de juegos y diálogos, y todo esto está a disposición de nuestro placer.

En caso que no hayan visto la película El eterno resplandor de una mente sin recuerdos -o quieran verla nuevamente- , les dejo un trailer con alusión al poema de Pope:

 

http://www.youtube.com/watch?v=PMVA7NQkBgY

 

Y cayendo en algo un poco más obvio -pero no menos hermoso- recuerdo la película El lado oscuro del corazón (1992), la cual está llena de pasajes del poeta uruguayo Mario Benedetti. La alusión es directa y obvia porque el personaje principal, Oliverio, recorre Buenos Aires en busca de una mujer que fuese capaz de volar. En su búsqueda incesante recorre cafés, boites, y una infinidad de lugares por los que deambula reflexionando sobre el amor, la muerte y el olvido. Todo ello acompañado de la poesía inigualable de Benedetti. Acá, un claro ejemplo con el poema  «No te salves» 

 

Categorías
Columnas y artículos

¿Lectoescritura?

Los primeros años de escolaridad son claves para el desarrollo de la lectoescritura, de ahí la importancia de contar con buenos profesores que propicien y faciliten el proceso de aprendizaje
Los primeros años de escolaridad son claves para el desarrollo de la lectoescritura, de ahí la importancia de contar con buenos profesores que propicien y faciliten el proceso de aprendizaje

Desde hace unos años estudio y analizo el hábito lector, ya que me interesa la forma como desarrollamos el amor por la lectura.  Son alucinantes los estímulos que se generan a través de  los procesos psicológicos, educativos, emocionales -y tantos otros- a través de los cuales se desarrolla un vínculo único y especial con la lectura. Estudiando un poco de aquí y un poco de allá, mi tema de investigación me ha llevado a incursionar en aguas cada vez más profundas e interesantes. Es así como llegue a la lectoescritura, ya que resulta obvio pensar que la lectura y la escritura son procesos que van de la mano, conviviendo para que los seres humanos nos comuniquemos y seamos capaces de interrelacionar ideas, argumentos y pensamientos. Sin embargo, a partir de ese sencillo planteamiento sobrevienen una serie de preguntas: ¿Hasta que punto se relaciona la lectura y la escritura?  ¿Cómo influyen entre sí? ¿son codependientes o independientes?  ¿Cómo operan?… y así siguen una serie de interrogantes que me han inquietado las últimas semanas.

Decidida a responder mis cuestionamientos, me aboqué a un proceso de revisión bibliográfica (preferentemente de sitios webs, textos en google books,  papers e incluso de una tesis que me dio muchas señas). El resultado de mi lectura no me habilita como para largarme a escribir un post sobre lo aprendido, pero sí me permite hacer una reseña de algunas de las fuentes que me parecieron más significativas, y que creo pueden ser de utliidad para amateurs en el tema:


De acuerdo al blog de la docente Ruth M. Ruiz,  dedicado exclusivamente a la lectoescritura,  aprendí que ésta «es un proceso y una estrategia. Como proceso lo utilizamos para acercarnos a la comprensión del texto. Como estrategia de enseñanza-aprendizaje, enfocamos la interrelación intrínseca de la lectura y la escritura, y la utilizamos como un sistema de comunicación y metacognición integrado. La lectura y la escritura son elementos inseparables de un mismo proceso mental. Por ejemplo, cuando leemos, vamos descifrando los signos para captar la imagen acústica de estos y simultáneamente los vamos cifrando en unidades mayores: palabras, frases y oraciones para obtener significado. Cuando escribimos, ciframos en código las palabras que a su vez vamos leyendo (descifrando) para asegurarnos de que estamos escribiendo lo que queremos comunicar. (retroalimentación)Para leer y escribir el lectoescritor utiliza claves grafofonéticas, sintácticas semánticas. La grafofonética nos ayuda a establecer una relación entre el código (letras o signos) y la imagen acústica que representan. La clave sintáctica nos revela la estructura del lenguaje utilizado en el texto, mientras que la clave semántica se refiere a los conocimientos léxicos y experiencias extratextuales del lectoescritor (conocimiento previo).» Más adelante, la profesora señala «Si bien la lectoescritura necesita de mecanismos motores: ojos, manos y en ocasiones oídos, el proceso de cifrar, descifrar e interpretar es función del intelecto

 

Leer y escribir: dos procesos interpretativos y muy relacionados

Es, a partir de un proceso crítico y reflexivo, que la lectura y la escritura cobran significado
Es, a partir de un proceso crítico y reflexivo, que la lectura y la escritura cobran significado

A poco andar en mi búsqueda de información, encontré una tesis muy interesante donde se aplicaba la practica de la lectoescritura con talleres multimediales.  Sus autores señalan: «La lectoescritura fortalece el desarrollo de una persona competente (que lee, escribe, habla y escucha). Desde este punto de vista una persona es competente si sabe hacer las cosas, entiende lo que hace y comprende las implicaciones de sus acciones.  Implica utilizar este lenguaje conceptual especial, al leer comprensivamente y escribir creativamente, al razonar y resolver problemas de  la vida cotidiana.

Desde la perspectiva psicológica, por ejemplo, la lectoescritura es un medio para el aprendizaje, permite el acceso a la información y constituye una de las actividades más importantes para construir el conocimiento, para el cultivo intelectual y para actuar críticamente. De acuerdo con la obra «La ciencia del texto» (Van Dijk y Kinstch,  1983) «la interacción [entre lectura y escritura] se refiere a la comprensión, sin embargo la comprensión no radica sólo en develar el significado de cada una de las palabras, ni siquiera de las frases, o de la estructura general, sino en general una representación mental del referente del texto, producir un escenario o modelo mental de un mundo real o hipotético, en el que el texto cobra sentido.  Para llegar a esta representación se requiere elaborar modelos mentales, los cuales se basan en el conocimiento del mundo y en los recursos cognitivos del lector; el cual debe seleccionar, verificar, relacionar y unir la información más relevante del texto con sus conocimientos, permitiéndole de este modo ir más allá del significado literal del mismo,  y lograr realizar en el proceso de lectura actos críticos, esto es, establecer acuerdos y diferencias con la información existente, de tal manera que se vayan produciendo nuevas relaciones entre los conceptos.

Los autores de la tesis sostienen: «En términos generales, los niveles de competencia en la lectoescritura que se alcanzan actualmente en la escuela, no permiten que los alumnos puedan responder a las exigencias de la sociedad.   Algunas investigaciones realizadas por el Ministerio de Educación Nacional en las Instituciones Educativas, señalan que las deficiencias de los alumnos en las competencias básicas de la lecto-escritura,  dificultan la asimilación  y  comprensión, lo que significa que en muchas ocasiones se actúa sin comprender el mensaje (Llinas,  1995)

 

Leer, Escribir, Hablar y Escuchar:   

Al escribir se ponen en acción procesos mentales, emocionales, intelectuales, etc. tan interesantes, que el producto de lo que escribimos obedece a quienes somos como individuos.
Al escribir se ponen en acción una serie de procesos (neuronales,  emocionales, intelectuales, etc.)  de forma tal que, el producto de lo que escribimos obedece a quienes somos como individuos.

Siguiendo con el postulado de Francia Mendez, una de las autoras de la tesis «En la tradición lingüística y en algunas teorías sicológicas, se considera el acto de leer como  comprensión del significado del texto; algo así como decodificación, por parte de un sujeto lector, que se basa en el reconocimiento y manejo de un código y que tiende a la comprensión.  En una orientación de corte significativo y semiótico, tendríamos qué entender el acto de leer como un proceso de  interacción entre un sujeto portador de saberes culturales, intereses, deseos, gustos etc.  Y un texto como el soporte portador de un significado, de una perspectiva cultural, política ideológica y estética particulares,  que postula un modelo de lector; estos elementos inscritos en un contexto:  Una situación de la comunicación en la que juegan intereses, intencionalidades, el poder; en las que está presente la ideología y las valoraciones culturales de un grupo social determinado.» (…)

«Respecto a la concepción de escribir ocurre algo similar.  No se trata simplemente de una codificación de significados a través de reglas lingüísticas.   Se trata de un proceso que a la vez es social e individual en el que se configura un mundo y se pone en juego saberes, competencias, intereses, y que a la vez está determinado por un contexto sociocultural y pragmático que determina el acto de escribir: Escribir es producir el mundo.»


Bibliografía:
Aldana Valdéz, Eduardo; Chaparro Osorio, Luis fernando; García Márquez, Gabriel [et. al.]Colombia: al filo de la oportunidad. Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1996.

Méndez, Francia Incidencia de los talleres multimediales en el proceso de lecto-escritura y desarrollo de la capacidad crítica y comprensión lectora en varios estudiantes del grado quinto del colegio IE Ateneo sede Santa Isabel. Colombia: Eduteka.org, 2001.

Ministerio de Educación, Cultura y deporte Investigaciones sobre el inicio de la lectoescritura en edades tempranas. España: Secretaría General Técnica, 2004.

Parodi, Giovanni La evaluación de la producción de textos escritos argumentativos: una alternativa cognitivo/discursiva. EN: Revista Signos, 2000, 33(47), 151-166.

Van Dijk, Teun;   Kinstch   La ciencia  del texto: un enfoque interdisplinario. Barcelona: Paidós, 1992.

 

Categorías
Columnas y artículos

Elogio y defensa del “viejo” libro

En neorólogo Oliver Sacks
En neorólogo Oliver Sacks

¿Qué hace un lector devoto cuando su vista, edad mediante, ya no es la misma? El neurólogo Oliver Sacks  (1) analiza su propio caso y la renuencia a los soportes tecnológicos. Además, la escritora Florencia Abbate cuenta por qué prefiere el libro en formato clásico.

Acabo de publicar un libro, pero no lo puedo leer porque, como millones de otras personas, tengo problemas en la vista. Tengo que usar una lupa, y eso resulta lento y engorroso porque el campo es muy limitado y no se puede abarcar una línea completa, mucho menos un párrafo, de una sola mirada. Lo que necesito es una edición en letra grande, que pueda leer (en la cama o en el baño, donde hago la mayor parte de la lectura) como cualquier otro libro. Algunos de mis libros anteriores existían en ediciones de letra grande, algo invalorable cuando me pedían que hiciera una lectura en público. Ahora me dicen que la versión impresa no es “necesaria”, que tenemos e-books, que nos permiten aumentar a nuestro antojo el tamaño de la letra.
Pero no quiero un Kindle, un Nook ni un iPad, cualquiera de los cuales podría caerse en el baño o romperse, y que tienen controles para los cuales necesitaría una lupa. Quiero un libro de verdad, de papel impreso, que tenga peso, que huela a libro, como los libros de los últimos 550 años, un libro que pueda guardarme en el bolsillo o poner con los demás en la biblioteca, donde pueda divisarlo en momentos inesperados.

Cuando era chico, alguno de mis familiares mayores, así como un primo que tenía problemas de vista, usaban una lupa para leer. La aparición de los libros de letra grande en la década de 1960 fue para ellos un regalo del cielo, como para todos los lectores que veían mal. Florecieron las editoriales especializadas en ediciones en letra grande para bibliotecas, escuelas y lectores, y siempre se las podía encontrar en librerías o bibliotecas.

En enero de 2006, cuando mi vista empezó a declinar, me pregunté qué podría hacer. Había audiolibros –yo mismo he grabado algunos–, pero era un lector por antonomasia, no un oyente. Soy un lector empedernido desde que tengo memoria, y con frecuencia recuerdo de forma casi automática números de página o el aspecto de párrafos y páginas. Quiero libros que me pertenezcan, libros cuya paginación íntima se me haga familiar y querida. Mi cerebro necesita lectura, y la respuesta reside, para mí y con toda claridad, en los libros de letra grande.

Pero ahora cuesta mucho encontrar en las librerías libros de calidad impresos con letra grande. Lo descubrí cuando hace poco fui a Strand, una librería famosa por sus miles de estanterías que visito desde hace cincuenta años. Sí, tenían una (pequeña) sección de letra grande, pero consistía sobre todo en novelas baratas y manuales. No había recopilaciones de poesía, teatro ni biografías. Tampoco ciencia. No estaba Dickens, ni Jane Austen, ninguno de los clásicos, nada de Bellow, Roth ni Sontag. Salí frustrado, y también furioso: ¿las editoriales pensaban que los discapacitados visuales eran también discapacitados intelectuales?

Memoria y experiencia

brain-269x200Leer es una tarea de gran complejidad, en la que intervienen muchas partes del cerebro, pero no es una habilidad que los seres humanos hayan ido adquiriendo en el transcurso de la evolución (a diferencia del discurso, que tiene raíces mucho más profundas).La lectura es un avance relativamente reciente, cuyos comienzos se remontan tal vez cinco mil años en el tiempo y que depende de una pequeña zona de la corteza visual del cerebro. Lo que ahora llamamos el área visual de formación de palabras (VWFA por la sigla en inglés) es parte de una zona cortical que evolucionó hasta reconocer formas básicas en la naturaleza, pero que puede reutilizarse para el reconocimiento de letras o palabras. Ese reconocimiento elemental de formas o letras es sólo el primer paso. A partir de esa área visual de formación de palabras deben hacerse conexiones de doble vía a muchas otras partes del cerebro, entre ellas las responsables de la gramática, los recuerdos, asociaciones y sentimientos, de modo tal que letras y palabras adquieran sus significados específicos. Cada uno de nosotros forma vías nerviosas únicas relacionadas con la lectura, y cada uno lleva al acto de leer una combinación única, no sólo de memoria y experiencia, sino también de modalidades sensoriales. Algunos pueden “escuchar” los sonidos de las palabras a medida que leen (a mí me pasa, pero sólo cuando leo por placer, no cuando leo con fines de información); otros pueden visualizarlas, de forma consciente o no. Algunos pueden tener una aguda conciencia de los ritmos acústicos o los énfasis de una frase; otros son más conscientes de su aspecto o su forma.

En mi libro El ojo de la mente , describo a dos pacientes, ambos escritores, que pierden la capacidad de leer como consecuencia de una lesión cerebral en la VWFA, que está cerca de la parte posterior del hemisferio izquierdo del cerebro (quienes padecen ese tipo de alexia pueden escribir, pero no leer lo que escriben). A pesar de ser editor y un amante del texto impreso, uno de ellos se volcó de inmediato a los audiolibros para “leer”, y empezó a dictar sus propios libros en lugar de escribirlos. La transición le resultó fácil; de hecho, pareció algo natural. El otro, un escritor de novelas policiales, estaba demasiado habituado a la lectura y la escritura como para abandonarlas. Siguió escribiendo (en lugar de dictar) y descubrió, o ideó, una extraordinaria nueva forma de “lectura”: su lengua empezó a copiar las palabras que tenía delante, trazándolas en la parte posterior de los dientes. Leía, en efecto, mediante el recurso de escribir con la lengua empleando las zonas táctil y motriz de la corteza. También pareció ocurrir de manera natural. Al recurrir a sus fortalezas y experiencias individuales, el cerebro de cada uno encontró la solución adecuada, la adaptación a la pérdida.

 

Nuevas formas de leer

Para alguien que nace ciego, sin imágenes en absoluto, la lectura es una experiencia esencialmente táctil, a través del relieve de la impresión en Braille. Los libros en Braille, al igual que los libros con letra grande, son cada vez menos en la actualidad, a medida que la gente recurre a los audiolibros, más baratos y abundantes, o a los programas de voz digital. Pero hay una diferencia fundamental entre leer y que nos lean. Cuando es uno el que lee, ya sea por medio de los ojos o de un dedo, es libre de avanzar o retroceder, de releer, de reflexionar o fantasear en medio de una frase: uno lee según su propio tiempo. Que nos lean, o escuchar un audiolibro, son experiencias más pasivas, sujetas a los caprichos de otra voz y que se desarrollan en el tiempo del narrador.

Si avanzada la vida nos vemos obligados a aprender nuevas formas de leer –de adaptarnos a una menor visión, por ejemplo–, cada uno debe hacerlo a su manera. Algunos podremos pasar de leer a escuchar; otros seguirán leyendo mientras les sea posible. Algunos podrán agrandar la letra en sus lectores de libros electrónicos; otros lo harán en sus computadoras. Nunca he adoptado ninguna de esas tecnologías. Por ahora, por lo menos, me atengo a la anticuada lupa (tengo una docena, de diferentes formas y potencia).

La escritura tendría que ser accesible en la mayor cantidad posible de formatos: George Bernard Shaw decía que los libros eran la memoria de la humanidad. No debería permitirse que desapareciera ningún tipo de libro, ya que todos somos individuos y tenemos necesidades y preferencias muy específicas, preferencias que llevamos grabadas en todos los planos del cerebro, en redes y configuraciones nerviosas individuales que crean una relación profundamente personal entre autor y lector.


Este artículo fue publicado originalmente en The New Yorker (2013),  y traducido por Joaquin Ibarburu, quien lo publicó el 7 de enero 2013 en la revista Eñe, del diario argentino Clarín.


(1) Oliver Sacks es un escritor y neurólogo inglés. Profesor de neurologia clinica en la Escuela de Medicina Albert Einstein y profesor adjunto de neurología en la Universidad de Nueva York. Escribió, entre otros, “Despertares” y “Musicofilia”.

 

Categorías
Cápsulas Lectoras Novedades

Créalo o no: los libros crecen en los árboles

cc: inhabit
cc: inhabit.com

En Berlín (Alemania) en plena calle Prenzlauer Berg se levantó este hermoso bosque, para solaz de los amantes de la lectura. El proyecto, titulado «Un Bosque de Libros» fue desarrollado por  BauFachFrau, como una iniciativa reconocida por los programas oficiales de la UNESCO «Educación para desarrollo sustentable». La idea era apropiarse del espacio urbano para instalar estos «dispensadores» para que la gente intercambie sus libros ya leídos, por otros de su interés. Algo así como un trueque de libros, pero sin ver ni conocer a la persona de quien se recibe el libro, ni tampoco a la siguiente que será su dueña. Este sistema se llama Bookcrossing y funciona en todo el mundo desde hace años. La versión chilena se llama «Libro Libre» y funciona bastante bien, con muchos puntos de liberación de libros en Santiago y regiones.

Los Berlineses quisieron innovar en el modo como se dejaban los libros, e idearon esta suerte de biblioteca-árbol que, además de ser muy original y llamativa, es ecológica al usar los troncos de árboles caídos, en vez de plástico, madera procesada u otro material.

Una tapa de plástico protege los libros
Una tapa de plástico protege los libros

Alemania es el segundo país que lleva la delantera en préstamos de bookcrossing (Estados Unidos ocupa el primer lugar) por lo que no es de extrañar que en las distintas ciudades ocupen diversos modos para llamar la atención de los usuarios. La forma como opera este bosque de libros requiere bastante preparación. Naturalmente se pensaría que los libros pueden quedar amarrados o colgando de las ramas, o bien acomodados en los espacios naturales  de los árboles. Pero al ir leyendo la forma como se fabrican estos puntos deliberación, me doy cuenta que se requiere bastante trabajo y reparación. se juntan 4 ó 5 árboles, en cada uno de los cuales hay  una columna con orificios de un tamaño considerable, para ir dejando los libros. Estos orificios cumplen el rol de las clásicas bandejas de las estanterías. Y, para completar el sistema tienen tapas de plástico lo cual protege los libros de las inclemencias del clima. Sin duda los vecinos del barrio, quienes han sido los usuarios más activos, son los más contentos.

 

Categorías
Columnas y artículos

Mis firmes propósitos de lectura para el 2013

Las listas de cosas por hacer/cumplir son una herramienta muy útil para organizar el tiempo
La lista de cosas por hacer/cumplir es una estrategia muy útil para organizar el tiempo


Siempre me ha gustado hacer listas, desde chica. Atesoraba libretas y lápices lindos con el sólo objetivo de usarlos para escribir un millón de cosas que hacer, música que escuchar, libros que leer. En fin… la lista de mis listas era contundente y apasionante.

Actualmente sigo siendo aficionada al arte de hacer listas. Y naturalmente las de fin de año no son la excepción. Mis propósitos para el futuro que se avecina son un ritual que cumplo sagradamente. Pero, cada vez hay menos tiempo, por eso los últimos años me he limitado sólo a las clásicas del año nuevo, consignando lo que anhelo que pase o lo que me gustaría hacer (clásico de una neurótica, lo admito). Sin embargo este año quise volver a otros temas y para ello escogí mis propósitos de lectura para el 2013.

La decisión no es trivial: la lectura acompaña mi desarrollo en todo sentido. Hay épocas en que he leído sólo material técnico y bibliografías de estudio, en otras -cuando era adolescente- muchos clásicos y literatura preferentemente Europea. Ahora me han bajado muchas ansias por leer literatura escandinava, con tramas truculentas y trágicas que me dejan en un estado de desasosiego total.

Lo que leo tiene que ver con mi devenir, así que este 2013 tengo el firme propósito de leer algunas grandes maravillas con las que me he topado gracias a mi trabajo como bibliotecaria, mis conversaciones con amigos, algunos artículos y programas de TV que me han dejado inquietudes literarias (al respecto recomiendo ver el espacio literario de Roka Valvuena en el programa Super Late de Canal 13 cable).

Nada mejor que sumergirse en un libro
Nada mejor que sumergirse en un libro

Sin más preámbulo, les dejo mi lista en orden alfabético, por título(1):

Y, la literatura técnica no puede faltar:

 

El momento de seleccionar la próxima lectura en la estantería es muy entretenido
El momento de seleccionar la próxima lectura en la estantería es muy entretenido

Sean o no libros doctos, valiosos, clásicos, originales, y todas los adjetivos que se les ocurran, tengo muchas ganas de leerlos. Leer es un placer en el que no me limito en lo más mínimo, y si cae en mis manos algo que se podría tildar como «fácil» o «vano», lo leo igual. El requisito para escoger «Qué leer» es que el texto -por su trama, portada, critica, reseña, etc.- me cause intriga, curiosidad, una sensación difícil de explicar. Eso me pasa desde pequeña -y más tarde de adolescente-, cuando recorría con mis dedos los lomos de los libros en los anaqueles de las Bibliotecas (públicas, escolares, y una que recuerdo muy bien que estaba en la casa de Carola, una amiga de la infancia). Quizás esa fue la biblioteca que me marcó más profundamente, así como el acervo literario de la Biblioteca Santiago Severín (en Valparaíso). Revisando los lomos de los libros e inclinando la cabeza hacia el lado en que estuviese el título, esperaba llegar al libro que me provocaba ese «no se qué» que me hacía escogerlo para mi próxima lectura.

Dejando los recuerdos de lado, ya tendré la oportunidad de comentarles al finalizar el 2013 si cumplí mis propósitos. Puede que no alcance a leerlos todos (la lista es ambiciosa) o quizás se agreguen otros que me tienten más. El caso es que me preció interesante que, este último día del año 2012 compartiera con ustedes esta lista. Si se animan pueden comentar algunos de los libros que planean leer, o sugerirme alguno para agregar a la lista.

¡Felices Lecturas para este 2013!


(1) He procurado hacer referencia a sitios web que hablen de la trama de los libros, usando fuentes fiables, interesantes y sin fines comerciales. En los casos en que no he encontrado esas fuentes, he tenido que recurrir a las de la editorial, que indica precio y otros datos. Sin embargo, claramente mi idea no es hacer promoción de determinadas casas editoras.